1.
Á lo largo de la carrera, que habían de andar losaugustos esposos, desde la puerta de la Macarena hasta la catedral, selevantaron diversos tablados, en los cuales imágenes animadas figurabanel poder y las virtudes del emperador
2.
Mientras las dos hermanas, después de haber pasado dos años en la casa de sus padres, se casaron de nuevo, esta vez por un largo tiempo reflexionando sobre la elección de sus esposos, y cada uno de ellos tenía una hermosa niñita
3.
Los dos esposos, instalados en su
4.
De modo que Kernok sevio obligado a pasar por la habitación donde yacían los restossangrientos de los dos esposos
5.
Los esposos iban sentados en el testero; los asientos delanterosiban vacíos
6.
Con esto, los jóvenes esposos, pudieron dormir juntos de
7.
general, pronto observaron los esposos cierta mejoría en
8.
Entre los esposos había habido con tal
9.
—Por los crímenes de los esposos, por las negligencias de los
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delanzarse entre los esposos en el fragor de la lucha, para ir,
11.
separación, sobretodo, tratándose de dos esposos que se quieren
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alhablar de los esposos Martínez
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esta desigualdad en el trabajo, las mujeres parecenlas hijas de sus esposos, y éstos mueren,
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Conmovidos por tanta simplicidad, los esposos ofrecieron al Señor elúnico mueble que
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partes, y fiel a la familia hasta el sacrificio,formaba con los dos esposos la santa
16.
esposos a pasar una corta temporada
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Mientras tanto, los jóvenes esposos se buscaban, se encontraban biencuando
18.
Se unieron los esposos, pero no por estorecobró
19.
orgullo,contribuyeron a la reconciliación de los esposos
20.
futuros esposos laresidencia en los Genets, dada la actitud
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triunfal,y en su interior, los dos esposos, agarrados del talle,
22.
el mismo viaje, los esposos se alarmaron y dieronen creer
23.
Aunque al público trascendía la desavenencia de los esposos, nada ciertose supo de sus querellas íntimas, sino que ambos se colmaban deimproperios y andaban a medias en el mutuo lanzamiento de trastos a
24.
Y mientras los esposos hablaban de sus preparativos para emprender aldía siguiente un viaje que en
25.
Gentelles: «Es el lujo lo quecon frecuencia desune a los esposos
26.
dos existían unidoscomo esposos, en la libertad de un pueblo
27.
al gato de los esposos Centeno,y, por añadidura, a la Nela, la casa, no obstante, figuraba en
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esposos llevarían rodeados de sus hijos y recorriendocon las manos enlazadas los
29.
Los futuros esposos habían elegido para vivir un piso en la
30.
Allá en el fondo entre las camas de los esposos pendía un
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tarde del mismo día en queregresaron se hallaban los esposos en
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creciendo y el alejamiento de los esposos haciéndose
33.
En poco tiempo conquistó la simpatía y hasta elafecto de los esposos
34.
Los dos esposos, casados el díaantes, dormían sin duda
35.
completamente el matrimonio y hace á los esposos extraños el uno al otro
36.
indiferencia, y procurar una disensión entre los esposos
37.
lasamonestaciones de la Iglesia que dice a los esposos: «amaos, uníos»
38.
un ángulo,imponía a la plática de los esposos, plática llana y corriente, ciertaintimidad y secreto
39.
En la gran sala se podía oír el tic tac del reloj y los alientos de los esposos
40.
Los esposos dormían en lechos separados, mantenían relaciones en habitaciones oscuras, el hombre sobre la mujer, frente a frente
41.
Al fundarse una familia se imponen nuevos deberes, estrechando el vínculo conyugal y haciendo más necesaria todavía la cooperación de los esposos en la búsqueda del bien colectivo
42.
Se unen como esposos para toda la vida y aunque tanto hombres como mujeres tienen plena libertad para hacer su elección, nunca parecen estar satisfechos el uno con el otro y siempre están discutiendo, normalmente porque ninguno le es fiel al otro
43.
Había ocurrido que, al regresar Napoleón a Francia para convertirse en Primer Cónsul, se produjo un desgraciado desencuentro entre los esposos Bonaparte
44.
Me chocó la forma tan diferente en que habían reaccionado los dos esposos
45.
La promesa de un nuevo banquete aumentó la alegría hasta tal punto, que el padre de Dantés, que al principio de la comida se quejaba del silencio, hacía ahora vanos esfuerzos para expresar sus deseos de que Dios hiciera felices a los esposos
46.
El barón debía firmar el primero, en seguida el apoderado del señor Cavalcanti padre, la baronesa, los futuros esposos, como se dice en ese lenguaje que es corriente en el papel sellado
47.
Con los rostros blancos por la emoción, los dos esposos se abrazaron
48.
—¿Por qué se expresaba ella en tales términos? ¿Se había producido algún altercado entre los esposos?
49.
Las muchachas le llevaban sus novios para que los aprobara, los esposos la consultaban en sus peleas, era consejera, árbitro y juez en todos los problemas, su autoridad era más sólida que la del cura, la del médico o la de la policía
50.
Los esposos lanzaron al unísono una misma exclamación
51.
Los esposos se miraron y se comprendieron
52.
Un gran desaliento parecía dominar a los esposos, a pesar de la promesa del gran almirante
53.
En tanto que ambos esposos acudían a defender el parapeto con sus arcabuces, el cretense y el albanés bajaron rápidamente a las bodegas y subieron en seguida con enormes botas llenas de vino
54.
El aspecto de los recién llegados alarmó a los esposos Leal
55.
Esther, luego de entregar el taled recibió el anillo propiedad del novio y sin dibujo alguno como mandaba la tradición; después dio las siete vueltas que marcaba el ritual alrededor de la juppá y finalmente Abdón, después que Rubén retirara el velo que cubría los cabellos de la muchacha, cubrió los hombros de los esposos con el taled y luego el novio rompió la copa de cristal{91} sellando de esta manera el matrimonio
56.
Los esposos abandonaron el despacho del gran rabino; Rubén, cariacontecido y deshecho, sobrepasado por la circunstancia y consciente de que el paso que iba a dar era definitivo en su vida, sabiendo que sin Esther nada tendría sentido, y Esther, a la que el anciano había adivinado su secreto, notando un peso en su conciencia, sabiendo que por encima de los motivos que en principio había esgrimido para solicitar a Rubén el divorcio estaba sin duda el regreso desde el mundo de los muertos de Simón, que durante toda su vida y aun después de suponerlo fallecido había sido el centro de sus pensamientos
57.
Los jóvenes esposos se dirigieron a Via Veneto
58.
Todo lo que estaba viendo me parecía expresar la felicidad de los esposos y como un insulto a mi soledad
59.
mujeres, y tienen hijos, padres, esposos, denme un poco de agua para unos pobrecitos que se mueren de sed allí donde están los arcones grandes
60.
Por ejemplo, ¿no sabrías decirme algunas palabras acerca del remedio que hay contra las mujeres que atormentan a sus esposos con un deseo de carne nunca satisfecho, y les abren así la puerta de la tumba?"
61.
Y las siete princesas, especialmente Botón-de-Rosa, se esforzaron por variar cada día los placeres de ambos esposos, y hacerles la estancia en el palacio lo más agradable que les fué posible
62.
Y las dos hermanas gozaron todas las alegrías del odio satisfecho, y pudieron saborear sin amargura en adelante los manjares y reposterías que confeccionaban sus esposos
63.
Y los dos jóvenes esposos se acostaron en el lecho perfumado, y no lo hicieron para dormir, sino para gozar
64.
Las hubo que contaron el número de golpes con que las gratificaban sus esposos, y las hubo que vertieron lágrimas al hacer el relato de su viudez, en tanto que otras manifestaban su amargura por ver que sus esposos daban preferencia sobre ellas a cualquier rival horrible y vieja o cualquier negra de labios de camello, y hasta las hubo que tuvieron palabras conmovedoras para hacer el relato de la muerte de un hijo único o de un marido muy amado
65.
—No lo hago —contestó Silo, saludando con una inclinación de cabeza a las dos mujeres, sentadas enfrente de las camillas de sus respectivos esposos
66.
Lastimado su amor propio por la esquivez de la niña de Castro, que no quiso ver en Rodriguito el mejor de los esposos, no ha renunciado a convencer a la que tuvo por la mejor de las nueras
67.
El último ejemplo feroz de esa capacidad asesina se produjo el pasado marzo de 2010 en el metro de Moscú, donde «las viudas negras», musulmanas afectadas por la muerte de sus novios o esposos en el conflicto de Chechenia, dieron un golpe mortal al Kremlin
68.
El egregio padrino tenía taxi en la puerta para transportarlo al aeropuerto, y los jóvenes esposos alguna prisa para debutar en la legalidad tras meses de clandestinaje
69.
Las tres esposas empezaron a seleccionar las piezas que les gustaría comprar, mientras sus esposos les «Temo a los dánaos incluso cuando traen presentes»
70.
Mientras vivieron en las Vistillas, a los dos les veía casi diariamente; pero una vez que los esposos libres se trasladaron a la casa de Beramendi, no encontraba en el taller más que a Leoncio y al espiritual Santiuste, ardoroso en el trabajo por instigación constante de la guapa moza
71.
En las mujeres de clase baja son de latón dorado; pero los de éstas son de oro y de brillantes, como los que lucen sus señores esposos en los chalecos
72.
—Gran jeque de Berber, las mujeres árabes de otras partes del islam pueden estudiar la ley y las enseñanzas del profeta, cuando son sus padres o esposos los
73.
No comparten su sangre los esposos
74.
Por otro lado, el compadre estaba obligado a hacer las paradas, pues, aparte de llevar el Palenque a planetas muy poco evolucionados, tenía otros dos negocios que le redituaban grandes ganancias económicas: renta de nietos a domicilio y esposos de entrega inmediata
75.
Otro de los negocios que tenía mucha demanda era el de esposos o esposas de entrega inmediata
76.
Por lo tanto, la nave, aparte de los gallos de pelea, los mariachis, las vedettes y las cantantes del Palenque, estaba llena de niños, esposos y esposas sustitutos
77.
¡Ella que necesitaba tanto silencio para organizar sus pensamientos! ¡Y el ruidero que reinaba en la nave que no le ayudaba para nada! Niños corriendo por todos lados, los mariachis ensayando Amorato corazón con un cantante que era la reencarnación de Pedro Infante, los esposos sustitutos ensayando su numerito con las vedettes, la abuelita de Cuquita ensayando a tientas una puntada de gancho, el borracho esposo de Cuquita ensayando sus vomitadas, los gallos ensayando su kikiriquí, y el «coyote» cuerpovejero -que le había vendido su nuevo cuerpo- ensayando sin buenos resultados un intercambio de almas entre una vedette y un gallo
78.
Dejó de hacerlo cuando uno de los esposos sustitutos se ofreció a practicar con ella
79.
(A los esposos SMITH
80.
) ¡Oh! (Señala con el dedo a los esposos MARTIN
81.
EL BOMBERO (a los esposos MARTINA):
82.
Se instalaron en la ciudad, recibieron un muy generoso apoyo de la señora Ferrars, estaban en los mejores términos imaginables con los Dashwood y, dejando de lado los celos y mala voluntad que siguieron subsistiendo entre Fanny y Lucy, en los que por supuesto sus esposos tomaban parte, junto con los frecuentes desacuerdos domésticos entre los mismos Robert y Lucy, nada podría superar la armonía en que vivieron todos juntos
83.
Luego, al extremo del rellano, estaba el aposento de los esposos que ocupaba todo el frente de la casa
84.
La diferencia "paradójica" entre éste y el ejemplo anterior se aprecia claramente: Si todas las mujeres se retiran a otro salón dejando a sus esposos bebiendo y charlando existirán precisamente 20 seres humanos sentados ante la mesa, justamente la mitad de los qué había antes
85.
Se lo llevaron delante de la escalinata, y una vez en él todos los paquetes, los esposos Bovary hicieron sus cumplidos al marqués y a la marquesa y salieron para Tostes
86.
En la misma catedral, cuando les quitaba la vista de encima el sacristán que les enseñaba alguna capilla o preciosidad reservada, los esposos aprovechaban aquel momento para darse besos a escape y a hurtadillas, frente a la santidad de los altares consagrados o detrás de la estatua yacente de un sepulcro
87.
Revivió con fuerza en Zaragoza, después que los esposos oyeron misa en el Pilar y visitaron la Seo
88.
En el vagón entraron algunas personas; pero los esposos no dejaron la ventanilla
89.
Poco después, los esposos, empaquetados dentro de una tartana, penetraban por las calles angostas y torcidas de la ciudad campestre
90.
Decía que nunca había visto mujeres sumisas, sino desunidas de los esposos: con orgullo propio, con haciendas, con sirvientes; mujeres que se podían divorciar, que no veneraban la castidad, mujeres que, si el esposo las quería recuperar, podían probar antes a otro hombre
91.
Por el contrario, en los primeros tiempos de la vida conyugal con el ser amado, ¡cuánta felicidad! ¡Una felicidad constante! Incluso las querellas terminan bien entre esposos en esta primera etapa
92.
¡Qué hermoso es esto para los dos! ¡Como si acabasen de conocerse, como si acabasen de casarse y su amor estuviera en su principio!… Nadie, absolutamente nadie debe saber lo que ocurre entre los esposos si se quieren de verdad
93.
Así se consolida la estimación entre los esposos, y sobre la estimación se edifican muchas cosas
94.
Hicieron una sala de recibo en la que había sido la alcoba, construyeron en la planta alta un dormitorio para los esposos y otro para los hijos que iban a tener, ambos muy amplios y bien iluminados, y en el espacio de la antigua factoría de tabaco hicieron un extenso jardín de toda clase de rosas, al que Florentino Ariza en persona consagró sus ocios del amanecer
95.
Transcurrían en silencio como dos viejos esposos escaldados por la vida, más allá de las trampas de la pasión, más allá de las burlas brutales de las ilusiones y los espejismos de los desengaños: más allá del amor
96.
–Durante toda la historia de Castra Sanguinarius -exclamó Dion Splendidus- hemos alardeado de que nuestras hijas son libres de elegir a sus esposos; ni siquiera un césar puede ordenar a una mujer libre que se case contra su voluntad
97.
El resto de la sala estaba abarrotada con los hijos, nietos, esposos, esposas y criados de los Frey, pero el que habló fue el anciano
98.
Detrás de ellos, en otra mesa, tres esposas japonesas vestidas de tela de saco a la Hiroshima, esperaban a esposos sarariman, los rostros ovalados cubiertos de cardenales artificiales; era, lo sabía, un estilo extremadamente conservador, que pocas veces se veía en Chiba