1.
nos conviertan en “carne de buitrera, que suelen pagar bien el escote los que a comerla
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154 Sy buen manjar queredes, pagad bien el escote (815)
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y gozara los gustos sin escote
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los ojos creía tener aún el escote tentador, y elolorcillo a hembra
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parte superior no cubría el escote, agitado por unarespiración poderosa, por un aliento
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Sobre el escote cuadrado,cubierto por
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siquiera las palmas sobre el escote
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de lamanga ó al entreabrirse el escote; pero esta blancura estaba
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Lascamisas presentaban coquetonamente el adornado escote, ocultando la lisafalda; los
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Una ligera inclinación de su cuerpo me reveló también por el sobrio escote el diámetro
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de gacela se posaban en la rosa prendida en el escote de su vestido
12.
Entonces me pareció notar cómo la mirada del general se detenía más de lo que la cortesía requiere en el bonito escote de mi vestido y al instante adopté una posición que le permitiera observarlo mejor mientras le decía:
13.
-Venid acá, gente soez y malnacida: ¿saltear de caminos llamáis al dar libertad a los encadenados, soltar los presos, acorrer a los miserables, alzar los caídos, remediar los menesterosos? ¡Ah gente infame, digna por vuestro bajo y vil entendimiento que el cielo no os comunique el valor que se encierra en la caballería andante, ni os dé a entender el pecado e ignorancia en que estáis en no reverenciar la sombra, cuanto más la asistencia, de cualquier caballero andante! Venid acá, ladrones en cuadrilla, que no cuadrilleros, salteadores de caminos con licencia de la Santa Hermandad; decidme: ¿quién fue el ignorante que firmó mandamiento de prisión contra un tal caballero como yo soy? ¿Quién el que ignoró que son esentos de todo judicial fuero los caballeros andantes, y que su ley es su espada; sus fueros, sus bríos; sus premáticas, su voluntad? ¿Quién fue el mentecato, vuelvo a decir, que no sabe que no hay secutoria de hidalgo con tantas preeminencias, ni esenciones, como la que adquiere un caballero andante el día que se arma caballero y se entrega al duro ejercicio de la caballería? ¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina, moneda forera, portazgo ni barca? ¿Qué sastre le llevó hechura de vestido que le hiciese? ¿Qué castellano le acogió en su castillo que le hiciese pagar el escote? ¿Qué rey no le asentó a su mesa? ¿Qué doncella no se le aficionó y se le entregó rendida, a todo su talante y voluntad? Y, finalmente, ¿qué caballero andante ha habido, hay ni habrá en el mundo, que no tenga bríos para dar él solo cuatrocientos palos a cuatrocientos cuadrilleros que se le pongan delante?
14.
El ventero, a quien no se le pasó por alto la dádiva y recompensa que el cura había hecho al barbero, pidió el escote de don Quijote, con el menoscabo de sus cueros y falta de vino, jurando que no saldría de la venta Rocinante, ni el jumento de Sancho, sin que se le pagase primero hasta el último ardite
15.
Para Pierre y Jacques, que erraban por las calles secas, con sus alpargatas agujereadas, un pobre pantalón y una camiseta de algodón de escote redondo, las vacaciones eran ante todo calor
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–La muerte es bienvenida para los que aman a Dios -murmuró Lys, se quitó la cruz del escote y la besó
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Tenía los botones superiores del escote desabrochados y le asomaba un pecho
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Todos los hombres tienen los ojos puestos en el escote de Shug
19.
Es una cincuentona provocativa, mujer de cuerpo galeón -quilla alta, barrigona, amplia de popa, rostro de mascarón de proa- que luce un escote maduro, pero aún turgente, y una flor en la oreja
20.
—El dedo de la delegada se separa del escote para hacer un pequeño gesto en dirección a Tibor
21.
¿No os habéis dado cuenta, todavía, adónde dirigen su mirada los hombres cuando estáis encima del tablado y lleváis un escote que deja entrever el canalillo que separa vuestros senos?
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El corazón se puso a latir cual tripa de timbal pero no por ello descuidó su tarea, colocó a Volandero en el interior de la abertura de su casaca y procedió a ajustar los cordones del escote; el ave quedó presa entre la cuerda que le ajustaba la cintura y la cerrada escotadura, luego, mirando cuidadosamente dónde colocaba sus pies y ayudándose con las manos, fue ascendiendo hasta llegar a la puerta del palomar; al abrirla se mezcló el ruido que el vuelo corto de la aves producía, semejante a sordos cachetes, con el chirriar de los goznes
23.
En tanto que por el escote y por los costados abiertos asomaban el cuello y las mangas de una camisa de encaje que había pertenecido a su madre y que ésta lució en el día de su boda
24.
El actor que interpretaba a Cara de Plata tenía ya la mano dentro del escote de Berta
25.
Al punto se personó en la estancia un gordo eunuco de tez oscura, con la cabeza cubierta por un turbante y una gruesa cadena de oro de la que pendía un medallón de jade en el cuello, un colgante que le llegaba hasta el generoso escote de su abierta túnica
26.
La muchacha fue consciente de que el hijo de los condes, en lugar de mirarla a los ojos, dirigía su mirada hacia el balcón de su escote e instintivamente se cubrió con una mano
27.
Y al decir esto último, tropezó y escanció el resto del vino de su copa en el escote de Araceli de Besora
28.
En cuanto entraban en el taxi quería que tocara el género, que aprobara los botones, que le apretara el escote
29.
El collar caía burlón entre dos hermosas semiesferas visibles por encima del escote del caftán
30.
Los ojos de Renfri brillaron a la luz de las velas, brillaron las perlas en el escote del caftán, brilló el medallón con las fauces de lobo vibrando en la cadena de plata
31.
Triss se alzó, sacó de bajo su escote un amuleto, un zafiro engastado en plata colgando de una fina cadena
32.
Esbozó una gran sonrisa y se inclinó hacia el mostrador, mostrando su escote a Carlos
33.
Y ahora, como si ambos estuvieran danzando al compás de una música secreta, ella entreabrió el escote de su blusa y Mario hizo resbalar el huevo entre sus tetas
34.
Los bailes de escote con sifón de cerveza y un policía en la puerta
35.
A los menesterosos que no pudiesen adquirir escopeta o trabuco, se les proporcionaba el arma por donación a escote entre los veinticinco
36.
Seguía recostada en los almohadones con la bandeja del desayuno al lado; sus uñas lacadas en rojo sangre desmenuzaban una de las tostadas, y el otro único movimiento que podía apreciarse en ella era la respiración, que le hacía subir y bajar el pecho en el generoso y bien colmado escote
37.
Quizá pueda encontrar algo con escote para combinarlo con un sostén de moda
38.
Rocco la miró y su atención se desvió hacia el escote
39.
–Era negra y estaba muy guapa con su vestidito rojo, muy corto y con un escote muy pronunciado
40.
Descalza, con shorts y top con escote bañera
41.
En la calle, Olvido sacó un pañuelo del bolso y se limpió el escote
42.
El escote de la bata, abierto en pico, le pareció al chico una daga que apuntaba al delirio
43.
La muchacha tenía un cardenal debajo del ojo derecho y en el labio inferior un pequeño corte del que manaban unas gotas de sangre que se deslizaban por el mentón y descendían hacia el escote
44.
Sus dedos se deslizaron bajo el escote del vestido, cerrándose sobre un seno
45.
Isserley se quitó las gafas de un manotazo, se las colgó del deshilachado escote y clavó una fría mirada en Ensel mientras las puertas del ascensor se cerraban
46.
Entonces le metí una mano por el escote, diciéndole algo así como ¿Acaso tengo que buscarlo yo? Una bravuconada
47.
—En los últimos siglos he visto a pocas mujeres y aún menos con un escote tan impresionante
48.
Por ejemplo, su camisa de batista con puños plisados se ahuecaba al soplo del viento, en el escote de su chaleco, que era de dril gris, y su pantalón de anchas rayas dejaba al descubierto en los tobillos sus botines de nankín, con palas de charol
49.
Guor mojó la tapa de cristal con perfume y la deslizó por el cuello de Laura y por el escote también hasta hundirla entre sus senos
50.
Mientras uno de los centinelas sostenía la lanza de su compañero, éste, haciendo presa en el escote de la túnica, dio un fuerte tirón, desgarrándola hasta la cintura
51.
que un cuerpo femenino de amplio escote
52.
Antes de que el soldado pudiera apuntar su arma, ella se metió la mano por el escote y dio un paso adelante
53.
Ella admiraba de reojo, sobre el escote de la túnica, la airosa elevación del cuello del muchacho, mientras él le detallaba las hazañas de su héroe
54.
Fuera, un mendigo pequeño y delgado de dientes amarillos, que se ha recortado toscamente la camiseta sucia en una especie de escote imposiblemente insinuante, descubre con aspavientos la iluminación de las velas en la vidriera de la capilla
55.
Cuando hubo terminado se la dejó abierta, de modo que el escote y el vientre quedaban a la vista
56.
Los metió por el escote de su jersey, pues no tenía en la ropa bolsillo bastante grande para guardar el paquetón
57.
En cuanto al estilo, lo mismo se aplicaba al corpiño, con el escote a la altura justa para ser recatado pero, a la vez, lo bastante bajo para recordarles a todos que era una mujer
58.
Se inclinó hacia mí lo suficiente para que, de haber bajado la vista, hubiera tenido una buena panorámica del escote de su camisa blanca-
59.
Aquí el presidente se inclinó hacia adelante — la espalda de su toga, empapada de sudor, se había pegado en el respaldo de la silla— y observó con redoblada atención que la andrajosa camisa que llevaba el hombre tenía el escote festoneado
60.
Los dos policías permanecieron en silencio hasta que llegó la cuenta, que pagaron a escote
61.
Los dos amigos, después de pagar la consumición a escote, se levantaron los cuellos de los capotes y enfilaron la cuesta de la ciudad, dominada por la maciza mole de la catedral y la torre almenada del viejo alcázar, que empezaban a difuminarse en la media luz del atardecer invernal
62.
El mismo Java decía que era una fulana de fábula, aseguraba que un estraperlista de los gordos se enamoró de ella cuando la vio y tuvo la idea de deslizar en su escote un talón bancario en blanco con la firma, y que ella había escrito un nueve y detrás 69 ceros, todos los que cabían
63.
Dos esmóquines, con sus zapatos y todo, y un precioso vestido de seda rosa con pedrería en el escote y en el bajo
64.
El vestido gastado, pero limpio y con el escote cerrado, al menos de perfil era la institutriz correcta y contenida que recordaba
65.
Cuando creía que no le miraba, Molly pudo verle estudiando su escote
66.
La mujer se había inclinado hacia él y sus pechos estaban a punto de escaparse por el escote del corpiño
67.
Aparte de eso, aparecería en la cena como si la hubieran embuchado en un penoso vestidito con el que acapararía los cumplidos de hombres jóvenes hacia su terso escote a base de rayos láser
68.
Tenía un aspecto horrible, cubierta de un color carmesí que le había corrido en hilillos por el cuello y le había llegado hasta el escote de la camiseta, donde se petrificó en una especie de costra
69.
Siempre llevaba un traje de baño negro con los tirantes muy anchos, el escote bien tapado y una pudorosa faldita que ocultaba el principio de los muslos
70.
Susan Beresford, ataviada con un vestido de seda blanca,, con un ancho escote cuadrado, estaba de pie en la puerta, con una expresión entre divertida y aprensiva
71.
La apretaba a conciencia y mantenía la ilusión de que el ombligo se hallaba aún en su ubicación de siempre, en vez de estar, como curiosamente aparecía ahora, en mitad del escote
72.
En algún momento de ocio o frivolidad la había imaginado con un bañador azul marino de escote recto, o quizá sea más apropiado decir sin escote, de esos que llevan las mujeres en las imágenes de los años treinta, salvando acaso las perneras, que se han convertido en un detalle de moda y por tanto de presunción
73.
–¿Dónde está Liesbeth? – preguntó la tía María, después de haberse metido la citación en el escote
74.
—Venid acá, gente soez y mal nacida: ¿saltear de caminos llamáis al dar libertad a los encadenados, soltar los presos, acorrer a los miserables, alzar los caídos, remediar los menesterosos? ¡Ah, gente infame, digna por vuestro bajo y vil entendimiento que el cielo no os comunique el valor que se encierra en la caballería andante, ni os dé a entender el pecado e ignorancia en que estáis en no reverenciar la sombra, cuanto más la asistencia, de cualquier caballero andante! Venid acá, ladrones en cuadrilla, que no cuadrilleros, salteadores de caminos con licencia de la Santa Hermandad; decidme: ¿quién fue el ignorante que firmó mandamiento de prisión contra un tal caballero como yo soy? ¿Quién el que ignoró que son exentos de todo judicial fuero los caballeros andantes, y que su ley es su espada, sus fueros sus bríos, sus premáticas su voluntad? ¿Quién fue el mentecato, vuelvo a decir, que no sabe que no hay ejecutoria de hidalgo con tantas preeminencias ni exenciones como las que adquiere un caballero andante el día que se arma caballero y se entrega al duro ejercicio de la caballería? ¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina, moneda forera, portazgo ni barca? ¿Qué sastre le llevó hechura de vestido que le hiciese? ¿Qué castellano le acogió en su castillo que le hiciese pagar el escote? ¿Qué rey no le asentó a su mesa? ¿Qué doncella no se le aficionó y se le entregó rendida, a todo su talante y voluntad? Y; finalmente, ¿qué caballero andante ha habido, hay ni habrá en el inundo que no tenga bríos para dar él solo cuatrocientos palos a cuatrocientos cuadrilleros que se le pongan delante?
75.
El ventero, a quien no se le pasó por alto la dádiva y recompensa que el cura había hecho al barbero, pidió el escote de don Quijote, con el menoscabo de sus cueros y falta de vino, jurando que no saldría de la venta Rocinante ni el jumento de Sancho, sin que se le pagase primero hasta el último ardite
76.
La cinta cayó en su escote y desapareció
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Y ni siquiera a ellas les resulta tan fácil, porque una sociedad dominada por el sexo está siempre pronta para resucitar la vieja consigna de que «el lugar de la mujer es de espaldas», y un hombre que tiene la vista fija con demasiada avidez en el escote de una mujer no hace otra cosa que irritarse si le piden que Escuche, y que escuche de veras, las palabras que salen de su boca
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el problema de las líneas del escote, que han de denirse con muchísimo cuidado
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—comienza a decir, pero se para, perdido en la contemplación del escote de la señorita Barton
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–Mmm… -Se pone unas gotas detrás de las orejas y se salpica un poco en el escote del vestido
81.
Por la repentina ira que afloraba a las facciones y el modo en que el escote ascendió en el borde del escotado vestido, Richard supo que no fingía sorpresa
82.
La profunda reverencia le proporcionó una buena y larga mirada al escote de la hechicera
83.
Cuando el chico salió, Lisa comenzó a desabrocharse el anorak y su cuerpecito redondo se hacía merengue con aquel jersey de rosas bordadas a ganchillo, un encaje de floretones que rodeaban el escote curvo
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La Reina, todavía un poco acalorada, tomó de un bufé barroco uno de los abanicos de exposición —los tres pintados y firmados por Francisco de Goya antes de la sordera— para abrirlo con un estallido y airearse ruidosamente el escote y la nuca sudorosa
85.
Luego pasaron diez minutos sin que entrara ni saliera nadie y Corrales empezó a cansarse, a tal punto que dejó de repartir a todo el que pasaba y empezó a entregar una octavilla sólo de vez en cuando, en especial a las mujeres, sobre todo a las menores de cuarenta, y con clara preferencia por las que lucían escote
86.
Madame Chauchat se dejaba caer sobre la silla; su espalda era redonda y dejaba pender los hombros hacia adelante; inclinaba la cabeza cada vez más, de manera que la vértebra de la nuca abultaba en el escote de la blusa blanca
87.
La señora Stoehr, con su abultado pecho enrojecido en el escote, con sus arrugas en el cutis de las mejillas, daba muestras de una volubilidad casi salvaje, y hablaba sobre las molestias de la tos
88.
Y tocó ligeramente con la punta de los dedos el escote del retrato, que se destacaba muy blanco del rojo exagerado de la cara, como una parte del cuerpo que no está ha-bitualmente expuesta a la luz y que sugería así con insistencia, intencionadamente o no, la idea de la desnudez
89.
Al día siguiente, la señora Redisch ya no llevaba el vestido negro, sino otro nuevo sin escote
90.
–Es usted muy afortunado -dice inclinándose un poco, lo suficiente para que el escote desborde promesas y pechera
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y vio con asombro que estaba rasgado desde el escote
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—¿De qué se trata? —inquirió con la atención puesta en el discreto escote
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Su primo no pareció notarlo, absorto en la contemplación del escote de su túnica, donde la palidez de la piel femenina resaltaba contra el destello cobrizo de la seda
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María de Castro, vestida con justillo y basquiña de paño verde, a lo amazona, con al menos cincuenta escudos de puntillas y encaje de Flandes en el escote, puño y ruedo de la falda, bebía con mucha gracia y poquito a poco don Francisco lo hacía con mesura y Cózar con verdadera sed
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bufé barroco uno de los abanicos de exposición -los tres pintados y firmados por Francisco de Goya antes de la sordera-para abrirlo con un estallido y airearse ruidosamente el escote y la nuca sudorosa