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canapé примеры предложений
canapé
1. recostado en un canapé
2. Juan Montiño, á una indicación de Dorotea, que se habíasentado en el canapé, se
3. Él fumaba, sentado en un rincóndel canapé; ella estaba sentada
4. Sentose entre las dos Cervantes en el canapé; procuró apagar
5. luego fue asentarse en el canapé
6. echadanegligentemente en un canapé, la oía comentar y circular por el salón, ypasada
7. ovalado, y un antiguo canapé dedelgadas patas, completaban la
8. De tiempoen tiempo solamente, se elevaba del canapé
9. whist, se quedaron en el canapé tan aislados comopudieran
10. ellos había un canapé, varias sillas y otrosmuebles
11. Echada en un gran canapé, con el vestido desabrochado, tenía una mano sobre el rorazón y dejaba colgar la otra
12. Y, quitándose el abrigo y el sombrero, los arrojó sobre el canapé y empezó a desabrocharse bruscamente el corpiño de su vestido, pues, por una de eras reacciones tan frecuentes en su enfermedad, la sangre se le agolpaba del corazón a la cabeza y la ahogaba
13. La habitación estaba llena de muebles, consistentes en un canapé casi tan grande como una cama, un sillón, dos sillas más pequeñas, una mesa, una librería con libros y una alfombra en el suelo
14. El se levantó de su canapé en el amplio comedor para recibir a la novia de su nieto con los brazos abiertos
15. Había puesto la rodilla en el canapé, y su cuerpo gravitaba con dulce pesadumbre sobre el pecho y los hombros de Monsalud
16. Se incorporó en el canapé donde yacía, tocó la pared cercana, midió con la vista las distancias, y a medida que se aclaraba su entendimiento, [39] más grande era su confusión
17. Me senté en un canapé azul celeste
18. Condúcenle cerca de Salomar, a un salón isabelino, blanco y dorado, con canapé y sillones tapizados de amarillo, cortinones haciendo juego
19. Se encogió de hombros y tomó otro canapé
20. Ella se sentó en el canapé, a punto de echarse a llorar
21. Después de la oficina se Iba directamente a casa, permanecía en su habitación sin encender la luz, sentado en el canapé o simplemente se limitaba a observar el recibidor
22. Usualmente permanecía tendido en el canapé de su despacho no podía abandonar su despacho sin tener que recuperarse después una hora en el canapé y se dedicaba a encadenar en su mente observación tras observación
23. «También se lo he leído a ella (Felice), las frases irrumpían repugnantes y confusas, ninguna conexión con la oyente, que yacía en el canapé con los ojos cerrados y muda
24. Pero si siempre estás deseando a alguien para tu servicio dijo Delamarche arrodillándose, pues en el canapé, con ser muy ancho, no quedaba el menor lugar junto a Brunelda
25. ¡Y en cambio estaba buscando la llave! La buscó en todos los cajones accesibles, revolvió las cosas sobre la mesa, en la cual había dispersos varios objetos de la vajilla, servilletas y el comienzo de algún bordado; fue atraído por un sillón donde se veía un montón de ropa vieja completamente enmarañada entre la cual posiblemente estaría la llave, sin que jamás se la pudiera encontrar allí, y finalmente se arrojó sobre el canapé, maloliente en verdad, a fin de palparlo en todos sus rincones y pliegues y encontrar así la llave
26. Fue buscando el canapé a lo largo de la pared y una vez que lo hubo encontrado se tendió tranquilamente sobre él, como si éste fuera su lecho acostumbrado
27. Gregorio se había apresurado a colocar la sábana aún más bajo y con más pliegues, de modo que, de verdad, tenía el aspecto de una sábana lanzada casualmente sobre el canapé
28. En una ocasión la madre había sometido la habitación de Gregorio a una gran limpieza, que había logrado solamente después de utilizar varios cubos de agua la humedad, sin embargo, también molestaba a Gregorio, que yacía extendido, amargado e inmóvil sobre el canapé, pero el castigo de la madre no se hizo esperar, porque apenas había notado la hermana por la tarde el cambio en la habitación de Gregorio, cuando, herida en lo más profundo de sus sentimientos, corrió al cuarto de estar y, a pesar de que la madre suplicaba con las manos levantadas, rompió en un mar de lágrimas, que los padres el padre se despertó sobresaltado en su silla, al principio, observaban asombrados y sin poder hacer nada, hasta que, también ellos, comenzaron a sentirse conmovidos
29. No quería dejarla salir nunca de su habitación, al menos mientras él viviese; su horrible forma le sería útil por primera vez; quería estar a la vez en todas las puertas de su habitación y tirarse a los que le atacasen; pero la hermana no debía quedarse con él por la fuerza, sino por su propia voluntad; debería sentarse junto a él sobre el canapé, inclinar el oído hacía él, y él deseaba confiarle que había tenido la firme intención de enviarla al conservatorio y que si la desgracia no se hubiese cruzado en su camino la Navidad pasada probablemente la Navidad ya había pasado se lo hubiese dicho a todos sin preocuparse de réplica alguna
30. Y fue seguido por ese hombre hasta que se echó y presionó el rostro contra el canapé
31. Su lugar favorito era la esquina de un canapé, hace tiempo que ya no lo tenemos, se encuentra en el gran salón de Brunswick, allí se sentaba y no se sabía muy bien qué ocurría dormitaba o mantenía consigo misma, como los labios parecían indicar, largas conversaciones
32. Luego, a solas ya, abrió la ventana, echóse un chal en las espaldas y se sentó en el canapé cruzando las piernas y balanceando la que le quedaba con un pie en alto
33. Los había encontrado en Hispania Ulterior y los había enviado por barco a Roma por adelantado: una mesa muy brillante tallada en mármol rojizo con patas de león, un canapé dorado cubierto por tapicería púrpura también de Tiria y dos sillas espléndidas
34. Lucio Decumio ya se encontraba allí, encaramado al canapé; tenía las piernas colgando lejos del tritón de exquisitos colores dibujado en el suelo, y la mirada fija en el rollo que sostenía entre las manos
35. Luego Julia se bajó del canapé y desapareció de la vista; César oyó cómo la niña llamaba a su abuela mientras corría hacia el despacho de Aurelia
36. No obstante, ninguna de aquellas jóvenes le preocupaba tanto a César como las dos maduras y turbias señoras que ocupaban el tercer canapé: por una parte Sempronia Tuditani, esposa de un Décimo Junio Bruto y madre de otro -extraña elección por parte de Fulvia, ya que los Sempronios Tuditani habían sido enemigos obstinados de ambos Gracos, lo mismo que lo había sido la familia de Décimo Junio Bruto Calaico, abuelo del marido de Sempronia Tuditani-; y por otra Pala, que había sido esposa del censor Filipo y del censor Publícola, y le había dado un hijo varón a cada uno de ellos
37. –Levántate y siéntate en el canapé
38. ¿A quién le hacía falta una cama, a quién un canapé, a quién una mesa, a quién una silla, quién tenía sitio para poner en su casa un escritorio?
39. Se hizo un embarazoso silencio mientras Pompeya se bajaba del canapé, se ponía los zapatos y salía de la habitación; Polixena iba detrás con su acostumbrada expresión de madera, y Doris gimoteaba y sorbía por la nariz
40. –iOh! – exclamó Pompeyo; se echó hacia atrás en el canapé y casi se cayó al suelo-
41. –¿Como fuente de información sobre los tipos insignificantes, quieres decir? – preguntó Décimo Bruto mientras se tumbaba en el canapé de enfrente
42. –¿Eh? – masculló Miles, hincando los dientes en un canapé
43. El embajador se acomodó en su canapé, con las piernas debajo del cuerpo, tal como se lo habían enseñado en los cursos de yoga
44. Magda ordenó que cambiaran los asientos a fin de que ellos pudieran estar uno junto al otro en el canapé frente al acuario
45. Apoyó la espalda en los blandos almohadones del canapé, abrió un libro y empezó a leer sus recuerdos
46. –El canapé, en el que os sentabais en las noches de invierno, cuando hacíamos bajar a los niños…
47. Tschirnhaus se levanta, estira la espalda agarrotada, da unas vueltas por la habitación y se detiene ante el óleo que hay sobre el canapé
48. Matt se derrumbó en el canapé
49. Harry Kane estaba de vuelta en la posición del Pensador sobre el canapé, mirando fijamente lejos en el espacio
50. Había sillones de brazos retorcidos y almohadillados, agrupados en torno a una mesa redonda con incrustaciones de metal, detrás de la cual había un canapé del mismo estilo cargado de almohadones de terciopelo de seda