1.
Si es lícito abandonarse á conjeturas, diremos de estosadelantos escénicos lo que de los argumentos de La Cueva, cuando nosfijamos en sus groseros efectos, y los miramos como un esqueletodesprovisto de las galas brillantes que lo adornan
2.
es lícito interrumpirlo, y cuando el grupo de células se considera un niño, habría que
3.
Y valiendo, todo era lícito con tal de estar bien hecho; la groseríaen las formas estaba igualmente proscrita
4.
Viajero afortunado; con el caudal ya corto de su madre, por tierras deafuera, perdió en ellas, donde son pecadillos las que a nosotros nosparecen con justicia infamias, aquel delicado concepto de la mujer sinel que, por grandes esfuerzos que haga luego la mente, no le es lícitogozar, puesto que no le es lícito creer en el amor de la más limpiacriatura
5.
mayor parte de loque se ve y oye en el mundo es honrado, lícito
6.
Con los anteriores ejemplos se echa de ver queen algunas ocasiones es lícito y muy prudente
7.
loparodiado, antes bien es lícito afirmar que sólo de lo bueno y de lohermoso se
8.
plantear los lineamientos generales dela obra, me es lícito
9.
investigaciones con que se pueda comprender mejor lo que seintenta designar, será lícito
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bien o mal con loque gana trabajando de modo honrado y lícito, y no estando vigentes enel día la
11.
las ocasiones en que era lícito escotarse, y creo que hastala línea del busto de la que el
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se lo juraría si fuese lícito jurar: bien sabeDios que la tal mujer hasta me es aborrecible, y que no
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Únicamente le era lícito hablar de sus trabajos, y lo
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4 )Cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposicion, queno le era lícito comer de ellos,
15.
12 )Pues cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que lícito es en los
16.
No es lícito echarlas en el tesoro, porque es precio de sangre
17.
4 Y les dice: )Es lícito hacer bien en sábados, ó hacer mal? )salvar lavida, ó matar? Mas ellos callaban
18.
3 Y respondiendo Jesus, habló á los doctores de la ley y á los Fariseos,diciendo )Es lícito sanar en sábado?
19.
4 ¿Cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposicion, queno le era lícito comer, ni á los
20.
12 Pues ¿cuánto mas vale un hombre que una oveja? Así que lícito es en los
21.
No es lícito echarlas en el tesoro de los dones, porque es precio de sangre
22.
4 Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en Sábados, ó hacer mal? ¿Salvar lavida, ó quitarla? Mas ellos callaban
23.
3 Y respondiendo Jesus, habló á los doctores de la ley, y á los Fariséosdiciendo: ¿Es lícito sanar en Sábado?
24.
4 ¿Cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposicion, queno le era lícito comer de ellos,
25.
No es lícito echarlas en el arca de la limosna, porque es precio de sangre
26.
4 Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en sábados, ó hacer mal? ¿salvar lapersona, ó matarla? Mas ellos
27.
3 Y respondiendo Jesus, dijo á los doctores de la ley, y á los Fariséos,diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?
28.
habia entreellos que les pesaba, y decian que no era lícito dejar
29.
Riña vuesa merced a su hijo si hiciere sátiras que perjudiquen las honras ajenas, y castíguele, y rómpaselas, pero si hiciere sermones al modo de Horacio, donde reprehenda los vicios en general, como tan elegantemente él lo hizo, alábele: porque lícito es al poeta escribir contra la invidia, y decir en sus versos mal de los invidiosos, y así de los otros vicios, con que no señale persona alguna; pero hay poetas que, a trueco de decir una malicia, se pondrán a peligro que los destierren a las islas de Ponto
30.
—¿Me es lícito preguntar qué dijeron a eso su nuera y su yerno?
31.
Si me es lícito emplear una frase que he leído con frecuencia, diré que vivimos al borde de un volcán
32.
Fue a sentarse en su butaca habitual y encendió el televisor: había un debate político sobre el tema de si era lícito que un subsecretario en ejercicio participara en anuncios publicitarios remunerados
33.
Como se trataba de una cena pascual, equiparable a nuestra comida de Navidad, es lícito presumir que no faltarían, además, entremeses, aperitivos y guarnición, aunque no se mencionen en los Evangelios
34.
El soborno es lícito, si se tiene ocasión de esgrimirlo
35.
Y si los valores morales se encuentran en contradicción con nuestra existencia física, es lícito que la recompensa se obtenga sin ganarla, que la virtud consista en lo que no se hace, que no exista relación entre los logros y el provecho, que los animales inferiores, capaces de producir, sirvan a los seres superiores cuya supremacía espiritual se basa en la incompetencia de la carne
36.
¿Sería lícito soñar así?, se preguntó, ¿recrear el mundo, rehacerlo de la nada? Peor, pensó, peor que de la nada; ¿rehacerlo desde el lote donde se echa la basura, el terreno baldío triste donde se acomoda la chatarra y los desperdicios? Sería lícito, racional, que existieran en el mundo, personas capaces de inventarlo de nuevo con tanta determinación; desglosando la tristeza en menudos párrafos, delineando la esperanza punto por punto, como en el programa del Movimiento, donde se hablaba con tanta seguridad de todas las cosas inalcanzables que se debían alcanzar: alfabetización, salud gratis y digna para todos, viviendas, reforma agraria (real; no como el programa de televisión del Gran General); emancipación de la mujer (¿Y Felipe?, pensó, ¿Y los hombres como él, revolucionarios pero machistas?, pensó); fin de la corrupción, fin de la dictadura… fin de todo, como cuando se encienden los luces y se acaba una mala película; eso querían, encender las luces, pensó
37.
Pues los hombres no son iguales: así habla la justicia {222} , ¡y lo que yo quiero, eso a ellos no les ha sido lícito quererlo!
38.
«Bien, dijo el jorobado; y con discípulos es lícito charlar de manera discipular
39.
A los buenos y justos mismos no les fue lícito entenderle: su espíritu está prisionero de su buena conciencia
40.
En casa de Zaratustra, en efecto, le es lícito ser cocinero incluso a un rey
41.
Por tanto, es lícito decir que el blanco se asocia con cierta habilidad y con cierta precisión
42.
Todo seguía como antes, los centinelas permanecían en sus puestos, caminando de un lado a otro por el espacio prescrito, los escribientes copiaban los informes haciendo rechinar las plumas y mojándolas en el tintero con el ritmo habitual, pero desde el norte estaban llegando hombres desconocidos que era lícito presuponer enemigos
43.
Pero es lícito preguntarse si detrás de esas palabras se escondía una convicción real de que ese era el objetivo o se trataba solo de una forma de presentarlo ante la Comisión de Economía del Congreso y la opinión pública
44.
Comprendo que haya distintas respuestas a este interrogante y que sea tan lícito creer en una como en otra
45.
Es lícito extrañarse de que ese fuera el estado de la opinión pública, puesto que los medios de comunicación social, en su inmensa mayoría, optaron por despolitizar totalmente el asunto
46.
No era lícito odiar otra cosa que la eternidad
47.
Entonces, como si tal cosa, afirma: «(Y es de saber que los Incas tuvieron otra lengua particular que hablaban entre ellos, que no la entendían los demás indios ni les era lícito aprenderla, como lenguaje divino
48.
34 Hasta el siglo XVIII, hubo largas discusiones en cuanto a saber si, en el curso de los interrogatorios capciosos, le era lícito al juez usar de falsas promesas, de embustes o de palabras de doble significado
49.
Otro, con una sed más sutil de posesión, se dice: «no es lícito engañar cuando se quiere poseer» -, se siente irritado e impaciente al pensar que es una máscara de él la que manda sobre el corazón del pueblo: «¡por lo tanto, tengo que dejarme conocer y, primero, conocerme a mí mismo!» Entre hombres serviciales y benéficos encontramos de modo casi regular aquel torpe ardid consistente en formarse una idea corregida de la persona a que se trata de ayudar: pensando, por ejemplo, que ésta «merece» ayuda, que anhela precisamente su ayuda, y que se mostrará profundamente agradecida, adicta y sumisa a ellos por toda su ayuda, con estas fantasías disponen de los necesitados como de una propiedad suya, al igual que son hombres benéficos y serviciales por un anhelo de propiedad
50.
Los padres hacen involuntariamente del hijo algo semejante a ellos – a esto lo llaman «educación» -, ninguna madre duda, en el fondo de su corazón, de que al dar a luz al hijo ha dado a luz una propiedad suya, ningún padre discute el derecho de que le sea lícito someterlo a sus conceptos y valoraciones
51.
Dado que, desde que hay hombres ha habido también en todos los tiempos rebaños humanos (agrupaciones familiares, comunidades, estirpes, pueblos, Estados, Iglesias), y que siempre los que han obedecido han sido muchísimos en relación con el pequeño número de los que han mandado, – teniendo en cuenta, por lo tanto, que la obediencia ha sido hasta ahora la cosa mejor y más prolongadamente ensayada y cultivada entre los hombres, es lícito presuponer en justicia que, hablando en general, cada uno lleva ahora innata en sí la necesidad de obedecer, cual una especie de conciencia formal que ordena: «se trate de lo que se trate, debes hacerlo incondicionalmente, o abstenerte de ello incondicionalmente», en pocas palabras, «tú debes»
52.
La imagen de tales jefes es la que se cierne ante nuestros ojos: – ¿me es lícito decirlo en voz alta, espíritus libres? Las circunstancias que en parte habría que crear y en parte habría que aprovechar para que aquéllos surjan; las sendas y pruebas presumibles mediante las cuales un alma ascendería hasta una altura y poder tales que sintiese la coacción de realizar tales tareas; una transvaloración de los valores bajo cuya presión y martillo nuevos se templaría una conciencia, se transformaría en bronce un corazón, de modo que soportase el peso de semejante responsabilidad; por otro lado, la necesidad de tales jefes, el espantoso peligro de que puedan faltar o malograrse o degenerar – éstas son nuestras auténticas preocupaciones y ensombrecimientos, ¿lo sabéis, espíritus libres?, éstos son los pensamientos y borrascas pesados y lejanos que atraviesan el cielo de nuestra vida
53.
Confesémonos, pues, hasta qué punto le falta a nuestro mundo moderno la especie entera de los Heráclitos, Platones, Empédocles y como se hayan llamado todos esos regios y magníficos eremitas del espíritu; y con cuánta razón, a la vista de los representantes de la filosofía que hoy, gracias a la moda, están tanto por encima como por debajo – en Alemania, por ejemplo, los dos leones de Berlín, el anarquista Eugen Dühring y el amalgamista Eduard von Hartmann -, le es lícito a un honesto hombre de ciencia sentirse de una especie y una ascendencia mejores
54.
En efecto, él es auténtico nada más que en la medida en que le es lícito ser objetivo: únicamente en su jovial totalismo continúa siendo «naturaleza» y «natural»
55.
Pero que hoy todo el mundo habla de cosas con respecto alas cuales no puede tener experi-encia alguna, eso es algo que se aplica ante todo y de la peor manera a los filósofos y a los estados de ánimo filosóficos: – poquísimos son los que los conocen, poquísimos son aquellos a los que les es lícito conocerlos, y todas las opiniones populares sobre ellos son falsas
56.
¡De qué sirve el que flexibles cabezas universales o mecánicos y empíricos desmañados y bravos se esfuercen, como hoy sucede de tantos modos, por acercarse a esos problemas con su ambición de plebeyos y por penetrar, si cabe la expresión, en esa «corte de las cortes»! Pero a los pies groseros nunca les es lícito pisar tales alfombras: de eso ha cuidado ya la ley primordial de las cosas; ¡las puertas permanecen cerradas para estos intrusos, aunque se den de cabeza contra ellas y se la rompan! Para entrar en un mundo elevado hay que haber nacido, o dicho con más claridad, hay que haber sido criado para él: derecho a la filosofia – tomando esta palabra en el sentido grande – sólo se tiene gracias a la ascendencia, también aquí son los antecesores, la «sangre», los que deciden
57.
¡Ay si alguna vez a lo «eternamente aburrido que hay en la mujer» – ¡tiene abundancia de ello! – le es lícito atreverse a manifestarse!, ¡si ella comienza a olvidar radicalmente y por principio su inteligencia y su arte, la inteligencia y el arte de la gracia, del jugar, del disipar las preocupaciones, de volver ligeras las cosas y tomárselas a la ligera, su sutil destreza para los deseos agradables! Ya ahora se alzan voces femeninas que, ¡por San Aristófanes!, hacen temblar, se nos amenaza con decirnos con claridad médica qué es lo que la mujer quiere ante todo y sobre todo del varón
58.
¿No es de pésimo gusto que la mujer se disponga así a volverse científica? Hasta ahora, por fortuna, el explicar las cosas era asunto de varones, don de varones – con ello éstos permanecían «por debajo de sí mismos»; y, en última instancia, con respecto a todo lo que las mujeres escriban sobre «la mujer» es lícito reservarse una gran desconfianza acerca de si la mujer quiere propiamente aclaración sobre sí misma – y puede quererla… Si con esto una mujer no busca un nuevo adorno para sí – yo pienso, en efecto, que el adornarse forma parte de lo eternamente femenino -, bien, entonces lo que quiere es despertar miedo de ella: – con esto quizá quiera dominio
59.
Los «viejos y buenos tiempos» han acabado, con Mozart entonaron su última canción: – ¡qué felices somos nosotros por el hecho de que su rococó nos continúe hablando, por el hecho de que a su «buena sociedad», a su delicado entusiasmo y a su gusto infantil por lo chinesco y florido, a su cortesía del corazón, a su anhelo de cosas graciosas, enamoradas, bailarinas, bienaventuradas hasta el llanto, a su fe en el sur les continúe siendo lícito apelar a un cierto residuo existente en nosotros! ¡Ay, alguna vez esto habrá pasado! – ¡mas quién dudaría de que antes habrá desaparecido la capacidad de entender y saborear á Beethoven! – el cual no fue, en efecto, más que el acorde final de una transición estilística y de una ruptura de estilo, y no, como Mozart, el acorde final de un gran gusto europeo que había durado siglos
60.
– Todavía no me he encontrado con ningún alemán que haya sentido simpatía por los judíos; y por muy incondicional que sea la repulsa del auténtico antisemitismo por parte de todos los hombres previsores y políticos, tampoco esa previsión y esa política se dirigen, sin embargo, contra el género mismo del sentimiento, sino sólo contra su peligrosa inmoderación, en especial contra la expresión insulsa y deshonrosa de ese inmoderado sentimiento, – sobre esto no es lícito engañarse
61.
Contra Hume se levantó y alzó Kant; de Locke le fue lícito a Schelling decir: je meprise Locke [yo desprecio a Locke]; en la lucha contra la cretinización anglo-mecanicista del mundo estuvieron acordes Hegel y Schopenhauer (con Goethe), esos dos hostiles genios hermanos en filosofía, que tendían hacia los polos opuestos del espíritu alemán y que por ello se hacían injusticia como sólo se la hacen cabalmente los hermanos
62.
La torpeza y la rústica seriedad de los ingleses encuentran su disfraz más soportable, o dicho con más exactitud: su interpretación y reinterpretación más soportables en la mímica cristiana y en el orar y cantar salmos; y para ese rebaño de borrachos y disolutos que aprende a gruñir moralmente, en otro tiempo bajo la violencia del metodismo, y de nuevo, recientemente, en forma de «Ejército de Salvación», una convulsión de penitencia puede ser en verdad la realización relativamente más alta de «humanidad» a la que se lo puede elevar: admitir esto es lícito y justo
63.
En lo que se refiere a Richard Wagner: cuanto más aprenda la música francesa a configurarse de acuerdo con las verdaderas necesidades del áme moderne [alma moderna], tanto más «wagnerizará», eso es lícito predecirlo, – ¡ya ahora está haciéndolo bastante! Tres son, sin embargo, las cosas que los franceses pueden hoy mostrar con orgullo como herencia y patrimonio suyos y como indeleble señal de una vieja superioridad de cultura sobre Europa, a pesar de toda la voluntaria o involuntaria germanización y aplebeyamiento del gusto: en primer lugar, la capacidad de sentir pasiones artísticas, de entregarse a la «forma», capacidad para designar la cual se ha inventado, junto a otras mil, la frase l'art pour 1'art [el arte por el arte]: – esto es algo que no ha faltado en Francia desde hace tres siglos y que ha posibilitado una y otra vez, gracias al respeto al «número pequeño», una especie de música de cámara de la literatura, que en vano se busca en el resto de Europa -
64.
Pienso en hombres como Napoleón, Goethe, Beethoven, Stendhal, Heinrich Heine, Schopenhauer: no se me tome a mal el que también cuente entre ellos a Richard Wagner, respecto del cual no es lícito dejarse seducir por sus propios malentendidos, – los genios de su especie tienen raras veces el derecho a entenderse a sí mismos
65.
Ciertamente: no es lícito entregarse a embustes humanitarios en lo referente a la historia de la génesis de una sociedad aristocrática (es decir, del presupuesto de aquella elevación del tipo «hombre» -): la verdad es dura
66.
Su creencia fundamental tiene que ser cabalmente la de que a la sociedad no le es lícito existir para sí misma, sino sólo como infraestructura y andamiaje, apoyándose sobre los cuales sea capaz una especie selecta de seres de elevarse hacia su tarea superior y, en general, hacia un ser superior: a semejanza de esas plantas trepadoras de Java, ávidas de sol se las llama sipó matador -, las cuales estrechan con sus brazos una encina todo el tiempo necesario y todas las veces necesarias hasta que, finalmente, muy por encima de ella, pero apoyadas en ella, pueden desplegar su corona a plena luz y exhibir su felicidad
67.
Pero lo que más hace que al gusto actual le resulte extraña y penosa una moral de dominadores es la tesis básica de ésta de que sólo frente a los iguales se tienen deberes; de que, frente a los seres de rango inferior, frente a todo lo extraño, es lícito actuar como mejor parezca, o «como quiera el corazón», y, en todo caso, «más allá del bien y del mal» -: acaso aquí tengan su sitio la compasión y otras cosas del mismo género
68.
– ¡Pero es difícil de predicar esa moral de la mediocridad! – ¡no le es lícito, en efecto, confesar nunca lo que es y lo que quiere! Tiene que hablar de moderación y de dignidad y de deber y de amor al prójimo, – ¡tendrá necesidad de ocultar la ironía! –
69.
Mucho se ha conseguido cuando a la gran masa (a los superficiales, a los intestinos veloces de toda especie) se le ha infundido por fin el sentimiento de que a ella no le es lícito tocar todo; de que hay vivencias sagradas ante las cuales tiene que quitarse los zapatos y mantener alejada sus sucias manos, – esto constituye casi su suprema elevación en humanidad
70.
Pero, entonces, ¿dónde está la extrañeza? ¿Es lícito pensar y decir que el autor equivocó el adjetivo, él, que no se equivoca nunca en el uso de las palabras? ¿O que es un elemento superfluo-afirmación que solo pueda hacer quien no conozca su sobriedad, quien no se haya percatado de que toda palabra y toda noción que está en el libro lo está por su cuenta y razón? No
71.
Era perfectamente lícito el abrigar algún recelo sobre el modo que tendría un monarca tan joven de salir de este paso difícil, sobre todo en una coyuntura tan delicada
72.
Al ver esto, es lícito defender que el culto debe recobrar la sencillez augusta de los antiguos tiempos; pero no: no se renuncie al auxilio admirable que las artes todas, empezando por la poesía y acabando por la música, prestan a las relaciones entre el hombre y Dios
73.
El estado caracterizado por el conjunto de signos en que solemos reconocer que estamos enamorados, por ejemplo, las órdenes dadas al criado para que no me despertara en ningún caso, salvo en el de la visita de alguna de aquellas muchachas; las palpitaciones de corazón que me entraban cuando las estaba esperando (cualquiera que fuese la que había de venir) y mi cólera si no había encontrado un barbero que me afeitara y tenía que presentarme así delante de Albertina, Rosamunda y Andrea; ese estado, digo, que iba renaciendo alternativamente por una u otra de las muchachas, difería tanto de lo que llamamos amor como difiere la vida humana de la de los zoófitos, en los que la existencia o la individualidad, si es lícito decirlo, está repartida entre distintos organismos
74.
A la pregunta de "Si es lícito a los católicos asistir o favorecer las reuniones, asociaciones, congresos o sociedades de acatólicos, cuyo fin es que cuantos reclaman para sí de un modo u otro el nombre de cristianos se unan en una sola alianza religiosa", el decreto del Santo Oficio del 8 de julio de 1927, emitido bajo Pío XI y que trata "De las reuniones para procurar la unidad de todos los cristianos", contestó: "Negativamente"
75.
Robarle, cobrarle con título de derechos más de lo lícito y justo
76.
Personalmente, me daba cuenta de que, desde el punto de vista de la justicia abstracta o de la eficacia abstracta, era lícito afirmar que mis medidas tendentes a aliviar a los deudores no habían ido lo bastante lejos
77.
En cierto sentido, creo que me es lícito afirmar que me opongo a tales manifestaciones de desasosiego
78.
En la antigua Roma, aquel en que no era lícito tratar los negocios públicos ni administrar justicia
79.
Registrar en las aduanas o puertos, o en otra parte destinada a este efecto, los géneros o mercancías, para el pago de los derechos o para ver si son de lícito comercio
80.
–De las costas septentrionales del Mediterráneo y es lícito suponer que traiga
81.
Lo que era jocoso era lícito, incluidas las demostraciones de afecto más teatrales
82.
—Pues que es gente para la que el dinero lo significa todo y cualquier método le parece lícito para conseguirlo