1.
El hedor de las aguas residuales y el caos de la maquinaria, parecía salido de una película de terror, ya que fue sacado de esa maravillosa calma del mar y la brisa tan limpio y fresco
2.
El hedor a chamusquina era atroz y se desprendía por todas partes
3.
levantado elestómago del hedor y de la podredumbre en que se
4.
Rendido de fatiga, con el estómago revueltopor el hedor, me metí en casa
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piso y por el hedor, y, dejando á un lado los suciosparedones de las huertas de los
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que regresar sofocado por el hedor repugnanteque exhalaban las viviendas
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habitaciones chinas, el hedor de las casas, la polvoredade los caminos áridos ¿para qué? Tenía un
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El hedor dentro de la caja
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caídos en unrincón, mezclábase con el hedor de petróleo de los
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tienen hedor de putrefacción, danzan las almas de las brujasy se
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El almacén exhalaba un hedor de polvo, huesos en putrefacción y
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Maltrana, molestado por el hedor del almacén y el revoloteo de lasmoscas, acabó
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Un hedor de boñiga húmeda impregnaba el aire
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Un hedor de letrina en
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olía mal, pero ya se habituarían a este hedor de los residuosde la villa
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recibió en suolfato un hedor de comida agria
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bajo el bárbaro cauterio, esparciendo un hedor desacrificio
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Un hedor de quema seesparcía en el
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Un hedor de grasa caliente se uníaá la respiración de
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El suelo exhalaba un hedor
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y dejando tras sí un hedor intolerable
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tostadas por el sol, de agrio hedor sudoroso, lablusa sucia y el ancho sombrero con los
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El humo de loscigarros mezclábase al hedor
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incienso y hedor de hoguera
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De vez en cuando —los fogones de antaño eran imprevisibles— una hornada de magdalenas en moldes de papel plisado salía negra, humeante y con hedor a destrucción, siniestra analogía de las almohadillas de carbón
26.
—¿Cómo quieres que huelan algo aquí arriba? ¡Con este hedor! Además, el rastro lo han perdido más abajo, en la cuarta planta
27.
En lo más hondo de su construcción mental, Pendergast también lo percibió: un hedor indescriptible y pútrido como el olor de un hígado podrido y recubierto de hongos
28.
El hedor se disipó al punto
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El hedor a azufre era asfixiante, y el viajero comprendió que la cumbre no encerraba un corazón activo sino que era el reptil quien lo destilaba
30.
El ambiente estaba impregnado del hedor a caballos cuando, por fin, se incorporó y emprendió el retorno a su casa
31.
Ahora bien, ella quisiera convencernos precisamente de lo contrario: de que la cuba del 5 de la Rue Sainte-Eulalie es particular, que huele peor que las otras y que ninguna portera podría soportar su hedor
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Sentí el hedor de nuevo, más intenso
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Y es que por mucho que se intentara fingir y teatralizar, había un momento en el que uno se reencontraba con la realidad, es decir, con la idea de que tal vez mañana fuera el último de nuestros días; también con la suciedad, con el hedor, con los gusanos y, sobre todo, con las ratas
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Con tristeza toleraba su compañía esta noche por hablar con alguien, por no verme solo en mi mal alumbrada habitación, andando de pared a pared sobre el hedor de la margarina; y como estaba bien decidido a frustrar sus intentos de seducción, me dejé llevar al Venusberg donde tenía crédito de largo tiempo atrás
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En la atmósfera flotaba el nauseabundo hedor de la muerte
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Era una sonrisa lasciva que irradiaba el hedor de su alma a través de la boca y los ojos
37.
—Adoro la violencia del sexo y el hedor de la bebida —dijo, como envuelta en un ensueño—
38.
De sus bocas numerosas proviene un hedor, cuya percepción es mortal para los hombres y para las bestias
39.
Los confinados, cansados de romper y gritar, finalmente habían decidido descansar, a pesar del hedor insoportable de los cadáveres que comenzaba a expandirse debajo de la inmensa cúpula
40.
Y entre aquellas ruinas surgía un hedor insoportable y pestilente, debido a los numerosos cadáveres sepultados bajo ellas y que los asediados, molestados sin cesar por los sitiadores, no habían tenido ocasión de sacar para enterrarlos
41.
el de su propio sudor, con los aromas de la cocina, ajo, sopa, pan recién horneado y con un hedor extraño de barro podrido
42.
Cruzaron el campo repleto de huesos humanos que despedían aún un hedor insoportable, y pudieron ver, pues en aquel espacio de tiempo se había desvanecido la niebla y las estrellas proyectaban una débil claridad sobre la tierra, las ruinas de varias granjas candiotas
43.
A pesar del hedor horrible que salía de ella, los dos Robinsones entraron en la choza; pero se detuvieron enseguida lanzando un grito de horror
44.
Comprobó con alivio que su cara cadenilla no había sufrido ningún daño, aunque había adquirido un hedor apestoso
45.
El monstruo giró la cabeza en dirección al claro y descendió hacia él con las zarpas abiertas, precedido por su fétido hedor
46.
Apenas se llevaba algo a la boca volvía a ver el cuerpo en descomposición, a percibir el inolvidable hedor, a estremecerse con el mismo espanto de aquella noche
47.
El viento arrastraba el hedor de carroña a kilómetros de distancia
48.
En llegando a la plaza de la Contratación, Simón observó que la nube de polvo y cenizas que flotaba sobre la aljama era todavía más densa e irrespirable, y que a los olores percibidos anteriormente se sumaba un nauseabundo hedor a carne quemada
49.
Sin embargo, el ufano deportista tuvo que pagar su precio por el trofeo: el traje espacial de presión parcial que había llevado durante el ejercicio despedía el característico hedor a huevos podridos del sulfuro de hidrógeno cuando el oficial lo llevó de vuelta a la nave, lo que hizo que el hombre se convirtiera en blanco de innumerables bromas
50.
Emitía un hedor terrible: cuando el comisario logró levantarla, los excrementos resbalaron por el cuerpo y cayeron a la arena
51.
El hedor les golpeó cuando aún estaban a unos cien metros de distancia
52.
El hedor a excrementos, orina y sudor del miedo era tan fuerte que Marry sin demasiada discreción, abrió de par en par una de las ventanas del salón
53.
El hedor a orina lo invadía todo
54.
Sólo quedó la oscuridad, y en ella unos pechos jadeantes y unos corazones palpitantes y sudor y hedor
55.
Oyó los gritos de las gaviotas, olió el hedor de la playa y vio a Ferriera, su enemigo, y comprendió que todo aquello era una mentira para hacerle volverse loco
56.
Y el hedor de la tumba
57.
Naturalmente, conocía aquel hedor
58.
Pues bien, el hedor no era nada comparado con lo que vieron mis ojos
59.
No me gustó el frío del ambiente, aquel ligero hedor procedente de las celdas inferiores, la sensación de que allí era donde yacía todo lo muerto
60.
El hedor creció en intensidad, Parecía rezumar de las paredes de barro
61.
—¿Os divierte mucho vivir entre un hedor y una suciedad como éstos? —pregunté—
62.
Era el mismo hedor de la tierra del cementerio que impregnaba a los vampiros
63.
El ambiente estaba enrarecido por el hedor a orines y desperdicios que despedía el joub desde el exterior
64.
Hedor a productos químicos, sangre reseca, intestinos y excrementos
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Vi una gran puerta tachonada que se c erraba detrás de mí y percibí un hedor que me ha perseguido toda la vida: el olor que desprenden los cuerpos sucios, las letrinas a rebosar y las mugrientas celdas, el sello de presentación de cualquier prisión
66.
Su ubicación constituye un misterio, pero sabemos por las quejas de Cicerón que los vientos habituales de la ciudad difundían el hedor del pescado por el bajo Foro y la sede del Senado
67.
Hasta este momento tal padre Mancuso no había pensado que sus cuartos eran la causa del hedor
68.
Pensé que los escarabajos intuían que yo moriría y deseaban escaparse del hedor de mi cuerpo que se había vuelto diferente, idéntico al de la ropa antigua en un arcón
69.
Vivo, ya ve usted, en medio del hedor de Londres; y el aroma de los setos y las flores del campo son demasiado para mí
70.
La sangre, el hedor y la visión del cuerpo mutilado habrían hecho marearse a un gurja
71.
Las ventanas abiertas no bastan para disipar la fetidez de la carne ulcerada y podrida, el hedor dulzón de la gangrena bajo los vendajes
72.
Ni siquiera la impresionante rúa de Casas Reais, flanqueada por ricos palacios y casas solariegas, presentaba mejor cariz en cuanto a suciedad y hedor que la populachera Vía Francígena, permanentemente abarrotada por una turba vociferante de mesoneros, mercaderes, mendigos, rameras, cambistas y vendedores de amuletos y reliquias
73.
El hedor acre hirió la nariz de Dedo Polvoriento mientras caminaba por el callejón donde ejercían su oficio los herreros
74.
El estruendo de los martillos golpeando el hierro al rojo era casi tan desagradable como el hedor procedente de la calle de los tintoreros
75.
El hedor era opresivo y el ruidoso golpeteo de la lluvia empezaba a ponerme los nervios de punta
76.
El vapor tiene un olor fuerte, que se suele describir como desagradable, y por ello el elemento fue designado con la palabra griega bromos, que quiere decir “hedor”
77.
Pasamos por un quirófano y, después, junto a paredes con autoclaves que me recordaron campanas de inmersión de acero; el aire era desagradable con el hedor de animales de laboratorio escaldados
78.
Los platos se amontonaban en el agua fría y cubierta de restos del fregadero, y el cubo de la basura, lleno a rebosar, desprendía un hedor repugnante
79.
Tienen un hedor inconfundible, muy parecido al del depósito de cadáveres
80.
Ese hedor le resultaba peor que un cuerpo en descomposición cubierto de moscardas, y había visto horrores ofensivos más que suficientes debido a la inusual profesión que ambas tenían
81.
El agente se levantó, respirando por la boca como para evitar el hedor
82.
El hedor procedía de la habitación de la derecha
83.
El abrazo se estrechó aún más, y Santiago regresó al hedor del monte empapado, a la traición de las ovejas, a la ropa fría y los huesos de hielo, al descubrimiento del amor en el cuarto de las encinas, y se volvió fuego, llanto, ceniza, y la garganta le reventó con un quejido de grillos
84.
Pero no es el hedor lo que me llama la atención
85.
Al apartar la cortina de la entrada, las golpeó un hedor insoportable
86.
Era el hedor de las brujas
87.
Con el hedor fétido y la falta de oxígeno que le robaban la energía del cuerpo, Langdon comprendió que sólo tenía tiempo para un último esfuerzo
88.
Y notaron un espantoso hedor a carroña
89.
Después vinieron casi dos años de banquisa, atisbos de la Antártida, el hedor de las colonias de pingüinos, el bautizo de dos volcanes distantes y humeantes con los nombres de sus cansados buques, oscuridad, primavera, la amenaza de quedar atrapados por el hielo, abrirse camino sin cesar, sólo a vela, a través de un mar que se llamaba ahora de James Ross, y finalmente el duro paso del Sur y el regreso a Hobart Town en una isla con dieciocho mil prisioneros y un gobernador muy desgraciado
90.
Dos años y medio desde que habían zarpado, y aquellas sogas todavía llevaban en su interior el hedor del Támesis
91.
El Pus de una víctima del Escorbuto exhala un hedor extraordinariamente desagradable
92.
Era como ese hedor que produce el mal aliento, pero al que vas acostumbrándote a medida que te acercas a él hasta que acabas por no olerlo porque también es el de tu propio aliento
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Llegaba hasta nosotros incluso por encima del hedor que desprendía el puro del abuelo de Joe Barton cuando nos mostraba el álbum de fotos de los tiempos en que estaba en la Marina y nos decía que aquellas mujeres gordas en enaguas que aparecían con él eran sus primas
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El soldado abrió las pesadas puertas y volvió el rostro, un hedor de muerte brotaba del interior del templo
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Adon se quedó en el templo incluso después de que el hedor se hizo insoportable para los demás
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El olor fétido del pelo de los monstruos casi hizo que Adon soltase al animal cuando empezó a ser elevado por los aires, pero no hizo caso del hedor y centró su atención en cosas más importantes, como ayudar a sus amigos y, quizá, redimirse a sus ojos
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Al volver la esquina redondeada de una nueva galería, una brisa suave les dio en la cara, trayendo consigo un horrible hedor
98.
La habitación estaba completamente a oscuras y el acre hedor de las ropas sucias de Brill invadía la atmósfera
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Brill estaba en el interior, luchando por ensillar un caballo que recelaba de su hedor repulsivo
100.
Cuando Burroni, Maureen y Jordán bajaron de su coche y se acercaron, el policía se apartó un poco para permitir que los recién llegados vieran lo que miraba él, y también para alejarse del penetrante hedor