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    plácido exemples de phrases

    plácido


    1. Pensé que un paseo por la playa, recogiendo el plácido sol poniente, me haría el mayor bien


    2. Dormí el plácido sueño de la tarde bajo las parras de una


    3. Este era Plácido Estupiñá


    4. Plácido el que sube


    5. Plácido seguía el paseo de Magallanes para entrar porla brecha—antes puerta—de Sto


    6. Plácido recordó el caso de un estudiante que ganabacursos regalando canarios, y dió tres pesos


    7. Plácido entró pues y no sobre la punta de lospiés como solía hacer, sino metiendo ruido con sustacones


    8. Pero Plácido no contaba con lo que le esperaba en casa delplatero


    9. Pero al ver que Plácido hablaba en serio y leyó en susojos la tempestad que rugía en su interior, comprendióque por desgracia lo que contaba era la pura verdad


    10. Así que conoció á Plácido, sedetuvo

    11. En la platería donde se hospedaba Plácido Penitente,se comentaban tambien los acontecimientos y se discutían concierta libertad


    12. y del arroyo el plácido murmullo;


    13. Las praderas, enverdecidas con un pálido color de esmeralda, ofrecíansuavidad fonge y amable, y en los hondones del terreno alzaban losarroyos su plácido son


    14. Entre éstospodemos citar a Brindis, músico, elegante y bien criado; a Tondáprotegido del Capitán General Vives, negro joven, inteligente y bravocomo un león; a Vargas y a Dodge, ambos de Matanzas, barbero el uno,carpintero el otro, que fueron comprendidos en la supuesta conspiraciónde la gente de color en 1844 y fusilados en el paseo de Versalles de lamisma ciudad; a José de la Concepción Valdés, alias Plácido, el poetade más estro que ha visto Cuba, y que tuvo la misma desastrada suerte delos dos precedentes; a Tomás Vuelta y Flores, insigne violinista ycompositor de notables contradanzas, el cual en dicho año pereció en laEscalera, tormento a que le sometieron sus jueces para arrancarle laconfesión de complicidad en un delito cuya existencia jamás se haprobado lo suficiente; al propio Francisco de Paula Uribe, sastrehabilísimo, que por no correr la suerte del anterior, se quitó la vidacon una navaja de barbear en los momentos que le encerraban en uno delos calabozos de la ciudadela de la Cabaña; a Juan Francisco Manzano,tierno poeta que acababa de recibir la libertad, gracias a lafilantropía de algunos literatos habaneros; a José Dolores Pimienta,sastre y diestro tocador de clarinete, tan agraciado de rostro comomodesto y atildado en su persona


    15. Era más bien un ensueño plácido, en el que su


    16. Un plácido calor emergió de su estómago, secando la humedad


    17. El cieloseguía tan plácido y sereno como antes, y en


    18. que corre por la mesa adelante con plácido murmurio


    19. Es curioso —añadió el Abuelo con un tono plácido, como un viejo granjero que habla de los animales y de la tierra—, pero he aprendido después de muchos errores a desconfiar de las cosas aparentemente sencillas


    20. Suárez recibió el primer aviso de que no le aguardaba un retiro plácido apenas un año y medio después de abandonar la política, cuando en el mes de noviembre de 1992 supo que su hija Mariam tenía un cáncer de pecho y que los médicos no le daban más de tres meses de vida

    21. Y la tía Marguerite, la hermana de su madre, había muerto, la abuela lo arrastraba a casa de la tía el domingo por la tarde y él se aburría soberanamente, salvo cuando el tío Michel, que era carretero y también se aburría escuchando aquellas conversaciones en el comedor oscuro, en torno a los tazones de café negro sobre el hule de la mesa, lo llevaba al establo, que estaba muy cerca, y allí, en la semipenumbra, cuando el sol de la tarde calentaba fuera las calles, sentía ante todo el buen olor del pelo, la paja y el estiércol, escuchaba las cadenas de los ronzales raspando la artesa del pienso, los caballos volvían hacia ellos sus ojos de largas pestañas, y el tío Michel, alto, seco, con sus largos bigotes y oliendo él también a paja, lo alzaba y lo depositaba sobre uno de los caballos, que volvía, plácido, a hundirse en la artesa y a triturar la avena mientras el tío le daba algarrobas que el niño masticaba y chupaba con deleite, lleno de amistad hacia ese hombre siempre unido en su cabeza a los caballos, y los lunes de Pascua partían con él y toda la familia para celebrar la mouna en el bosque de Sidi-Ferruch, y Michel alquilaba uno de esos tranvías de caballos que hacían entonces el trayecto entre el barrio donde vivían y el centro de Argel, una especie de gran jaula con claraboya provista de bancos adosados, a la que se uncían los caballos, uno de ellos de reata, escogido por Michel en su caballeriza, y por la mañana temprano cargaban las grandes cestas de la ropa repletas de esos rústicos bollos llamados mounas y de unos pasteles ligeros y friables, las orejitas, que dos días antes de la partida todas las mujeres de la familia hacían en casa de la tía Marguerite sobre el hule cubierto de harina, donde la masa se extendía con el rodillo hasta cubrir casi todo el mantel y con una ruedecilla de boj cortaban los pasteles, que los niños llevaban en grandes bandejas para arrojarlos en barreños de aceite hirviente y alinearlos después con precaución en los cestos, de los que subía entonces el exquisito olor de vainilla que los acompañaba durante todo el recorrido hasta Sidi-Ferruch, mezclado con el olor del mar que llegaba hasta la carretera del litoral, vigorosamente tragado por los cuatro caballos sobre los cuales Michel{84} hacía restallar el látigo, que pasaba de vez en cuando a Jacques, sentado a su lado, fascinado por las cuatro grupas enormes que con gran ruido de cascabeles se contoneaban bajo sus ojos y se abrían mientras la cola se alzaba, y él veía moldearse y caer al suelo la bosta apetitosa, las herraduras centelleaban y los cencerros precipitaban sus sones cuando los caballos se engallaban


    22. Los knnn seguían fuera de la estación y cuando conectó la frecuencia auditiva el canturreo llenó nuevamente el altavoz, ahora mucho más plácido y oscilando levemente en tres tonos discordantes


    23. Era experto en barcos antiguos y rutas marinas, pero todos esos conocimientos yacían sepultados en lo profundo de su mente, sin la menor posibilidad de ser útiles en el paisaje caliente de esta región, donde el mar es un plácido acuario de aguas verdes y cristalinas, inapropiado para la navegación de los intrépidos barcos del Mar del Norte


    24. En cierta ocasión, escuchando a Plácido Domingo en el Metropolitan Opera House una matrona respetable, sentada a mi lado, emitía arrullos de paloma y se retorcía de tal manera, que otro amante del bel canto la hizo callar


    25. El único inmutable fue Plácido Domingo, quien prosiguió con su interminable do de pecho hasta que la dama en cuestión quedó plenamente satisfecha


    26. La entrevista era por la tarde y el lugar, el palacete del pronotario de Aragón, que estaba junto al convento de San Plácido


    27. Volvió a entrar en la sala del concierto en un estado de ánimo bastante menos plácido que el que tenía al salir


    28. Hoy vivimos en un mundo plácido, uniforme, y culturalmente muerto: nada nuevo en verdad ha sido creado desde la llegada de esos seres


    29. El plácido semblante de Campos se enrojeció todo por la congestión que determinaba la ira


    30. Ni con rumor, ni con miradas, turbaban el silencio plácido de la sala de estudio

    31. ? Nuevamente vio el alavés a Su Majestad al parar el coche para recibir a las muchachas que le ofrecieron ramos, y mayor fue entonces su admiración de tanta belleza, y más vivo el sentimiento plácido que invadía su alma, algo como confianza en lo futuro y retoños de esperanza


    32. Les llamaba el interior plácido de su país


    33. Era un hombre plácido y sosegado, y eso escapaba a su capacidad de comprensión, pero confiaba en el director


    34. Fueron, pues, allá, y en el plácido locutorio charlaron cuanto les dio la gana con las benditas y elegantes reclusas


    35. Todo sosegado y plácido


    36. Y ahora que la tenía allí, las piernas le flaquearon, se le disolvieron y si no cayó al suelo fue porque Dios es muy grande y porque estaba apoyado en el colchón o en lo que hiciera sus veces y se le hizo un nudo en el vientre porque no había esperado encontrarla en el abandono plácido en el que la halló, con las sábanas regadas por el piso y los velos de dormir bellamente diseminados por las zonas del cuerpo menos correspondientes a su función de cobertura y más como amuletos incitantes, envoltorios de redondeces hermosas e inesperadas de modo que a la luz de la luna quedaban al desnudo con la indolencia y el descuido gracioso de quien se sabe invisible a todo ojo humano


    37. Algo se aflojó con aquellas gestiones el dogal que me apretaba el pescuezo; respiré un poco, y por derivaciones naturales hice conocimiento con un vejete gracioso y pío, que llamaban Plácido Estupiñá, corredor de dependientes de comercio, el cual me exhortó a dejar la pluma por la vara de medir, y la literatura por la contabilidad mercantil


    38. Ello fue como un plácido regocijo lugareño, festejando la traída de aguas o la elección de un alcalde muy querido en la localidad


    39. Tan plácido y encantador


    40. Algunos se quedaron en la hierba pisoteada, reacios a abandonar ese plácido canal

    41. Una expresión de enfado cruzó las facciones de Plácido


    42. En los peldaños inferiores del escalafón administrativo, Plácido también lo era-


    43. –Pero la situación es conocida… -intentó consolarse Plácido


    44. Alguien que carecía de la paciencia y la confianza necesarias para esperar y dejar que la inercia de la que hablaba Plácido penetrase insidiosamente en la maquinaria del estado


    45. Plácido limpió cuidadosamente el borde de la copa con el de la manga


    46. -Dos, señora, dos -dijo Plácido corroborando con igual número de dedos muy estirados lo que la voz denunciaba-


    47. Plácido tenía que decirle muchas cosas, y entrecortaba su rezo para irlas desembuchando


    48. Ballester, atento a serle agradable, mandó a Encarnación por la leche, y Guillermina se despidió para retirarse en el momento en que entraba Plácido, que había subido presuroso y lleno de oficiosidad a ponerse a sus órdenes


    49. Contempló el plácido cielo y la tormenta que, a sus espaldas, desaparecía sobre el lago


    50. La bruma blanca continuaba su normal y plácido revoloteo, indiferente, pero la que estaba más cerca de su cuerpo se enroscaba en la corriente alomántica normal alrededor de sus miembros








































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    plácido in English

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