1.
Los pechos en vez, tienen la misma función del macho de cilindro, siendo pezones retráctiles, y su brillo rosado, la base
2.
El navegador de la forma del macho joven se sienta inactivo en espera de sus instrucciones posteriores
3.
El flaco macho que los había conducido quedaba en la posada de Las TresCoronas, esperando
4.
el padre salíamontado en el macho por la Puerta de Serranos, con la concienciasatisfecha de
5.
El viejo macho me previno que ya erahora
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mañana todos los dias por todo el lugar y que la bestia quetraxese fuese mular macho,
7.
Son hembra y macho;el macho va en esta jaula primera, y la hembra en la
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al león macho, so pena de caeren la desgracia del indignado y atrevido caballero, abrió de par en
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que no era más que el macho destinado á losnegocios y á traer
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La hembra había muerto y el macho vagabatriste y solitario
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hembra empollaba todavía en sunido flotante, mientras el macho
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acogotar, por losterribles arpeos que el macho le lanza; y, en
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no bien se vió desembarazado delas prisiones, cuando enarbolando el macho de los
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que andaba entre los demás hombres como un macho entre el
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puesto sobre un macho, en compañía da unasalforjas que encerraban algunas, tortas y dos azumbres de
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Trajineros quedejaban en el patio el macho y el botijo, labradores del valle
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aunque los viajeros se detuvieron,el macho, alarmado, saltó de nuevo y desapareció á
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macho, supongo queserá el macho, tiene una idea, un remordimiento, improvisa una pasión que
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—Pues lo mejor es que no tengo sólo macho el entendimiento, sinotambién la voluntad; y con
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6 Que al principio de la creacion, macho y hembra los hizo Dios
21.
6 Pero al principio de la creacion, macho y hembra los hizo Dios
22.
6 que al principio de la creacion macho y hembra los hizo Dios
23.
23 como está escrito en la ley del Señor: Todo macho que abriere la matriz,
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macho, a los del pueblo les llamaban,en broma,
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como el de una paloma macho
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No le nace de una necesidad imperiosa y periódica, que incita al macho y a la hembra al acoplamiento procreador, sino que en harto mayor grado depende de la imaginación, de las representaciones mentales, siempre accesibles a la educación
27.
El que consideré que sería el macho de la manada estaba ligeramente adelantado a los otros, y a unos treinta pies de nosotros
28.
El guanaco macho adelantó las dos orejas y miró mi maiobra con mani-fiesta sospecha
29.
El macho profirió un gruñido ronco, giró y echó a correr al galope, empujando a las hembras y a los cachorros
30.
Con un gruñido de cólera, la hembra se inclinó, metió la nariz debajo de su redonda barriguita, y con una rápida sacudida de la cabeza, mandó a Oswald dando volteretas por el aire a aterrizar en la cabeza de un macho que dormía
31.
Al macho no le hizo ninguna gracia, y Oswald tuvo que andar listo sobre sus aletas para escapar al castigo
32.
Siguió caminando con tenacidad sobre las cordilleras de focas dormidas y finalmente resbaló, mientras trataba de salvar una hembra particularmente rotunda, y se cayó sobre un joven macho que dormía a su lado
33.
El macho se sentó, gruñó indignado, y agarró a Oswald con su gran boca antes de que el cachorro pudiera escapar
34.
Oswald quedó allí colgando, por el cogote sin moverse, mientras el macho decidía qué era lo mejor que podía hacerse con él
35.
El mejor de los casos es hallar un ayudante macho para no caer en manos de una diablera que lo haga a uno sufrir en forma increíble
36.
En su expresión había algo que recordaba a la del macho alfa de una manada de lobos, cuando acorralaba a una presa exhausta
37.
En el caso de la primera, machos y hembras tienen los mismos genes y circuitos cerebrales requeridos para copular, pero lo que nadie podía imaginar es que bastaría activar el gen masculino no expresado en la hembra para que ésta desplegara de inmediato las características típicas del macho cuando corteja
38.
Sólo hay dos especies de animales en el mundo en las que el macho tiende a vivir en grupos con sus familiares más cercanos y en los que a veces estos machos salen y hacen expediciones para matar, deliberadamente, a los miembros de otros grupos
39.
Aseguró también que un día vio en casa de Visitación, en su alacena, trozos de soga, muelas, pelos de ahorcados y un pedazo de uña de una pezuña de macho cabrío
40.
Ahora, en estos revueltos días de crisis que vivimos, una debe sentirse mujer de su tiempo y recurrir a la dianética, la moderna ciencia de la salud mental, quizá debieran escribirse estas palabras con la inicial mayúscula, la disciplina que cura todas las enfermedades, desde el dolor de muelas hasta la resurrección, la tos, la blenorragia, el sida, pasando por la leucemia, la sordera, la mudez, la ceguera, la parálisis, el cáncer y la pelagra, basta con un equilibrado tratamiento de saunas y con la ingestión del complejo vitamínico bendecido por Ronald Hubbard y sus seguidores autorizados, sus maestros espirituales, desconfiad de los imitadores, los falsarios y los charlatanes, la Iglesia de la Cienciología no busca más que la verdad porque, como bien dijo el eximio pensador George Santayana, es una gran ventaja para un sistema filosófico el que sea sustancial e intrínsecamente cierto en su esencia y en sus consecuencias, hay que liberar al hombre traumatizado por la duda, todos somos vigilados por la Oficina del Guardián y debemos dejarnos abrazar por la gnosis, esto es, la ciencia que vuelve y que fructifica en el matrimonio filosófico, en la unión del azufre y el mercurio, de la espada y la pluma, del macho y la hembra durante el color negro y la metátesis que no desvirtúa el sentimiento
41.
En un prado pacen tres mulas lustrosas y sueña, con un maneo de cuero trabándole el andar, con mucha paz en la cabeza y mucha confusión en las partes, un macho empalmado, un macho que parece que tiene cinco patas
42.
Cuando un amigo del viajero se acerca para sacarle una fotografía, el macho pierde la concentración y enfunda
43.
El macho hizo un gesto para que siguiera hablando
44.
A juzgar por la actitud de Khym, cuya atención se concentraba exclusivamente en su plato y en la parte giratoria del centro de la mesa, donde estaban las bandejas, se habría dicho que no había otro macho sentado a la mesa
45.
–¿Esperabas algo distinto? – Pyanfar le estaba aguijoneando con fuerza pero era necesario para penetrar en la piel de un macho, cuando tenía esa expresión en los ojos-
46.
El modo de vida típico, anterior a esa era, consistía básicamente en lo siguiente; cada macho se conseguía un territorio mediante un sistema ritual de retos y lo mantenía con la ayuda de sus hermanas, de las esposas que en un momento dado vivieran con él y la de las parientes femeninas de toda clase, en tanto que el macho fuera lo bastante fuerte como para rechazar los desafíos que se le hicieran
47.
La imagen del macho en casi todos los clanes era, típicamente, la de alguien alegre y poco preocupado por el mundo cotidiano que pasaba casi todo el tiempo dedicándose a juegos y cacerías y cuyo motivo básico en la existencia era engendrar descendientes
48.
Cuando llegaba el momento del desafío, el macho era considerado prácticamente como un dios, a causa de los dones que le había dado la naturaleza
49.
Estos consistían en la irracionalidad de su temperamento y la rabia incontrolable con que reaccionaba ante la mera presencia de otro macho
50.
Atacar a un macho Inmune era un delito grave que hacía acudir a todos los clanes locales para imponer la pena legal
51.
Y había también otro macho
52.
ron a la hembra contorcerse en el suelo mientras el macho, espantado por las detonaciones escapaba dando saltos de cinco o seis metros
53.
En Asia prefieren los de mono, en América los de toro, en otras partes los de cordero y macho cabrío
54.
Amenazado por sus hermanos intentó comportarse como un macho con la prostituta que le tocó en suerte pero a ella le bastó una mirada para adivinar que a ese muchacho lo aguardaba una vida de escarnio y soledad
55.
Era la hembra que acaso vigilaba en la cima de algún pico mientras el macho pescaba
56.
La penetró apresuradamente, aplastándola contra el piso metálico de la camioneta, estrujando, arañando, mordiendo a la niña perdida bajo la mole de sus ochenta kilos, los correajes del uniforme, las pesadas botas, recuperando así el orgullo de macho que ella le arrebató ese domingo en el patio de su casa
57.
Cuando necesitaba posar de macho delante de los amigos sacaba una pipa de manufactura casera y la llenaba con una mezcla de su invención: restos de cigarros recogidos en la calle, algo de aserrín y aspirina molida, que según el rumor popular hacía volar tanto como cualquier droga conocida
58.
Vine por culpa de Hemingway, en busca de la hombría, del mito del macho, de una definición de masculinidad, orgulloso de los músculos y la resistencia adquirida en los entrenamientos, dispuesto a probar mi valor, porque en el fondo siempre sospeché que soy cobarde, y a probar mi fortaleza, porque estaba harto de que me traicionaran los sentimientos
59.
–Don Pedro es muy macho, por eso no puede llorar despierto
60.
Atravesando un entorno a oscuras de camino a la destinación, rodeados por los gritos de apareamiento de los grillos, por el graznido de las ranas macho, este agente emite un simposio referido a la misiva americana titulada Le défi américain
61.
Clara llegó a temerlo mucho más que cuando era el hombre sano y fuerte que se introducía en la paz de su vida con un olor a macho ansioso, su vozarrón de huracán, su guerra sin cuartel, su prepotencia de gran señor, imponiendo su voluntad y estrellando sus caprichos contra el delicado equilibrio que ella mantenía entre los espíritus del Más Allá y las almas necesitadas del Más Acá
62.
Se tolera la promiscuidad en los hombres, pero las mujeres deben fingir que el sexo no les interesa, sólo el amor y el romance, aunque en la práctica gozan de la misma libertad que los hombres, sino ¿con quién lo harían ellos? Las muchachas jamás deben aparecer colaborando abiertamente con el macho en el proceso de seducción, deben hacerlo con disimulo
63.
Divergían las versiones de lo sucedido, se oponían detalles, pero en una cosa estaban todos de acuerdo: en dar la razón al "coronel", en alabar su gesto de macho
64.
De vez en cuando, sin embargo, un recuerdo venía a herir su pecho, su orgullo de macho (pues ya no podía herirlo en su honor de marido, de marido ya no era, nunca lo fue), y él la veía en los brazos del otro
65.
Los Requejos macho y hembra se miraron con espanto
66.
Carnicero, a quien el peso de los años no estorba para seguir trabajando; allí toma su chocolate macho con bollo maimón; allí come su cocidito con más de vaca que de carnero, algo de oreja cerdosa y algunas hilachas de jamón que el vacilante tenedor busca entre los garbanzos azafranados; allí duerme la siesta, echando la cabeza sobre las orejeras del sillón; allí se le sirve la cena que empieza invariablemente en migas esponjosas y acaba en guisado de ternera, todo muy especioso y aromático; [170] allí cuenta el dinero que es, según dicen, el más constante de sus visitadores, y se desliza sin hacer ruido por entre sus dedos alcornoqueños, cual si por virtud rara también el oro se sometiese a tomar las apariencias del corcho o del pergamino en aquel imperio del silencio; allí recibe a los que van a ocuparle, y son por lo general clérigos o frailes, y allí está cuando entran Jenara, Pipaón y Micaelita
67.
En el salón, mientras la niña juega, se arrodilla y acaricia al gato, un macho enorme, lento, capado
68.
Y el pañuelo se agitó un instante, se inmovilizó un instante, y cayó para ir a engancharse en los cuernos de un macho cabrío que se hallaba entre los pretendientes
69.
Y la joven princesa arrojó de nuevo al aire su pañuelo, que, tras de vacilar entre dos aires, por encima del meidán, cayó con rapidez y en línea recta sobre los cuernos del mismo macho cabrío
70.
Y por tercera vez el pañuelo voltejeó algún tiempo en el aire, y fué a posarse precisamente en la cabeza cornuda del macho cabrío
71.
Y no cesó de reinar la alegría en todos los corazones, y hubiera sido completa si cada uno de los invitados no estuviesen un poco preocupados por los resultados de semejante unión entre una princesa virgen y un macho cabrío cuya apariencia era la de un macho cabrío terrible entre todos los machos cabríos
72.
Pero ella contestaba siempre a todos y a todas con estas palabras: "Cada cual lleva colgado al cuello su Destino y si el mío es ser esposa del macho cabrío, nadie podrá oponerse a ello"
73.
El macho es el activo y sacia su gran deseo montando a varias hembras
74.
que, sin echarse un palo, hasta el más macho
75.
Buscando cabezas picudas como signo de maldad, frentes estrechas delatando a estúpidos e ignorantes, cejas ralas y unidas proclives al vicio, dientes caballunos propensos al mal, orejas malvadas de macho cabrío, narices corvas de impudicia y crueldad —lo de la cara de buey o vaca tenía que ver, recuerda Tizón, con pereza y cobardía—
76.
Un carnero con dos cuernos (Media y Persia) es destruido por un macho cabrío con un cuerno largo (Macedonia bajo Alejandro el Magno)
77.
Al macho cabrío le salen luego varios cuernos entre los que aparece uno pequeño; otra referencia a los reyes seléucidas y a Antíoco IV
78.
Aunque un mamut macho llegaba a la pubertad alrededor de los doce años, no comenzaba el celo antes de frisar los treinta, y entonces duraba sólo una semana; pero cuando entraba en los cuarenta se encontraba en óptimas condiciones físicas y podía tener un celo que duraba tres o cuatro meses cada año
79.
Aunque después de la pubertad cualquier macho podía acoplarse con una hembra receptiva, los machos tenían mucho más éxito cuando estaban en celo
80.
Cada rebaño elige un macho solo y éste tiene que rechazar a los demás
81.
Estoy segura de que Corredor hará lo mismo, pero en ese caso tendrá que luchar con el macho elegido -explicó Ayla
82.
Jondalar recuperó el equilibrio y arrojó su lanzó hacia el macho que huía, en el momento mismo en que Ayla despidió la suya
83.
Los colmillos comenzaban a curvarse, una indicación de que era un macho
84.
Pero la pieza más preciada era el enorme salmón, especie cuyo macho adulto medía por término medio alrededor de un metro veinte, pero en algunos casos alcanzaba el metro y medio
85.
Era ya mediodía cuando se avistó al macho con sus prodigiosas astas, y los cazadores pararon para estudiar el despliegue
86.
Una vez alcanzado su total desarrollo, y pese a que los huesos dejaban de crecer, las enormes astas en continuo agrandamiento contribuían a dar la impresión de que el megacero macho aumentaba en altura y anchura cada temporada
87.
Por otra parte, la cabeza del megacero parecía pequeña en comparación con tal musculatura, y desproporcionadamente pequeña en el macho cuando exhibía tan inmensa cornamenta
88.
—Si tienes un caballo lo suficientemente macho para este sombrero
89.
—Sí, es el macho de la manada, seguro
90.
–¿Quiere que lo acerque a algún lugar? – preguntó innecesariamente mientras el macho se aproximaba a la puerta que le había abierto
91.
Con ese chaleco amarillo vivo que lleva, siempre con el botón de abajo puntillosamente desabrochado, y las puntas abiertas sobre su pequeña barriga, se le ve tan concentrado y circunspecto como esas estrafalarias y emplumadas aves macho, los pavos reales o los faisanes, que se pavonean con chulería a distancia, ansiosos porque les miren pero aparentando indiferencia, mientras la gallina de sosos colores picotea desinteresada la gravilla en busca de comida
92.
Oyó un crujir entre los arbustos y un gran ciervo macho apareció ante su vista de un salto, con la mirada loca de pánico y una enorme cornamenta en lo alto de la testuz
93.
Y luego míralo a él, al estudioso, no muy alto, sonrisa triste, con escamas de caspa, nada que objetar, aunque lo haya, hermosas manos, eso sí, manos delgadas y pálidas que parecen inevitablemente unidas al mentón en las fotos de rigor, manos hermosas, todo el resto poco agraciado, haz un esfuerzo, Gould, e intenta ver desnudo a alguien así, es importante que lo veas desnudo, créeme, blancuzco y fofo, con musculatura evanescente y en mitad de las ingles modestos atributos, ¿qué posibilidades puede tener un animal macho como ése en la lucha cotidiana por el apareamiento?, escasas posibilidades, modestas, sin discusión, y así sería, en efecto, si no fuera porque la idea artificial ha transformado a ese animal destinado a la extinción en un luchador y, a largo plazo, en jefe de la manada, con un buen portafolios de cuero y con paso convertido en una estetizante cojera ficticia, que ahora, si te fijas bien, baja la escalinata de la universidad y al que se acerca una estudiante que, con timidez, se presenta y mientras habla baja con él hasta la calle y luego por la pendiente de una amistad cada vez más pegajosa, que da asco sólo pensarlo, pero que es útil observar, hasta el fondo, por muy repugnante que sea, útil estudiar, aprehendiéndola hasta el apoteósico final cuando en el estudio de ella, una habitación alquilada con una gran cama y una manta peruana, él consigue subir, con su portafolios y sus escamas de caspa, con la excusa de corregir una bibliografía, y tras horas de agotador cortejo furtivo, disuelve la tardía resistencia de la muchacha con las pinzas y el bisturí de su idea artificial y, en virtud de una pequeña columna que desde hace algunas semanas tiene en una revista, encuentra el valor, y en cierto modo el derecho, para apoyar una mano, una de sus hermosísimas manos, sobre la piel de esa muchacha, una piel que ningún destino le habría entregado nunca, pero que ahora su idea artificial le ofrenda, junto con esa blusa que se abre, con la lengua que irracionalmente cierra sus delgados labios grisáceos, con la respiración femenina jadeante en sus orejas, y la imagen deslumbrante de una mano joven, bronceada y hermosa, cerrada sobre su miembro, increíble
94.
cuando el macho despliegue su capa
95.
Justo encima de la reina, que se encontraba en plenos escarceos amorosos con unas cuantas hormigas voladoras macho
96.
—Como hormiga, el acto sexual con la reina era un horror infernal —explicó Casanova—, pero ahora soy un conejillo macho
97.
El macho la esperaba allí, inmóvil como una piedra
98.
La hembra clavó las garras en los líquenes que ocultaban la tierra y puso todos sus sentidos en el macho
99.
El macho la observaba con detenimiento
100.
—Porque las dos querían un macho