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cuando encontré mi cartera en el fondo de mi bolsa, y entonces
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pudo abrir con una VISA antigua que guardaba en la cartera para esos casos, aunque
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varios apuntes de ello en su cartera, y se trataba de queNieves
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Y al decir esto Auvray, sacó su cartera y de ella un papel que
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un grillo y se le oye—el hombre señalado para la cartera deAgricultura por todo el
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cartera en el bolsillo de donde la habíatomado
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en un bolsillo interior encontróuna cartera que guardó cuidadosamente
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La dama tomó la cartera y el brazalete de sobre la mesa,desapareció por la puerta de
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Y la reina sacó las dos cartas que habían encontrado enla cartera de don Rodrigo
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cartera: todo desfilaá sus ojos con mucha rapidez como en linternamágica las ilusiones de los
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persona de lasque tienen cartera
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una gran cartera de cuero, semejante á laque ostentaban los altos funcionarios del Estado cuando iban á despacharcon los señores del Consejo Ejecutivo
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En esta cartera guardaba lasactas de las tres sesiones que había celebrado el
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¡Ay, sí! ( Buscando su cartera de dibujos entre los
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ELECTRA ( desatando las cintas de la cartera)
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escribir; la cartera de roto hule y el mísero tarrode tinta, golpeándolos con el rabo de
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, según el estado demi bolsillo y cartera, cerca del doble de lo que, en igual
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Justo es, por tanto, que yo le registre en mi cartera antes de que sepierda en la memoria de los hombres
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Don Ramón, que traía en cartera el pagaré para que Juana lo refrendase ypusiese en él su visto
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—Pues bien, dijo el pasante sacando una cartera, es necesario
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—Es una gran felicidad—repuso sonriendo irónicamente Osorio, mientrasvolvía a guardar en la cartera los papeles—
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dirigió terribles dardos contra el presidente del Consejo deministros, que no le había dado una cartera en la última crisis
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hacienda, y saldría con poco que el Gobierno le ayudase: comoel partido conservador estaba necesitado de jóvenes de valer, creía queen breve plazo podría ser subsecretario: y ¡quién sabe! acaso más tarde,en una combinación, podría obtener siquiera la cartera de Ultramar…
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todoscaballeros, que poseen capitales y valores en cartera, y
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Ya Salvador tenía en las manos su cartera, y tomando algunos billetesque contenía, los puso sobre el regazo de la muchacha
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intentarlo, porquenos habríamos dejado la cartera en casa
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que buscar el manuscrito entreunas cuantas navieras que llevaba en la cartera
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—¡Ah! es muy justo—dijo el notario tomando de su cartera
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remotos «doctores» y sólo ve elcheque que guarda en la cartera
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extrayendode sus ropas la cartera, el monedero, las llaves, los
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En la cartera guardaba un cheque por
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másaveriguaciones escribieron en su cartera de apuntes estas observaciones,que con el título de
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cartera del nombre, de la pretensión ydel fiador de cada uno
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De una cartera de cuero, sacó el papelucho y lo presentó,
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Tengo el anuncio copiado en mi cartera, y casi presumo que
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Y aquí solo se leen los apuntes de mi cartera, no todo lo ví,
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horas,habiendo un socio capitalista que tenga en cartera
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En el rincón había una cartera abierta con las tarjetas de crédito medio salidas
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documentar su progreso en el mural de su cartera
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Kazem Kan sacó la cartera del bolsillo y deslizó unos billetes debajo de la alfombrilla en la que estaba sentado el cazador
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Al llegar cerca del palacio, abrio la cartera y saco el salvoconducto firmado por el escribano
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El ucraniano se había ocupado de que la cartera de Jack y todos su documentos estuvieran en sus bolsillos
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En respuesta, el cura metió la mano en el bolsillo y sacó una delgada cartera
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Tienes un destornillador en la cartera
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Aunque no siguió la política vocinglera del vicario de Bray, es un hecho que fácilmente puede confirmar el lector que conservó su cartera con cuatro gobiernos distintos, aunque la significación política de éstos fue diferente
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Está en todas partes; se desliza detrás de las columnas, desaparece para resurgir en otro lugar, ubicua, inasible; entona el gesto cuando un fotógrafo la acecha; alivia una jaqueca importante, hallando la oblea oportuna en su cartera; regresa a mí con una golosina o una copa en la mano, me contempla con emoción por espacio de un segundo, me roza con su cuerpo con gesto íntimo, que cada cual cree ser el único en haber sorprendido; va, viene, coloca unr palabra ingeniosa donde alguien citó a Shakespeare, da una breve declaración a la prensa, afirma que me acompañará la próxima vez que yo vaya a la selva; se yergue, esbelta, ante el camarógrafo, de las actualidades, y es su actuación tan matizada, diversa, insinuante, dándose sin dejar de guardar las distancias, haciéndose admirar de cerca aunque siempre atenta a mí, usando de mil artimañas inteligentes para ofrecerse a todos como la estampa de la dicha conyugal, que dan ganas de aplaudir
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El profesor llevaba una cartera de cuero que contenía todo el juego de manuscritos y sobres cerrados que se presentaban al concurso real
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Así lo hizo y recorrí el pasillo de acceso y ocupé mi lugar en el estrado con buen ánimo, consciente de la importancia de los documentos que guardaba en la cartera de piel y de la serena elegancia que me confería el sombrero de la señora Burge-Jones
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Una exclamación de complacida sorpresa se levantó en la sala cuando saqué de la cartera de piel el sobre lacrado, con el emblema de la casa real en bello relieve, y se lo entregué al juez
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Atrajo hacia sí una pequeña cartera que había sobre la mesa; la abrió y sacó de ella una carta que me entregó
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Mister Holmes guardó el paquete en su cartera, se despidió del joven y se fue
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Siempre lleva sus tarjetas, y también cartas y no sé cuantas cosas más en la cartera
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Un vistazo a los escaparates de frutas al cruzar el mercado, según la estación, montañas de nísperos, naranjas y mandarinas, albaricoques, melocotones, mandarinas,[96] melones, sandías, desfilaban delante de ellos, que no las probarían o que, en cantidades limitadas, comerían las menos caras; dos o tres pases, sin soltar la cartera, a horcajadas en el gran estanque barnizado del surtidor, y corrían a lo largo de los depósitos del Boulevard Thiers, recibiendo en plena cara el olor de naranjas que salía de la fábrica donde las mondaban para preparar licores con la piel, remontaban la callecita de jardines y de villas para desembocar por fin en la Rue Aumerat, donde bullía una multitud infantil que, entre las conversaciones de unos y otros, esperaba que se abrieran las puertas
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Para él esos relatos formaban parte de la poderosa poesía de la escuela, alimentada también por el olor del barniz de las reglas y los lapiceros, por el sabor delicioso de la correa de su cartera que mordisqueaba interminablemente, aplicándose con ahínco a sus deberes, por el olor amargo y áspero de la tinta violeta, sobre todo cuando le tocaba el turno de llenar los tinteros con una enorme botella oscura en cuyo tapón se hundía un tubo acodado de vidrio y Jacques husmeaba con felicidad el orificio del tubo, por el suave contacto de las páginas lisas y lustrosas de ciertos libros que despedían también un buen olor de imprenta y cola, y finalmente, los días de lluvia, por ese olor de lana mojada que despedían los chaquetones en el fondo de la sala y que era como la prefiguración de ese universo edénico donde los niños con zuecos y gorro de lana corrían por la nieve hacia la casa caldeada
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Se ponía la esclavina y la gorra, cogía la cartera, y así enjaezado, se cepillaba vigorosa y prolongadamente los dientes antes de escupir con ruido en la pila de zinc
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) ¿Cuánto había en la cartera?
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El gobernador Hassán-ben-Koufra señaló con un gesto de barbilla la cartera que guardaba en el bolsillo posterior de su pantalón, y el targuí la tomó
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Guardó una parte, y dejó otra en la cartera que abandonó junto a la hoguera
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Charlie, asustado, tiró la cartera y echó a correr
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—Tenía el carné de la Hermandad en la cartera y llevaba una lata de gasolina
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—Y dicen que en su cartera había un carné
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La cartera queda vacía
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Carton hizo una pausa para recoger el abrigo del doctor que estaba a sus pies y, al hacerlo, cayó al suelo una cartera en que éste solía poner la lista de sus quehaceres diarios
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Y colocó los billetes en su cartera
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Y guardando el recibo del conde en su cartera, añadió:
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Sacó una cartera del bolsillo, y de ella un papel plegado en cuatro dobleces, que desdobló y dobló con una atención parecida a respeto, contentándose con decir:
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Y tocó en efecto su cartera, en la cual acababa de guardar una letra
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Busca algo en su cartera
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Vuelve a guardarse la cartera en el bolsillo
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Estaba buscando algo en mi cartera, hará una o dos semanas, y por error debí coger la de Nigel
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Sacó algo de su cartera que sostuvo entre el índice y el pulgar
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Tratábase de una gruesa cartera de bolsillo de buena calidad
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Tuppence envolvió la cartera de cuero en la bufanda que había llevado hasta aquel momento arrollada al cuello y regresó a la casa en compañía de Tommy
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—¡La cartera! ¡Me he dejado la cartera en el bar!
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—¿Qué cartera? ¡Si la tienes en la mano!
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En la cartera encontraréis un par de pistolas y bastantes cequíes
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—¿Esa cartera estaba en el recibidor, por donde la gente tenía la costumbre de entrar y salir?
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La puse en la cartera
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—¿Insiste en decir que la morfina estaba en la cartera cuando usted fue a Hunterbury el veintiocho de junio?
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—Estaba en mi cartera
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—De ninguna manera; estaba en la cartera
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—Que usted sepa, ¿quedó la cartera en el recibidor durante la noche?
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En el sofoco del llanto se le apareció su madre, vestida de gris y con su cartera de piel de cocodrilo apretada contra el regazo, tal como la viera por última vez en el muelle, cuando fue a despedirlo al barco en el cual él se embarcó para América
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Me quedaron varias manías: todavía ando a la caza de noticias y de historias, siempre con un lápiz y una libreta en la cartera para anotar lo que me llama la atención
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Entonces les suministró unas contraseñas que extrajo de su cartera
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Y al decir esto sacó de su cartera la citación con los correspondientes membretes y firmas, por la que se le convocaba, con carácter de urgencia, para incorporarse como oficial de radio y transmisiones, en situación de prácticas, a bordo del U
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El sacerdote sacó de su cartera dos sobres y se los entregó
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Y sin embargo, Álvaro no existía cuando Raquel sacó aquella cartera del cajón sin tocar el arma, las manos temblando de una emoción confusa en la que se entremezclaban demasiadas cosas, tantas que prefirió irse al salón para leer todo aquello, escrituras de propiedad a nombre de Mateo Fernández Gómez de la Riva, escrituras de propiedad a nombre de María Muñoz Palacios, copias legalizadas de los testamentos de los padres de ambos, una copia de un poder notarial emitido en París, el 27 de marzo de 1947, por Mateo Fernández Gómez de la Riva a favor de Julio Carrión González, una copia de un poder notarial emitido también en París, en la misma fecha y en el mismo despacho, por María Muñoz Palacios a favor de Julio Carrión González, media docena de cartas con sus correspondientes sobres, todas fechadas y mataselladas en Madrid, en las que Julio, a secas, mandaba muchos besos para todos después de dar cuenta de sus gestiones y las infinitas dificultades que estaba encontrando para llevarlas a cabo, el resguardo de una transferencia de cinco mil pesetas efectuada en febrero de 1948 desde una sucursal del Banco Español de Crédito a una cuenta corriente abierta en una oficina del BNP, en París, a nombre de Mateo Fernández Gómez de la Riva, otra media docena de cartas distintas, con membrete de una asesoría jurídica de Madrid, fechadas en el otoño de 1948 y en las que un tal Manuel Rubio Martínez, que era abogado y se despedía deseando salud a sus corresponsales, informaba progresivamente a don Mateo Fernández Gómez de la Riva y a doña María Muñoz Palacios de que, en aquella fecha, no constaba en ningún registro que siguieran siendo propietarios de ninguno de los bienes por los que se habían interesado, tierras e inmuebles que habían sido objeto de sucesivas incautaciones extraordinarias amparadas por la Ley de Responsabilidades Políticas para después ser vendidos a terceros por su propietario anterior, don Julio Carrión González
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Lo primero fue ir a su cuarto y tomar su pistola de reglamento, luego buscó en su cartera la fotografía de Hanna, papel de carta y dos sobres y llevó todo consigo al comedor
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Bajó los brazos rápidamente y sacando la cartera del bolsillo extrajo de uno de los compartimentos para sellos un diminuto paquete que abrió
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En aquel tiempo Juan era sólo un profesor auxiliar, que acompañaba al titular y poco menos que le llevaba la cartera
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Su cartera de bienes raíces iba muy bien
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Entonces me quitó la cartera y la abrió
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Podía dormir todo el rato que quisiera, pues en la mesita de noche tenía la cartera con el dinero y un vaso de agua
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Sacó la cartera, cogió un billete de cincuenta euros y lo dejó en el mostrador
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—¿Dónde guardaba el dinero la señora, en una cartera?
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El anónimo que había enviado el recorte se planteaba en realidad una sola pregunta muy sencilla: si el muerto destrozado por el tren ha sido identificado a través de los documentos y por el anillo que llevaba en el dedo, ¿cómo podemos estar absolutamente seguros de que aquellos restos corresponden efectivamente a Errera? Y, por consiguiente: ¿no podría haber sido el propio Errera el que hubiera matado a alguien que se le parecía vagamente, le hubiera introducido la cartera en el bolsillo, le hubiera puesto el anillo en el dedo y lo hubiera dejado sobre la vía de manera que el tren lo dejara irreconocible? ¿Y por qué tendría que haber hecho tal cosa? Pero esta respuesta era obvia: para acabar con las investigaciones de la policía y de los carabineros sobre él y poder trabajar con cierta tranquilidad en Brindisi
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Sadler tomó su cartera y sacó un grueso volumen que tendió a Molton