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De ahí su estado melancólico, de
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y melancólico, esquivando los placeres y las distracciones detodo género, había
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melancólico a los bosques a tocar eltambor, soñando con el cuartel del
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preocupación y mal humor: lo de tenerque ponerse melancólico
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melancólico, y sobre todo expresaba deuna manera marcada la conciencia que la
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un lento y melancólico suspiro, una ondulacióncélica, que se perdía en los aires pálidos
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La mañana tenía melancólico encanto en el gran parque
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En éstas y otras, la estación avanzaba y el melancólico otoño ibainiciándose á medida que morían las
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que entonaban con el canto melancólico
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El canto quejumbroso y melancólico de los pueblos tristes y
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aproximación del otoñotiene para ciertas almas un melancólico
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melancólico tras de las rocas que bordean laopuesta ribera
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«El campo estaba melancólico
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parecieron asomar en elfruncimiento melancólico de su boca
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melancólico y tierno para hundirlosotra vez en la desesperación
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por el Cerrillo de San Blas muy cabizbajo y melancólico
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Había en la partida un muchacho de Tolosa, muy melancólico, cuyas únicasocupaciones eran mirarse a un
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Eran de un color oscuro y melancólico y, mientras hablábamos, parte de la tensión pareció esfumarse
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Aquel lugar tenía cierto encanto melancólico para él
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En aquel momento pasaban ante la puerta del capitán Wyatt, en la cual estaba apoyado el melancólico indio
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Mister Ryder sonrió displicentemente mientras de lo lejos llegaba el melancólico eco de un concierto de voces gatunas
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Las mujeres comenzaron un canto melancólico y profundo, mientras los hombres salieron al centro del anfiteatro y danzaron, lento y pesado, golpeando el suelo con los pies desnudos al son de cultrunes y trutucas
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Clemencia prefería todo aquello que estaba en armonía con su carácter, y en música desdeñaba lo puramente melancólico y tierno, así como se impacientaba con las elevadas e intrincadas combinaciones de la escuela clásica
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Giacomo lo encontró muy afectuoso, pero lejano, casi melancólico
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Beltrán, recordando lo que hablaron durante la comida, y el rostro siempre melancólico de Cabrera: «Es un hombre que, con tener mucho entre las manos, aún tiene más en la cabeza, y de este desequilibrio proviene su aspecto de gato triste
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Si este cuchillo penetrara así en la carne de un cristiano, meditó melancólico, se podría hacer un gulasch con su hígado
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Baldomero le encuentro agobiado y melancólico, señal de lo que le pesa el fardo ayacucho, y de las ganas que de soltarlo tiene
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Es aquel un lugar melancólico y atacado por las fiebres
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Teníamos delante el largo y melancólico túnel de césped por el que huyó
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»Sólo tengo un último incidente que anotar en este melancólico día de tormenta
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Sin embargo, la casa no estaba vacía, porque a nuestros oídos llegaba un sonido apagado…, una especie de monótono gemido de dolor y desesperación, indescriptiblemente melancólico
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Fumagal observa, melancólico, el doble pliego de papel, sobado por el uso, donde líneas y curvas trazadas a lápiz se extienden desde la parte oriental como una compleja red cónica sobre el trazado urbano de Cádiz
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recordando el punto cuscurrante que su escudero sabía darle al cochinillo, se enterneció y le rodó un lagrimón hasta la barba, pero como era sanguíneo y colorado, trocó desfallecimiento melancólico por bufido iracundo y, saltando como una fiera, dio con la mesa en tierra al tiempo que, a voces, requería la espada y las espuelas y mandaba al cabo de puertas tocar la trompeta y convocar a la mesnada, "que a estos cabrones del turbante los expulsamos de España como luce el sol y me llamo Pelayo"
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El muro se tornó melancólico en sombras y la sangre volvió a fluir goteando sus pantalones y el suelo de tumbas, mientras el vino se desperezaba en su cabeza y le inflamaba el corazón con la duda de si se habría dormido
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En los muros, desteñidos por el paso del tiempo, hay el mismo texto melancólico que contempló el coroner Wynne E
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Al día siguiente llueve, no puede salir, está melancólico, dice que sí a todas las proposiciones que son adecuadas para terminar un asunto
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El viejo parecía hundido en un sueño melancólico del que no podía o no quería despertar
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Luego, cuando se desvanecieron los últimos ecos de los rezos, el coro comenzó a cantar algo poco melodioso y melancólico
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Casi a oscuras y solo -era natural, la diferencia de edad, el capricho de conocer aquel mundo- paladeando el whisky melancólico de «El Dragón Rojo», de «Ipanema», de «Stop»… Es mala la soledad
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Me parece también que la mina es ya demasiado profunda, y a no ser que se descubran nuevas venas tendrá que ser abandonada” Cuando escribía esto Lagrange estaba enfermo y melancólico
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Hablaba poco y parecía distraído y profundamente melancólico
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«Eso espero», respondió Whistler entre pensativo y melancólico
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El comentario insistente de Wilkinson sobre su puntería -«te he hecho virar, cabrón»[108]- era acompañado ocasionalmente por un suspiro más que melancólico de la intrépida Nicki que, desde el balcón de arriba, contemplaba ese bombardeo al que no se oponía resistencia: «¡Así no, RAF! ¡Adelante "Huracanes"!»[109]
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El bulevar de los Mártires ofrecía un aspecto desolado, las fachadas grises de los edificios oficiales, una plaza abierta con frontones de mármol y la estatua ecuestre del héroe Scanderberg levantando su espada de bronce en la mano derecha, con el semblante grávido, erigido para la eternidad y quizá por ello ya melancólico
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Incluso un racionalista como él, que no rezaba a ningún dios y únicamente confiaba en las explicaciones científicas, estaba dispuesto a creer en aquella historia del oso polar que vagaba melancólico por el hielo
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Sebastián percibió en los ojos de Palmo la complicidad que alertaba su condición de moribundo y en el gesto melancólico cierta resignación hacia el recuerdo de aquella muerte finalmente arriesgada
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Y allí estaba yo, cenando en uno de los mejores restaurantes de Venice, contemplando el mar desde nuestra mesa, agotada tras un arduo día de trabajo y sin prestar demasiada atención a la animada conversación de mis compañeros, con la mente puesta en Jack Holmes o en las imágenes que guardaba de Jack Holmes, un tipo muy alto y flaco y con la nariz larga y los brazos largos y peludos como los de un simio, ¿pero qué clase de simio podía ser Jack?, un simio en cautiverio, eso sin el menor asomo de duda, un simio melancólico o tal vez el simio de la melancolía, que aunque parece lo mismo no es lo mismo, y cuando la cena terminó, a una hora en la que aún podía llamar a Jack a su casa sin problemas, las cenas en California comienzan pronto, a veces acaban antes de que anochezca, no pude aguantar más, no sé qué me pasó, le pedí a Robbie su teléfono inalámbrico y me retiré a una especie de mirador todo de madera, una especie de molo de madera en miniatura para uso exclusivo de turistas donde abajo rompían las olas, unas olas largas, pequeñitas, casi sin espuma y que tardaban una eternidad en deshacerse, y llamé a Jack Holmes
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Y Olhado, aquel chiquillo melancólico con sus repulsivos ojos de metal, se decía que de pronto parecía alegre y excitado
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Los lejanos ruidos de la fiesta y el melancólico batir de las olas contra la playa parecieron llenar el mundo
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Paseaba durante horas por la orilla del mar escuchando el melancólico reclamo de las gaviotas y pasaba noches de insomnio devanándose los sesos a causa de la soledad y la miseria a las que estaba condenado
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La compasión por el abate volvió a florecer en el melancólico recuerdo de sus cualidades: como si se tratase de un hombre muerto ya
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La puesta de sol, el vuelo de las golondrinas, el perfume de los jardines les provocarían un estado melancólico o jubiloso
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Ferguson, un londinense de los barrios bajos, alto, moreno y melancólico, miró a todos lados al irrumpir yo bruscamente en la cabina del timón por la puerta del ala de estribor del puente
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Ahora, a consecuencia del desgaste, de sucesivas colisiones con meteoritos y cometas y de las reducciones presupuestarias, la Estación Espacial ha perdido toda la ornamentación característica de aquel estilo abigarrado: las cúpulas, las torres y, en general, buena parte de su forma original, pero aún conserva el color anaranjado que a la fría luz de los reflectores produce un efecto maravilloso y un punto melancólico
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Los miércoles por la tarde mi padre ya empezaba a ponerse melancólico
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Sean iba a abrir la boca, pero antes de que respondiera a Steff oyeron un melancólico mugido entre los árboles
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Experimentaba un melancólico placer hablando con los visitantes que venían a darles el pésame
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En el Louvre hay un busto de Eurípides que le muestra barbudo, grave y melancólico y que corresponde a la descripción que han dejado sus amigos
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Ese señor del traje, por ejemplo, ¿habría llorado mucho la pérdida de su cabellera? ¿Cuánto tardó en aceptar su cráneo mondo, en dejar de estremecerse, por las mañanas, cuando se contemplaba en el espejo? ¿Sentiría todavía un hipo melancólico cuando se veía en fotos antiguas, con todo el pelo y todo el futuro brotándole con vigor juvenil de la cabeza? Y esa señora gorda, vieja y dilatada, ¿cómo pudo acostumbrarse a volverse invisible, a perder para siempre la mirada del hombre? Veamos ahora este autobús: ¿cuántos de los pasajeros habrán perdido ya a sus padres? ¿Cómo se vive eso, cómo lo llora y lo olvida cada uno? ¿Y casar a una hija, y romper con un amante, y dejar un empleo, y jubilarse? El otro día recibí la hoja publicitaria de un seguro de vida
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–Emshon es de temperamento melancólico -sonrió Corum- y bastante mal hablado, pero suele ser un compañero agradable
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Y es debido a una suerte de melancólico afán de gloria, aunque sea la gloria del castigo
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Pulo y Siannah, después de refrescar sus labios con algunas de las deliciosas frutas del bosque, apagan su sed en las cristalinas ondas que corren, produciendo al besar las orillas un ruido manso y melancólico, semejante al arrullo de una tórtola
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Sobre los tejados, nuestra amiga la luna, parecida a un monje melancólico, sostiene fríamente entre las manos la ofrenda de un mar estéril
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En cuanto a Jane, había recuperado su estado habitual de optimismo melancólico, y vivía en una habitación amueblada en Kensington Church Street
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Y también el señor Rose, con sus ojos indulgentes y resignados, hizo un ademán afirmativo con la cabeza, en un melancólico, sabio y antiguo signo de consentimiento
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Era un solterón fofo, melancólico, de cara carnosa, cuyo cuerpo iba afinándose –en forma trapezoidal– hacia un par de hombros estrechos, no exactamente al mismo nivel, y de cabeza cónica como una pera que tenía a un lado pelos lacios y al otro unas pocas cerdas pegoteadas
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En parte se debía a que mirar al conde de Epsom le ponía melancólico
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–Quedan tan pocos – dijo Gogo, en tono melancólico – Muy pocos
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A lo lejos podía oírse el melancólico y prolongado silbato de una lancha que anunciaba su llegada a la esclusa
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Había cierto aire de ternura en su rostro alargado y melancólico, y los ojos oscuros se habían suavizado en una mirada anhelante
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Era un hombre moreno que pesaba la mitad que Jack y era reservado, serio y melancólico, pero, al igual que Jack, tenía dotes de mando y determinación
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He bebido con todos los que estaban en la mesa y me encuentro tan melancólico como un gato castrado y tan sereno como un juez
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Hans Castorp tropezó un par de veces en plena calle y sonrió con un aire melancólico, encogiéndose de hombros
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Es un carácter interesante, a la vez enérgico y melancólico
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Gertrudis se dirigió allí con aire melancólico y olisqueó el líquido extraño
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Este señor Haller de hasta entonces, el escritor de talento, el conocedor de Mozart y de Goethe, el autor de observaciones dignas de ser leídas sobre la metafísica del arte, sobre el genio y sobre lo trágico, el melancólico ermitaño en su celda abarrotada de libros, iba siendo entregado por momentos a la autocrítica y no resistía por ninguna parte
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Joana tomó aire y se decidió a confiar en ese inspector de aspecto melancólico y ojos amables
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Los barcos pesqueros que habían seguido un rumbo paralelo ahora estaban a popa; su melancólico gemido parecía provenir de la propia estela del Polychrest
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¡Qué desalentador espectáculo de antañones, qué melancólico campo de la derrota, esa reunión de los grandes electores de Cristo!…
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El aire melancólico de la muchacha había llegado a preocuparla
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Cuando piden una mascada, por lo general no la cortan con una navaja, sino que se meten la tableta entre los dientes y la van royendo y tirando de ella con las manos hasta que la parten en dos; entonces, a veces, el que ha prestado el tabaco lo mira melancólico cuando se lo devuelven y dice sarcástico:
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Surgía de cada lado, un grandioso y melancólico aullido a través de los bosques helados
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Sentíase melancólico y malucho hacía algún tiempo, sobre todo desde que Odette presentó a Forcheville en casa de los Verdurin, y por su gusto se habría ido al campo a descansar
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que cuando venía a descorrer las cortinas nunca me vi defraudado en mi esperanza de encontrar ese mismo lienzo de sol pegado al rincón de la pared de afuera y de un inmutable color, que impresionaba, más aún que por ser signo del estío, por su colorido melancólico, cual el de un esmalte inerte y ficticio
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Mas para el extraño, a poco que reflexionase sobre ella, tenía algo sobremanera melancólico, y las comidas del medio de Guermantes hacían pensar entonces en esas horas que los enamorados tímidos pasan juntos a menudo hablando de trivialidades hasta el momento de dejarse y sin que, sea por timidez, por pudor o por torpeza, el gran secreto que serían más dichosos en confesar haya podido pasar nunca de su corazón a sus labios
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Puesto que ser un estadista de primer orden no era, ni mucho menos, una recomendación para con la duquesa, aquellos de sus amigos que habían presentado su dimisión en la “carrera” o pedido su separación del ejército, que no habían vuelto a presentarse al Parlamento, juzgaban, al ir todos los días a almorzar y charlar con su gente amiga, al encontrarse con ella en casa de las Altezas, a quienes, por lo demás, tenían en poca estima —eso decían ellos, por lo menos—, que habían escogido para sí la mejor parte, bien que su aspecto melancólico, aun en medio de la animación, contradijese un tanto el fundamento que pudiera tener tal juicio
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Reith, sintiendo piedad por los miserables Hombres-Chasch, cuyo mundo se había derrumbado de una forma tan repentina, fue hacia donde estaban sentados en un melancólico grupo, con las mujeres llorando suavemente a los muertos
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” Y con un sentimiento exacto, haciendo destacarse el melancólico pensamiento con todas las fuerzas de su entonación, poniéndolo más allá de su voz y clavando frente a sí una mirada ensoñadora y deliciosa, la duquesa dijo lentamente: “Por ejemplo
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«A veces se vuelve melancólico», le dijo una vez Tante Lotte a mi madre
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La danza de los gerundios que conmigo bailan -eructando, orinando, defecando- los acompaña después como un melancólico recuerdo de los tiempos idos, ese descenso a la mugre (algo que a todos tienta y que tan pocos osan emprender) que hicieron en mi compañía
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Sólo el mar parecía melancólico, porque tenía color de cristal opaco, como si se hubiera vuelto un mar del Norte, un mar extranjero
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Las partes blancas de unas barbas hasta entonces enteramente negras hacían melancólico el paisaje humano de aquella fiesta, como las primeras hojas amarillas de los árboles cuando creíamos poder contar aún con un largo verano y, antes de empezar a disfrutarlo, vemos que es ya el otoño
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¿Cómo se llamará este estilo?, se planteó Carvalho cuando todo le recordaba el diseño del perro mascota de la Olimpiada de Barcelona, pero el melancólico Cobi tenía una estructura aplastada, fugitiva de sí misma
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Uno de los intermediarios conversa con la pareja del pelirrojo y el oriental empeñado en aprender el idioma de su amante y, de pronto, la conversación se convierte en un canto dulce, melancólico tal vez por el día, que extasía a la muchachita thai que se ha pasado todo el viaje removiéndose, mirándose la bragueta de los tejanos o el lugar del asiento donde pone el culo, por si aparece la mancha de la regla infamante, mientras su madre le dice que se tranquilice, que pronto llegarán a Koh Samui
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El efecto era triste y soberanamente melancólico
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Había cambiado, por otra parte: se mostraba extrañamente melancólico a veces, casi parecía que la música le desagradase, y no tocaba nunca, dando como excusa, cuando se le pedía que interpretase algo, estar tan absorto en la ciencia que le faltaba tiempo para practicar
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Sí, señor, siempre me alegro de ver a los amigos de otros tiempos… —se inclinó hacia la ventanilla y examinó la sucia estación de muy escasas dimensiones, con el tablón de anuncios lleno de misteriosas inscripciones en tiza, una vagoneta de tracción manual con un gallinero de tela metálica que contenía dos aves de aspecto melancólico, y tres o cuatro hombres con mono que mascaban tabaco, apoyados contra la pared—