1.
Sí, que la enfermedad no es ni una fatalidad del destino ni un castigo de Dios, sino
2.
las amarguras dela vida; ahora, la fatalidad, según ella decía, complacíase en agobiarlacon
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conducido la fatalidad al salón de su casa para hacer el másterrible de los descubrimientos
4.
Su frente parecía marcada por el sello de la fatalidad
5.
EN QUE CONTINÚAN LAS DESVENTURAS DEL COCINERO MAYOR, YSE VE QUE LA FATALIDAD
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siéndonos impuesta en algúnmodo por la fatalidad
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Eran luego las horas terribles en que una fatalidad cruel
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la Fatalidad, que, agazapada en lasombra, juega con los
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sobre todo, el encarnizamiento de la funesta fatalidad queles
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Nada: la fatalidad de lo
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Diónos audiencia el miércoles inmediato, y ¡qué fatalidad! el expedientehabía
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fatalidad implacable quepesaba sobre ella desde que había
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Como los creyentes en la fatalidad de la suerte del viernes o
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La fatalidad lo ha dispuesto así
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muertos, segados porla inexorable fatalidad y acostados en la
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noble fatalidad del nacimiento! Para losfuertes no había en
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Itaca sobre el Mediterráneo, guiadopor una fatalidad que lo
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energía, y la fatalidad, en quien creo desde entonces, me
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Por esta fatalidad de los nombres de árboles en las
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«Mi adorado Tiburcio: La fatalidad lo quiere y lo dispone y es menestersometerse a ella
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antes, el viento de la fatalidad laempujó de nuevo hacia ella
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cuales advirtieron bien tarde la fatalidad; é ídos al lugar
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fatalidad dehaberse quemado el pueblo, por lo cual estaban
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La fatalidad hace que no pueda subir por el cañón, habiendo sido tan fácil la bajada; y mientras
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Un poco borracho, el violinista Graciani declaró que tal vez todo aquello estaba escrito, en cuyo caso, las dos copas eran las de la fatalidad
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En fin, un hombre que, como vos, se creía enviado no de Dios, sino del Ser Supremo; no de la Providencia, sino de la Fatalidad
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Las clases altas vivían en el ocio, ajenas por completo al sentido de culpa, puesto que el trabajo no era virtud sino fatalidad, indiferentes a la suerte de los menos afortunados y rodeadas de esclavos a los cuales podían atormentar a su antojo
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Exorcizó a la fatalidad con el recuerdo de su goce, oponiendo a las tinieblas de la agonía la luz de su encuentro
29.
La fatalidad de la inocencia
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De pronto comprendí sus ausencias, sus cicatrices y silencios, su prisa, su aire de fatalidad y el magnetismo tremendo que emanaba de él, electrizando el aire a su alrededor y atrapándome como a un insecto encandilado
31.
Ahora, el estado consciente de Singh estaba totalmente ocupado con esa fatídica sección cónica: la elipse de fatalidad que conectaba la posición actual de la Tierra y de Kali
32.
El lobo se transformó entonces en gallo, empezó a devorarlos, y ya no quedaba más que uno, pero al ir a tragárselo se le cayó del pico, pues así lo había dispuesto la fatalidad, y fué a esconderse en un intersticio de las losas, cerca del estanque
33.
¡Así, pues, conozca el hombre su impotencia! ¡La fatalidad es la única reina del mundo!
34.
La Fatalidad, causa cómoda de los hechos oscuros, y luz mentirosa de lo que no puede alumbrarse, [451] se presenta aquí reclamando su página, la página a que le dan derecho las perplejidades del narrador y el convencionalismo de la Historia
35.
Bienvenida sea esa madrastra Fatalidad, que tan bondadosamente se presta a adoptar todo hijo abandonado, por lo general feo y enclenque, a quien rechaza la misma Lógica que en las tinieblas lo engendró
36.
Iturbide se mostraba temeroso, Zoilo aferrado a su violento querer, y al fin propuso Fernando que decidiera la suerte, comprometiéndose todos a la obediencia de lo que el misterio de la fatalidad les señalara
37.
La fatalidad había traído a esta pobre
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En los días siguientes, disgustos y dificultades mezclados con una especie de fatalidad rodearon el anuncio de matrimonio
39.
Si el ardiente amor a la tierra natal y la fatalidad de vivir lejos de ella no fueran bastante motivo para que la pobre Doña Leandra aborreciese a Madrid, seríalo la confusión de ideas y el laberinto de opiniones que hacían de la Corte de las Españas un pueblo de locos
40.
Entre los que allí esperaban el parto de la Fatalidad (así lo dijo uno de los presentes, creo que Bermúdez de Castro), vi a Sartorius y a D
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Eres tú la fatalidad histórica y el cumplimiento de las profecías
42.
-Ya están los adversarios en manos de la Fatalidad
43.
Sobre todos los cálculos en casos tales, se cernía con las alas extendidas el ave misteriosa de lo imprevisto, la fatalidad, que lo mismo podía ser desdichada que favorable
44.
Por mucho que fuera una Garra, los rostros que le rodeaban, los rostros que le miraban con esperanza y desesperación y, en ocasiones, resignación ante la fatalidad, esos rostros habían servido de espejo al suyo y habían desafiado abiertamente a la Garra
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Había tomado el aire de las personas heridas por la fatalidad
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–¡Es culpa de la fatalidad!
47.
Rodolfo, que había sido el agente de aquella fatalidad, reconoció un buenazo en aquel hombre en tal situación, incluso cómico y un poco vil
48.
Hasta el tiempo diríase que pasaba por aquellos ámbitos de tristeza con cierta parsi-monia, como pretendiendo que no fuesen muy notadas la cadencia de sus andares, ni la fatalidad de sus divisiones inflexibles
49.
Se miraban con una seriedad desarmada parecida al miedo, con una mutua sensación de avidez y de fatalidad
50.
Tenía un tono parecido a los anónimos de Argila pero los borrones demostraban el nerviosismo de la fatalidad, la concentración desesperada con que la confesión estaba urdida
51.
Pero los otros días eran traicioneros porque el sentimiento de fatalidad era tan fuerte que se convertía en una conciencia hostil que desde detrás o a su lado frustraba sus intentos de escapar a los signos nefastos y era demasiado capaz de tenderle trampas
52.
Los índices de fatalidad entre las ramas del ejército aliado siguen siendo motivo de discusión
53.
–Ahora hay que matarlo -dicen los compañeros; lo dicen aceptando una especie de fatalidad y tal vez secretamente prefieran que vuelva con ellos al día siguiente, cargado de armas nuevas, y que siga en su lúgubre juego haciendo la guerra, turnándose, a favor de ellos y contra ellos
54.
En este caso la implosión a la que me arrojo sería sólo una pausa que me es concedida, una demora interpuesta a la fatalidad a la que no puedo escapar
55.
Representa cuanto de oculto y subterráneo hay en el mundo: la oscuridad, la confusión en la mente y el caos que conduce a la locura y a la fatalidad
56.
Se obligó a ello, porque la fatalidad de algunas personas, las desgracias del prójimo en general y los conflictos de familia en particular disparaban su natural locuacidad
57.
Cualquier fatalidad era preferible a la vida que habían dejado
58.
Mas nosotras, mortales, una triste fatalidad ¡ay! nos condena por desgracia al indecible tormento de los ojos que lo repulsivo, lo siempre funesto, despierta en los amantes de lo bello
59.
Él era inocente y en su gesto reflejaba desconcierto, fatalidad
60.
–Conversaremos sobre la fatalidad del tiempo
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En la mente de Flint, el nombre de Wilt evocaba el caos, una especie de fatalidad cósmica contra la cual no había protección alguna, excepto, posiblemente, rezar
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Un día de primavera, la fatalidad quiso que los atapascos del norte realizaran una incursión contra el clan, justo cuando el anciano agonizaba
63.
Al acortarse los días, Murphy recordó los dos trágicos inviernos que había pasado perdido en el Ártico y volvió a experimentar la misma sensación de fatalidad; una mañana, durante el desayuno, dejó su tenedor y dijo:
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»Angustia, depresión pues, en el primer estadio, muchas veces con la convicción, no te lo oculto, de que se trata de una fatalidad ineludible… Tenía que ocurrir… Casi todos atraviesan esa crisis, convencidos, pese a las garantías que les dan los médicos, de que no tienen remedio…
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»Según se le presente, Campan puede aparecer lo mismo como el más cínico de los canallas que como una víctima irresponsable de la fatalidad… Ni que decir tiene que así es como lo voy a presentar en mi defensa, y, cuanto más estudio el caso, más me convenzo de que estoy en lo cierto…
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Aquellos tres hombres, Pedro Esteban con el pantalón arremangado y una purulenta rosa abierta entre la ceniza amarilla del yodoformo, Moncho con el tendón del pie izquierdo desflecado por una herida honda y contumaz, Evaristo con la pierna deforme y tumefacta, eran los supervivientes maltrechos de la inacabable tormenta de fiebre y de miseria, de encarnizada fatalidad, que había arrasado la hermosa ciudad de Ortiz
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5 El sueño del príncipe perseguidopor la fatalidad
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Existen pocos dolores tan agudos como el haber visto, el haber adivinado, el haber sentido alguna vez cómo un hombre extraordinario se apartaba de su senda y degeneraba: pero quien posee los raros ojos que permiten ver el peligro global de que «el hombre» mismo degenere, quien, como nosotros, ha conocido la monstruosa azarosidad que hasta ahora ha jugado su juego en lo que respecta al futuro del hombre – ¡un juego en el que no intervenía ninguna mano y ni siquiera un «dedo de Dios»! – , quien adivina la fatalidad que se oculta en la idiota inocuidad y credulidad de las «ideas modernas», y más todavía en toda la moral europeo-cristiana: ése padece una ansiedad con la que ninguna otra es comparable, – él abarca, en efecto, de una sola mirada todo aquello que, con una favorable concentración e incremento de fuerzas y de tareas, podría sacarse del hombre mediante su selección, él sabe, con todo el saber de su conciencia, cómo el hombre no está aún agotado para las posibilidades máximas, y con cuánta frecuencia el tipo hombre se ha encontrado ya frente a decisiones misteriosas y frente a nuevos caminos: -y sabe más todavía, por su dolorosísimo recuerdo, contra qué cosas miserables ha chocado hasta ahora de ordinario un ser de rango supremo en su evolución, naufragando, rompiéndose, deshaciéndose, hundiéndose, volviéndose miserable
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No admitió aquella fatalidad brutal y se negó a abdicar a la vista del hecho
70.
Pero esa tontería es el instrumento de la fatalidad
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La sensación de fatalidad inminente experimentada al coger ese anillo de turquesa todavía la asustaba
72.
–Qué fatalidad -susurró Dillon en voz baja; luego encendió un cigarrillo y se tumbó en la cama, mirando al techo, mientras reflexionaba sobre la situación
73.
Un puto despreciable: una fatalidad en los cuadros inmaculados del ejército
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Ésa fue la fatalidad del Coronel
75.
Leyéndolo, veía en la vida de Oscar Wilde algo así como una purga, un castigo, la síntesis de la fatalidad del hombre: un hombre de buen carácter, de talento, cuya aportación al placer de la humanidad seguía siendo considerable, había sido atacado y hundido por el carácter vengativo de la chusma, que había disfrutado con sádico placer contemplando la caída del artista
76.
Con un gesto de inevitable fatalidad, se excusó y se alejó hacia ellas
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Y ante un lienzo de 1958 que reproducía el mismo guante rojo pintado cuarenta y cuatro años antes en El enigma de la fatalidad -aunque el tiempo era sospechoso en un artista que a veces falsificaba la fecha de sus propias obras-, Olvido, contemplando pensativa la pintura, murmuró en italiano lo de calla y reposa, aquí se apaga el canto
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Pero reconocer la fatalidad de un hecho, no apareja su inminencia
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Raza sobre la que pesa una maldición y que tiene que vivir en mentira y perjurio, ya que sabe que se tiene por punible y bochornoso, por inconfesable, su deseo, lo que constituye para cada criatura la máxima dulzura del vivir; que tiene que renegar de su Dios, puesto que, aun siendo cristianos, cuando comparecen ante el tribunal como acusados, delante de Cristo y en su nombre han de defenderse como de una calumnia de lo que es su vida misma; rojos sin madre, a la que se ven obligados a mentir toda su vida e incluso a la hora de cerrarle los ojos; amigos sin amistades, a pesar de todas las que su encanto frecuentemente reconocido inspira y de las que su corazón, a menudo bondadoso, sentiría; pero ¿puede llamarse amistades a esas relaciones que no vegetan sino a favor de una mentira y de las que les haría ser rechazados con asco el primer impulso de confianza y de sinceridad que se sintiesen tentados a tener, a menos que tropiecen con un espíritu imparcial, simpatizante inclusive, pero que entonces, ofuscado respecto de ellos por una psicología de convención, hará proceder del vicio confesado el mismo afecto que es más ajeno a él, así como ciertos jueces suponen y disculpan más fácilmente el asesinato en los invertidos y la traición en los judíos por razones sacadas del pecado original y de la fatalidad de la raza
80.
Este excelente cuento demuestra la maestría que Ed ejerce en su oficio, y el bello ritmo de su prosa transmitirá al lector la presencia del fantasma de la fatalidad
81.
Sin duda, el cielo no quería someterlo a esta prueba y la fatalidad que se cernía sobre él parecía querer abandonarlo por un instante
82.
El desgraciado Lambic, con la suerte siempre en contra, con un hado maligno encarnizándose en su persona, tuvo la fatalidad de molestar al barón justo en el momento en que el viejo pecador, arrodillado ante su confesor, pedía la absolución antes de partir hacia Londres
83.
Cuando los padres adoptivos vienen a elegir una hijita, yo me quedo ahí muerta de miedo, con la sensación de que estoy asistiendo a los inescrutables designios de la fatalidad
84.
Aparecieron esas visiones como fotografías desordenadas y sobrepuestas en un tiempo muy lento e inexorable en el cual todos nos movíamos pesadamente, como si estuviéramos en el fondo del mar, incapaces de dar un salto de tigre para detener en seco la rueda del destino que giraba rápida hacia la fatalidad
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Las cosas se dieron inexorablemente, como en las tragedias griegas; la fatalidad estaba ante mis ojos, pero no pude evitar los pasos que conducían a ella
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Habiéndose metido, por la fatalidad de los tiempos y de las circunstancias a instruir muchachos, los instruía por los modos y estilo que el otro empleó en domar naciones
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Con la fatalidad velando sus miradas
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Tal vez sabía que había un sino, una fatalidad que pesaba sobre él, como te dijo la tía Rosa de esas cosas que necesariamente tienen que ser, existan o no, para que haya un balance en los libros y se estampe la palabra PAGADO en la vieja página; y el que lleva esos libros, sea quien fuere, pueda sacarla de la carpeta y arrojarla al fuego, librarse de ella
89.
La fatalidad estaba por fin allí, llamando a su puerta
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–¿Tiene alguna parte la fatalidad en este juicio?
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En realidad, usted quisiera vivir como los demás, ser honrado como los demás, tener un hogar, una mujer, asomarse a la ventana para mirar los transeúntes que pasan, y sin embargo, ya no hay una sola célula de su organismo que no esté impregnada de la fatalidad que encierran esas palabras: tengo que matarlo
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Triste fatalidad que sólo encuentra en las almas honestas desprecio por unos triunfos tan criminales como vergonzosos, mientras excita al más vivo interés por los tristes objetos de una indigna humillación
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» Aquella carta desprendía un sentimiento de culpabilidad y al mismo tiempo de fatalidad
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En ocasiones, la magnanimidad real devolvía el veinte por ciento del tesoro incautado a un resignado preso que poco más tendría que hacer o decir en el concierto político y social, pues su ceguera evidenciaba la fatalidad del destino
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Fuesen cuales fuesen su ciencia y su abnegación, el Kaw-djer no llegaba a dominar la fatalidad de las cosas
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y la fatalidad, con aquella Q esculpida en las portezuelas, que portaba desde
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sembraban el peligro y estaban marcados por la fatalidad
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Fue Thomas quien quiso que la fatalidad rompiera el hechizo
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Allí abajo estaba la Fatalidad, martilleando la Puerta de los Carceleros para que le dejasen entrar
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Se golpeó las piernas con los puños, maldiciendo la fatalidad, Proteus, su abuelo y Dios al mismo tiempo