1.
Algunos de éstos, compuestos en su mayorparte para celebrar el nacimiento del Señor, como Los autos de laSibila, Casandra y el de Los cuatro tiempos, son de una graciaincomparable, natural y sencillo su estilo popular, y penetran hasta elcorazón por su unción religiosa y su infantil piedad, aunque en generalhaya todavía en ellos muy poco, que merezca la calificación dedramático
2.
—Lo primero, hijas mías—decía con unción el expositor—, es limpiar el intellectus de errores adquiridos en la infancia, de prejuicios ymuletillas; lo primero es querer entender
3.
Ha llegado la unción hace un momento y han ido poniendo sobre sus ojos,sobre sus oídos, sobre sus labios, sobre sus manos, sobre sus pies lossantos óleos
4.
análisis, sabe poner la unción del sacerdote
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Apolonio, ante la prosopopeya de Felicita, ya se halló en su elemento, yjuró con la solemnidad y unción de un pontífice
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la unción yfervor que le salía del alma atribulada
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—No, don Luis—dijo el contratista con cierta unción en
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—Aun a los Reyes—insistió el truhán con cómica unción,
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Las revelaciones de él, del Maestro, como decía con unción Hans Keller,fulguraban
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plata; y en el silencio del salón se desarrollaba supalabra con cierta unción evangélica,
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posible hacerlo,con unción en las palabras, con intachable imparcialidad en
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de la unción infantil con que contemplabalas imágenes
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Lo hubiera guardado con la misma unción
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contra toda la unción consuetudinaria de la santa
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Hablaba conun entusiasmo, con una unción, de su adorada,
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con cierta unción, entre admirado de su gloria yorgulloso de haber conocido a los que
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laciudad haciéndose lenguas de la unción con que moría el ateo, a quienahora todos concedían
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2] las cuales se combinan diversamentesegún la fuerza del viento: la unción, que es la más
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ordenación en la gerarquía eclesiástica y porherencia y unción o
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A los quince días hubo que confesar y dar la Unción a la Shele
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Hablaban con unción de los millones heredados
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singular maestría, conun sentimiento arrobado y una unción que
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lasgenuflexiones con tal unción, delicadeza y primor, que
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congran unción y parsimonia, cruzó las manos sobre el palo
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El cura acababa de confesar y se disponía aponer la unción al
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le falta en severidad y unción mística lo tiene en lujode
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porque me ha conferido la unción
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Pero su acento sonó con la más absoluta sinceridad al decir con unción:
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¡Con cuánta devoción atendía a las sonoras preces, y con cuánta fe al sermón que predicó el padre Vargas, y en el cual no faltó aquello de llamarle Trajano y Constantino, y de elogiar sus sabios dictamentos para dirigir sabiamente la nave del Estado! ¡Con cuánta unción y evangélica mansedumbre besó las reliquias que el padre Ximénez de Azofra le presentara, y dijo después las oraciones finales para implorar de Su Divina Majestad la gracia y el buen consejo! Todos los presentes estábamos conmovidos, y parecía [153]
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Ni mostró apego a las ideas políticas que le [74] habían dado tanto nombre, ni dio alas a su espíritu con la unción religiosa, sino que se abatía más y más a cada instante, apareciendo quieto sin estoicismo, humilde su resignación
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Esto decía con unción la monja que tanto se entusiasmaba con batallas y guerras
32.
Empuñó el hombre su bastón, y pasada revista a las tropas con una felicísima mezcolanza de unción y marcialidad, largó su correspondiente proclama, poniendo a Maroto a los pies de los caballos, y procurando levantar el decaído espíritu de aquellos pueblos infelices, honrados, inocentes, que habían hecho por la realeza de Carlos Isidro el sacrificio de su sangre y su hacienda
33.
Sólo había visto a sir Jorge dos veces, en ciertas reuniones de Tynecastle, muchos años atrás, pero hablaba de él con reverencia y unción
34.
Desde el principio, Samuel había tenido las manos en el timón del estado, porque en el momento mismo de la unción de Saúl, nos enteramos por primera vez de que existían legiones de profetas
35.
Incluso dejando aparte el episodio de la unción, hay que recordar que un general popular siempre es peligroso para un rey
36.
La piedra de la unción
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Se llama piedra de la unción porque allí mismo lo ungieron de aceite, de acuerdo con la costumbre judía (los sindonólogos rechazan tal posibilidad dado que habría borrado las marcas de la tortura de su hombre de la Sábana)
38.
No temo a la muerte, y cuando viene sin dolor es una última f unción que no es desagradable"
39.
–Hogar -trinó con unción
40.
Estaba a punto de asistir a la escena de la unción
41.
-Lo primero, hijas mías -decía con unción el expositor-, es limpiar el intellectus de errores adquiridos en la infancia, de prejuicios y muletillas; lo primero es querer entender
42.
Estoy recibiendo en esta capilla, se me ocurre, el último sacramento: esta unción sin duda extrema
43.
—A cambio de su respaldo espiritual, los soberanos otorgaron privilegios políticos a los obispos, eximieron al clero de las pesadas cargas que soportaba el pueblo, ya diezmado por la peste o las hambrunas, y le otorgaron facultades para juzgar las causas de los pobres, sometiéndose a una unción sagrada comprada a golpe de beneficios
44.
Su destino era el de un gran soldado llamado a reconquistar la tierra de los cristianos, para lo cual necesitaba ser un vicario de Dios, recibir la unción sagrada de manos de un miembro del clero, tal y como hicieran en Toledo los monarcas godos cuyo proceder se empeñaba en emular
45.
Una fuente del siglo xv citada por Harner relata la unción tanto del palo como del cuerpo —«Untan un bastón y montan sobre él o se untan bajo los brazos y en otros lugares vellosos»
46.
–Todos los mensajeros del Guardián son sagrados -dijo Ilihiak con unción
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—Con esta santa unción
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Las cosas de la iglesia no se rompen -declaró el niño con cierta unción
49.
Lentamente, con unción, con un ademán casi acariciador, tocó por fin la puerta, la empujó, como aquella mañana el pastor de Taiarapu había empujado la puerta de su templo
50.
–Bien, ¿y en qué puedo servirle a usted? – dijo solícitamente Maynard, y con el grado de unción necesario para que la pregunta resultara ofensiva
51.
¡En este edicto no se habla de supuestos de necesidad, como la ausencia, el impedimento o el retraso del párroco, en cuyo caso cualquier cura puede administrar la Sagrada Unción!
52.
Hombres, mujeres y niños se persignaban con sincera unción al paso de la imagen
53.
Mientras duró la agonía del pontífice, el cardenal penitenciario invocó la intercesión de los ángeles y los santos y le administró la unción de los enfermos
54.
Dijo, y calló, sumido en grave unción y suave
55.
«Bienaventurados -dijo con unción evangélica Su Ilustrísima-, los ricos que saben emplear cristianamente sus caudales, en provecho de las clases menesterosas
56.
El candidato con menor puntuación recibe la unción y el cuchillo, mientras que el dios que mejor oculta su identidad es juzgado como el del Misterio Inefable
57.
Mientras se dirigía hacia el trencito no podía dejar (sólo por costumbre de entendido, ya que ahora tenía un sentimiento que lo hacía casto o por lo menos, fiel la mayor parte del tiempo) de echar una mirada furtiva y a la vez inquisitiva y timorata sobre los mozos de cordel, los militares, los jóvenes en traje de tenis, después de lo cual bajaba los párpados sobre sus ojos casi cerrados con la unción de un eclesiástico que rezara el rosario o con la reserva de una esposa consagrada a su único amor o de una muchacha bien educada
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–Lo es, Sire-respondió Larrey con unción
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Ésos son asuntos de Corte, y si bien somos príncipe por el protocolo, somos todavía sacerdote y pastor por la unción y la imposición de las manos
60.
El condenado a muerte no mira al Crucifijo con más esperanza, con más unción, con más gratitud que miró él a la persona que palabras tan cristianas decía
61.
Faraón, situado bajo la protección de una hilera de cobras, recibía la unción de Thot y Horus, que sujetaban por encima de su cabeza dos vasijas de las que surgían cruces ansadas, símbolo de una vida inalterable
62.
–El propio Ramsés celebrará la unción del matrimonio -anunció-; buen viaje, futura reina de Egipto
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Todos ellos hablaban, en horas llenas de unción, de una comunidad de la cultura europea
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Desdicha grande fue la de nacer en la católica España a lo largo de siglos de persecución implacable! Ojalá nuestras madres nos hubieran cagado a mil leguas de ella, en tierras otomanas o de negros bozales! Allí hubiéramos crecido libres y lozanos, sin que nadie se metiera en nuestras vidas ni nos aterrorizara con castigos y amenazas! Cuántas veces vimos desfilar enjauladas a nuestras hermanas camino del quemadero! Cualquier gesto o descuido podían delatarnos y conducirnos a las mazmorras del Santo Oficio, debíamos obrar con sigilo, temblábamos de gozo y terror entre las piernas de quienes ofrecían lo suyo a la voracidad enloquecida de nuestros labios, quizás alguien nos había espiado e iría a denunciarnos, qué desgracia nos acechaba tras los breves instantes de fervor y de dicha? Nos sabíamos condenadas y la certeza de nuestra fugacidad nos empujaba a afrontar temerariamente el peligro, el Archimandrita en el que reencarnó Fray Bugeo nos protegió a la sombra de su convento, aquí no encontraréis mujeres sino hombres que huyen de ellas, componen fratrías y visten faldas, los que no corren tras las mozas de la cantina ni solicitan a las devotas en el confesionario se encargarán de vosotras y aliviarán vuestras ansias, éste es el único puerto seguro en nuestros tiempos de iniquidad y miseria, disfrazaos de monaguillos o monjes, vivid entre falsos castrati, fingid gran devoción a Nuestra Señora y afinad el canto en la iglesia, no puedo ofreceros más, extremad la prudencia, cien mil ojos y oídos fiscalizan nuestros actos, registran dichos y movimientos, graban el menor suspiro, ni el KGB ni la CIA han inventado nada, el Gran Inquisidor de estos reinos vela por su quietud y de todo tiene constancia, no confiéis en ningún amante ni amigo, sometidos a tormento podrían traicionaros, acampamos en un universo de fieras, quien no devora acaba por ser devorado a fuerza de envilecernos asumíamos el reto, invocábamos al demonio y sus obras de carne, celebrábamos aquelarres y coyundas bestiales, nos hacíamos encular junto a los altares por los matones más brutos del hampa, escupíamos su espesa lechada en los cálices, la consagrábamos y consumíamos con la misma unción de los Divinos Misterios las obleas eran nuestros preservativos! el odio y aversión del vulgo a las de nuestra especie nos servía de estímulo, instigaba a trastocar sus sacrosantos principios, convertía la abyección en delicia exaltada sangre, esperma, mierda, esputos, meadas, cubrían las ricas alfombras de la iglesia ante la mirada vacía de sus Vírgenes y santos de palo inventábamos ritos y ceremonias bárbaros, coronábamos con flores a los sementales más alanceadores, los proclamábamos Vicarios de Cristo en la Tierra, exprimíamos hasta la última gota del sagrado licor de sus vergas en noches inolvidables que evocábamos con místico rapto mientras prendían fuego a las piras y nos reducían a materia de hoguera entonces bendecíamos la crudeza del destino y la gloria de nuestra audacia, nadie nos puede arrebatar una furia y ardor que se renuevan en el decurso de los siglos, muertas hoy y renacidas mañana, sujetas a la gravitación de una absorbente vorágine, éramos, somos, las Santas Mariconas del Señor listas para todos los desafíos y asechanzas, las devotas del Niño de las Bolas y su Vara de Nardo, hemos sufrido mil muertes y no nos amedrantan los zarpazos del monstruo de las dos sílabas, descendíamos a las simas del Pozo de la Mina y nos dejábamos azotar por verdugos encapuchados, eran inquisidores?, gerifaltes nazis? Incubos revestidos de la parafernalia de las sex-shops neoyorquinas?, los zurriagazos restallaban en nuestras espaldas, nos revolcábamos con beatitud inmunda en los charcos de orina, allí no cabían sonrisas ni humor, sólo gravedad litúrgica, preceptiva de enardecida pasión, misterios de gozo y dolor, crudo afán de martirio, usted mismo nos vio, con cautela o cobardía de mirón, en la época de sus cursos en la universidad vecina, trabados en piña en el cerco de premuras y ahíncos, hasta el día en que topó con un denso e inquietante silencio y de escalera en escalera, túnel en túnel, aposento en aposento, asistió al espectáculo de la gehena, no ya de los mares de luz oscuridad fuego agua nieve y hielo, sino el de cadáveres y cadáveres maniatados, con grillos en los pies y collarines claveteados en el cuello, sujetos entre sí con cadenas, colgados de garfios de carnicero, inmovilizados para siempre en sus éxtasis por el índice conminatorio del pajarraco, debemos recordárselo? usted nos dejó allí, en aquel despiadado abismo, pero nosotras transmigramos y reaparecimos en el círculo de amigas del Archimandrita, de su odiado e inseparable pére de Trennes fuimos las gasolinas de mayo del 68 y desfilamos por los bulevares con nuestros perifollos del Folies Bergére y cabelleras llameantes, abrazamos con efusión todas las causas extremas y radicales, seguimos a Genet y sus Panteras Negras de Chicago o Seattle, coreamos con kurdos, beréberes y canacos consignas revolucionarias e independentistas, rechazamos las tentativas de normalización de nuestro movimiento y su inserción insidiosa en guetos, abjuramos solemnemente de cualquier principio o regla de respetabilidad nauseabunda somos, escúchenos bien, las Santas Mariconas, Hermanas del Perpetuo Socorro, Hijas de la Mala Leche y de Todas las Sangres Mezcladas y lo seremos hasta el fin de los tiempos mientras perdure la llamada especie humana o, mejor dicho, inhumana, ¿no cree? ya sé qué pregunta quiere hacerme, a mí, el fámulo importado de las remotas islas, sobre mi insulso traje de oblato, la adivino en el temblor impaciente de sus labios y la malicia abrigada en sus pupilas, y le responderé antes de que nos despidamos y le dejemos a solas con su asendereado libro por provocación, mi querido San Juan de Barbes! para dar una última vuelta al rizo y cumplir con el papel de garbanzo blanco en mi universo de garbanzos negrísimos!, voy con mi compañera al baile de máscaras animado por la Orquesta Nacional de su barrio, allí arderemos todas las gasolinas y corearemos nuestra consigna, derriére notre cul, la plage, y acabada la fiesta y con la aprobación expresa del bendito arzobispo de Viena y del cardenal romano que, según Millenari, hizo voto perpetuo de homosexualidad, celebraremos una clamorosa sentada frente a la Prelatura Apostólica con nuestros abanicos, penachos, plumas, lentejuelas, collares, minifaldas, tetas de goma, pichas gigantes, para exigir la canonización inmediata de Monseñor en razón de su vida y escritos cuajados de testimonios de santidad irrefutable si quiere acompañarnos, le reservaremos un billete de avión!
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Si Patta hubiera estado enamorado de la mujer más encantadora del mundo, no hubiera pronunciado su nombre con más unción de la que puso en esta última palabra
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Y, al decirlo, levantó el dedo con una unción especial que recomendaba discreción y que, al mismo tiempo, pretendía tranquilizar
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Este pueblo es el mismo que asiste silencioso, grave, estirado a los paseos de solemnidad, y compungido, cabizbajo, lleno de unción (de El Lábaro), a los sermones, a las novenas, a los oficios de Semana Santa y hasta al miserere
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Cuando terminó aquel primer curso de meditación al que acudí, el entusiasmo y la fe se leían en todas las miradas, y yo sentí que la unción de Heidi corría a lo largo de la sala a modo de una influencia magnética, como si entre los que habíamos acudido fluyera una corriente que ella generaba
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Descubrió que todas hablaban del mismo acontecimiento: la unción de los pies de Jesús
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Juan era explícito: la unción sucedió en Betania en la casa de Lázaro, María y Marta
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Fue María la que hizo la unción
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Me quedé parado, acongojado por el ritmo litúrgico que fluía solo, sin oficiante, de la pálida y laboriosa unción de las luces, solitarias al fondo de la nave a oscuras, modestas pero sólidas y orgánicas en su proposición ascendente velando al santo titular