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    Usar "liceo" en una oración

    liceo oraciones de ejemplo

    liceo


    1. Las municipalidades, la Tesorería del Estado, la Iglesia de Esparza, el Hospital San Juan de Dios, el Fondo del Liceo de Niñas, el Fondo de la Dirección de Estudios de San José, el Lazareto, el Fondo de Educación Pública de Cartago y los beneficiados con una capellanía, a pesar de que prestaban, por lo general, a tres, cuatro y cinco años, carecían de un plazo característico


    2. Primero sepuso a trabajar como abogado, aunque sin jurar su título, en los bufetesde don Nicolás Azcárate y Miguel Viondi, dándose luego a conocer de suspaisanos como orador, en notables discursos y conferencias pronunciadasen el Liceo de Guanabacoa, y en un brindis que hizo en un banquetecelebrado en honor del genial periodista Adolfo Márquez Sterling


    3. Cuatrofueron las veces que habló Martí en el Liceo de Guanabacoa


    4. Una modificación constitucional estableció doce años de escolaridad obligatoria que se busca hacer efectiva a través del Plan de Escolaridad Completa, el programa Liceo para Todos y la Ley de Subvención Pro Retención Escolar dirigida a los establecimientos que reclutan estudiantes pertenecientes al programa 234


    5. entonces sostenerla lo mismo que el Liceo


    6. Todos losdías hacía igual viaje: de su casa al liceo y del liceo a su casa


    7. El periodista Ciro Vargas estudió en el mismo liceo que José Tohá: "Por esos años la familia Tohá González era muy conocida en Chillan; sin embargo José brilló con sus propias luces y, poco a poco, se fue destacando en la dirigencia del centro de alumnos, en la Federación de Estudiantes y por la fundación del liceo nocturno, que le dio notoriedad en el ambiente chillanejo"


    8. Cuando entró al Liceo N° 1 de Niñas, en el mundo de la adolescente Carmen se produjo un cambio político y emocional


    9. Era profesora de manualidades en un liceo, y estaba recortando unas complicadas papirolas


    10. Más tarde, cuando Jacques ya frecuentaba el liceo, convencido de que la ciencia es una sola y la misma para todos, lo interrogaba, señalándole el hueco de los riñones

    11. El impreso, que enumeraba todo lo que los alumnos no podían llevar al liceo, desde armas hasta revistas ilustradas pasando por juegos de naipes, estaba redactado de manera tan rebuscada que Jacques tuvo que resumirlo en términos sencillos a su madre y a su abuela


    12. El resto de la plaza estaba cubierto de pequeños adoquines brillantes en los cuales los niños, al saltar del tranvía, resbalaban interminablemente hacia la Rue Bab-Azoun, que en cinco minutos los llevaba al liceo


    13. Debido a esta particularidad los alumnos del liceo lo habían apodado «patinadero de moscas» y «velódromo de mosquitos», pretendiendo que esos insectos, cuando recorrían la superficie desnuda del cráneo, erraban los virajes y perdían el equilibrio


    14. Los niños recibían esas maravillas y le hincaban el diente, siempre corriendo hacia el liceo, el torso y la cabeza inclinados hacia adelante, para no mancharse la ropa


    15. Con los primeros fríos, fríos relativos pues nunca helaba, y sensibles tras el peso enorme del calor durante meses, las golondrinas,{134} que volaban en general por encima de los bulevares del paseo marítimo, sobre la plaza enfrente del liceo o en el cielo de los barrios pobres, lanzándose con gritos penetrantes hacia un fruto de ficus, una basura flotando en el mar o una boñiga fresca, hacían primero unas apariciones solitarias en el corredor de la Rue Bab-Azoun, volando un poco bajo al encuentro de los tranvías, hasta elevarse de un solo golpe para desaparecer en el cielo por encima de las casas


    16. En el liceo los maestros cambiaban según las materias, y los métodos cambiaban según los hombres


    17. En el liceo, por el contrario, los profesores eran como esos tíos entre los cuales existe el derecho de escoger


    18. El que tenía más posibilidades de ser querido era el profesor de letras, a quien los niños veían con más frecuencia que a los otros y, en efecto, en casi todas las clases era el preferido de Jacques y de Pierre,{136} pero sin poder apoyarse en él, pues no los conocía y, una vez terminada la clase, se retiraba a una vida desconocida, y ellos también, de vuelta en ese país lejano donde no había ninguna posibilidad de que se instalara un profesor de liceo, tanto que nunca encontraban a nadie en el tranvía, ni a profesores ni a alumnos, al menos en los rojos, que iban a los barrios de abajo (el C


    19. llegaban hasta el liceo, mientras que los C


    20. se detenían en la plaza del Gobierno, se [ ][137] al liceo por abajo

    21. De modo que una vez terminada la jornada, los dos niños sentían la separación en la puerta misma del liceo, o un poco más lejos, en la plaza del Gobierno, cuando, al despedirse del alegre grupo de sus compañeros, se encaminaban a los coches rojos que iban a los barrios más pobres


    22. {141} A las siete se soltaba la riada de alumnos del liceo, la carrera en grupos ruidosos por la Rue Bab-Azoun con todas las tiendas iluminadas; las aceras atestadas bajo los soportales les obligaban a correr a veces por la calzada entre los rieles, hasta que aparecía un tranvía y les empujaba a refugiarse bajo los soportales y por fin se abría la plaza del Gobierno iluminada por los quioscos y los tenderetes de los comerciantes árabes, con sus lámparas de acetileno, cuyo olor los niños respiraban con deleite


    23. A las ocho cenaban en silencio, o bien el tío contaba una oscura aventura que le hacía reír a carcajadas, pero en todo caso nunca se hablaba del liceo, salvo cuando la abuela preguntaba a Jacques si había tenido buenas notas, y él decía que sí y nadie volvía a mencionar el asunto, y su madre no le preguntaba nada, meneando la cabeza y mirándolo con sus ojos dulces cuando reconocía que había obtenido buenas calificaciones, pero siempre silenciosa y un poco aparte


    24. Aunque su vida pasada fuese en realidad ese barrio, su vida presente y más aún su futuro estaban en el liceo


    25. En todo caso, a nadie en el liceo podía hablarle de su madre y de su familia


    26. A nadie en su familia podía hablarle del liceo


    27. Y en cuanto a su madre y a su abuela, nunca iban al liceo, salvo una vez por año, para la distribución de premios, a comienzos de julio


    28. En el liceo, la puerta de honor estaba abierta, los tiestos con plantas adornaban de arriba abajo los dos lados de la escalera monumental que los primeros padres y los alumnos empezaban a subir, los Cormery, naturalmente, habían llegado con mucho adelanto, como siempre ocurre con los pobres, que tienen pocas obligaciones sociales y placeres, y que temen no ser puntuales


    29. Mentir para tener el derecho de no tomarse vacaciones, trabajar lejos del cielo, del verano y del mar, que amaba tanto, y mentir otra vez para tener el derecho de volver al liceo, esta injusticia le atenazaba el corazón hasta matarlo


    30. (16) Las siglas aluden a Jean Grenier, escritor francés y profesor de filosofía en el liceo de Argel

    31. {123} Empezar o bien por la partida hacia el liceo y la continuación en su orden, o bien por una presentación del adulto monstruo y volver después al momento de la salida hacia el liceo hasta enfermedad


    32. En el mejor de los casos, en el liceo el profesor era admirado, pero uno no se atrevía a quererlo


    33. Les dejaron una cita para el día siguiente a las doce en la plaza del Liceo


    34. Tartamudeando, García consiguió plantear su petición: había logrado terminar el liceo en San Lucas y quería una recomendación para la Escuela de Carabineros y una beca del Estado para pagar sus estudios


    35. Zorrilla había sido el encargado de darle la bienvenida en el Liceo de Madrid a la joven poeta:


    36. Lo intenté en el Liceo Fermín Toro, situado muy cerca del palacio presidencial de Miraflores, donde sabía que Ilich y su hermano Lenin habían estudiado justo antes de irse a Londres


    37. y un sujeto calvo y bajito y feo, de la edad de mi padre, surgió dando papirotazos con un sobre de azúcar y diciendo Disculpen las molestias, pensé que no les incomodaría conversar conmigo, las señoras de la mesa vecina lo miraron, escandalizadas, dos fulanos que leían el periódico lo señalaron con una mueca de piedad, y él, sin darse cuenta del ridículo, volcando el azúcar fuera de la taza, con los granitos pegajosos que brillaban en la mesa, pedía perdón, sacaba el pañuelo del bolsillo, No me tomen a mal, pero cuando me constipo siempre me entran ganas de hablar con alguien, y Ana Y se constipa todas las semanas, ¿no?, y una de las señoras Hay cada pirado francamente, y él Por suerte no y menos mal porque padezco de los bronquios, es el segundo catarro de este invierno, y aunque no eran más de las cuatro el dueño del snack-bar encendió los tubos del techo, en los cuales el flúor parpadeaba antes de fijarse en un chorro que despojaba de piel las facciones y los gestos, y el viejo, removiendo la infusión de limón con la cucharilla ¿Me permite que la acompañe a casa?, la señorita vive en Alcántara ¿no?, y Laura Se ha enamorado, pobre, y Ana Acepta que puede ser que tenga coche, y yo ¿Acompañarme a casa?, y el viejo Es un pretexto para dar un paseo por Lisboa, un pretexto para ver los trenes y el río, me gusta muchísimo el Tajo, y la señora de la mesa vecina Ay; qué ganas de ponerle la cara morada, si no fuese mujer ya le habría dado un sopapo, y uno de los del periódico Dale el gusto al vejete, muchacha, y Laura Acepta tonta que puede ser que tenga coche, y el camarero, observando el traje y los modales del que duerme conmigo, ¿Este caballero las está molestando?, y Laura Cómo se reirán cuando contemos esto en el Liceo, y yo No, no está molestando, es un amigo de mi padre, trabajaron en Sudáfrica, ¿el agua mineral cuánto es?


    38. Hay momentos en los que pienso que si mi padre no me hubiese traído a Lisboa yo sería feliz, y por ser feliz quiero decir no encontrarme tan sola con mi enfermedad como aquí, donde la adivino, la mido en el interior del cuerpo, calculo sus progresos en el hígado, en el corazón, en los riñones, me inyecto dos veces al día, si me siento mareada, en el retrete del Liceo, de modo que mis compañeras no desconfíen de nada, porque aquellas a quienes se lo conté imaginan que llevo una muerte contagiosa conmigo y tampoco a mi tía le digo nada, vuelvo del médico y ella, fingiendo que no sabe adonde he ido, Buenas noches, mi tía a la que nunca le gustó que mi padre se casase en África con una desconocida, con una mulata tal vez, sin prevenir a la familia, sin traerla primero a Portugal para someterla en Esposende a la aprobación de mis abuelos, y la única vez que vinieron se apearon sin avisar en Oporto, hicieron el resto del viaje en autobús, con mi madre en busca de Mozambique en las ventanillas, y aparecieron en casa de mis abuelos, a la hora de comer, con una maleta llena de estatuillas y de máscaras de madera, y mi abuelo, que vendía telas en un establecimiento llamado Perla del Tergal, ¿Qué es esto?, y mi abuela mientras se santiguaba Sácame de ahí la carantamaula del Demonio, Domingos, que siento la peste del infierno en casa, y era el olor de la diabetes, y mi madre a mi padre, sin hacerles caso, sin conversar con ellos, apoyada en el alféizar en busca de las traineras de la isla, mi madre, intrigada con los petreles, ¿Qué aves son ésas, Domingos?, y mi abuelo, cogiendo una jirafa de marfil, Fíjate en el bicho, Orquídea, ¿en el sitio donde vivís hay elefantes?, y mi padre Son petreles, devoran barcos hasta no dejar ninguna espuma detrás de las hélices, y mi abuela, agarrada al rosario, Huele a infierno, ya os he dicho que huele a infierno, que huele a las flores de los muertos, pásame el chal que voy a buscar al párroco, y mi abuelo, sirviéndose aguardiente, Daría diez metros de franela por toparme con elefantes al galope en el bosque, y mi tía ¿E hipopótamos, Domingos, qué es lo que hacen con los hipopótamos?, y mi padre A los petreles no les escapan ni la niebla ni el viento, devoran lo que pueden, hasta un cine ambulante que anduvo por allí se les sumió en el estómago, ¿no es verdad, Orquídea, no es verdad que no se volvió a saber nada del que manejaba el proyector?, y mi tía El cine se fue a Póvoa, Domingos, ¿dónde se han visto petreles que se lancen a picotear películas?, y mi abuelo, repitiendo el aguardiente, Sólo vi uno en el calendario de la taberna, y mi padre No picotean películas pero picotearon a tu amigo el que vendía las entradas, el que no volvió a tirarte los tejos, y mi abuelo ¿Qué?, y mi padre Que responda Orquídea, que Orquídea te hable de los sauces llorones, y mi tía Mentiroso, ojalá se te paralicen las piernas, mentiroso, y mi abuelo ¿De los sauces llorones, grosera?, y mi madre Petreles, dices tú, ¿es petreles como los llaman, Domingos?, y mi tía Yo qué sé, padre, es invención de Domingos, los aires de Mozambique le han secado la mollera, y mi padre a mi abuelo ¿No quiere venir a volar conmigo bajo la tierra?, y el párroco, atareado en bendecir el baúl y los rincones de la tienda, y cubriendo a mi madre con un crucifijo enorme, Realmente huele a infierno y a las flores de Satanás, pero no es de las estatuas sino de esa pecadora, y mi abuelo a mi padre ¿Tú vuelas bajo la tierra, muchacho?, y mi abuela a mi padre Ay has traído al demonio contigo, Domingos, y el cura, echándole agua bendita a mi madre, En nombre de Jesucristo vade retro, emperador de las tinieblas, te ordeno que liberes a tu sierva y regreses a tu reino, y mi abuela ¿Y si ella pare un hombre lobo?, ¿eh?, y mi padre a mi abuelo He volado en la mina de Johannesburgo, padre, si usted tiene un pico y quiere probar yo le enseño, abrimos un hoyo en el suelo y listo, y el cura Vade retro, y mi madre Devoran barcos pero ahora andan por encima de nosotros piando, en una de ésas nos meten en el buche, y mi abuela, lanzando cocodrilos y guacamayos de madera por la ventana, Un bebé oscuro, lleno de pelos, qué horror, un bebé que salta de la cuna para galopar por la casa, hace años, venía yo en el tren de Lamego, descubrí dos a lo lejos, a carcajadas en un pinar, el cura sujetó a mi madre por el brazo, Vade retro, y mi padre Alto ahí, no sea fresco, suéltele la mano a mi mujer, y mi abuelo Pico no tengo, ¿no sirve un rastrillo, hijo?, y mi tía Yo no me acosté con ningún hombre sobre la lona después de los espectáculos, yo no quise perder lo que sólo se sabe que se tiene cuando se pierde, lo que sólo es importante cuando deja de ser, porque cuando se tenía no existía y lo que yo tenía quedó en la arena de Esposende y es parte de las mareas y de los arbustos de la playa, y mi madre Yo no pretendo acabar a gritos, como las aves, por encima de esta casa, y mi padre al cura Si vuelve a tocarla le rompo la cara, vaya a echar su agua a otra parte, y mi abuela ¿Y el incienso, señor párroco?, si ha traído el botafumeiro échele unos humos a ella y listo, y mi abuelo Quien dice rastrillo dice cualquier cosa que agujeree, una pala, una hoz, unas tijeras, ¿lo que hay que hacer es cavar un foso, no?, y mi tía Nunca lo he visto con la cabeza descubierta, nunca lo he visto desnudo, pero me falta su aliento en los oídos, me faltan sus dedos, me falta la paz de después y el mar que bate en mis huesos en los peñascos y yo no quería, padre, yo no quería, yo quería y no quería, yo quería, yo no quería querer y quería, yo fui a Póvoa a visitarlo y el acomodador Hay aquí una moza que te busca, Claudino, y él al empleado Yo a ésa no la he visto en mi vida, dile que es un error, hombre, y el acomodador a mí Él no la ha visto en su vida, y yo sin el valor de hablar, yo sujetándome las horquillas del pelo sin darme cuenta de que me sujetaba las horquillas del pelo, y el cura, salpicando con agua bendita a mi padre, Yo no he tocado a su esposa, señor, he venido a exorcizar al Príncipe del Mal, y mi abuelo, a martillazos en la tarima, ¿Es necesario ir muy abajo para volar, Domingos?, y mi tía Pero me quedé hasta el final de la película, y cuando las personas salieron y el acomodador apagó las luces allí dentro, cerró la puerta con candado, puso cerrojo a la taquilla y desapareció por las calles de la ciudad, cuando el dueño del cine bajó los escalones desde la cabina allí estaba yo, a que era un error, a que él no me vio nunca en su vida, mirándolo, sin reproches, sin pegarle, sin llorar, mirándolo, y él ¿Qué pasa?, y yo, Sólo quería que me devolvieses lo que me quitaste en Esposende para poder irme, y mi madre, acostumbrada a los cocoteros de la playa, Los petreles se comieron las traineras, qué pena, y mi padre a mi abuelo, Con unos diez o quince metros alcanza que después cogemos el ascensor de la mina, y el viejo a mí, en la cervecería de los camioneros que recobraban fuerzas para el Alentejo, pedía, sonándose, otra infusión de limón, posaba su palma sobre la mía, la retiraba, la posaba otra vez, el viejo componiéndose sus pocos pelos con la mano libre, La señorita aún no ha respondido a mi pregunta, al fin y al cabo ¿se casa conmigo o qué?


    39. Viéronse a los pocos días en el estreno del Don Juan Tenorio en el teatro de la Cruz, y sucesivamente en el Prado, en el Liceo; pero uno y otro esquivaban la mirada, agraciándose recíprocamente con un desprecio de buen tono


    40. Don Enrique llegó hace poco de París: allí tiene a sus hijos menores, internos en el Liceo Napoleón

    41. Y la verdad es que la propia Charo pensó alguna vez en seguir la corriente general e inscribir a Mónica en el colegio Estudio, o en el Base, o en el Liceo Francés, pero en parte estaba de acuerdo con las monjas sobre la naturaleza revoltosa e intratable de la niña y consideraba que mejor le vendría una educación disciplinada para meterla en vereda


    42. En 1823, teniendo 12 años, Galois ingresó en el liceo de Louis le Grand en París


    43. Aquel liceo era algo terrible


    44. Todo esto encontraba eco en el liceo


    45. A la edad de 16 años, y siendo estudiante del liceo Louis le Grand… Galois se ocupó de este difícil tema"


    46. Luego, las exigencias cada vez mayores del negocio absorbieron todo el tiempo de los padres, y Hermite fue enviado al Liceo de Nancy


    47. Allí estudió durante breve tiempo en el Liceo Henry IV, y de allí pasó, cuando tenía 18 años, al más famoso (o más infame) Louis-le-Grand, el "Alma Mater" del pobre Galois, para ingresar en la Politécnica


    48. Siendo aún estudiante en el Liceo, Hermite, siguiendo los pasos de Galois, sustituía las lecciones elementales por la lectura privada en la biblioteca de Sainte-Gene-Yiéve, donde leyó la memoria de Lagrange sobre la resolución de las ecuaciones numéricas


    49. "Habían sido compañeros en el liceo


    50. •Miembro de la Junta de Gobierno del Consorcio del Gran Teatro del Liceo




























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