1.
Un médium escribiente es aquel que recibe los
2.
—¡Hm! repuso un escribiente en tono de compasion; lo delos pasquines es cierto, Chichoy,
3.
—Quiroga, continuó el escribiente, tiene cien mil pesosen plata mejicana en la bahía
4.
Para aquellas pobres gentes, el escribiente del tribunal era eloráculo de Delfos para los antiguos griegos
5.
Esta tarde meencontré con un amigo, escribiente en una oficina, y hablandodel asunto, me ha dado la clave: lo ha sabido por unos empleados
6.
conseguir: un escribiente activo, inteligente y útil
7.
ellos, don Juan elSalado, escribiente del Ayuntamiento, y don
8.
hombrecillo que habíacomenzado de escribiente en la casa y era
9.
ordenabaahora a sus cocheros que atropellasen en las calles el cuerpo encogidodel escribiente de
10.
—Es un escribiente que se cree la justicia y el primer personaje de laNación: como
11.
en el escribiente se halla la misma serie que en el ejemploanterior, y en esta serie se encuentra el
12.
unsentido impropio, es decir, mientras el escribiente quiere
13.
escribiente encerrado a las horas desol en la jaula de una oficina
14.
calma; como en elpasar y repasar del anciano escribiente
15.
era un cualquiera,pues había ganado como escribiente en las
16.
Uno deellos, un viejo escribiente que contaba
17.
Idem de un escribiente
18.
—¡Ah! pues mira, sé también que el escribiente del tribunal de
19.
pretendes que me trate con la mujer del escribiente, del portero
20.
venida de un lugar ycasada con un casi escribiente feo y viejo
21.
¡Aquello era felicidad! Él, un pobre provinciano, ex escribiente, untrapo de fregar en casa de
22.
abordado la cuestión; eneste particular estaba el escribiente como el condenado a muerte que,con
23.
Rodríguez,seguido del escribiente Peñálvez, mientras los demás
24.
No tenía muy robustas piernas el escribiente, muchachón
25.
Es Peñálvez, el escribiente de la policía
26.
—Pepa, soy Peñálvez, el escribiente de la policía y amigo de
27.
Según el oficial escribiente, estas personas no deseaban poseer los bienes de los ricos, sino destruirlos
28.
—¡Pues bien! ¡Cuando yo era escribiente de una oficina, Morcef era un simple pescador!
29.
La mujer salió escoltada por el escribiente y Van Aldin le preguntó al magistrado
30.
Así pues, dejando la tienda al cuidado del escribiente, Murray y Shackleton se pusieron el sombrero y salieron a la lluvia y el viento
31.
Después de tenernos en pie en su presencia un cuarto de hora sin dignarse mirarnos, fija su atención en los despachos que redactaba un escribiente, nos preguntó:
32.
Emprendiéndola de nuevo con el escribiente, prosiguió así:
33.
-No son necesarias tantas comas -replicó con timidez el escribiente
34.
El escribiente, comiéndose otra vez las barbas de la pluma, miró al general con expresión dubitativa
35.
Algunos dudaban que fuese [38] auténtica la firma de la Gobernadora; pero les tranquilizó sobre este punto un tal Higinio García, escribiente de San Román, el cual dio fe de que no había engañifa en la firma y rúbrica de Su Majestad
36.
En una habitación [196] próxima, abuhardillada y polvorienta, trabajaba el individuo que era como la representación sintética de todo el personal del departamento, un pobre chico, acólito en Oñate, donde le ayudaba las misas a Fago, en campaña escribiente, secretario y ayuda de cámara del señor Consejero
37.
Laureano, ujier, y Don Emigdio, escribiente en la Secretaría de Cámara y Estampilla
38.
El Escribiente del Corredor de Bolsa
39.
El pobre viejo que moraba en ella, almuédano a sus horas, a ratos escribiente de un Kadí, había salido a ver las tropas
40.
Lolita ha trabajado toda la tarde con el encargado Molina y un escribiente, intentando salvar lo posible de un negocio torcido: 1
41.
Es el escribiente quien, de pie junto al alférez, señala una línea en el registro
42.
Era un escribiente y le gustaba que quedara constancia de todo por escrito
43.
–¿Eso decía? – preguntó el escribiente
44.
El viejo escribiente de Hadrumeto que había conocido en el palacio del procónsul estaría en condiciones de afrontar cualquier decisión a la que el cuestor tuviera que poner su sello
45.
–El escribiente del cuestor me dijo que estuviera atento a tu presencia
46.
Evidentemente, el último documento de la carpeta no estaba completo, sin duda porque el minucioso escribiente del Cuartel General de la SS en Berlín se había dado buena prisa en asignarse a sí mismo un nuevo destino en mayo de 1945
47.
–Un escribiente de juzgado -arguyó Lars; el caballeroso anciano tenía un aspecto oficial a sus ojos-
48.
Uno de ellos, por lo visto nada más que un escribiente, dijo:
49.
No los tiene aquí dijo el escribiente dirigiéndose al otro señor y registrando acto seguido la respuesta en su libro
50.
El escribiente enarcó las cejas, se levantó luego él mismo y dijo:
51.
Cuando Blumfeld, que hasta entonces lo había despachado todo solo, ayudado únicamente por un ordenanza, pidió que le dieran un escribiente, provocó semanas de la más dura lucha
52.
Casi todos los días aparecía Blumfeld en la oficina de Ottomar y le explicaba tranquila y detalladamente por qué era necesario la presencia de un escribiente en aquella sección
53.
El, Ottomar, lo había comprendido por fin, y se proponía proporcionar a Blumfeld progresivamente un escribiente por cada costurera, es decir, unos sesenta en total
54.
El cuarto estaba lleno de costureras y el pupitre cargado de mercancía, pero Blumfeld lo dejó todo ante el llanto del escribiente, al que llevó a la oficina para ponerle un vendaje
55.
Podría creerse entonces que el escribiente, reconociendo la bondad de su superior, habría de apresurarse a ocupar su lugar
56.
Pero ése es un trabajo que no le corresponde, el barrer corresponde sólo al criado; en realidad, Blumfeld no tendría por qué oponerse a que el escribiente barra; si quiere barrer, no lo hará peor que el criado, pero si quiere barrer, que venga más temprano, antes de que el criado empiece a limpiar; no debe emplear su tiempo en eso cuando está exclusivamente obligado a tareas de oficina
57.
El escribiente no pide con palabras, pues teme a Blumfeld, quien, al parecer, está sacando cuentas, y además, las palabras de nada servirían, pues el criado sólo es sensible a los gritos más desaforados
58.
El criado sabe, naturalmente, de lo que se trata, mira oscuramente al escribiente, mueve la cabeza y tira de la escoba hacia sí, hasta el pecho
59.
El escribiente junta entonces las manos en actitud de ruego
60.
El otro escribiente contémplala escena con una sonrisa y cree evidentemente, aunque parezca increíble, que Blumfeld no lo oye
61.
Pero el escribiente sigue saltando sobre la punta de los pies y frotándose las manos en actitud de súplica, y ruega ahora de este lado
62.
Estas vueltas del criado y los saltitos del escribiente se repiten varias veces
63.
En consecuencia busca la ayuda de terceros, amenaza al escribiente con el dedo y señala hacia Blumfeld, ante quien habrá de quejarse si no lo deja tranquilo
64.
El escribiente reconoce ahora que, si quiere obtener la escoba, debe darse mucha prisa, por lo que atrevidamente intenta apoderarse de ella
65.
Un grito involuntario del otro escribiente anuncia la proximidad de una decisión
66.
Pero el escribiente ya no cede, salta hacia adelante con la boca abierta y los ojos brillantes, el criado quiere huir pero sus viejas piernas se bambolean en vez de correr; el escribiente tira de la escoba, y aun cuando no consigue apoderarse de ella, logra, sin embargo, que caiga al suelo, con lo cual está perdida para el criado
67.
Y al parecer, también para el escribiente, pues al caer la escoba los tres permanecen rígidos, tanto escribientes como criado, pues ahora todo tiene que haberse hecho evidente para Blumfeld
68.
Sea porque el silencio dura ya demasiado, sea que el escribiente culpable no puede dominar sus ansias de barrer, lo cierto es que se inclina, muy prudentemente por supuesto, como si fuese a coger un animal y no una escoba, la toma, la desliza por el suelo, pero la arroja en seguida lejos de sí, asustado, cuando Blumfeld se levanta de un salto y sale del cobertizo
69.
No obedece a una orden expresa del funcionario, tampoco se dicta en voz alta, apenas se nota que se está dictando, más bien parece como si el funcionario siguiese leyendo como antes, sólo que al mismo tiempo murmura y el escribiente lo escucha
70.
Con frecuencia dicta el funcionario en voz tan baja, que el escribiente, sentado, no puede oír nada, entonces tiene que levantarse, captar lo dictado, y volverse a sentar rápidamente para escribirlo, volverse a levantar, etc
71.
No sé con quién habla Barnabás allí, tal vez ese escribiente sea el más bajo de los sirvientes, pero aun cuando sea el más bajo, puede conducir a su inmediato superior y si no puede conducir hasta él, al menos le puede mencionar y, si no le puede mencionar, podrá indicar a alguien que lo pueda mencionar
72.
El supuesto Klamm puede que no tenga nada en común con el real, la similitud sólo puede existir en los ojos ciegos por la excitación de Barnabás, puede que él sea el más ínfimo de los funcionarios, puede que ni siquiera sea funcionario, pero algún cometido tiene que tener en ese pupitre, algo lee en su libraco, algo murmura al oído del escribiente, en algo piensa cuando dirige su mirada tras largo tiempo a Barnabás, y aun cuando nada de eso sea verdad y sus actos no signifiquen nada, alguien le habrá puesto allí y lo habrá hecho con alguna intención
73.
El guardián de las torres, que se hallaba junto al escribiente, miró a Turan
74.
Esta vez desembarcó, pero le acompañó un escribiente del barco; escuchó con paciencia las declaraciones de las 1 partes en conflicto y después sorprendió a todo el mundo al afirmar:
75.
Momentos después entraba en el cuchitril de un escribiente callejero
76.
Un escribiente delgado, con patillas blancas, que parecía un Papá Noel tuberculoso, me dijo en un francés que todavía era peor que mi alemán, que Su Excelencia no estaba
77.
Esperé en la primera hasta que un escribiente muy acorde con las circunstancias del bufete me anunció al abogado
78.
Pasó medio minuto y el escribiente abrió la puerta y me hizo una seña para que entrara
79.
El escribiente dejó que Rob lo guiara afuera
80.
—Edgar Thorpe —dijo el escribiente
81.
El escribiente con el que hablasteis aquel día en Leicester, ¿le operaste de cataratas?
82.
—¿Que escribiente? —Merlín pareció confundido, pero en seguida recordó—
83.
Antes que el sol se pusiera, su escribiente y él, como era usual, habían hecho la medición de la temperatura y la salinidad del agua y otras cosas para Humboldt
84.
Geoghegan se puso rojo como la grana; pero antes de que pudiera responder a las palabras de Jack, llamaron con fuerza a la puerta y el señor Edwards, el escribiente del capitán, entró con un desordenado y dispar conjunto de papeles en la mano
85.
Llevaron la saca a toda prisa a la cámara del capitán, donde éste, el primer oficial y el escribiente la distribuyeron en montoncitos
86.
De la cámara pasó primero a la cámara de oficiales; después, mediante el escribiente, a los oficiales de cargo y de cubierta, y finalmente, de manos de los guardiamarinas, a los marineros de las divisiones que estaban bajo su mando
87.
Cuando fue conducido a la cabina del almirante, encontró allí al capitán al mando de la flota, sentado junto a Stranraer tras una mesa alargada, colocada al través de los costados; el secretario del almirante y un escribiente permanecían sentados en el extremo de babor
88.
El escribiente le pasó el libro a Jack y entonces Jack leyó el artículo trece del Código Naval:
89.
El escribiente no tenía dientes y mientras miraba fijamente al capitán con sus enrojecidos ojos, se mordía las encías y juntaba la nariz con la barbilla, lo cual le daba un aspecto que ya había horrorizado a muchos capitanes de navío antes de que Broke naciera
90.
El escribiente inspiró con fuerza, se quitó los lentes y, mientras los limpiaba, miró con atención a Jack
91.
El contador y el escribiente, ambos con sables y pistolas, ya estaban al frente de las brigadas que manejaban las armas ligeras
92.
Corrió por el pasamano de estribor blandiendo el sable y esquivando cadáveres, entre ellos el del escribiente, el del contador y los de algunos de sus hombres
93.
Cuando el escribiente abrió el libro, todos los que estaban presentes se quitaron el sombrero, y entonces, en tono solemne, leyó:
94.
Los tripulantes se amotinaron en las Antillas y le mataron, lo que a mucha gente le pareció justificado, pero también asesinaron a tres tenientes, al sargento de infantería de marina, al contador, al cirujano, al escribiente, al contramaestre y a un guardiamarina, a quien persiguieron por toda la fragata
95.
–El manuscrito lo está copiando el escribiente del gobernador, pues ya sabes cómo es mi letra, Nathaniel
96.
–Con su permiso, señor -les interrumpió Adams, el apreciado escribiente de Jack-
97.
Como era costumbre, el señor Adams, el escribiente del capitán, comprobó la presencia de los marineros del ballenero por el rol en la gran cabina
98.
Jack habló en voz baja a su escribiente y ayudante en las tareas que requerían esfuerzo intelectual:
99.
–Briggs se ha enterado de que un hombre entró en la taberna y preguntó por Barham Down y por quienes vivían allí, un hombre que parecía el escribiente de un abogado