1.
sólo esas raras veces que fui a la escuela sin preparación! Sin embargo, yo estaba muy querido en el aula y ver a mis buenos compañeros de vergüenza, no me esforcé sólo para sugerir que tenía que responder
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Pero en esta situación, la última sensación que puede intentar es vergüenza
3.
"Nosotros"-dice-"como te habrás dado cuenta, no tenemos vergüenza y de hecho siempre tratamos nueva amatoria posiciones, para asegurar que nuestros orgasmos más satisfactorios siempre se mantienen
4.
Nosotros en cambio, es natural y como he dicho, no encontramos la más mínima vergüenza para exteriorizar; mi amigo y su mujer de pelo rubio prefiere masoquismo y desató estos instintos al ser azotado por aquellos de nosotros siente la necesidad en lugar de la violencia
5.
la angustia y la intimidad de la vergüenza
6.
Reina, losprelados en procesion llevándola los infantes como la trugeron,llevándole las infantas (Doña Maria y Doña Leonor) la corona é lamanzana é cetro é dejáronla en la capilla dó habia salido[99] é losobispos tornaron á decir su misa, é el Rey quedó en su silla; á poco dehora tornaron los infantes, é los prelados en procesion, é trugeron á laReina ante el altar, é estuvo un poco, é llevaronla ante el Rey, queestaba en su silla, é fincó de hinojos ante él, é púsole la corona, laque la Reina de Castilla envió al Rey, que era mui fermosa é rica depiedras preciosas con aljófar mui grueso, é púsole el cetro en la manoderecha é la manzana en la izquierda, é sacó el Rey una sortija de sumano, é púsole en el su dedo de la Reina, é quísole dar paz en la boca,é queriéndola dar paz, oviérale de caer la corona al Rey de la cabeza, éeso mismo á la Reina é ovieron de tener cada uno su corona, é confermoso continente embermejados de vergüenza se ajuntaron á besar, é lasgentes mucho mirando, porque era cirimonia natural muy apacible á todosde lo mirar, cuanto mas á los catalanes que lo han por costumbre, é grandeleite en ella
7.
¡Qué hubieras ganado presenciando la suprema agonía de un infeliz! Eneste angustioso y solemne instante no has querido ennegrecer aún más misituación, con la vergüenza y el oprobio
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«Esto es una pillería, esto es una vergüenza
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Rubín estaba furioso, y sostenía queel Gobierno no tenía vergüenza si no fusilaba en el acto
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El corazón le latía fuertemente; las piernas letemblaban; cuando quiso cantar en una de las callesmás céntricas, no pudo; el dolor y la vergüenza habíanformado un nudo en su garganta
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vergüenza en muchas casas de contratación, las condicionescon que nos dan dinero
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rodillas el templo, con los brazos en cruz y como expuestaá la pública vergüenza por
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que los descuidos de las señoras quitan la vergüenza a lascriadas, las cuales, cuando ven a las
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porque es una mala vergüenza, y se loavisa quien bien la
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El Capitán estaba rojo de indignación y de vergüenza
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¡Cuálsería la vergüenza y confusión de
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sucesivoconsiderado como una vergüenza el dejar entrar a su
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el horror, tiene que desaparecer en la vergüenza y elsilencio
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triunfo, y en los de ella la vergüenza y la sumisiónde una cautiva
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experiencia quetenía en cosas de guerra, lo hizo tan bien, queechó en vergüenza á los muy
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otros sirvientes lo miraron con una combinación de respeto por su coraje y vergüenza por su
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se encuentra la vergüenza en lugar de la gloria,
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Recordaba mentalmentecon cierta vergüenza el origen de los
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Recordaba ahora con vergüenza su
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Miquis y una vergüenza de las escenas de aquel día
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Yo miraba el suelo,compartiendo la vergüenza de mis tíos; y
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Pero sería una vergüenza
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Es una vergüenza que usted pague por esas
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Mientras están con los padres, tienen vergüenza yduermen separados
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¿No es esto una vergüenza, una indignidad, y noes un bribón el
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fueran una vergüenza; y másque en su oración pensaba en que los muchachos que miraban desde
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que tal vez loestaba tocando, y comprendían que el pudor, la vergüenza, mejor dicho,exigía un
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caza en que ellos representaban un papelsecundario, les parecía una vergüenza; bostezaban y
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¿Qué es esto en comparación de las fortunas que han consumidootras? Vergüenza da
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Al amor hizo en breve lugar la vergüenza
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Medan vergüenza las palabras que acaban
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ustedes qué recato, qué decoro y qué vergüenza les haentrado a los incircuncisos de Cebre! (en
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que juntan la vergüenza con la gana de comer, yson delicados y
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vergüenza y la desesperación de su vida toda
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el susto que le habían dado los que le rodearon,y las emociones anteriores, y la vergüenza de
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contuvo, porque solía darle vergüenza que losextraños conocieran esta abdicación de sus
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teniendo vergüenza de queD
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Sintió una suerte de horror y vergüenza al verse llena de bultos y con un ombligo artificial
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Caramon agachó la cabeza, abrumado por la piedad y la vergüenza
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¡Pero, hombre, qué atrasado está usted! ¡A cuántos he visto yo, y de los más nobles, más elegantes y más ricos, hacer lo que le aconsejo a usted, y eso sin esfuerzos, sin vergüenza, sin remordimiento! ¡Pero si esto es algo que se ve todos los días! ¿Qué quiere que hagan las entretenidas de París para mantener el tren de vida que llevan, si no tuvieran tres o cuatro amantes a la vez? No hay fortuna, por considerable que sea, capaz de sufragar por sí sola los gastos de una mujer como Marguerite
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En mi mente se hizo al punto un chusco contraste entre tal lectura y cierta famosa novela moderna que estaba en las manos de Mouche, y que yo había dejado en el tercer capítulo, agobiado por una especie de vergüenza triste ante su caudal de obscenidad
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Las canciones ribereñas cantaban, en décimas de romance, la trágica historia de una esposa violada y muerta de vergüenza, y la fidelidad de la zamba que durante diez años esperó el regreso de un marido a quien todos daban por comido de hormigas en lo más remoto de la selva
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Ése fue el humus omnívoro en que nació y creció el 23 de febrero, y la torpeza de Suárez para manejar el arranque del Estado de las Autonomías alimentó su voracidad como no lo hizo acaso ninguna de las no gobernaba para unos pocos, sino para todos; al fin y al cabo, pensaría, también necesitaba a la izquierda para gobernar; al fin y al cabo, pensaría, en el fondo él era un socialdemócrata, casi un socialista; al fin y al cabo, pensaría, él ya no era un falangista pero lo había sido y el falangismo y la izquierda compartían la misma retórica anticapitalista, la misma preocupación social, el mismo desprecio por los potentados; al fin y al cabo, pensaría, él era cualquier cosa menos un potentado, él era un chusquero de la política y de la vida, él conocía el desamparo de las calles y las pensiones miserables y los sueldos de hambre y de ninguna manera iba a aceptar que lo calificasen de político de derechas, él era de centro izquierda, cada vez más de izquierda y menos de centro aunque lo votase el centro y la derecha, él se hallaba a años luz de Fraga y sus paquidermos franquistas, ser de derechas era ser viejo de cuerpo y de espíritu, estar contra la historia y contra los oprimidos, cargar con la culpa y la vergüenza de cuarenta años de franquismo, mientras que ser progresista era lo más justo, lo más moderno y lo más audaz y él siempre -siempre: desde que mandaba su pandilla de adolescentes en Ávila y encarnaba a la perfección el ideal juvenil de la dictadura- había sido el más justo, el más moderno y el más audaz, su pasado franquista quedaba a la vez muy lejos y demasiado cerca y lo humillaba con su cercanía, él ya no era quien había sido, él era ahora no sólo el hacedor de la democracia sino su campeón, el principal baluarte de su defensa, él la había construido con sus manos y él iba a defenderla de los militares y de los terroristas, de la ultraderecha y de la ultraizquierda, de los banqueros y de los empresarios, de políticos y periodistas y aventureros, de Roma y Washington
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Dieron en ello los muchachos, que fue dar en manos y en bocas de todos los demonios del infierno, y fue cundiendo el rebuzno de en uno en otro pueblo, de manera que son conocidos los naturales del pueblo del rebuzno, como son conocidos y diferenciados los negros de los blancos; y ha llegado a tanto la desgracia desta burla, que muchas veces con mano armada y formado escuadrón han salido contra los burladores los burlados a darse la batalla, sin poderlo remediar rey ni roque, ni temor ni vergüenza
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Y dejemos esto aquí, Sancho, que si mal gobernares, tuya será la culpa, y mía la vergüenza; mas consuélome que he hecho lo que debía en aconsejarte con las veras y con la discreción a mí posible: con esto salgo de mi obligación y de mi promesa
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Nunca perdió, a decir verdad, esa falsa vergüenza; decidió sencillamente que no podía hacer nada cuando intentó tímidamente mencionar un sombrero a su abuela y ella le respondió que no tenía dinero para gastar y que, por lo demás, el pañuelo le abrigaba las orejas
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Por el momento tus hombres verdaderos están atravesando el Rin con el rabo entre las piernas y sus mujeres sienten vergüenza y se burlan de ellos
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Veía sólo en el llanto la cara horrible de la gente, y el pensar en la mía mojada por las lágrimas me llenaba de irritación y vergüenza
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—Lamento tener que admitir que a mi modo de ver en un casino también se encuentran emociones fuertes que para mi vergüenza en un lejano tiempo me atrajeron en exceso, pero entiendo el punto de vista de esas buenas gentes, por lo que debes apresurarte a tranquilizarles haciéndoles comprender que se trata de un impostor
55.
El resultado fue un Palacio de Justicia en llamas, más de cien muertos, la mayoría asesinados de un tiro en la nuca, la destrucción casi total de los archivos, y la vergüenza sobre un país sumido ya en la más espantosa de las vergüenzas
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Su madre lo consideró una vergüenza, pero también opinó que Amy había procedido muy bien
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Tampoco creo que el afán de descubrir la verdad sea motivo de vergüenza
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Muchas expresiones denotaban vergüenza
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Y cuando el camarero extendió un mantel para mí y puso el salero encima, sentí que me ponía rojo de vergüenza
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Él dejó caer la cabeza en el hombro de su hija, como si estuviera agobiado de vergüenza, y salieron juntos
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Y todavía le dio más vergüenza enterarse de que el abuelo sabía lo de las borracheras, los porros y las mujeres de la capital de provincia
62.
¡Permitiera Dios que no os hubiera visto en tal cantidad, flácidos ubres, aquí saliendo con vergüenza de entre bien puestos cendales, allí surgiendo de golpe como pelota de goma por la abertura de un pañuelo rojo, y que no os mirara estrujados por los dedos experimentadores del profesor o de la partera! En un lado el facultativo examinaba aréolas; en otro Miquis, después de rebuscar vestigios de pasadas herejías, cogía el lactoscopio y poniendo en él la preciosa sustancia de nuestra vida, miraba junto a la ventana, al trasluz, la delgadísima lámina líquida, entre cristales extendida
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Sus vastas crujías subterráneas ostentaban en fúnebre museo los aparatos de mortificación y tormento, quietos y mohosos desde largo tiempo, como si ellos mismos tuvieran vergüenza de haberse movido alguna vez
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Por el camino, el aire fresco y la vergüenza de que sus criados vieran el estado en que se hallaba, le permitieron coordinar sus ideas; pero el camino era corto, y al llegar a su casa, todos sus dolores se renovaron
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—Tendrá vergüenza de presentarse ante el público, habiendo sido el juguete de los Cavalcanti, que se le presentaron, según parece, con cartas de recomendación que eran falsas, y que hoy tienen unos cien mil francos hipotecados sobre el principado
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Encabezaron el ataque al centro, insistieron en ello, Creo que sentían vergüenza, que les avergonzaba el tipo de amistades que habían hecho en los últimos tiempos
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Su locura privada, que suponía para él una vergüenza pública
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La mayoría sale bien parada, a menos que las quemaduras afecten a los órganos vitales, pero luego necesitan apoyo psicológico profesional y de otros quemados, por eso se intenta ponerlos juntos por edades, por ejemplo, si hay varios jovencitos los juntan en la misma habitación y les ves que les da vergüenza que les venga una chiquita joven a cuidarles
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Y convertido en la imagen misma del rubor y la vergüenza recibió las felicitaciones y bromas de sus amigos, logrando escapar al fin completamente aturdido
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Pasé una gran vergüenza
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He sufrido el miedo, la vergüenza, la impotencia, los celos, la desesperación, la depresión, casi he rozado la locura y la culpabilidad
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Ya es una vergüenza que su padre no le dejara una mayor cantidad, puesto que es el único de todos que ocupa un lugar importante en el mundo
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—¡Ah! Me da vergüenza confesarlo
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Como suele suceder, una grieta en el tejido amenaza con romper toda la tela (o en convertirla en algo tejido y fabricado sencillamente por el hombre, como la vergüenza del sudario de Turín)
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Él quiso abandonarse con los ojos cerrados y la dejó hacer por un rato, hasta que lo derrotó la tristeza o la vergüenza y tuvo que apartarla
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Podía imaginar los comentarios entre sus amistades: Beatriz perdió el juicio por un muchacho, un extranjero que seguramente la explota y la despojará de todo su dinero, debería sentir vergüenza a su edad
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Golpeó la puerta sonrojado de vergüenza, porque a esa familia lo unían lazos del destino, tan fuertes como los de sangre
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También lo supo Rolf Carlé, dividido entre la gratitud por haber sido liberado de su torturador, la humillación de llevar el apellido del ejecutado y la vergüenza de no tener ánimo ni fuerza para vengarlo
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Sentía vergüenza de mostrarse en público, empezó a hundirse en la miseria y la desolación
80.
Para muchas obreras ésa constituía la única comida del día y algunas guardaban una parte para llevar a sus casas, a pesar de la vergüenza que les significaba pasar ante las supervisoras con los restos envueltos en papel
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Nos habíamos acostumbrado a nuestro aspecto de esqueletos, los harapos y la mugre, pero al comprender que inspirábamos lástima, sentimos profunda vergüenza
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Así se le pasó la juventud y entró en la madurez, resignada a que los únicos momentos de placer eran cuando salía disimuladamente con su mejor ropa, su perfume y las enaguas de mujerzuela que a Pedro Tercero cautivaban y que ella escondía, arrebolada de vergüenza, en lo más secreto de su ropero, pensando en las explicaciones que tendría que dar si alguien las descubría
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Entonces se le ocurrió que lo que se necesitaba era un hotel de citas, un sitio agradable para que las parejas clandestinas pudieran hacer el amor y donde un hombre no tuviera vergüenza de llevar a una novia por la primera vez
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La vergüenza y el oprobio se hubieran abatido sobre él, matándolo
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Entre otras cosas, fuimos con Willie a Nueva Orleans tras las huellas del célebre corsario Jean Laffitte, y alcanzamos a conocer esa exuberante ciudad antes de que el huracán Katrina la redujera a una vergüenza nacional
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Aquel calor no era más que un pálido reflejo del incendio que acababa de desatarse en mi interior, una catástrofe fulgurante, instantánea, donde el pudor atizaba a la excitación y era a su vez implacablemente alimentado por ella, para que yo pudiera escuchar el crujido de las ramas que se desgajaban de los árboles, el chisporroteo de las cortezas resinosas, el susurro de las púas en llamas, y oler el fuego, verlo avanzar por las laderas de un monte imaginario, que era yo y estaba ardiendo de una culpa inocente, que no había hecho nada para merecer, y de una vergüenza infinita que sin embargo no era capaz de apagar todos los focos, siéntese, por favor, perdóneme, no le he ofrecido nada, ¿quiere tomar un café?, y Raquel Fernández Perea, que era mucho más guapa de lo que parecía, encendiendo la última vela antes de zambullirse desnuda en el agua con su cuerpo de treinta y cinco años y su piel de melocotón, esas piernas tan bonitas y las caderas levemente más anchas de lo que parecía exigir la estrechez de su cintura, para que mí padre la rodeara con sus brazos mientras pensaba que su hijo Álvaro era un gilipollas que no tenía ni idea de lo que era horrible, ni cursi, ni hortera en este mundo
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Esa nueva sensación, la conciencia de no ser más que un pardillo, el ingenuo y fortuito espectador de una complejidad que no estaba a mi alcance, se sobrepuso a la excitación y a la culpa, a la vergüenza y al asombro, sin matizar la formidable confusión a la que todo lo que un instante antes era yo había quedado reducido sin remedio
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Si la justicia seglar me hubiera cogido en grandes delitos y me sacara en un pollino a la vergüenza no lo sintiera tanto como que me vieran en aquellos recogimientos o elevaciones que tenía
89.
[…] Cuando se ven delincuentes honrados al entrar en la prisión que saldrán de ella enteramente perdidos para el honor y la virtud, varios sentimientos de indignación, lástima y vergüenza agitan el alma
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Cuando irrumpió en su vida, tan abruptamente en el bar de la Facultad de Filosofía de la Complutense, Matilda, tan insigne, tan sin número, tan activamente enamorándole que daba casi hasta vergüenza ajena, desde entonces nunca Juan Campos se ha sentido tan convulso como ahora, nunca había sido amado: había tonteado con las chicas, y las chicas con él: aquella bobería de las semiatracciones, los semirrechazos, medioamores, tan insulso todo, tan insustancial, tan frío: cuando apareció Matilda y se coló en su vida, como dicen que se cuela un virus, la convulsión resultaba insoportable: fue insoportable desear ser deseado por Matilda Turpin, sentirse desnudado, ereccionado como un chaval de dieciséis que se corre solo y no echa luego a lavar el calzoncillo
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Segundo, porque no quería perder, con los cabellos y la vergüenza, las comodidades de su espléndida casa, su cuenta en la tienda y el almacén, la sirvienta para todo servicio, los perfumes, y el dinero guardado bajo llave en sus cajones
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Entonces, con cierta vergüenza, le he revelado a Ligorio una curiosa fobia de Francesca: le resultaba imposible usar el lavabo de un lugar en el que no hubiera estado otras veces
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Pagaban en silencio: a menudo, para evitar la vergüenza pública o, inclusive, privada, sin informar a la Policía
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Me esforcé por evitar su mirada, en cambio el profesor parecía no sentir ninguna vergüenza
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Ern quedóse abrumado de vergüenza de pensar
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Aun así, a pesar del horror y la indignación que esto provocó en el mundo, y la vergüenza que yo sentí, no habría hecho nada si el destino no me hubiera colocado el arma en la mano
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Fiamma nunca sospechó que lo que a Martín más le apartaba era la vergüenza que sentía de saber que ella conocía más que nadie, incluso más que él mismo, los pormenores de su relación con Estrella; se había enterado después, por su amante, cómo había ido a parar la caracola a manos de su mujer
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Pensó, con alguna vergüenza, que esta petición parecería muy extraña a George
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—Las risitas ahogadas que recorrieron el aula me hicieron encoger de vergüenza en mi asiento—
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Han sido causa de nuestra vergüenza nacional durante ciento cincuenta años, tratando a nuestro antiguo «Trono del Pavo Real» y al país como si fueran su feudo personal, utilizando la defensa de la India a modo de excusa