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arzón frasi di esempio
arzón
1. Y dijo esto yéndose con espada en mano contra Güicho Panza, afirmándose en los estribos y calándose el morrión, ya que la bacía la cargaba colgando del arzón delantero de la silla, esperando reparación general por los daños que le hicieran los galeotes, que se la habían dejado toda estamborada
2. Y, llegándose a él, puso la una mano en el arzón delantero y la otra en elotro, de modo que
3. colgando del arzón de lasilla, por sí o por no; y es tan devota mía y quiérola tanto, que
4. caballo, no vayas echando el cuerposobre el arzón postrero, ni lleves las piernas tiesas y tiradas y
5. críticas circunstancias: llevaba dospistolas de arzón en los
6. cuerda formando rolloen el arzón de la silla
7. Se hallaron dos pistolas de arzón que, muy cargadas, habían de levantarmucho y enviar la bala
8. luengas plumas blancas, que sosteníasobre el arzón uno de los escuderos de su escolta
9. espadón de caballería y un par depistolas de arzón al cinto, y a Frantz Materne, al
10. Luego montaba en el arzón de sucaballo
11. Abriendo Barbacana el cajón de su pupitre, sacaba de él dos enormespistolas de arzón,
12. Y esto dijo afirmándose en los estribos y calándose el morrión; porque la bacía de barbero, que a su cuenta era el yelmo de Mambrino, llevaba colgado del arzón delantero, hasta adobarla del mal tratamiento que la hicieron los galeotes
13. No quitó la silla a Rocinante, por ser expreso mandamiento de su señor que, en el tiempo que anduviesen en campaña, o no durmiesen debajo de techado, no desaliñase a Rocinante: antigua usanza establecida y guardada de los andantes caballeros, quitar el freno y colgarle del arzón de la silla; pero, ¿quitar la silla al caballo?, ¡guarda!; y así lo hizo Sancho, y le dio la misma libertad que al rucio, cuya amistad dél y de Rocinante fue tan única y tan trabada, que hay fama, por tradición de padres a hijos, que el autor desta verdadera historia hizo particulares capítulos della; mas que, por guardar la decencia y decoro que a tan heroica historia se debe, no los puso en ella, puesto que algunas veces se descuida deste su prosupuesto, y escribe que, así como las dos bestias se juntaban, acudían a rascarse el uno al otro, y que, después de cansados y satisfechos, cruzaba Rocinante el pescuezo sobre el cuello del rucio (que le sobraba de la otra parte más de media vara), y, mirando los dos atentamente al suelo, se solían estar de aquella manera tres días; a lo menos, todo el tiempo que les dejaban, o no les compelía la hambre a buscar sustento
14. El hidalgo se inclinó sobre el arzón de su montura para mejor ver; primeramente se puso serio, luego sonrió y entonces, descabalgando, lo acompañó dentro de la casa y lo condujo a las dependencias de la servidumbre, donde le dieron de comer y vestir y allí se quedó unas semanas
15. El caso fue que atravesándolo en el arzón de su caballo, pues estaba con un pie aquí y otro allá, lo dejó en la puerta de dicho convento, en medio de la noche, tras tocar la campana para que alguien se hiciera cargo de él y cuidar, desde un escondrijo, que el hombre fuera recogido; Marcelo iba a su avío y no le convenía dar explicaciones sobre el suceso que le pudieran acarrear problemas o retrasos
16. Partieron los cuatro cómplices, montados y pertrechados los tres para el camino, llevando Lorenzo sujeta al arzón de la silla de su cabalgadura a Afrodita cargada con el ligero equipaje de los tres viajeros; tras cinco años de vagar por el mundo, regresaba a su cuadra en Benavente
17. Allí quedó Simón con las alforjas y la bolsa que siempre llevaba sujeta al arzón de su silla y fuese Domingo a buscar acomodo para las cabalgaduras a una dirección que le suministró el posadero y que se hallaba en los límites de la plaza del Pozo Seco, en la periferia de la judería
18. Partió Simón al poco, sin despedirse, pues el resto descansaba tras los hechos acaecidos aquella atribulada noche, jinete en su caballo y llevando al mulo sujeto al arzón de su silla
19. El soldado negó con la cabeza, escupió, miró a Ciri y a Triss, que estaba encogida sobre el arzón
20. inclinan todas las caras por encima del arzón
21. ¡Qué bien estaba luchando sobre su exornado arzón
22. y las caras inclinando por encima del arzón,
23. Pero en cuanto los musulmanes vieron caer a Scharkán con la cara contra el arzón de la silla, acudieron a socorrerle, y los primeros que llegaron hasta él fueron
24. Los dos oficiales saltaban al arzón
25. Más tranquila, soltó las riendas de Trasto y las sujetó al arzón de la silla, del que pendían, doblados, los estribos
26. Javier introdujo la punta de la bota izquierda en el estribo, se sujetó al arzón con la mano y se izó con un impulso
27. El sargento Carmona, igualmente receloso, cerraba la marcha, ojo avizor, con el dedo en el gatillo del fusil ametrallador atravesado sobre el arzón
28. Chris alargó el brazo, pero apenas llegaba al arzón, un rectángulo de madera tallada en la parte delantera de la silla
29. En esta ocasión Chris consiguió sujetarla el tiempo suficiente para apoyarla en una muesca del arzón, de manera que quedó cruzada sobre el lomo del caballo, apuntando hacia adelante pero torcida a la izquierda
30. Y esto dijo afirmándose en los estribos y calándose el morrión; porque la bacía de barbero, que a su cuenta era el yelmo de Mambrino, llevaba colgada del arzón delantero hasta adobarla del mal tratamiento que la hicieron los galeotes
31. Por un terrible segundo temió que le pellizcara aquel punto tan sensible que a veces la obligaba a contener la respiración cuando se lo rozaba con el arzón de la silla de montar mientras cabalgaba, pero en vez de ello los dedos se lo acariciaron
32. Látigo consiguió sujetarse al arzón, pero los cascos posteriores del animal resbalaron lateralmente sobre las piedras y cayó
33. Látigo soltó el arzón y se arrojó al suelo, consciente de que el sonido que había estado penetrando en sus oídos se había vuelto de repente diez veces más fuerte y de que su zumbido era lo bastante intenso como para que los globos oculares le pulsaran en las cuencas, como para que los cojones experimentaran un desagradable hormigueo y como para obligarlo a apartar a un lado el mantra que con tanta insistencia le había martilleado la cabeza
34. La radio del pomo del arzón estaba emitiendo su llamada personal de emergencia
35. de sangre, y el arzón de la silla por
36. la lanza apoyada ante el arzón, en el
37. Allí la tierra clara del suelo permitía distinguir mejor el camino; de modo que puso una de las pistolas que llevaba al cinto en la funda del arzón delantero, se abrigó más con la capa, arrimó espuelas y puso el caballo a un trotecillo suelto, para verse lo antes posible lejos de aquellos parajes
38. Luego hizo lo mismo con la del arzón
39. El jarocho se doblaba sobre el arzón, sosegando al caballo con palmadas en el cuello
40. El capitán Saint-Didier sacó de la funda de arzón un frasco de licor, lo abrió y puso el gollete entre los dientes del herido voluntario:
41. Arzón delantero de la silla de montar
42. de arción1 y arzón)
43. Cada una de las dos cajas de cuero que suelen llevarse en el arzón de la silla de montar
44. El gran alazán caracoleó cuando Rand ató las alforjas y el hatillo detrás de la silla de elevado arzón trasero
45. Yacía débilmente sobre el arzón de la silla, con las mejillas anegadas de lágrimas, sollozando sobre la crin de Bela
46. Santos se dio cuenta de que se le había olvidado aquella precaución y rápidamente desarmó los tientos que sujetaban el rollo de la suya al arzón de su montura, y abrió el lazo, buscando el claro de la punta de mata que indicara Pajarote
47. Se quitó el casco y lo enganchó en el arzón
48. Por un terrible segundo temió que le pellizcara aquel punto tan sensible que a veces la obligaba a contener la respiración cuando se lo rozaba con el arzón de la silla de montar mientras cabalgaba, pero en vez de ello los dedos se lo acariciaron… y después se lo comprimieron… y ella se horrorizó al sentir que en su vientre se encendía un calor en modo alguno desagradable
49. Latigo consiguió sujetarse al arzón, pero los cascos posteriores del animal resbalaron lateralmente sobre las piedras y cayó
50. Latigo soltó el arzón y se arrojó al suelo, consciente de que el sonido que había estado penetrando en sus oídos se había vuelto de repente diez veces más fuerte y de que su zumbido era lo bastante intenso como para que los globos oculares le pulsaran en las cuencas, como para que los cojones experimentaran un desagradable hormigueo y como para obligarlo a apartar a un lado el mantra que con tanta insistencia le había martilleado la cabeza