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    Usar "asechanza" en una oración

    asechanza oraciones de ejemplo

    asechanza


    1. Mis tretas para burlar supersecución, se redujeron a echarme a correr por la puerta de SanVicente hacia fuera, metiéndome en los lavaderos del Manzanares, dondeme creí perfectamente seguro de las asechanzas de mis enemigos


    2. ellas, dándose el caso de que la posadera, paraevitar encuentros y asechanzas,


    3. salvado mil veces de lasasechanzas que el Kan de Tartaria


    4. que acaso recibiese el enemigo con asechanzas, ó doblez á los que trataban de la redencion de los suyos; y


    5. que bajo el amparo de la reina estará ácubierto de asechanzas!


    6. asechanzas del cura de F


    7. ponerle á cubierto de lasasechanzas del enemigo, sino que encuentreapoyo en el arreglo de sus


    8. de las enconadas asechanzas del enemigo,


    9. mundo, las traiciones, las asechanzas;hallar regocijo en las persecuciones, y sacar consuelo hasta de


    10. representaba la suma de todas lastentaciones, peligros y asechanzas mundanales, el

    11. Habían de vivir siempre en guardia contralas asechanzas del


    12. común y venen torno de ellos las asechanzas de un misterio


    13. asechanzas, no era en aquellos momentos mas que unorificio


    14. travésde la oposición de los padres y tutores, y por encima de las asechanzasque les


    15. asechanzas del lobo racional


    16. 24 Mas las asechanzas de ellos fueron entendidas de Saulo: y ellos guardaban


    17. me han venido por las asechanzas de los Judíos:


    18. [ellos] asechanzas para matarle en el camino


    19. las asechanzas del diablo


    20. 24 Mas las asechanzas de ellos fueron entendidas de Saulo: empero [ellos]

    21. que me han venido por las asechanzas de los Judíos:


    22. 16 Entonces un hijo de la hermana de Pablo, oyendo las asechanzas, vino, y


    23. asechanzas para matarle en el camino


    24. contra las asechanzas del diablo


    25. asechanzas de aquellos aldeanos, que a la luz del soltemblaban en su presencia


    26. Lasasechanzas y emboscadas eran cada vez más frecuentes, y las muertesy asesinatos parciales sustituyeron á los ataques francos y en masas


    27. -Sí; ¿qué otro nombre merece quien posee un arte infernal para romper lazos de muy antiguo trabados entre dos personas, y que resistieran durante veinticinco años a las asechanzas del mundo y a la persecución de los más diestros cortejos?


    28. Como un progenitor atento que apartase a sus niños de los peligros y asechanzas del mundo, el capitán mantiene al margen del duelo artillero a Fanfán y los otros obuses de 10 pulgadas que usa para tirar sobre Cádiz


    29. Y habla de su miedo, lo derrama, lo envuelve en anécdotas llenas de coincidencias pintorescas y de dramáticas asechanzas


    30. Su lugar no era éste; llegaba del Nuevo Mundo para quedar en situación de desnudez y aislamiento entre las asechanzas de aquel viejo pueblo

    31. —Arcángel San Miguel, defiéndenos en la batalla y sé nuestro refugio contra las iras y asechanzas del demonio


    32. Los pensamientos de Lena se concentraban en el modo de conservar la posesión del arma que parecía contener en sí misma todos los peligros y asechanzas de un mundo abocado a la muerte


    33. Desde que dejé la teta y empecé a jugar con la razón, permanecía horas y horas absorta en aquella singular novedad, buscando cómo sacar fuerzas de mi flaqueza y defenderme de las asechanzas del mundo


    34. Desdicha grande fue la de nacer en la católica España a lo largo de siglos de persecución implacable! Ojalá nuestras madres nos hubieran cagado a mil leguas de ella, en tierras otomanas o de negros bozales! Allí hubiéramos crecido libres y lozanos, sin que nadie se metiera en nuestras vidas ni nos aterrorizara con castigos y amenazas! Cuántas veces vimos desfilar enjauladas a nuestras hermanas camino del quemadero! Cualquier gesto o descuido podían delatarnos y conducirnos a las mazmorras del Santo Oficio, debíamos obrar con sigilo, temblábamos de gozo y terror entre las piernas de quienes ofrecían lo suyo a la voracidad enloquecida de nuestros labios, quizás alguien nos había espiado e iría a denunciarnos, qué desgracia nos acechaba tras los breves instantes de fervor y de dicha? Nos sabíamos condenadas y la certeza de nuestra fugacidad nos empujaba a afrontar temerariamente el peligro, el Archimandrita en el que reencarnó Fray Bugeo nos protegió a la sombra de su convento, aquí no encontraréis mujeres sino hombres que huyen de ellas, componen fratrías y visten faldas, los que no corren tras las mozas de la cantina ni solicitan a las devotas en el confesionario se encargarán de vosotras y aliviarán vuestras ansias, éste es el único puerto seguro en nuestros tiempos de iniquidad y miseria, disfrazaos de monaguillos o monjes, vivid entre falsos castrati, fingid gran devoción a Nuestra Señora y afinad el canto en la iglesia, no puedo ofreceros más, extremad la prudencia, cien mil ojos y oídos fiscalizan nuestros actos, registran dichos y movimientos, graban el menor suspiro, ni el KGB ni la CIA han inventado nada, el Gran Inquisidor de estos reinos vela por su quietud y de todo tiene constancia, no confiéis en ningún amante ni amigo, sometidos a tormento podrían traicionaros, acampamos en un universo de fieras, quien no devora acaba por ser devorado a fuerza de envilecernos asumíamos el reto, invocábamos al demonio y sus obras de carne, celebrábamos aquelarres y coyundas bestiales, nos hacíamos encular junto a los altares por los matones más brutos del hampa, escupíamos su espesa lechada en los cálices, la consagrábamos y consumíamos con la misma unción de los Divinos Misterios las obleas eran nuestros preservativos! el odio y aversión del vulgo a las de nuestra especie nos servía de estímulo, instigaba a trastocar sus sacrosantos principios, convertía la abyección en delicia exaltada sangre, esperma, mierda, esputos, meadas, cubrían las ricas alfombras de la iglesia ante la mirada vacía de sus Vírgenes y santos de palo inventábamos ritos y ceremonias bárbaros, coronábamos con flores a los sementales más alanceadores, los proclamábamos Vicarios de Cristo en la Tierra, exprimíamos hasta la última gota del sagrado licor de sus vergas en noches inolvidables que evocábamos con místico rapto mientras prendían fuego a las piras y nos reducían a materia de hoguera entonces bendecíamos la crudeza del destino y la gloria de nuestra audacia, nadie nos puede arrebatar una furia y ardor que se renuevan en el decurso de los siglos, muertas hoy y renacidas mañana, sujetas a la gravitación de una absorbente vorágine, éramos, somos, las Santas Mariconas del Señor listas para todos los desafíos y asechanzas, las devotas del Niño de las Bolas y su Vara de Nardo, hemos sufrido mil muertes y no nos amedrantan los zarpazos del monstruo de las dos sílabas, descendíamos a las simas del Pozo de la Mina y nos dejábamos azotar por verdugos encapuchados, eran inquisidores?, gerifaltes nazis? Incubos revestidos de la parafernalia de las sex-shops neoyorquinas?, los zurriagazos restallaban en nuestras espaldas, nos revolcábamos con beatitud inmunda en los charcos de orina, allí no cabían sonrisas ni humor, sólo gravedad litúrgica, preceptiva de enardecida pasión, misterios de gozo y dolor, crudo afán de martirio, usted mismo nos vio, con cautela o cobardía de mirón, en la época de sus cursos en la universidad vecina, trabados en piña en el cerco de premuras y ahíncos, hasta el día en que topó con un denso e inquietante silencio y de escalera en escalera, túnel en túnel, aposento en aposento, asistió al espectáculo de la gehena, no ya de los mares de luz oscuridad fuego agua nieve y hielo, sino el de cadáveres y cadáveres maniatados, con grillos en los pies y collarines claveteados en el cuello, sujetos entre sí con cadenas, colgados de garfios de carnicero, inmovilizados para siempre en sus éxtasis por el índice conminatorio del pajarraco, debemos recordárselo? usted nos dejó allí, en aquel despiadado abismo, pero nosotras transmigramos y reaparecimos en el círculo de amigas del Archimandrita, de su odiado e inseparable pére de Trennes fuimos las gasolinas de mayo del 68 y desfilamos por los bulevares con nuestros perifollos del Folies Bergére y cabelleras llameantes, abrazamos con efusión todas las causas extremas y radicales, seguimos a Genet y sus Panteras Negras de Chicago o Seattle, coreamos con kurdos, beréberes y canacos consignas revolucionarias e independentistas, rechazamos las tentativas de normalización de nuestro movimiento y su inserción insidiosa en guetos, abjuramos solemnemente de cualquier principio o regla de respetabilidad nauseabunda somos, escúchenos bien, las Santas Mariconas, Hermanas del Perpetuo Socorro, Hijas de la Mala Leche y de Todas las Sangres Mezcladas y lo seremos hasta el fin de los tiempos mientras perdure la llamada especie humana o, mejor dicho, inhumana, ¿no cree? ya sé qué pregunta quiere hacerme, a mí, el fámulo importado de las remotas islas, sobre mi insulso traje de oblato, la adivino en el temblor impaciente de sus labios y la malicia abrigada en sus pupilas, y le responderé antes de que nos despidamos y le dejemos a solas con su asendereado libro por provocación, mi querido San Juan de Barbes! para dar una última vuelta al rizo y cumplir con el papel de garbanzo blanco en mi universo de garbanzos negrísimos!, voy con mi compañera al baile de máscaras animado por la Orquesta Nacional de su barrio, allí arderemos todas las gasolinas y corearemos nuestra consigna, derriére notre cul, la plage, y acabada la fiesta y con la aprobación expresa del bendito arzobispo de Viena y del cardenal romano que, según Millenari, hizo voto perpetuo de homosexualidad, celebraremos una clamorosa sentada frente a la Prelatura Apostólica con nuestros abanicos, penachos, plumas, lentejuelas, collares, minifaldas, tetas de goma, pichas gigantes, para exigir la canonización inmediata de Monseñor en razón de su vida y escritos cuajados de testimonios de santidad irrefutable si quiere acompañarnos, le reservaremos un billete de avión!


    35. Todas las insidias, asechanzas, emboscadas y dificultades que hasta entonces había sido objeto la expedición, cesaron como por encanto, gracias a la franqueza y generosidad del rey Melinda y a la ayuda que prestó a los portugueses


    36. Tanto Kerrigan como Lutz eran expertos en el oficio y por tanto las expediciones en busca de mercancía no representaban un gran peligro para éste, que conocía a la perfección las rutas de navegación menos vigiladas y también sabía sortear las asechanzas o escapar de las persecuciones de las patrullas de la policía británica


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    asechanza in English