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que más valía concentrarse en la sopa que estaba absorbiendo, procurando adivinar los
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en su opinión, era ésa una ciudad muy agradable, en la que valía la pena detenerse cierto
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valía posponer ciertas conversaciones
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Acaso, en su fuero interno, se diría que más valía
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ya fal ecido, pero todavía valía la pena ser visitado
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personas se tornan indiferentes o amargadas y, de ahí en adelante, niegan todos los valores, toda la valía
7.
Aparisi, propietario y concejal de oficio, era un hombre que se preciabade poner los puntos sobre las íes; pero con el marqués de Casa-Muñozno le valía su suficiencia, porque este no toleraba imposiciones y eracapaz de poner puntos sobre las haches
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¡Cómo las ponderaba y se las encarecía al pobre a quien se lasregalaba!, ¡ella, que sacaba del bolsón la mano llena y cerrada, paraignorar lo que valía la limosna! Porque en el bolsón andaba revuelta laplata con el oro
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tal propietario tenía una tierra que valía quinientosbueyes, y tal empleado un sueldo
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sólo las mínimas yde menos valía puede realizar en el mundo exterior: otras, ni
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descubierto una botonaduramaciza, enorme, con diamantes antiguos de gran valía, y en los
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—Bien decía el tunante—observé para mí-que se valía de las
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—¡Y que valía lomenos
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que valía en laEdad media mittere y meter, esto es, poner
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valía en ese puesto, de lo contrario al acabar su periodo de
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deseando hacer ostensión de lo que valía y de cuánto era supoder, el día 14 de Agosto
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Moxosencierra en su seno un tesoro de mucha mas valía; tal puede decirse delas minas de hierro que he
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productos detanta valía, que en la actualidad se desechan y pierden en ese sueloprivilegiado del centro de la
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preciosísimas joyas alquitar de la joya que más valía y ella más estimaba
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Uceda,que se valía de aquella mujer para excitar las precoces pasionesdel príncipe,
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que aun así, muchomayor era el número que la valía de la gente
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por medio de la cual se valía parapasar junto a los seres que
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del juicio se habíantragado ya tres veces lo que valía el guiñapo
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La habíaamado sólo por lo que ella valía en sí, porque era
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Aquel exaltado se valía de
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con ella, y sabía loque valía
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valía más que los otros
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que se valía el autor; pero áfalta de otra, bien merece que por testimoniode estimación se
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para sobreponerle la campaña; todavía un doctor enleyes valía más para el gobierno
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sumaléfica influencia? ¿No{355} valía la pena de saber por qué en el Paraguay,tierra
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—Sí, señor: en el año 97 escribió una comedia que no valía gran cosa
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hombre que lo entiende, y tiene gran mano en lascompañías: éste dijo que no valía
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doloroso que fuese, valía la pena semejante lesión para evitar asistir al Casamiento de la Bestia
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sus fuerzas; más valía, pues, renunciar
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[8] En el siglo XII un sueldo valía en Aragón cuatro dineros deplata
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llamaba y se valía de ella para todo
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jacassalidas del cortijo, valía tanto como los certificados de los
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Cada gota valía una
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todo ello castillo decañas para el fuego de la muerte? ¿Qué más valía el paso de un
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y los unitarios, con todos promiscuaba,porque en la viña del Señor tanto valía para él
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la mayor parte del público erancapaces de apreciar en lo mucho que valía
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uncontorno adorado todo lo que valía algo en la vida, el mundo entero,infinito, de la pasión
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Mucho valía la castidad del lecho nupcial, oex-nupcial mejor dicho,
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pero ¿no valía más la castidad de la esposamisma? Entre estos sofismas y la pasión y la
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Pero decía él que su cazadora valía porla piel de un proboscidio
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Valía apuntar en los intervalos de las palmadas quehabían de
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no le valía: Teresa, encendida por la ira, con el palo de la
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—El gobierno daba la legua á quinientos pesos, y el peso de entoncessólo valía unos centavos
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Pero… ¿qué valía su prosperidad actual comparada con los millonesde pesos que iban á caer en sus manos
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! Y ya no valía el arbitriode los papeles que imitaban
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mí la ventaja de hablarcastellano bien, y se valía de ella para humillarme
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concentrado y más sobrio, valía tanto como el de ellos, todoexpansión, palabras y muecas
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abnegaciónfilial valía más que la más delicada adulación
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en la valía de su inteligencia
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pusiesen en contacto con el gobierno de la República,y se valía
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El costadode estribor era el de la plebe sin valía social, el
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valía dela contradicción, buscando molestar á sus allegados
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era buena: el pueblo valía como en otros tiempos
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¿Y qué valía todo ello en comparación del festín homérico preparado enla sala de la rectoral?
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Si no, no valía
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De nada valía laevidencia de la extraordinaria robustez de los
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valía yhabía de valerle para sus tratos y negocios con los mercaderes deaquellas regiones
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hombres de valía; la quecon una mirada, con un ligero favor, los
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supiera yobien lo que valía esa sombra en aquel pueblo, y lo que
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Valía el dinero que costaba
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que Reyes estimaba en loque valía
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Sí; había amorque valía más que el apasionado
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composición número3527, por ejemplo, ¡más le valía renunciar
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que era mejor afrontar la situación, queno valía la pena
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que yo valía, y la emprendióconmigo en los siguientes términos:
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sociedad, por quiencalculaba que yo valía en plata más de lo que
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más que su cómplice lacompasión, porque valía un poco más, valiendo muy poco
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triunfar en lo sucesivo! ¡Ay! en un tris estuvo quepersonaje de tanta valía se perdiera para
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Más valía hallar cuanto antes el resto
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–Por todos los dioses -masculló, mientras se valía de la espada para apartar las telarañas-
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Valía más dejar la historia y las heroicidades en manos de los demás
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Carmeli me había dicho en su casa, el día del partido, cuando a mí se me ocurrió decir que uno de los futbolistas españoles, Llorente, me recordaba al cochero de tía Enriqueta, que Juanele, con toda su buena planta -ese muchacho era el Troidonaue de la barriada de Bonanza, dijo-, había terminado de gastador de honores en el cuartel de la Marina de San Fernando y que, a los tres días de casarse, con una de Cádiz que no valía un pimiento apulgarao, dijo Carmeli, se mató en un accidente de moto
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Creo que era una persona muy brillante, al menos eso era lo que Philip decía, pero como en las últimas décadas había cometido un par de errores de bulto, publicando resultados que después se demostraron erróneos, había perdido gran parte del respeto que le profesaban sus colegas y creía que nadie reconocía su verdadera valía
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Aunque Milans y Gutiérrez Mellado se conocían desde hacía mucho tiempo, la animosidad de Milans no tenía un origen remoto; nació en cuanto Gutiérrez Mellado hubo aceptado integrarse en el primer gobierno de Suárez y creció a medida que el general se convertía en el aliado más fiel del presidente y trazaba y ponía en práctica un plan cuyo objetivo consistía en terminar con los privilegios de poder concedidos por la dictadura al ejército y en convertir a éste en un instrumento de la democracia: Milans no sólo se sintió personalmente postergado y humillado por la política de ascensos de Gutiérrez Mellado, quien hizo cuanto pudo por apartarlo de los primeros puestos de mando y ahorrarle así tentaciones golpistas; parapetado en sus ideas ultraconservadoras y en su devoción por Franco, también padeció como una injuria que Gutiérrez Mellado pretendiera desmantelar el ejército de la Victoria, al que él consideraba el único garante legítimo del legítimo estado ultraconservador fundado por Franco y en consecuencia la única institución capacitada para evitar otra guerra (como la ultraderecha, como la ultraizquierda, Milans era alérgico a la palabra reconciliación, a su juicio un simple eufemismo de la palabra traición: varios miembros de su familia habían sido asesinados durante la contienda, y Milans sentía que un presente digno no podía fundarse en el olvido del pasado, sino en su recuerdo permanente y en la prolongación del triunfo del franquismo sobre la república, lo que valía tanto para él como el triunfo de la civilización sobre la barbarie)
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Finalmente sus ojos se detuvieron en el superintendente, cuya impasibilidad semejaba apreciar lo que valía
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Suárez era un trabajador a tiempo completo, y su talento político era indudable: tenía curiosidad, escuchaba más que hablaba, aprendía rápido, resolvía los problemas por la vía más simple y más directa, renovaba sin contemplaciones los equipos de políticos que heredaba, sabía reunir voluntades contrapuestas, conciliar lo inconciliable y detectar lo muerto en lo que aún parecía vivir; además, no desaprovechaba una sola oportunidad de demostrar su valía: como si en verdad hubiese sellado un pacto con el diablo, ni siquiera desaprovechaba oportunidades que hubieran podido arruinar la carrera de cualquier otro político
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Es verdad que nadie le ayudó a arreglar el desaguisado: durante la primavera y el verano de 1980 ya todo valía contra él y, en vez de intentar apuntalarlo como habían hecho durante sus primeros años de mandato -porque entendieron que apuntalarlo significaba apuntalar la democracia-, los partidos políticos se obsesionaron con derribarlo a cualquier precio, sin entender que derribarlo a cualquier precio significaba contribuir a derribar la democracia; pero no fue sólo esa obsesión: articular territorialmente el estado era quizá el problema central del momento, y ningún asunto como éste desnudó la indigencia y la frivolidad temeraria de una clase política que a cuenta de él se enzarzó a lo largo de 1980 en reyertas delirantes, persiguió sin escrúpulos posiciones de ventaja, fomentó una apariencia de caos universal y se ganó un descrédito acelerado, colocando al país en una tesitura cada vez más precaria mientras la segunda crisis del petróleo disipaba la fugaz bonanza atraída por los Pactos de la Moncloa, estrangulaba la economía y abandonaba a la mitad de los trabajadores en el paro, y mientras ETA buscaba el golpe de estado asesinando militares en la campaña terrorista más despiadada de su historia
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¡Allí estaba la explicación a que todos los miembros de aquella cohorte de «huérfanos» consiguieran éxitos tan impresionantes en sus carreras! ¡Y por qué era tan importante para ellos tener informado a Cunninghan de sus ascensos profesionales! Porque así afirmaban su valía personal y el acierto de haber sido elegidos
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Pese a que le costase reconocerlo, nada valía tanto para él como el momento en que, bajo la fugaz ilusión de adueñarse del secreto de su alma, veía de nuevo dibujarse el placer en su rostro y exaltar, en el estremecimiento de cada fibra de su cuerpo, la belleza de sus rasgos
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Y más les valía hacerla
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{140} Jacques tardaba en crecer, lo que le valía los graciosos apodos de «enano» y «culo bajo», pero no le importaba, y corriendo con la pelota entre los pies, para esquivar árboles y adversarios, se sentía el rey del patio y de la vida
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El tribunal solía estar formado por funcionarios locales chinos y japoneses que no sólo calificaban los exámenes sino que juzgaban la valía de las muchachas, cuyas fotografías -en las que aparecían ataviadas con hermosos delantales diseñados por ellas mismas- eran expuestas en los tablones de anuncios junto con las tareas que les habían sido encomendadas
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En aquellos momentos estaba ejerciendo un poder casi tiránico sobre cuantos le rodeaban, y a su modo de ver eso era algo por lo que valía la pena arriesgarte incluso a perder la vida a corto plazo
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Y era una diferencia por la que según sus dueños, valía la pena arriesgar vidas ajenas
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Valía la pena intentarlo
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Siempre se arrepentía después, pues las monedas que compraba rara vez eran necesarias, pero ¡costaban tan poco!… que ni valía la pena preocuparse por ello
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Las flacas vacas trabadas a cuanto pudiera retenerlas, miraban con estupidez o masticaban cosas que no valía la pena de mascar y que hallaran en su interrumpido pasto
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-Ciertamente, no valía la pena de que usted me hubiera detenido
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Estaba perfectamente informado de la identidad del profesor, y conocía también desde algún tiempo su valía
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Hubiera habido gran interés por conocer la valía de las riquezas que la finca encerraba y
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Recuerdo que el ruso dijo que valía millones
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Dijo que Harry no valía más que los otros
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Compadecida de mí, sumamente desdeñosa, Judith me explicó con toda claridad que la única meta que valía la pena alcanzar en el campo de la ciencia no era el beneficio de la raza humana, sino la ampliación de los conocimientos humanos