Usar "cierzo" en una oración
cierzo oraciones de ejemplo
cierzo
1. Todo el pueblo estaba en las calles;un ramalazo de cierzo había
2. al de las hojas secasarrastradas por el cierzo
3. había oído gemir el cierzo en lasnoches de invierno y ni prestó siquiera atención!
4. hombre era abandonado en elbosque sin alimento, sin vestidos, expuesto al cierzo y á las picadurasde los
5. ruidotemeroso del cierzo que lo fustigaba, era amenazador y siniestro
6. deniebla, que no tardaba en deshacerse en cierzo, ora haciendo correr porel cielo
7. Al pie de los paredones verdes, grises, negros, cuyas cimas parecen diluirse entre brumas, los helechos sacuden el leve cierzo que los esmalta
8. El juez al que se le había asignado el caso tuvo que poner fin a todo ello al comprobar que se estaban dando los nombres de Abelardo Rueda y Adela Cierzo como cómplices de los homicidios
9. Sus investigaciones habían tomado otro rumbo… Ahora estaban centradas en Adela Cierzo
10. Trepan, flagelados por el cierzo inicuo,
11. con la nieve y el cierzo
12. La tarde era gris y desapacible, y en la lejanía se recortaban los agrios relieves de los Altos de Celadas y las blancas cimas de la sierra Palomera, barridas por el cierzo
13. Y por fin llegaron los días en que ya no podía entrar en el hotel por los ventanales del comedor; no estaban abiertos porque era de noche, y todo un enjambre de pobres y de curiosos, atraídos por aquel resplandor para ellos inaccesible, se pegaba en negros racimos, ateridos por el cierzo, a las paredes luminosas y resbaladizas de la colmena de cristales
14. Allí, debajo de los árboles, despojados de sus hojas por el cierzo helado, cuyos torbellinos corrían tumultuosamente por la superficie del Ontario, el abate Joann dijo al joven pasante:
15. Efectos del cierzo, como el frío y la escarcha
16. Llegó el alba, o poco faltaba, y hacía frío: un cierzo que penetraba bajo el delgado uniforme Lleno de remiendos, bajo el cansancio y la mala nutrición; la capacidad pasiva, no la decisión voluntaria, de soportar y soportar; había un poco de luz, la necesaria para distinguir el rostro dormido de Bon entre los demás hombres que yacían, envueltos en sus mantas, bajo el capote extendido; una luz suficiente para despertar a Bon y que éste reconociera su rostro (o tal vez algo emanado de la mano de Enrique), pues no habló ni preguntó quién era: se limitó a levantarse y echarse el capote sobre los hombros
17. Atorbellinado y gélido, parecía un cierzo de invierno
18. En lo alto de la plaza fuerte, se arremolinaba el cierzo
19. Hablaba en voz alta, dirigiéndose al Dios del Universo, y su oración era transportada por el cierzo, implacable y silbante