1.
Me fascinaba uno en que se veía una plantación de banano, los obreros con sus puños en alto y la policía con garrotes y caras de gorila
2.
Ya sea que con altivez un tanto infantil se ponga el hombre al margen del mundo de los irracionales, o bien consienta en ser para los naturalistas tan sólo el primer animal en el orden de los primates, por encima del gorila, lo cierto es que se ha conferido a sí propio el título de homo sapiens, y la nobleza debiera obligar
3.
El estridente aullido de triunfo que surgió del hombre gorila fue la prueba de que nos había visto
4.
¿Qué ser humano podía tener tan excelente relación con los hombres gorila?
5.
–¿Qué le dijo el gorila para que lo dejara pasar?
6.
Después de cerrar el bar, el nuevo gorila se quedó esperándome junto a la puerta trasera mientras yo me ponía el abrigo y buscaba las llaves en el bolso
7.
-Ya lo veo, pareces más fuerte que un gorila
8.
–Ellos deben ser los que pusieron la red donde cayó la gorila -comentó Nadia, observando la que llevaban dos de los pigmeos
9.
La desolación que expresan los ojos de un gorila
10.
Todo el mundo sale corriendo: el gorila, la prostituta del pecho arrugado y flojo, unas cuantas prostitutas más y unos clientes que se han unido al alboroto
11.
El gorila alargó una mano y le agarró de la muñeca
12.
Literalmente hablando —replicó el gorila
13.
–No, fue el gorila de Barry
14.
Los primeros homínidos no habían aparecido aún, pero estaban evolucionando ya los organismos parecidos a los monos, como el Dryopithecus, el antepasado común del gorila, el chimpancé y los homínidos
15.
¿El gorila de la entrada del museo te echó de la recepción? Se te ve un poco desarreglado
16.
Vio a un amotinado correr por un sendero de luz esgrimiendo un pedazo de cañería con el que golpeó una vidriera, demostrando cierto goce animal, bailando como un gorila al escuchar el tintineo de los cristales rotos, hasta que tres vigorosas figuras cayeron sobre él, derribándolo al suelo
17.
Sí, definitivamente ella prefería una piel suave y lisa a un gorila
18.
El gorila que había escupido nunca supo qué fue lo que lo había alcanzado
19.
Por ejemplo, el rinoceronte y el gorila, cada vez más raros y que tanta repulsión provocan en los niños, se convierten en centro de interés en esta fase
20.
El gorila sonrió a Cordy y a Serena le pareció que las orejas de su compañero echaban humo
21.
La sonrisa se desvaneció del rostro del gorila y fue reemplazada por una fría indiferencia
22.
Algún gorila un metro noventa de alto y otro metro noventa de ancho había logrado pasar por encima de él y situarse en lo alto de las estanterías, a punto de destrozar para siempre el maquillaje de Alessandra metiéndole una bala en la frente
23.
Pero aún albergaba la certeza absoluta de que el gorila que tenía frente a sí no era de carne y hueso
24.
Recordó su reciente combate con Bolgani, el gorila
25.
Ambas se consolaron con la idea de que el Gorila no volvería jamás
26.
Al inclinarse, las plácidas aguas reflejaron sus caras; las facciones realmente espantosas del gorila junto al semblante bien parecido del descendiente de una antigua y aristocrática casa inglesa
27.
Lo cierto es que recibió al simio cuando éste se hallaba a mitad de su asalto; pero el impacto de los golpes asestados por los puños de Tarzán en el corpachón del enorme gorila fue tan poco efectivo como hubieran resultado los intentos de un mosquito que atacara a un elefante
28.
No obstante, aún conservaba Tarzán en una mano el cuchillo encontrado en la cabaña de su padre y cuando la bestia, descargando golpes y arreando mordiscos, se precipitó sobre el muchacho, éste volvió accidentalmente la punta del cuchillo hacia el peludo pecho del gorila
29.
–¿Un gorila, Esmeralda? – precisó el señor Philander, y ninguno de los tres hombres se atrevió a respirar una vez expresada en palabras aquella terrible sugerencia
30.
Parecía que iba a perder la batalla, pues la gigantesca bestia contra la que luchaba sería mejor pareja en peso y fuerza para Bolgani, el gorila
31.
De todos modos, a Tarzán le impresionó sobre todo el hecho de escuchar tal palabra en boca de un gorila de aquel mundo extraño, precisamente esta palabra que concordaba exactamente con otra de las habladas por los gorilas que fueron sus compañeros en su infancia, que le enseñaron el primer lenguaje de su niñez
32.
–¿Y qué haces tú aquí, en el país de M’wa-lot? – siguió preguntando el gorila
33.
El gorila acabó de bajar su garrote enorme, mientras de árboles vecinos acudían numerosos gorilas, hasta el punto de hacer inclinarse las gruesas ramas del que lo sostenía bajo su peso
34.
–Tar-gash -dijo el gorila al que se había dirigido Tarzán-
35.
Pero esto último no lo pudo comprender el gorila, como tampoco podía explicarse que ningún ser pudiera perderse, ya que él poseía el instinto que tienen todos los animales de Pellucidar para orientarse en un país donde no puede nadie guiarse por las señales del cielo
36.
El zumbido del motor se había perdido ya en la distancia, cuando Tarzán y el gorila reanudaron la marcha atravesando poco después una región de colinas bajas y rocosas
37.
El gorila lanzó su garrote contra una de las patas del monstruo, mientras Tarzán comprendía la táctica del sagoth: éste intentaba romper una pata a su enemigo, lo que le dejaría fuera de combate y a merced del gorila
38.
Tarzán había tenido ocasión de apreciar el valor y el desprecio a la vida que mostraba el gorila cuando procuraba abatir a sus presas; pero esto parecía el colmo de la imprudencia al perseguir a un enemigo
39.
–Volvía a mi país -repuso Thoar, señalando en la dirección que seguían poco antes Tarzán y el gorila
40.
–Aún no lo somos -repuso el gorila, como si pesaran sobre él miles de años de civilización y cultura
41.
Con Tar-gash, en cambio, le ocurrió al contrario: el gorila había mirado los restos del aparato con débil interés y una curiosidad desconfiada, limitándose a preguntar:
42.
–Un gorila, un sagoth
43.
Y el gorila que intentaba llevarla a su Dios, le dijo al otro:
44.
Al fin, luego de un tiempo que a Rhonda le pareció interminable, se oyeron voces a lo lejos, y el gorila que la llevaba la puso en el suelo
45.
Al fin, un joven gorila fue enviado al interior del palacio, con un mensaje
46.
Al entrar la muchacha en el salón, el gorila que estaba en el estrado detuvo sus inquietos paseos, y luego de examinarla largamente, preguntó:
47.
–Al pie de las cataratas, señor -repuso el gorila que la había capturado
48.
De pronto, el gorila la puso en el suelo, preguntándole:
49.
Y cada vez que caía, el gorila la obligaba a ponerse en pie con rudeza, lanzando maldiciones y denuestos en el viejo idioma medieval de Inglaterra
50.
El gorila sintió que los músculos de su enemigo tomaban la dureza del acero, y entonces intentó caer de espaldas, para aplastar a su enemigo con su peso; pero también ahora fracasó el gorila en su intento, y el rey de la jungla esquivó el golpe
51.
Una y otra vez el cuchillo se hundió en las carnes del gorila, que, poco a poco, fue perdiendo fuerza y energías, hasta que quedó inmóvil, lanzando un espantoso estertor de agonía
52.
Al llegar frente al torreón donde estaban escondidos Rhonda y Tarzán, Dios y el gorila macho fueron a apoyarse contra el parapeto de la muralla, y quedaron allí, contemplando la ciudad
53.
De pronto, Tarzán vio aparecer en la terraza donde estaban el Dios y su acompañante, a un enorme gorila, llevando una lanza
54.
Otro gorila le siguió, armado de la misma manera, y luego otro, y otro, y otro, hasta que se reunieron veinte
55.
Tarzán cayó sobre el gorila más cercano
56.
Pero al llegar, a un recodo de la escalera, Rhonda fue a caer en los brazos de un gorila que subía, y al que seguían otros dos
57.
–¡Señor! – exclamó el gorila, avanzando y viniendo a postrarse de rodillas ante su Dios-; ¡todos creíamos que habíais muerto en el fuego! ¡El cielo sea loado por haberos salvado la vida!
58.
Y así ocurrió lo inevitable: el león, sin detenerse siquiera junto a Rhonda, se lanzó ferozmente en persecución del gorila fugitivo
59.
Fuera de éste, el gorila se detuvo y volvió a alzar la voz, pero esta vez para hablar y no para lanzar su horrible grito
60.
Cuando el enorme gorila hubo entrado en el recinto, los guerreros cerraron la puerta y se apartaron respetuosamente mientras la bestia avanzaba hacia el centro de la aldea, donde se paró un momento y miró alrededor
61.
Tarzán se inclinó para coger al hombre gorila y se lo echó al hombro mientras los simples negros se maravillaban ante esa acción
62.
Entremezclado con el rastro de olor de los hombres gorila, estaba el del gomangani y el de comida cocida, y la insinuación de un olor muy dulce, que el hombre-mono sólo podía relacionar con el del incienso encendido, aunque era imposible que semejante fragancia emanara de las moradas de los bolgani
63.
Tarzán miró en la dirección en que ella señalaba y vio por una puerta abierta en el fondo de la cámara a gran número de hombres gorila que se aproximaban
64.
Desde los corredores se oía discutir al cuerpo principal de los hombres gorila
65.
Una compañía, unos cincuenta hombres gorila, se apostó directamente fuera de la entrada principal de la sala del trono y allí permanecieron en silencio, con las armas preparadas, como si pretendieran repeler cualquier intento de huida de los que estaban en la sala
66.
Detrás, el resto de hombres gorila se alejaban y desaparecían por puertas y corredores que daban al vestíbulo principal de palacio
67.
–¡No es un hombre! ¡Es un demonio! – gritaban- Se ha transformado en un gorila
68.
La jungla era más despejada de lo usual y de cuando en cuando divisaban al gorila que se alejaba
69.
El hombre mono siguió corriendo sin errar a través de los árboles, hacia la dirección de la que provenían los disparos, y al acercarse a la escena de la persecución de Bolgani el gorila oyó ruido de arbustos que eran aplastados y voces de hombres
70.
Sus ojos pequeños y brillantes miraban con fijeza, observando la aproximación del peludo Bolgani, y al pasar el gorila por debajo de la rama de la que colgaba, Histah se lanzó sobre su presa
71.
Sin embargo, se sentía a salvo porque tenía un rifle, mientras que el otro iba desarmado, y suponía que el gigante se alegraría de que le salvara de las atenciones del gorila, el cual, por el conocimiento que Stimbol creía tener de estas bestias, le parecía a todas luces amenazador
72.
El gorila soltó su presa en cuanto el primero de los hombres del cazador surgió por el recodo del sendero, y al ver a los negros, y lo numerosos que eran, se puso más nervioso y aumentó su irritación
73.
El gorila se fundió en el follaje y las sombras propias de la jungla con un gruñido de despedida, mientras Tarzán de los Monos se volvía hacia Stimbol y sus muchachos
74.
Por ejemplo, cuando rodamos Una tarde en el circo, había una escena importante para la cual se requería un gorila
75.
El director volvió a su sistema de adulación ingenua, el gorila se comportaba como cualquier otro mono que hiciera su trabajo a conciencia y los dos agentes estaban ahora tan satisfechos como ladrones que, por cierto, es lo que eran
76.
A diferencia de como se trabaja con actores reales, prácticamente todo se rodaba en una sola toma con aquel sustituto de gorila
77.
Ninguna cámara funcionaba y los costes iban ascendiendo, mientras los ejecutivos del estudio registraban frenéticamente la ciudad en busca de otra piel de gorila
78.
Y eso hizo Nina, como en aquel chiste: ¿qué se hace con un gorila de mil kilos? Lo que él quiera
79.
Lo vio hablando con un gorila, que asintió y le abrió una puerta falsa
80.
Mientras tanto, el gorila volvió a enterrar el féretro
81.
Eran de la misma naturaleza ancestral y casi arquetípica que los bosques que habitaran la mente de Gorila bajo los efectos del LSD
82.
Grimaldi hizo una señal al hombre que había registrado a Karch y el gorila se encaminó hacia la habitación
83.
Wilt tiene las proporciones de un gorila, pero aun así dudo que pueda alcanzar el teléfono sin levantarse de la silla
84.
Finalmente, necesitaba cubrirse en caso de que detuvieran la expedición en la frontera: un primatólogo y un gorila eran una tapadera perfecta
85.
Se enorgullecía de su propia habilidad para predecir las reacciones de la gorila, aunque sólo la conocía en el ambiente del laboratorio
86.
Elliot estuvo de acuerdo en que parecía la sombra de un gorila, pero insistió:
87.
Evidentemente, Elliot tenía una imagen de vídeo de tres segundos de algún animal y no estaba seguro de si se trataba de un gorila o no
88.
Aun en blanco y negro, no es lo suficientemente oscuro para tratarse de un gorila
89.
En la pantalla, la computadora imprimió: LAS GLOBULINAS DEL SUERO ALFA Y BETA ENCAJAN: SANGRE DE GORILA
90.
Los pigmeos empezaron a discutir entre ellos, probablemente tratando de decidir qué significaba la presencia de ese gorila
91.
—Querían saber si el gorila era suyo, y dije que sí
92.
Querían saber si usted tenía relaciones con la gorila, y dije que no
93.
Dijeron que eso estaba bien, pero que usted no debía encariñarse demasiado con la gorila, porque de lo contrario sufriría
94.
Era un trabajo lento y ya se les estaba terminando la paciencia cuando, hacia el mediodía, toparon con las heces características, de tres lóbulos, del gorila, y vieron varios nidos hechos de hojas de eucaliptos en el suelo y en los árboles
95.
Mientras miraba hacia abajo y oía que el gorila cruzaba por la alta hierba en dirección a él, tuvo la sensación repentina de que todos los conocimientos abstractos aprendidos en los libros estaban equivocados, que todo lo que pensaban los científicos de todo el mundo acerca de los gorilas estaba equivocado
96.
¿Por qué no comieron a la madre? La carne de gorila era un alimento aceptable —preciado, en verdad— en esa parte de la cuenca del Congo
97.
—Es un gorila, sin duda
98.
El mismo Elliot había contribuido a erradicar uno de los conceptos falsos más generalizados: la estupidez brutal del gorila
99.
» Posteriores observadores veían al gorila como «salvaje, taciturno y brutal»
100.
Pero tanto en las observaciones llevadas a cabo en el terreno como en el laboratorio se habían obtenido evidencias que establecían que, en muchos sentidos, el gorila era más inteligente que el chimpancé