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    Usar "doncella" en una oración

    doncella oraciones de ejemplo

    doncella


    1. Entonces, poniendo con dádivas de su parte a una doncella, consiguió quemientras dormían los tíos, Soledad le recibiese por las mañanas en unashabitaciones de la planta baja, de las cuales no se hacía uso eninvierno


    2. Cuando hubo oído todo el cuento, Dorotea les dijo que si querían ella colaboraba haciendo de doncella, pues tenía en su equipaje un vestido con que hacerlo al natural


    3. Tanto, que cuando el administrador insinuó sus deseos decasarse con la doncella más mimadita de la casa, no solamente loaplaudió aquella señora, sino que dotó rumbosamente a la novia y fue sumadrina de casamiento


    4. En esto encontróla doncella su


    5. La doncella, desde la puerta del corredor,


    6. La doncella clavó la aguja en el lienzo, y pálida como una muerta,arrasados en lágrimas los


    7. Entonces comprendí toda la abnegación de la doncella


    8. reservadaactitud de la doncella; pero el trato diario en la mesa, en la tertulia,en el paseo y en las


    9. dicho, es muydiscreta doncella


    10. porque él sabíaque Lotario andaba enamorado de una doncella principal de la ciudad, aquien él

    11. cortesanocaballero, requebrando a una doncella en las ciudades


    12. como los demás, puestos los ojos en la doncella delcastillo, dijo:


    13. con el golpe se desencajaronlas tablas y se cayeron, dejando a la doncella descubierta y sin


    14. siempre la voz y haciendo una violenciapara enamorar á la doncella


    15. mayordomo, una doncella, y aun elportero, eran los encargados


    16. enaguas de la antigua doncella


    17. sentarse a la mesa, Leonora, seguida de su doncella, entrabaen la habitación


    18. y sin expresión de la doncella, sentada sobre las maletas


    19. La doncella estaba en el cuarto mortuorio, prestando al cuerpo


    20. doncella trajeron unas pequeñas mesas plegables que pusieron delante de todos los sentados

    21. Cuervo, esa«incomparable y deslumbradora doncella que los


    22. La doncella, mientras le recogía el pelo, charlaba por los codos


    23. podía concebir el resto de su vida sin el amor y la total posesiónde la doncella


    24. —Bien está, dijo la doncella sonriéndose, y comprendo lo que os pasa


    25. dignidad inalterables, en la conducta de la noble doncella


    26. contra la lealtad de la doncella


    27. Entró la doncella, cuya adoración por Clara era conocida


    28. 34 Hay [asimismo] diferencia entre la casada y la doncella: la doncellatiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como enel espíritu: mas la casada tiene cuidado de las cosas del mundo,


    29. 34 Y la mujer por casar y doncella, tiene cuidado de las cosas que son delSeñor, para ser santa así en el


    30. Habíase bautizado en San Rafael una doncella de 18 años y se

    31. atención de la generala sin sernotado de la doncella: si este proyecto fracasaba,


    32. comprase el silencio de la doncella, a fin de no pasar en adelanteun susto parecido


    33. Era lahora de las confidencias domésticas: la doncella, al paso que explicabael empleo


    34. con el vestido azul que se había puesto ayertarde! La doncella de los Ramírez había


    35. doncella; la que al fin, sin confesar la inclinaciónamorosa que el


    36. doncella y la doncella á la señorita, en caso dedelación


    37. También la doncella parecía complacida al posar el cuenco vacío


    38. Me condujeron arriba, donde la doncella personal de la es­posa del profesor —que todavía dormía— se encargó de pei­narme y con fácil precisión, me recogió los cabellos en un elegante moño sobre el cual me colocó el sombrero, sujetán­dolo con cuidado


    39. Julián Santiso va un par de veces al mes, quizá cinco cada dos meses, al piso que tiene en Santiago, en la calle de Romero Donallo, y que huele a humedad y a marijuana, los dos olores están ya pegados a la paredes y dibujando muy extrañas figuraciones, una nariz, una mujer, una puesta de sol, un ahorcado, allí se reúne con sus compañeros/as de salvación y hablan palabras y palabras, Julián Santiso traza en un papel los mensajes y las órdenes que le dicta el Sumo Arquitecto, su mano es llevada por el mismo Sumo Hacedor y no por ningún siervo mortal, y va dejando su huella sobre el papel, Julián Santiso escribe con los ojos cerrados porque el Altísimo le guía con su sabia y serena benevolencia, Dios dispone de las vidas y las muertes y no titubea jamás, las benditas ánimas del purgatorio ofician de despertador al durmiente que tiene que ir a la oficina, pero no ayudan a ahuyentar los sueños pecaminosos, para ello debe pedírsele ayuda a san Cipriano poniéndose de rodillas entre una vela blanca y un ramo de olivo, después se tomará un baño con veintiún claveles también blancos, agua de colonia, azúcar y amoniaco, todos los aliados son buenos para luchar contra el comunismo y las ideas disolventes, amén, a fines del mes de julio de 1969, mientras don Juan Carlos presta juramento ante las Cortes y los astronautas del Apolo regresan a la Tierra, a los rusos se los llama cosmonautas, Julián Santiso reúne una noche en Santiago a sus más leales seguidores, Salustiano Balado Abeijón, también maestro ínfimo de la Escuela de Albores, caminemos hacia la paz blanca y espiritual, Ana María Monelos, la viuda del joyero que se tiró por la ventana, en una bolsa de seda verde mete un trozo de pergamino con tu nombre escrito en letra redondilla, tres clavos de carpintero de ribera usados, una siempreviva, trece cabellos de tu propia cabeza y una estampa de santa Elena, pídele que aleje de ti la histeria, la neurastenia y el mal de amores, el favor debes pagárselo regalando una cruz de Caravaca a una doncella noble, también Fran o sea Simón Pedro,


    40. La doncella chilló y se lanzó a la escalera, mirando aterrada en todas las direcciones

    41. —¿Ha estado la doncella en esta habitación?


    42. Puestos los tres a caballo, es a saber, don Quijote, la princesa y el cura, y los tres a pie, Cardenio, el barbero y Sancho Panza, don Quijote dijo a la doncella:


    43. -Y a vos ¿qué os parece, señora doncella? -dijo el cura, hablando con la hija del ventero


    44. -Venid acá, gente soez y malnacida: ¿saltear de caminos llamáis al dar libertad a los encadenados, soltar los presos, acorrer a los miserables, alzar los caídos, remediar los menesterosos? ¡Ah gente infame, digna por vuestro bajo y vil entendimiento que el cielo no os comunique el valor que se encierra en la caballería andante, ni os dé a entender el pecado e ignorancia en que estáis en no reverenciar la sombra, cuanto más la asistencia, de cualquier caballero andante! Venid acá, ladrones en cuadrilla, que no cuadrilleros, salteadores de caminos con licencia de la Santa Hermandad; decidme: ¿quién fue el ignorante que firmó mandamiento de prisión contra un tal caballero como yo soy? ¿Quién el que ignoró que son esentos de todo judicial fuero los caballeros andantes, y que su ley es su espada; sus fueros, sus bríos; sus premáticas, su voluntad? ¿Quién fue el mentecato, vuelvo a decir, que no sabe que no hay secutoria de hidalgo con tantas preeminencias, ni esenciones, como la que adquiere un caballero andante el día que se arma caballero y se entrega al duro ejercicio de la caballería? ¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina, moneda forera, portazgo ni barca? ¿Qué sastre le llevó hechura de vestido que le hiciese? ¿Qué castellano le acogió en su castillo que le hiciese pagar el escote? ¿Qué rey no le asentó a su mesa? ¿Qué doncella no se le aficionó y se le entregó rendida, a todo su talante y voluntad? Y, finalmente, ¿qué caballero andante ha habido, hay ni habrá en el mundo, que no tenga bríos para dar él solo cuatrocientos palos a cuatrocientos cuadrilleros que se le pongan delante?


    45. Y ¿hay más que ver, después de haber visto esto, que ver salir por la puerta del castillo un buen número de doncellas, cuyos galanos y vistosos trajes, si yo me pusiese ahora a decirlos como las historias nos los cuentan, sería nunca acabar; y tomar luego la que parecía principal de todas por la mano al atrevido caballero que se arrojó en el ferviente lago, y llevarle, sin hablarle palabra, dentro del rico alcázar o castillo, y hacerle desnudar como su madre le parió, y bañarle con templadas aguas, y luego untarle todo con olorosos ungüentos, y vestirle una camisa de cendal delgadísimo, toda olorosa y perfumada, y acudir otra doncella y echarle un mantón sobre los hombros, que, por lo menos menos, dicen que suele valer una ciudad, y aun más? ¿Qué es ver, pues, cuando nos cuentan que, tras todo esto, le llevan a otra sala, donde halla puestas las mesas, con tanto concierto, que queda suspenso y admirado?; ¿qué, el verle echar agua a manos, toda de ámbar y de olorosas flores distilada?; ¿qué, el hacerle sentar sobre una silla de marfil?; ¿qué, verle servir todas las doncellas, guardando un maravilloso silencio?; ¿qué, el traerle tanta diferencia de manjares, tan sabrosamente guisados, que no sabe el apetito a cuál deba de alargar la mano? ¿Cuál será oír la música que en tanto que come suena, sin saberse quién la canta ni adónde suena? ¿Y, después de la comida acabada y las mesas alzadas, quedarse el caballero recostado sobre la silla, y quizá mondándose los dientes, como es costumbre, entrar a deshora por la puerta de la sala otra mucho más hermosa doncella que ninguna de las primeras, y sentarse al lado del caballero, y comenzar a darle cuenta de qué castillo es aquél, y de cómo ella está encantada en él, con otras cosas que suspenden al caballero y admiran a los leyentes que van leyendo su historia? No quiero alargarme más en esto, pues dello se puede colegir que cualquiera parte que se lea, de cualquiera historia de caballero andante, ha de causar gusto y maravilla a cualquiera que la leyere


    46. La poesía, señor hidalgo, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo estremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella; pero esta tal doncella no quiere ser manoseada, ni traída por las calles, ni publicada por las esquinas de las plazas ni por los rincones de los palacios


    47. Mejor parece, digo, un caballero andante, socorriendo a una viuda en algún despoblado, que un cortesano caballero, requebrando a una doncella en las ciudades


    48. Comenzaba la danza Cupido, y, habiendo hecho dos mudanzas, alzaba los ojos y flechaba el arco contra una doncella que se ponía entre las almenas del castillo, a la cual desta suerte dijo:


    49. Retiróse el Interés, y hízose adelante la Poesía; la cual, después de haber hecho sus mudanzas como los demás, puestos los ojos en la doncella del castillo, dijo:


    50. Viéndose, pues, solos, la doncella prosiguió diciendo:














































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    doncella in English

    damsel <i>[literature]</i>

    Sinónimos para "doncella"

    chica chiquilla moza señorita adolescente damisela sirvienta criada