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    Usar "beatitud" en una oración

    beatitud oraciones de ejemplo

    beatitud


    1. una actitud de mística beatitud


    2. fumando con beatitud sentado en unsillón, sin que pareciese prestar atención á lo que se hablaba, selevantó y se aproximó al grupo del que Harvey era el centro


    3. silencio; y todas las cosas de la naturaleza exhalabandeliciosa respiración de beatitud,


    4. reparar en la beatitud inefable que bañaba los párpados,comprendió que aquellos ojos


    5. La cara de beatitud que puso Villa al escuchar esta afirmación en miboca, por poco


    6. Y cuando llega Gastón, ya le está aguardando, en el colmo de la beatitud a la vista de las aceras vacías


    7. El Geruncio, sentadito en el Rolls al lado del viajero, compone su mejor cara de beatitud


    8. Dios, me gustaría arrancarlos de debajo de los árboles y de su estado de beatitud para hacerlos caer en las llamas


    9. ¡Es un asco! ¡Es increíble que a estas alturas de la eternidad ese tipo de cosas estén permitidas! Unos pocos dicen que es más cómodo, que se sufre menos, que si tuviéramos cuerpos nos distraeríamos demasiado del disfrute de los goces eternos, mientras que los otros pregonan que no importa, que prefieren la concupiscencia de la carne a la beatitud espiritual y que no se puede pedir una eterna felicidad a espíritus puros, lo que desde luego ha llevado a que naturalmente se hayan formado dos partidos, los Cuerpistas y los Almistas, éste último subdividido en tres facciones: los Animistas, los Unanimistas y los Reformados


    10. Tras la sudación en el caldarium, se entregó con beatitud a las benéficas fricciones del strigüis

    11. Una beatitud augusta resplandecía en el cielo, y la vaga sensación de la inmensidad del espacio, lo infinito de los mundos imponderables, llevaba a sus corazones una deliciosa calma…


    12. El aspecto que tomaron las cosas le encantó y pasó todo aquel mes en un estado de inefable beatitud


    13. Ella se inclino hacia nosotros con una sonrisa de beatitud y nos dijo:


    14. Cure la verdad a aquellos que se condenan, a fin de que gozosos se libren del espíritu maligno y logren la suprema beatitud en la unión universal


    15. Por consiguiente, incluyen a todos los Papas y, en efecto, también a Su Beatitud Inocencio XI


    16. Había comprendido que no iba a resistirme a la tentación de preguntarle por el siguiente: se trataba de Su Beatitud Inocencio XI, nuestro Papa


    17. Y mientras miraba a su cara oval y atezada, comprendí que si algo había reconocido en él era el reflejo de la actitud de mi hija: la misma beatitud, la misma expresión, aunque horriblemente desfigurada por su masculinidad


    18. –Joan, querida; eres una chica sedienta de sangre, y te quedan diez mil encarnaciones antes de que puedas alcanzar la beatitud


    19. ¡Qué beatitud de luz, que profunda pureza del cielo, que frescura de agua soleada! Hans Castorp no había visto jamás aquello ni nada semejante


    20. Sus músculos se relajaron y, exhausto, su cabeza cayó sobre un hombro, sus ojos se cerraron y una sonrisa de infinita beatitud, lánguida hasta lo doliente, se dibujó en sus labios, mientras el violín seguía con sus tintineantes, susurrantes, envolventes y por fin apoteósicas fusas, el tremolo, al que ahora se añadían arpegios en el bajo, resolvía en si mayor, se apresuraba a llegar a un fortissimo y, con un acorde corto y seco, como un fogonazo, se terminaba

    21. Pero pronto recobró la beatitud que le es habitual al oír el encantamiento de viernes santo


    22. ¿De qué manera nos dormiremos? Y una vez dormidos, ¿por qué caminos extraños, a qué cimas, a qué abismos inexplorados nos conducirá el dueño omnipotente? ¿Qué nueva agrupación de sensaciones vamos a conocer en este viaje? ¿Nos llevará al malestar? ¿A la beatitud? ¿A la muerte? La de Bergotte sobrevino al día siguiente de haberse entregado a uno de estos amigos (¿amigo?, ¿enemigo?) omnipotentes


    23. Desdicha grande fue la de nacer en la católica España a lo largo de siglos de persecución implacable! Ojalá nuestras madres nos hubieran cagado a mil leguas de ella, en tierras otomanas o de negros bozales! Allí hubiéramos crecido libres y lozanos, sin que nadie se metiera en nuestras vidas ni nos aterrorizara con castigos y amenazas! Cuántas veces vimos desfilar enjauladas a nuestras hermanas camino del quemadero! Cualquier gesto o descuido podían delatarnos y conducirnos a las mazmorras del Santo Oficio, debíamos obrar con sigilo, temblábamos de gozo y terror entre las piernas de quienes ofrecían lo suyo a la voracidad enloquecida de nuestros labios, quizás alguien nos había espiado e iría a denunciarnos, qué desgracia nos acechaba tras los breves instantes de fervor y de dicha? Nos sabíamos condenadas y la certeza de nuestra fugacidad nos empujaba a afrontar temerariamente el peligro, el Archimandrita en el que reencarnó Fray Bugeo nos protegió a la sombra de su convento, aquí no encontraréis mujeres sino hombres que huyen de ellas, componen fratrías y visten faldas, los que no corren tras las mozas de la cantina ni solicitan a las devotas en el confesionario se encargarán de vosotras y aliviarán vuestras ansias, éste es el único puerto seguro en nuestros tiempos de iniquidad y miseria, disfrazaos de monaguillos o monjes, vivid entre falsos castrati, fingid gran devoción a Nuestra Señora y afinad el canto en la iglesia, no puedo ofreceros más, extremad la prudencia, cien mil ojos y oídos fiscalizan nuestros actos, registran dichos y movimientos, graban el menor suspiro, ni el KGB ni la CIA han inventado nada, el Gran Inquisidor de estos reinos vela por su quietud y de todo tiene constancia, no confiéis en ningún amante ni amigo, sometidos a tormento podrían traicionaros, acampamos en un universo de fieras, quien no devora acaba por ser devorado a fuerza de envilecernos asumíamos el reto, invocábamos al demonio y sus obras de carne, celebrábamos aquelarres y coyundas bestiales, nos hacíamos encular junto a los altares por los matones más brutos del hampa, escupíamos su espesa lechada en los cálices, la consagrábamos y consumíamos con la misma unción de los Divinos Misterios las obleas eran nuestros preservativos! el odio y aversión del vulgo a las de nuestra especie nos servía de estímulo, instigaba a trastocar sus sacrosantos principios, convertía la abyección en delicia exaltada sangre, esperma, mierda, esputos, meadas, cubrían las ricas alfombras de la iglesia ante la mirada vacía de sus Vírgenes y santos de palo inventábamos ritos y ceremonias bárbaros, coronábamos con flores a los sementales más alanceadores, los proclamábamos Vicarios de Cristo en la Tierra, exprimíamos hasta la última gota del sagrado licor de sus vergas en noches inolvidables que evocábamos con místico rapto mientras prendían fuego a las piras y nos reducían a materia de hoguera entonces bendecíamos la crudeza del destino y la gloria de nuestra audacia, nadie nos puede arrebatar una furia y ardor que se renuevan en el decurso de los siglos, muertas hoy y renacidas mañana, sujetas a la gravitación de una absorbente vorágine, éramos, somos, las Santas Mariconas del Señor listas para todos los desafíos y asechanzas, las devotas del Niño de las Bolas y su Vara de Nardo, hemos sufrido mil muertes y no nos amedrantan los zarpazos del monstruo de las dos sílabas, descendíamos a las simas del Pozo de la Mina y nos dejábamos azotar por verdugos encapuchados, eran inquisidores?, gerifaltes nazis? Incubos revestidos de la parafernalia de las sex-shops neoyorquinas?, los zurriagazos restallaban en nuestras espaldas, nos revolcábamos con beatitud inmunda en los charcos de orina, allí no cabían sonrisas ni humor, sólo gravedad litúrgica, preceptiva de enardecida pasión, misterios de gozo y dolor, crudo afán de martirio, usted mismo nos vio, con cautela o cobardía de mirón, en la época de sus cursos en la universidad vecina, trabados en piña en el cerco de premuras y ahíncos, hasta el día en que topó con un denso e inquietante silencio y de escalera en escalera, túnel en túnel, aposento en aposento, asistió al espectáculo de la gehena, no ya de los mares de luz oscuridad fuego agua nieve y hielo, sino el de cadáveres y cadáveres maniatados, con grillos en los pies y collarines claveteados en el cuello, sujetos entre sí con cadenas, colgados de garfios de carnicero, inmovilizados para siempre en sus éxtasis por el índice conminatorio del pajarraco, debemos recordárselo? usted nos dejó allí, en aquel despiadado abismo, pero nosotras transmigramos y reaparecimos en el círculo de amigas del Archimandrita, de su odiado e inseparable pére de Trennes fuimos las gasolinas de mayo del 68 y desfilamos por los bulevares con nuestros perifollos del Folies Bergére y cabelleras llameantes, abrazamos con efusión todas las causas extremas y radicales, seguimos a Genet y sus Panteras Negras de Chicago o Seattle, coreamos con kurdos, beréberes y canacos consignas revolucionarias e independentistas, rechazamos las tentativas de normalización de nuestro movimiento y su inserción insidiosa en guetos, abjuramos solemnemente de cualquier principio o regla de respetabilidad nauseabunda somos, escúchenos bien, las Santas Mariconas, Hermanas del Perpetuo Socorro, Hijas de la Mala Leche y de Todas las Sangres Mezcladas y lo seremos hasta el fin de los tiempos mientras perdure la llamada especie humana o, mejor dicho, inhumana, ¿no cree? ya sé qué pregunta quiere hacerme, a mí, el fámulo importado de las remotas islas, sobre mi insulso traje de oblato, la adivino en el temblor impaciente de sus labios y la malicia abrigada en sus pupilas, y le responderé antes de que nos despidamos y le dejemos a solas con su asendereado libro por provocación, mi querido San Juan de Barbes! para dar una última vuelta al rizo y cumplir con el papel de garbanzo blanco en mi universo de garbanzos negrísimos!, voy con mi compañera al baile de máscaras animado por la Orquesta Nacional de su barrio, allí arderemos todas las gasolinas y corearemos nuestra consigna, derriére notre cul, la plage, y acabada la fiesta y con la aprobación expresa del bendito arzobispo de Viena y del cardenal romano que, según Millenari, hizo voto perpetuo de homosexualidad, celebraremos una clamorosa sentada frente a la Prelatura Apostólica con nuestros abanicos, penachos, plumas, lentejuelas, collares, minifaldas, tetas de goma, pichas gigantes, para exigir la canonización inmediata de Monseñor en razón de su vida y escritos cuajados de testimonios de santidad irrefutable si quiere acompañarnos, le reservaremos un billete de avión!


    24. De repente se detuvo, su rostro mudó de expresión y a la agitación y el espanto sucedió una atención suave y reposada, llena de beatitud


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    beatitud in English

    beatitude blessedness

    Sinónimos para "beatitud"

    felicidad placidez santidad virtud ejemplaridad bendición