1.
sus manos dejaron el timón, llegó un horrible torbellino de mezclados vientos que rompió el mástil por la mitad, y la vela y la entena cayeron en el ponto a gran distancia
2.
Cuando Ulises pasa por enfrente de la isla de las Sirenas, advertido por Circe, puede defenderse de una atracción fatal haciéndose atar al mástil de la nave y tapando con la cera los oídos de sus compañeros
3.
Me mantuve, pues, reciamente asido, esperando que Caribdis devolviera el mástil y la quilla; y éstos aparecieron por fin, cumpliéndose mi deseo
4.
mástil de un barco algolpe del viento
5.
sombra que girabaalrededor del mástil como en torno de la larga
6.
mástil y elchicuelo en la proa explorando el mar
7.
como si huyese bajo los piesde los tripulantes, y el mástil crujía
8.
y bien armados se abrió paso casi hasta el mástil del barcoinglés y los marinos se
9.
mástil con su vela y metiólos mantenimientos necesarios para él,
10.
como la nave Argos hablaba por el mástil; una conciencia que
11.
El mástil de trinquete y la proa eran débiles
12.
bordón por mástil y el capuchón por vela
13.
Al punto se cortaron los cabos, y el mástil cayó al mar
14.
Estaba de pie en el castillo de proa, con la espalda recostada en el mástil, de cara a ella
15.
Siguieron a la deriva, unidos al mástil por las ataduras
16.
Estas tareas no requerirían una gran cantidad de tiempo o esfuerzo, puesto que el mástil, las perchas, el aparejo y la vela ya los tenían preparados
17.
Ya no hay ninguno que, saliendo deste bosque, entre en aquella montaña, y de allí pise una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso y alterado, y, hallando en ella y en su orilla un pequeño batel sin remos, vela, mástil ni jarcia alguna, con intrépido corazón se arroje en él, entregándose a las implacables olas del mar profundo, que ya le suben al cielo y ya le bajan al abismo; y él, puesto el pecho a la incontrastable borrasca, cuando menos se cata, se halla tres mil y más leguas distante del lugar donde se embarcó, y, saltando en tierra remota y no conocida, le suceden cosas dignas de estar escritas, no en pergaminos, sino en bronces
18.
—Por cierto, Hester, ¿tiene usted idea de lo que Tina quiso decir cuando dijo: «La paloma en el mástil»?
19.
Aferrándose a los cables del mástil tiró furiosamente
20.
La caída de aquel mástil ocasionaría también la del trinquete, pues ambos estaban unidos por los cables de maniobras corrientes, y podrían producir daños incalculables en las amuras y hasta en el cuerpo del navío
21.
del mástil al fondo de la cala, y estaba perfectamente bien
22.
Estaba serruchando el mástil de proa
23.
Oliverio dirigió sus miradas y vio un pequeño globo de fuego, de las dimensiones de una naranja grande, flotar por encima del mástil proyectando en derredor una luz azulada
24.
Oliverio, Eduardo y algunos marineros, envalentonados por su ejemplo, corrieron en su ayuda, mientras otros atacaban el mástil del trinquete que parecía una gigantesca antorcha
25.
Pandú a su vez no había abandonado el mástil, dando señales de una inexplicable excitación
26.
Entretanto el mástil del trinquete cortado por la base, caía llameante al mar
27.
Defendiéndose a pistoletazos y a golpes de hacha, pudieron alcanzar el mástil y respaldarse en él para impedir que los atacasen de atrás
28.
Desembarazado el puente de cadáveres, curados los heridos que afortunadamente no eran muchos, Tremal-Naik fue al puente de mando con Hider, mientras un gaviero se instalaba en la cruceta del mástil, provisto de un potente anteojo
29.
– ¡El mar! –gritó el marinero instalado en la cruceta del mástil mayor
30.
– ¡Gaviero! –gritó el indio que se encontraba en la cruceta del mástil, con un anteojo apuntado
31.
Todos los indios se habían subido a las embarcaciones suspendidas de las grúas o a las jarcias o a los flechastes del mástil y escrutaban el horizonte
32.
Luego se inclinó hacia el mástil de inducción que también servía -con un eco considerable- como conducto de comunicación con el timón
33.
Estaba ligeramente inclinado y el mástil, aún más destrozado que antes, había caído contra un rincón de la cubierta
34.
Tanto había descendido el nivel del mar que el mástil roto del náufrago estaba subiendo hacia el cielo, y sus algas, faltas del apoyo del agua, colgaban ya verticalmente
35.
El mástil tenía incorporados tantos elementos de seguridad que habría sido necesario cortar al menos tres cables para derribarlo
36.
En lo alto del mástil se veía el monograma de Ishido, y a los lados, el del Consejo de Regentes
37.
El tiempo se estaba deteriorando, el viento del Este agitaba fuerte-mente el mástil de la radio
38.
Una vez al pie del mástil comprobó que el cable había sido cortado, pero que habían limpiado la herrumbre del extremo, lo que le enfureció
39.
Dio a todas las legiones una preciosa águila de plata con las alas abiertas montada en un mástil plateado; el águila la portaría el aquilifer o soldado considerado el más fuerte de su legión, revestido de una piel de león y una armadura de plata
40.
Pablo rodeó la construcción y salió a una explanada de pedregullos, bordeada de ligustros y con un mástil sin bandera en el centro
41.
En lo alto de un mástil chirriaba una polea de modo incomprensible
42.
Una bandera ondea suavemente en su mástil
43.
Apartándose del anteojo, Desfosseux levanta la cabeza y dirige un vistazo a la mancha blanca que destaca en el cielo negro: la manga de tela puesta en un mástil sobre el puesto de observación
44.
La bandera de dos franjas rojas y tres amarillas, usada tanto por los mercantes josefinos como por los patriotas, ondea al extremo de un corto mástil en el coronamiento de popa
45.
Los relojes de sol se han usado para calcular el tiempo desde hace muchos milenios: los antiguos egipcios supieron que, si se clava verticalmente un mástil en el suelo, la sombra proyectada por el sol del mediodía variará su longitud con el paso del tiempo
46.
—Es porque las balleneras tienen un solo mástil «abatible» —dijo el Capitán—
47.
revueltas caen cuando se rompe el mástil,
48.
y se alzó como el mástil en la nave
49.
En mitad del junco había un coche oficial, un Chrysler negro con la insigna de un general del Kuomintang en el mástil de cromo
50.
Levada está el ancla, erguido el mástil, izada la vela
51.
En la cúspide de la torre sobresalía un mástil en el cual flameaba la bandera de Estados Unidos, y en la punta de éste, justo detrás de la bandera, divisé una brillante bola roja
52.
Por lo visto la bola tenía un agujero en el centro -lo mismo que una rosquilla-, que se ceñía en torno al mástil
53.
Los yates los habían hecho construir por el mismo armador y conceptualmente idénticos: un mástil único, dotado de una gavia y un foque; dos cómodas literas alojadas en el centro de la embarcación, y otras dos, éstas en un exiguo espacio, del lado de proa; a popa, un rectángulo abrigado, con asientos; un motor auxiliar, sencillo y fiable, y un equipo de comunicadones múltiples
54.
Los cables al mástil de transmisión radial iban por un tubo hasta la cubierta de arriba
55.
Tomó uno, hizo una unión en un polo transmisor y luego conectó el enchufe de su radio con el cable de señales del mástil, la encendió y llamó a Moscú
56.
Una mano sobre el mástil de madera, otra deslizándose bajo la curva y el pulido; cerró los dedos y la boca y los ojos
57.
Hasta se enfureció y agitó el muñón en el aire como si fuera el mástil de una bandera arriada
58.
Aquella torre que desde su ventana veía cómo se levantaba y remataba en una aguja que aún aspiraba a mayor altura con la punta del mástil apenas visible en el cielo mañanero, le dio la primera impresión de la intrascendencia y fugacidad de las figuras del campus, excepto como recipiendarias de la herencia apostólica
59.
El mástil de señales indica que el viento se ha vuelto más favorable y que Curtiss volará por el Gran Premio de Brescia
60.
Vuela en torno del mástil de señales y gira indiferente en dirección contraria de la ruidosa salutación, y luego en línea recta, hacia el sitio de donde apareció; vuelve a empequeñecerse y a quedar solo
61.
-Se puso en pie, tomó su corta espada romana que pendía del mástil de la tienda y se detuvo en el umbral de la entrada para echar una torva mirada hacia los montes enemigos-
62.
Consistía en tres subconjuntos: una cámara, un mástil extensible diseñado para elevarse una vez que la nave estuviera en órbita estable, y dos tarjetas eléctricas, una para controlar la cámara y los motores del brazo y otra para procesar las imágenes
63.
Mientras tanto, la gente de Kincaid había logrado lo que habían considerado imposible: extender el mástil de la Surveyor con el sistema de imágenes IMS en su extremo y orientarlo hacia Marte, al menos orientarlo el doce por ciento del tiempo, mientras la Surveyor se desplazaba por el espacio en su órbita errática
64.
Vio extensiones de césped bien cuidadas y un mástil donde ondeaba la bandera de barras y estrellas
65.
–Ayúdame -le pidió él mientras daba tirones al hilo, con los pantalones en los tobillos y su mástil todavía listo para la acción
66.
Tiene una porción de agujeros más en el casco, ¿verdad? Y ha desaparecido parte del mástil y del puente
67.
El mástil de una barca se encontraba en un rincón
68.
Y yo acababa de averiguar que alguien había serrado el mástil del velero y había saboteado mi chaleco salvavidas
69.
Cabe imaginarse la consternación a bordo de los buques más próximos de Jahar cuando sus tripulantes vieron la señal que ondeaba en el mástil de proa, pues ninguno había estado lo bastante cerca para ver lo que realmente pasaba a bordo
70.
Algunos días después, con mástil nuevo, recién pintado y bien abastecido, el Explorador del Amanecer estaba listo para zarpar
71.
Cuando el mástil estuvo colocado y la vela izada, Felipe indicó a los marineros y soldados la conveniencia de reducir la ración de agua a fin de que durase más tiempo, obligándose todos a no exigir más de media pinta diaria
72.
Fuera cual fuese la razón, su cuerpo, en cualquier caso, a pesar de todos los inconvenientes de la ingravidez, a pesar de la escasa irrigación sanguínea en la zona inguinal, de la desorientación y del ligero mareo, reaccionó eyectando un auténtico cohete lunar en forma de mástil
73.
Un costero cayó a tierra con un silbido largo, como un mástil en llamas inclinándose hacia el mar
74.
Descendió del mástil casi distraído y se aferró a Jimmy cuando este pisó cubierta y le gritó:
75.
Fui tras ella hasta el dormitorio, más pendiente de ahuecar el ala sin dilación que de lo que allí pudiera haber de pertinente al caso y, he aquí que, apenas hube traspuesto el umbral del íntimo aposento, la Emilia, con una rapidez y una coordinación de movimientos que ahora, al despiadado foco a que la memoria somete los más remotos, fugaces y, en su día, imperceptibles instantes del pasado, quiero atribuir a un talento natural y no a una larga práctica, cerró la puerta con el talón, me dio un empujón con la palma de la mano derecha que me hizo caer de bruces en la cama y tiró con la izquierda del elástico de los calzoncillos con tal fuerza que éstos, que ya distaban de ser flamantes el día que me fueron regalados por un paciente del sanatorio que, al serle dada el alta, tuvo el gesto magnánimo de obsequiar a quienes habíamos acudido a la reja a despedirle con sus escasas posesiones y salió desnudo a la calle, donde fue al punto detenido e internado nuevamente, perdiendo así, en virtud de un solo acto, la libertad, el ajuar y, de paso, la magnanimidad, se rasgaron como velamen que amarrado al mástil deshace la galerna, dejándome desnudo, que no desarbolado
76.
Tenía allí una bandera del Reino Unido y pensaba izarla en el mástil que «El Negro» Midden había erigido para celebrar la coronación de Jorge V
77.
Acababa justamente de izar su Union Jack en lo alto del mástil cuando se presentaron aquéllos y extrajo la peor de las conclusiones posibles: creía haber desbaratado el ataque de un grupo terrorista musulmán-sionista-negro-IRA, pero había pecado de exceso de optimismo
78.
A Elric le pareció que el barco formaba una sola pieza con el Mar Pesado que, como el cuarzo verde, se hacía ahora viscoso y de lentos movimientos, para arrojar su espuma sobre la sombría playa donde hombres, mujeres y niños, vestidos con toda variedad de ropas, en harapos y sedas, con zapatos que raras veces eran iguales, con las sucias pieles de algún rey muerto, con los jubones y pantalones de marineros sin nombre, con los vestidos y ropa interior de los ahogados, con los sombreros, joyas y bordados con que los muertos habían celebrado su vanidad en otros tiempos, se movían de un lado a otro entre las terribles rompientes, entre la carroña y los restos flotantes traídos hasta aquí por la hosca marea que formaban los detritos de siglos, arrastrando consigo cualquier tesoro que ellos pudieran descubrir y llevar a la madriguera laberíntica del barco, que se hallaba varado sobre la playa, formando un ligero ángulo, con su borda de estribor hundida y su borda de babor levantada, donde quizá un mástil había detenido su vuelco
79.
Elric se acercó al mástil, se apoyó en él y contempló a la silenciosa tripulación que desplegaba la vela
80.
Un nuevo grupo de rufianes ascendía por el mástil y Smiorgan cortó los cordajes que aún colgaban, teniendo la satisfacción de observar cómo la mitad del grupo caía al vacío hasta romperse los huesos en la cubierta o hasta ser tragada por las olas
81.
Elric fue conducido hasta el mástil y atado a él, pero apenas se dio cuenta de lo que hacían pues tenía la cabeza inclinada sobre el hombro derecho y estaba semiinconsciente
82.
El lugarteniente comenzó a subir al mástil en dirección a Elric
83.
Abandonó el puesto del vigía, bajó por el mástil y saltó los últimos metros que le faltaban para plantarse en cubierta, en el momento en que aparecía Dyvim Slorm
84.
Se detuvo bajo un mástil, y el mayor levantó la cabeza, porque oía ruido encima de él
85.
Sólo había una solución: Timothy Turlock fue atado al mástil para recibir diez latigazos, pero al primer golpe aulló tan lastimeramente y sollozó con tan desgarradora congoja, que el capitán Barstowe quedó desconcertado
86.
Rápidamente, se introdujo en uno de los pequeños estuarios que desembocaban en el James, desmontó el mástil y sonrió satisfecho mientras los perseguidores pasaban de largo
87.
Y llevó a Paxmore hasta cada uno de los obenques que protegían el mástil y le mostró lo flojos que estaban, sin soportar ninguna presión en tiempo de calma, pero disponibles para un momento de súbita tensión
88.
–¡Una! ¡Abajo las velas de Sir Trevor! ¡Dos! ¡Abajo el mástil de Sir Trevor! ¡Tres! ¡Abajo Sir Trevor!
89.
Turlock nunca había tenido intención de ejercer mucha tracción; lo que quería era mantener la presión hasta que la cuerda atada a la parte superior del mástil ladease al yate sobre su banda de babor
90.
Y todos contemplaron cómo descendía el mástil hasta tocar el agua, pero tan pronto como lo hizo, el yate quedó libre, y con sólo un flojo viento en sus velas, el skipjack pudo remolcar a la pesada embarcación hasta aguas profundas
91.
Los más de los caballeros que agora se usan, antes les crujen los damascos, los brocados y otras ricas telas de que se visten, que la malla con que se arman; ya no hay caballero que duerma en los campos, sujeto al rigor del cielo, armado de todas armas desde los pies a la cabeza; y ya no hay quien, sin sacar los pies de los estribos, arrimado a su lanza, sólo procure descabezar, como dicen, el sueño, como lo hacían los caballeros andantes; ya no hay ninguno que saliendo deste bosque entre en aquella montaña, y de allí pise una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso y alterado, y hallando en ella y en su orilla un pequeño batel sin remos, vela, mástil ni jarcia alguna, con intrépido corazón se arroje en él, entregándose a las implacables olas del mar profundo, que ya le suben al cielo y ya le bajan al abismo; y él, puesto el pecho a la incontrastable borrasca, cuando menos se cata, se halla tres mil y más leguas distante del lugar donde se embarcó, y saltando en tierra remota y no conocida, le suceden cosas dignas de estar escritas, no en pergaminos, sino en bronces
92.
Los dueños habían izado la bandera chilena en el mástil de su tienda para expresar su complacencia con el golpe militar que derrocaba al socialista Allende y se habían ido a su mansión en la costa de Zapallar a esperar que los soldados terminaran de matar izquierdistas por las calles
93.
Detrás de las luces de combate, los hombres esperaban; en las torrecillas de los cañones, los artilleros esperaban; en el puente, en lo alto del mástil, en lo más hondo de las entrañas del barco, la tripulación del Blücher esperaba
94.
Desde la barandilla del barco asaltado, los dos hombres le vieron, empezaron a subirse a las jarcias y caminaron precariamente por el peñol del mástil principal, seguidos por los aullantes hombres del dios Loco