1.
Al mundo con caridad, á la carne con ayuno,
2.
las caras, cuandocomienza el ayuno de Cuaresma y es día de combate y de Marte
3.
hombres que en su estado salvage hacian voto decastidad y se imponian el mas riguroso ayuno para obtener
4.
Las viudas estan obligadas al llanto, y al ayuno, por todo un añodespues de la muerte de sus
5.
Una criada, despedida de la casa porque el rigor del ayuno la
6.
En la Edad Media la carnetorturada por el ayuno y
7.
castidad, oscuridad y ayuno, hacían de ellos fantasmas
8.
fondo del claustro armas prestas contra lastentaciones del pasado; son éstas el ayuno,
9.
»La oracion y el ayuno, rudamente
10.
virgen infecunda y enferma, enflaquecida por el ayuno;
11.
ayuno ygasto un real o más en mi manutención
12.
las visiones del ayuno y la exaltación
13.
Su venta lesproporcionó una cena, después de un largo día de ayuno
14.
lasmortificaciones, la larga oración y el ayuno? ¿Qué he hecho yo, Diosmío, para que tú me
15.
Las mortificaciones, el ayuno, la oración, la penitencia serán las armasde que me revista para
16.
en las comidas y ayuno todos los viernes y demás días
17.
pasado el ayuno, Pablo amonestaba,
18.
con muger; y estos dias del ayuno lasseñoras de su linage han de
19.
encerró áhacer el ayuno; y porque con su ausencia no recreciese
20.
se entró á hacer el ayuno y encargó la ciudad á Inca Roca
21.
la mesma ciudad hacer el ayuno y salir con la borla parapor
22.
ansímismo estabanen grande ayuno y lo mismo el Inca
23.
sido condenado á «cinco dias de ayuno en la prision, extrañamiento del canton por diez años y cuarenta
24.
El ayuno era un rito purificador entre los caballeros, unas cuantas horas sin comer no deberían haberlo afectado
25.
¿Crees que estamos en condiciones de respetar las leyes del ayuno en semejante situación? Hubiera jurado que el targuí sonreía
26.
Estos ritos ocurrían después de meses de abstinencia, castidad y ayuno, durante los cuales las parejas casadas dormían en la misma cama sin tocarse
27.
Lo intentó todo: el ayuno, la flagelación y hasta los cilicios, pero cuanto más se atormentaba más le exigía su libido y desde todas partes le acosaba el maligno
28.
—Gracias esposa mía; bien sabe Yahvé que el ayuno es, a mi edad, el sacrificio que más me cuesta
29.
En lo que concernía a los no crislámicos, la mayoría de las cuestiones de discusión doctrinaria que fomentaba Morris parecía ser trivial: ¿Las oraciones al amanecer y al ponerse el Sol eran el requisito mínimo? ¿Tenían el mismo mérito las peregrinaciones a Belén y a la Meca? ¿Podía reducirse el ayuno del Ramadán a una semana? ¿Era necesario dar diezmos a los "pobres", ahora que la sociedad en conjunto reconocía su responsabilidad en este asunto? ¿Era posible conciliar la orden de Jesús de "beber vino en recordación de mí" con la aversión musulmana al alcohol? Y cosas por el estilo
30.
Perdió la noción del tiempo, y sin darse cuenta entró en tal ayuno voluntario de agua que los pantalones le caían y fue necesaria una rafia para sostenerlos en su sitio
31.
Y, finalmente, el ayuno, tirado en el suelo de una celda de muros de ladrillo, incapaz hasta de lanzarle imprecaciones, en una oscuridad llena de las vibraciones de los tranvías tirados por caballos, atravesado una y otra vez por el chirrido distante de las ruedas de acero
32.
Era el momento de llegar al ayuno total y descender por fin al seno de la Tierra y, tal vez, compartir los sueños de los dioses
33.
Éstos eran obligatorios para todos los musulmanes: decir el chapada (1); las oraciones rituales cinco veces al día; la donación del zakat (2), un año de impuestos, la décima parte; ayuno desde el alba a la anochecida durante el Mes Santo del Ramadán; y, por último, hacer el Hadaj, el viaje ritual a La Meca una vez en la vida
34.
Desde aquel día me consagro a la oración, al ayuno y a la lectura del Corán
35.
Al oír estas palabras, el rey Omar se quedó extraordinariamente asombrado, y le preguntó: "¡Oh venerable señora! ¿en qué consiste el precio de estas jóvenes?" Y ella contestó: "No puedo vendértelas más que con una sola condición: un ayuno de todo un mes, durante el cual te dedicarás a la meditación y a la plegaria
36.
Y al cabo de este mes de ayuno completo, con el cual tu cuerpo se purificará y se hará digno de comulgar con el cuerpo de esas jóvenes, podrás disfrutar totalmente de sus dulzuras'"
37.
Entonces el rey eligió una celda completamente aislada del palacio, en la cual no puso más muebles que la colodra de cobre, y se encerró allí para entregarse a la meditación y al ayuno y hacerse merecedor de los cuerpos de aquellas jóvenes
38.
Cerró la puerta por dentro, se metió la llave en el bolsillo, y empezó inmediatamente el ayuno
39.
El sabio dijo: "¡Perfectamente! ¡Háblame ahora del ayuno!" Simpatía contestó: "El ayuno consiste en abstenerse de comer, de beber y de goces sexuales durante el día y hasta la puesta del sol, en el transcurso del mes de Ramadán, desde que sale la luna nueva
40.
Blanche debe de tener experiencia con el ayuno o con los desmayos
41.
Durante el sagrado mes de Ramadán, que ese año comenzó el 1 de septiembre, Ilich se interesó varias veces por mi cumplimiento del ayuno y las oraciones preceptivas, y en la llamada telefónica que me hizo el 20 de septiembre de 2008 fui yo quien sacó el tema
42.
Bien lo dice la profana Clío cuando, interrogada acerca de estas cosas tan poco hidalgas, nos muestra la imagen de la Nación desmedrada [46] por los hábitos de ascetismo a que la han traído los que durante siglos le predicaron la pobreza y el ayuno, enseñándola a recrearse en su escualidez cadavérica y a tomarla por tipo de verdadera hermosura
43.
El machacante de un sargento, de la compañía de Pulpis, dio pan al extenuado cronista; este se reanimó; fue recobrando su ser, desvirtuado por el mareo, el cansancio y el ayuno, y pudo esperar, con relativa paciencia, la hora feliz en que repartieran algo caliente y sabroso
44.
La de san Agustín hacía especial hincapié en la propiedad comunitaria de todos los bienes de los hermanos del convento, en la oración individual, el ayuno y la castidad,121 en tanto la regla de san Benito enfatizaba la disciplina y la jerarquía, la oración reglada y el cumplimiento de un estricto horario en el convento
45.
En la regla de todas las órdenes monásticas se incluyen artículos que regulan la forma de comer, el horario e incluso los alimentos que han de tomar los monjes, con los respectivos momentos y días dedicados al ayuno
46.
Ahora bien, los templarios eran soldados, hombres de armas, y por tanto sus cuerpos debían estar suficientemente alimentados para mantener las fuerzas y no desfallecer en el combate; por esa misma razón, el ayuno no se contempla para los miembros de la Orden, pues sie m-pre debían estar preparados para la batalla, salvo los viernes desde Todos los Santos hasta Pascua
47.
Como consecuencia de ello, o sea, del shock traumático, creyó ver la luz y pergeñó el opúsculo La superchería desenmascarada (Kengiroku, 1636) en el que predica que Dios no ha creado el mundo, que el alma es mortal, que no hay otra vida, que no existen el Cielo, ni el Infierno, ni el Purgatorio, ni el pecado original, ni leches; que el Papa es un sujeto taimado y peligroso, que las indulgencias, el ayuno, las misas, la eucaristía, la confesión, la virginidad de María, los Reyes Magos y los dogmas y misterios son patrañas para el consumo de una panda de memos embaucados por curas sacaperras
48.
Preconizaba la vida devota, el ayuno, la limpieza
49.
El rosario en familia se sustituyó por el concurso televisivo con rifa de un coche; el escapulario de la Virgen del Carmen, por el logotipo de las marcas favoritas; los primeros viernes de mes, por el vencimiento de las letras; el ayuno cuaresmal, por la dieta preveraniega; las indulgencias, por los bonos-regalo del detergente
50.
El chico poseía casi todos los ingredientes para interpretar el papel: estaba armado de una belleza imposible, padecía un historial de huérfano con fortuna —según había relatado al vigilante—, trabajaba en el bohemio mundo de las candilejas, y resquebrajaba como pipas corazones de mujeres castañas y de ojos cuanto más oscuros mejor —según había presenciado Isidro un día memorable de junio que comenzó con la contemplación del cuerpo incorrupto de san Isidro, gracias a un favor que le debía su primo hermano, continuó con un ayuno sentados en la plaza de Oriente, pues necesitaban posar en el estómago la gracia de semejante reliquia, y finalizó en una noche de tascas céntricas con brindis a los milagros, y una borrachera de tunas acompañados por unas turistas andaluzas
51.
–Hoy he hecho ayuno y he meditado, a fin de prepararme para la búsqueda, y prefiero no comer aún demasiado -respondió Zelandoni
52.
Después de todo un día de ayuno, estoy seguro de que incluso los del fondo oyen el ruido de mi estómago
53.
La abnegación era en aquellos tiempos parte de la danza de cortejo, una especie de ayuno antes del banquete, para abrir el apetito
54.
aclaradme, espirando, el gran ayuno
55.
Y si pecaran, limpiarían su conciencia con el gran ayuno que hacen
56.
En las conmociones en que el alivio del hambre tenía el contraste del asco y la náusea había una sensación reconfortante, como si la impudicia del cuerpo encontrara su merecido en esa reconvención con que el espíritu afianzaba la necesidad en el ayuno
57.
Había que aguantar todo esto y, con el curso de los años, ya se había acostumbrado a ello; pero, en su interior, siempre le recomía ese descontento y ni una sola ver, al fin de su ayuno esta justicia había que hacérsela había abandonado su jaula voluntariamente
58.
El empresario había fijado cuarenta días como el plazo máximo de ayuno, más allá del cual no le permitía ayunar ni siquiera en las capitales de primer orden
59.
La tablilla con el número de los días transcurridos desde que había comenzado el ayuno, que en los primeros tiempos era cuidadosamente mudada todos los días, hacía ya mucho tiempo que era la misma, pues al cabo de algunas semanas, este pequeño trabajo habíase hecho desagradable para el personal; y de este modo, cierto que el ayunador 'continuó ayunando, como siempre había anhelado, y que lo hacía sin molestia, tal como en otro tiempo lo había anunciado; pero nadie contaba ya el tiempo que pasaba; nadie, ni siquiera el mismo ayunador, sabía qué número de días de ayuno llevaba alcanzados, y su corazón se llenaba de melancolía
60.
En otro aspecto, el sueño sería ventajoso, porque no permitiría prolongar el ayuno
61.
Si reflexiono pues acerca de aquellos tiempos y me es esencial meditar en él, si se debiera dejar transcurrir una vida entera para reponerse de semejante intento; todos los años de mi edad adulta me separan de aquel ayuno, pero aún no estoy repuesto
62.
He aclarado perfectamente estas ideas; todo este largo período no transcurrió sin ensayos previos, muchas veces he hincado literalmente el diente en el ayuno, pero sin sentirme todavía preparado para la prueba
63.
Acerca del hambre, invoco el famoso diálogo, en el curso del cual uno de nuestros sabios expresó la intención de prohibir el ayuno, a lo que otro se opuso con esta pregunta: "¿Y quién querrá ayunar?" El primero se dejó convencer y la prohibición no prosperó
64.
Con todo vuelve a nacer la pregunta: "¿Está el ayuno realmente prohibido?" La enorme mayoría de
65.
Me había cerciorado bien de esto antes de comenzar mi propio ayuno
66.
El primer sabio querría prohibir el ayuno, lo que un sabio quiere ya ha sucedido, el ayuno estaba pues prohibido; el segundo sabio no sólo se adhirió, sino que también consideró imposible el ayuno, colocó a la primera prohibición una segunda, lo que a verdad era prohibir la naturaleza perruna misma; el primer sabio reconoció esto y retiró su prohibición, es decir, ordenó a los perros, después de la explicación de todo esto, a obrar con prudencia y a prohibirse el ayuno a sí mismos
67.
Aunque con retraso, hubiese podido obedecer y suspender el, ayuno, pero a pesar de mi sufrimiento, me tentaba la prosecución y me lancé tras ella, golosamente, como si se tratase de un perro desconocido
68.
Me revolcaba en el lecho, ya no podía dormir, en todas partes oía el ruido, el mundo hasta ahora dormido parecía haberse despertado por mi ayuno; tenía la sensación de que nunca más podría volver a comer porque entonces silenciaría de nuevo al mundo ahora libre y sonoro, de lo que no me sentía capaz
69.
y una eterna vida de ayuno
70.
Había iniciado sus oraciones de la tarde, al octavo día de ayuno, cuando le anunciaron que el obispo lo esperaba en la sala para recibir al virrey
71.
El ayuno realizada para sacarle dinero a una persona -o para lograr un fin personal similar- conducirá al ejercicio de la coerción o influencia indebida
72.
Los hombres se dedicaron a bailar; pero la danza acabó enseguida, pues el ayuno les había quitado las fuerzas
73.
«¿No lo sabes? ¿No reconociste a mi padre cuando recitaba? Él leía las composiciones de su padre, mi abuelo, el Venerado Orador Cóyotl Ayuno
74.
Los Sueños requieren ayuno y preparación
75.
Se comió rápidamente los granos y rompió el ayuno
76.
El presidente estaba allí, sin embargo, en situación de ayuno y penitencia
77.
Para mantenerlos en el debido estado de contrición, Tempête les imponía un ayuno constante, con alimentos de pésima calidad servidos en porciones exiguas, y en invierno los forzaba a soportar el frío sin protección
78.
Después de cada desliz, se sometía a un ayuno de dos semanas, renunciando a los postres y al pan, a los que era desmesuradamente aficionado
79.
También predicó cosas sobre el ayuno, la oración y el frío
80.
El ayuno eleva el espíritu
81.
Recuerdo que, hal ándome aquí en Roma durante la peste de mil seiscientos cincuenta y seis, al no dar con ningún remedio, se decidió convocar un gran ayuno y muchas procesiones a las que había que ir descalzo
82.
¿Náusea convaleciente o ayuno religioso? Las dos cosas
83.
El Club del Diablo, que ciertos intelectuales á la page fundaron en aquellos años para dedicarse a solemnes comilonas los días sacros que el calendario destinaba al ayuno nos molesta hasta a nosotros que jamás hemos creído en los dioses griegos
84.
Diecisiete se emborracharon a muerte de alegría, y a los demás los exterminó el agotamiento amoroso (mi abuelo, por exceso de bondad, les había añadido en suplemento una gran belleza), o bien el abuso de otros vicios, a los que se entregaron desaforadamente para resarcirse de su ayuno anterior, de modo que en dos años todos, literalmente todos se encontraron en la tumba
85.
Al igual que los eremitas de antiguas religiones se purificaban en el desierto mediante el ayuno, la soledad y la flagelación, el tormento de Thomas le había abierto los ojos
86.
Las razas laboriosas encuentran una gran molestia en soportar la ociosidad: fue una obra maestra del instinto inglés el santificar y volver aburrido el domingo hasta tal punto que el inglés vuelve a anhelar, sin darse cuenta, sus días de semana y de trabajo: – como una especie de ayuno inteligentemente inventado, inteligentemente intercalado, del cual pueden verse numerosos ejemplos también en el mundo antiguo (si bien no precisamente con vistas al trabajo, como es obvio en pueblos meridionales -)
87.
Vistas las cosas desde un lugar superior, generaciones y épocas enteras, cuando se presentan afectadas de algún fanatismo moral, parecen ser esos tiempos intercalados de coacción y de ayuno durante los cuales un instinto aprende a agacharse y someterse, pero asimismo a purificarse y aguzarse; también algunas sectas filosóficas (por ejemplo, la Estoa en medio de la cultura helenística y de su atmósfera, una atmósfera que estaba sobrecargada de perfumes afrodisíacos y que se había vuelto voluptuosa) permiten semejante interpretación
88.
Comprendí su preocupación, pues muchos estaban pálidos por el ayuno y el calor
89.
Solo me permitieron partir después del interrogatorio más receloso que quepa imaginar, el ayuno y las limosnas
90.
Karim seguía allí cuando Rob volvió, y Mary insistió en que compartieran la cena, que tuvieron que demorar hasta que oscureció, porque estaban en el Ramadán, el noveno mes, el mes del ayuno
91.
El advenimiento del Ramadan cogió desprevenido a Karim, tan inmerso en el pecado que la pureza y contrición implícitas en el mes de ayuno le parecieron imposibles de alcanzar, y demasiado dolorosas de soportar
92.
Ni siquiera las oraciones y el ayuno apartaron de sus pensamientos a Despina y sus insaciables deseos
93.
Por cierto, como Ibn Sina pasaba varias tardes por semana en diversas mezquitas y rompía el ayuno con mullahs y eruditos coránicos, el Ramadan resultó una época segura para el encuentro de los amantes
94.
En general, Vorbis desaprobaba los hierros al rojo vivo, las cadenas con pinchos y las cosas con taladros y grandes tornillos ajustables, a menos que fuera para exhibirlas públicamente en un día de Ayuno importante
95.
Su vida se había convertido en una competencia por el martirio: competencia por el ayuno, competencia por la santidad, competencia por la fortaleza y el sacrificio
96.
El vino tenía un sabor agradable, muy parecido al del vino del Rin, mientras que los frutos, entre loS que habÍá mangos, estaban completamente maduros y su exquisitez les produjo una sensación dolorosamente deliciosa después de tantas horas de ayuno
97.
Los efectos de estimulación intelectual del ayuno son reales, y tras la primera semana Michel intuyó que sería imposible una reproducción perfecta mientras la molécula de ADN tuviera forma de hélice
98.
que apaciguar al espíritu del oso con siete días de ayuno y oración, y muchos regalos
99.
El 27 de octubre de 1986 reunió en Asís a ciento veinte representantes de todas las sec-tas cristianas y de las demás religiones para pasarse un día entero con ellos orando y ayunando, quitándole así el récord de ayuno al ex presidente de México el gran bandido Carlos Salinas de Gortari que ayunó desde el desayuno hasta la comida de medio día en protesta por lo poco que le dejaron robar
100.
Llegaba por la mañana, para no salir de allí hasta la anochecida, con una provisión de sandwichs y una botella de café, como si fuera al concurso general o a los ejercicios de composición del bachillerato, y como este cambio de costumbres despertaba el eretismo nervioso que el café y las emociones del proceso llevaban al colmo, salía de allí tan enamorado de todo lo que había pasado, que al atardecer, de vuelta a su casa, quería volver a sumergirse en el hermoso sueño y corría a encontrarse de nuevo en un café frecuentado por los (los partidos, con camaradas con quienes volvía a hablar sin fin de lo que había pasado durante el día, y reparaba con una cena que pedía en un tono imperioso, que le daba la ilusión del poder, el ayuno y las fatigas de una jornada comenzada tan temprano y en la que no había almorzado