1.
El clérigo les dice: "Id en paz,
2.
41 El prestigio del clérigo tampoco permaneció incólume
3.
Instalose el joven con no poco trabajo en la bigotera, porque lasfaldas de su futura esposa y la ropa talar del clérigo estorbaban lo queno es decible la entrada y la salida; y si el trayecto fuera más largo,el martirio de aquellas seis piernas que no sabían cómo colocarse habríasido muy grande
4.
Y el clérigo ha levantado los ojos al cielo y ha dicho:
5.
El clérigo, aturdido, se dejó caer sobre elreclinatorio, oró á los piés del Cristo ocultandola cara en las manos y despues se levantó serio y grave como sihubiese recibido de su Dios toda la energía, toda la dignidad,toda la autoridad del Juez de las conciencias
6.
todos ellos tienen metido el diablo enel cuerpo? me voy corriendo á llamar á un clérigo que le
7.
morir y lastar en el otro mundo el buen manjarque gozó en el rincón el clérigo
8.
que elprior y un clérigo; en 1392, tenía uno, además del prior
9.
¡Los medios del amor quedanen casa del clérigo!; pero el Amor mira por todos
10.
Torna á hablar el clérigo mundano
11.
la trotera, cuyo oficio es gastar zapatas, así como el clérigo porsu corona y el caballero por sus barbas
12.
Arcipreste atribuye al clérigo mundano, que quierejuntar la Fe y el miedo al infierno con tan horrendo
13.
Monja y mora cumplen con su deber,mientras el clérigo se despeña de lujuria en lujuria
14.
Tenía el mal clérigo, entre otros grandes vicios, el del robo, y aunquecometió
15.
El clérigo huyó,
16.
Muchos son los cuadros que se han perdido del clérigo Roelas, pues enSevilla
17.
los protagonistas del suceso la beatacarmelita Catalina de Jesús y el clérigo Juan de
18.
La beata y el clérigo fueron los fundadores de una congregación de alumbrados,
19.
noticia, debióse á la inventiva del clérigo Figueroa, en1558, en el cual pudo verse muy
20.
a su hijo el clérigo esta última consideración, eraya prueba de
21.
Así la voz del clérigo, engolada y espesa ymuy celebrada en la
22.
La risa persistente y las miradas del clérigo no despertaban en el jovenuna alegría
23.
El clérigo prosiguiódiciendo:
24.
un clérigo prisionero consentencia de muerte, y es sentado para ser fusilado; en Atiles
25.
clérigo, con lacalidad de heredero del hospital y sus derechos, lo
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Un clérigo de las oficinasdel arzobispado lo presentó al cardenal, quien después de
27.
El clérigo se había guardado lostalonarios
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clérigo estaba tan impregnado del ambiente de lacatedral, que en su cuerpo parecían resumirse
29.
cancelas alcerrarse, dejando paso a algún clérigo retrasado
30.
El padre Ortega no era un clérigo vulgar, al menos en la opinión de lasociedad elegante de la corte,
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desde donde habían de ver pasar laprocesión, que era la casa de un clérigo llamado don
32.
El clérigo hablaba por los seis, yhablaba tan fuerte, que los transeúntes se quedaban mirando á losbalcones
33.
El clérigo se dió un golpe en lafrente como quien recuerda una cosa
34.
—¿Quiere usted una taza de caldo?—preguntó el clérigo; y seinterrumpió antes de concluir, porque su
35.
El clérigo cogió el velón en sus robustas manos, yalumbró la escalera
36.
el clérigo con más agitación y muchaimpaciencia
37.
Viendo que el clérigo y el labrador salían en ese instante de la posada,quitose con
38.
relato del clérigo, en la venta de Cebreros, habíarenovado en su espíritu cavilaciones y
39.
Lo notable es que la acompañaba un clérigo entraje de seglar y alzacuello, el cual
40.
El clérigo se excusó diciendo que no tenía bien la garganta; pero,apremiado por el
41.
Se trajo la guitarra, y el clérigo comenzó a cantar hondo y gorgoriteadopor lo
42.
Estaba el clérigo pálido, le temblaba un poco la voz, y se movía sincesar en la mecedora en
43.
—¡Oh! ¡oh! ¡estamos mal!—había exclamado el clérigo desde la torre:conteniendo en seguida
44.
conocido y frecuentado, en los del clérigo de almíbar
45.
«el clero corrompíalas conciencias, el clérigo era como los demás, el celibatoeclesiástico era una
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agujas que acababa de hundir enlas carnes del clérigo loco
47.
Era un clérigo, uncanónigo, un prebendado
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rayos luminosos, parecía tener unaexpresión de armonía con la pasión del clérigo
49.
Cuando calló la beata volvió a la realidad el clérigo, y como unamáquina de echar bendiciones
50.
Hablaba el buen clérigo sin interrupción, y Ojeda iba
51.
disponer de un clérigo, y el muerto era católico
52.
De vuelta de la iglesia a donde había acompañado al clérigo, la madretornó a la sala y encontró todavía de rodillas a la mujer del cilicio,con la cabeza doblada sobre el pecho, absorbida en sus oraciones
53.
travieso y maleante clérigo gozaba loindecible viendo al arcipreste sofocado, abotargado, con la
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con algún clérigo; se hizo socio devarias cofradías piadosas, entre ellas de la de San
55.
uno por estar ya provisto otro clérigo en él
56.
—repuso el clérigo un tanto
57.
Miró también Ponte al clérigo, después a la
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querer ser clérigo, que nazca en su corazón de Vd
59.
La sombra del clérigo vuelve a vagar por la antesala
60.
mostraban gran originalidad ninguno de losinterlocutores, el clérigo accedió a la invitación de
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espíritudel clérigo la piadosa ilusión de que en la misma santa cueva estaba
62.
podríatenerse al tal clérigo por la persona más bondadosa y mansa del mundo,en otras parecía un
63.
Mientras Romualda sube, dejando al buen clérigo y su acompañante en lapuerta del
64.
Gracián y el otro clérigo se sentaron después de saludar a la enfermacon mucho interés
65.
Más, mucho más hubiera dicho el discreto clérigo, si en lo mejor de superorata no entrase
66.
condición, y vivió primero enLeganés, á cargo del clérigo
67.
Un clérigo de Mishakal, uno de los poquísimos varones que habían abrazado este credo, entró en el habitáculo para inspeccionar las heridas y renovar los vendajes
68.
En su día constituyó una página importante de su educación, cuando un clérigo de Paladine lo introdujo en el misterio de los dioses que habían de eclipsar la Luz
69.
Según comunicó un clérigo a Huma, a Bennett y a otros que se habían reunido, el organismo del doliente había empezado a expeler la dosis que Rennard le dio unas horas antes, lo que ponía de manifiesto la intención del sicario de administrarle la segunda sin darle opción a recuperarse
70.
–¿No podría tratarse de un clérigo?
71.
Nadie, ni siquiera el clérigo y veterano soldado Avondale, puso objeciones a tan suicida estrategia
72.
–¿Existe alguna tradición? – añadió el joven clérigo con la vista fija en el techo-
73.
Un clérigo había llegado a hora temprana al pueblo y había preguntado en la plaza por la casa de don Damián el ferrón
74.
—Cualquiera de las dos cosas —manifestó el clérigo con voz débil— será bien recibida
75.
El clérigo se encontraba de regreso en su casa
76.
Un tranquilo clérigo rural, con una abundante cabellera blanca y extraordinariamente desmemoriado
77.
abogado se llamaba Brunet, y el clérigo, aunque con las licencias retiradas y alejado de los altares, conservaba el nombre de el padre Vélez
78.
–Barnes, el herrero -dijo el clérigo, precisando-, es el hombre más robusto y fuerte en cuarenta millas a la redonda
79.
–Quiero decir esto -replicó el clérigo, y señaló un charco congelado que brillaba a la luna-
80.
Era evidente que Sand percibió que algo se escurría por debajo de la fantástica imaginación del clérigo; ya porque lo encontrara incomprensible, ya porque empezara a comprenderle
81.
Ni en la sangre -dijo el clérigo, y bajó la oscura escalera hacia el ensombrecido jardín
82.
No pudo ver nada, fuera de un diminuto objeto oscuro, empequeñecido por la distancia, que bien pudiera ser la pistola de la que había hablado el clérigo
83.
–Creo en el diablo, gracias -repuso el clérigo con un rostro inmutable-, y es bastante curioso que corra por ahí una leyenda de que el diablo era cojo
84.
Y, sentado al lado de Darnaway, antes de que el clérigo pudiera expresar su opinión, dijo:
85.
No había transcurrido aún una semana cuando la tormenta pareció arreciar de nuevo, oscureciendo el sol de vitalidad que el clérigo había predicado en vano y sumiendo al caserón otra vez en las tinieblas del destino de los Darnaway
86.
Tommy llevaba aún su disfraz de clérigo
87.
Después de todo, un clérigo es un caballero
88.
Es que, según tengo entendido, el muerto en cuestión era un anciano clérigo, ¿y quién podría tener interés en despachar de ese modo a un clérigo?
89.
No gastaré tinta tratando de explicar los líos en la Ciudad de los Reyes por aquel entonces, porque ni yo misma los entiendo, pero menciono a La Gasca porque ese clérigo con la cara picada de viruela tomó una decisión que habría de cambiar mi destino
90.
En el camino al norte el gobernador reunió a un grupo de diez selectos capitanes, a quienes aperó con armaduras, armas y caballos, valiéndose del oro de los esquilmados vecinos de Santiago, y partió con ellos a ponerse bajo las banderas del clérigo La Gasca, legítimo representante del rey en el Perú
91.
¿No ves que el suyo es un acto desinteresado, una prueba de amor y gratitud? -agregó el clérigo
92.
Mi corazón siguió dando brincos durante varios días después de la conversación con el clérigo
93.
El clérigo, venido de Madrid, simpatizaba con los alumbrados de Llerena, secta que había adquirido últimamente cierta notoriedad entre algunas congregaciones religiosas, y como sus principios le convenían se dejó seducir por ellos
94.
Era éste un hombre de cuerpo enjuto y cabeza poderosa que frisaría la cincuentena, vestía ropa de clérigo en viaje y tenía el andar nervioso y brusco del conspirador; tomó asiento y al levantar los ojos Julián Rivadeneira notó que dominaba a la concurrencia
95.
Don Manuel le confió que un clérigo buen amigo suyo, especialista en volúmenes que versasen sobre temas de la Iglesia o de órdenes religiosas y que frecuentemente le proponía cambios sobre libros cuyos temas interesaban a uno y no al otro, le había pedido a raíz de los comentarios laudatorios que sobre su persona había emitido en cantidad de ocasiones que le prestase un tiempo a Mateo para poner un poco de orden en su archivo y realizar una labor pareja a la que había llevado a cabo, con tan buen resultado, en casa de don Manuel; éste no tenía inconveniente alguno en hacerle el favor siempre y cuando Mateo no pusiera alguna objeción
96.
De manera que un par de días después de la charla mantenida, cogió parte de sus cosas y se trasladó a la casa del clérigo
97.
Había salido de San Benito un lunes de madrugada y lo hizo por la puerta del fondo del huerto montando un tordo grande y robusto que quizá fuera el mejor caballo de las cuadras del convento; no le importaba en demasía que lo vieran partir, pero prefería que su atuendo no llamara la atención pues no vestía ropaje de clérigo, sino que lo hacía con la indumentaria propia de un comerciante pudiente que saliera de sus lugares en busca de negocios con el atuendo apropiado para el camino
98.
Con todo y con ello le parecía mucho más vil la actuación de la prefecta de novicias, que con sus mentiras y calumnias le había demostrado que no era ajena a la muerte de la priora y la había vendido a la concupiscencia del mal clérigo