1.
Uno de los mayores encantos del Mesón eran sus
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de la Guía de CAMPSA, con un sol, al igual que el Mesón de Cándido y que el José
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décimos de lotería al hombre que frecuentaba el porche de la entrada del mesón
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puerta con recios golpes, y abierta ésta depronto, penetró en el mesón nada menos que
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que estaua en el mesón
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estorbase su camino; y al quinto día, a la entradade un lugar, hallaron a la puerta de un mesón
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Todo aquel día, esperando la noche, estuvieron en aquel lugar y mesón donQuijote y Sancho: el
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Llegó en esto al mesón un caminante a caballo, con tres o
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alcalde del pueblo en el mesón, con un escribano, ante elcual alcalde pidió don Quijote, por una
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Francisco deJuara en el mesón del Bizco, cesó de repente la lluvia; lentamentese
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barras de oro y plata que de las Indiastruje, y al mesón de la
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mi marido correspondía; y no siempre en el mesón de la
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Víneme, pues, otra vez al mesón de la Cabeza del
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seguida el mesón dondeel cojo paraba
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mismo su cuartago al soportal del mesón, y ya iba a poner elpie en el estribo, cuando
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vez que el descendiente de los Clinton deMunster entraba en un mesón y preguntábase
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momento se abrióviolentamente la puerta del mesón, y la atención de todos se fijó en
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espejo de un mesón, y desagradole en extremo el color de su
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No lejos del punto en que Mesón de Paredes desemboca en la
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todos por felices si la generosidadmunicipal los aposentaba en la cuadra del mesón,
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de abrazarse,retiráronse a un desvencijado cuarto del mesón (pues mesón, café,taberna y algo
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El almuerzo golpista se celebró en un mesón del centro de la capital y a él asistieron, además de Tejero, el teniente coronel Mas Oliver, ayudante de campo del general Milans, Juan García Carrés, amigo personal de Tejero y enlace entre ambos, y tal vez el general en la reserva Carlos Iniesta Cano
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En estas razones y pláticas se les pasó todo aquel día, y aun otros cuatro, sin sucederles cosa que estorbase su camino; y al quinto día, a la entrada de un lugar, hallaron a la puerta de un mesón mucha gente, que, por ser fiesta, se estaba allí solazando
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Todo aquel día, esperando la noche, estuvieron en aquel lugar y mesón don Quijote y Sancho: el uno, para acabar en la campaña rasa la tanda de su diciplina, y el otro, para ver el fin della, en el cual consistía el de su deseo
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Llegó en esto al mesón un caminante a caballo, con tres o cuatro criados, uno de los cuales dijo al que el señor dellos parecía:
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Entró acaso el alcalde del pueblo en el mesón, con un escribano, ante el cual alcalde pidió don Quijote, por una petición, de que a su derecho convenía de que don Álvaro Tarfe, aquel caballero que allí estaba presente, declarase ante su merced como no conocía a don Quijote de la Mancha, que asimismo estaba allí presente, y que no era aquél que andaba impreso en una historia intitulada: Segunda parte de don Quijote de la Mancha, compuesta por un tal de Avellaneda, natural de Tordesillas
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que se traerían del mesón
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del mesón; dos cosas ligeras, como una empanada caliente y una fuente de riñones… , del mesón, y una tarta (si yo quería) y un helado… , del mesón
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Una monja sin hábito, con las espaldas de un cargador de muelles y las manos delicadas de una bailarina, preparaba el pan en moldes redondos y rectangulares, los cubría con un paño blanco mil veces lavado y vuelto a lavar, y los dejaba reposar junto a la ventana, sobre un mesón de madera medieval
30.
Junto a la fogata habían colocado gruesos tablones sobre dos barriles para formar un mesón
31.
Irene lo vio entrar sudando, aproximarse al mesón para pedir una cerveza y reconoció al punto su cara indígena, pómulos altos, ojos oblicuos, pelo tieso, dientes grandes y parejos
32.
Me condujo de la mano por detrás del mesón, atravesamos un pasillo y entramos en una cocina
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La mesa resistió heroicamente, aunque al cabo de una semana tenía la apariencia de un mesón de carnicería usado para descuartizar becerros
34.
—Porque la mula que dejaron en el mesón tenía las orejas cortadas, pero no a la misma vez
35.
El aposento estaba confortablemente ambientado con sobriedad monástica, pero al lado del cuartucho del mesón de la penúltima noche pensó que era, talmente, el dormitorio del duque de Alba
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Sin prisa pero sin pausa dirigió sus pasos al Mesón de Cándido, que tenía bien ganada fama de bueno y sin embargo no era excesivamente oneroso, ya que los precios que regían en la capital nada tenían que ver con los comunes de las provincias
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Disfrutando estaba de su bebida y, en tanto el mesón se iba llenando de personal, dejó correr su pensamiento
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Tenía clara su fuga, el carro de alfalfa, su ardid para poder respirar, la buena mujer del mesón, los arrieros y el desafortunado episodio con don Martín de Rojo, que ella creía que, a Dios gracias, no la había reconocido; todos aparecían en su mente nítidos y diáfanos, pero en llegando a Benavente todo se confundía y sólo recordaba que estaba comiendo algo y fue atacada por dos o tres hombres, luego un sonido de cascos de caballos y finalmente un silencio y la nada
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El de Fleitas relató concisa y escuetamente, a gusto del prelado, todas las noticias que a través de sus delatores y por sus propias indagaciones había obtenido, comenzando por las referencias que hasta él habían llegado de la audiencia, tan trabajosamente conseguida, por el hidalgo con don Jerónimo Villanueva y llegando hasta su última entrevista en Zamora en el mesón de Bellido Dolfos con su informador
40.
Cuando ya las bestias estuvieron atendidas, hicieron lo propio con sus caballos y luego buscaron un mesón donde pudieran descabezar un sueño, aunque corto, lo suficientemente reparador para recuperar fuerzas ante el largo camino de regreso que les quedaba por hacer
41.
En cuanto llegaron sus enseres, se los recompró a Solomón Levi pagándole el plus acordado en el pacto y los guardó en un gran almacén vigilado día y noche y ubicado en la calle de la Pimienta e instalando a Esther —en tanto acondicionaba la hermosa almunia{180} que habían adquirido, por excepción real, fuera de los límites de la aljama y junto al Guadalquivir— en la mejor posada de Sevilla, que era por aquel entonces el Mesón del Darro, en el que estuvieron viviendo cuatro meses y en donde ella perdió su flor y además quedó embarazada
42.
Aquella mañana, el criado fuese al mesón donde se alojaba Simón a entregarle una misiva en la que le explicaba que no debía acudir a la quinta del Arenal ya que ella había sido citada a presencia del rabino mayor de todas las aljamas de Sevilla junto a su esposo, a fin de escuchar las juiciosas recomendaciones que tuviera a bien hacerles el sabio anciano antes de incoar su separación
43.
Llegaron hasta el Mesón del Moro y doblando el muro estaba el establecimiento del guarnicionero sobre cuya puerta un cartel anunciaba su oficio y el patronímico de la ciudad de procedencia
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El carruaje se dispuso y salió del mesón con tres tiros de mulas
45.
Es preciso llevarle al mesón
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-En el mesón de la Fabiana, señora -respondí con humildad
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Fui al mesón donde había dejado mi asno, y al entrar en la cuadra sentí la voz del mesonero muy enfrascada en disputas con otra que reconocí por la del venerable señor Jean-Jean
48.
-Estoy en el mesón de al lado, ¿sabes?
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Al oír esto, muchos se metían precipitadamente en las casas, otros se agolpaban en las calles del Espejo y de Mesón de Paños
50.
Hallábanse durante estas conferencias en un mesón que hay a la entrada del pueblo
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Paga las cuentas del mesón, dispón los caballos
52.
Después de abrazarse, retiráronse a un desvencijado cuarto del mesón (pues mesón, café, taberna y algo más era la tal casa) y hablaron a solas más de una hora
53.
El mesón o parador en que se habían instalado era de lo peor del género, similar de las famosas ventas manchegas: la única estancia que ofrecía relativa comodidad ocupábala Calpena; y no sabiendo éste qué hacer en el largo aburrimiento y plantón fastidioso, pidió tintero y pluma, pues desde que salió de La Guardia le había entrado una viva comezón de escribir
54.
Enseguida le extendió el paquete con el correo, y al soltar el elástico que lo ataba, una carta llamó de tal manera la atención del muchacho, que otra vez abandonó el resto sobre el mesón
55.
Y un minuto después, al abrir ella los labios para sonreírle, cuando el cliente le pidió «esa ensalada a la chilena», Mario saltó por encima del mesón cuchillo en ristre, lo elevó entre ambas manos por encima de la cabeza como había visto en los westerns japoneses, se puso junto a la mesa de Rodríguez, y lo bajó tan feroz y vertical que quedó vibrando ensartado unos cuatro centímetros en la cubierta
56.
Casi con lágrimas en los ojos entraba la señora en el mesón de la Acemilería, [7] calle de Toledo, donde paraban los mozos de Consuegra, Daimiel, Herencia, Horcajo y Calatrava, o en el del Dragón (Cava Baja), donde rendían viaje los de Almagro, Valdepeñas, Argamasilla y Corral de Almaguer
57.
De patrona en patrona iba rodando por Madrid, tolerado en algunas casas, rechazado en otras por su irremediable insolvencia, hasta que fue a poder de la más infeliz de las pupileras, Jerónima Sánchez, que tenía su hospedería en la calle de Mesón de Paredes
58.
Hallábase el hombre, por la noche, en la anchurosa cocina del mesón, donde algunos huéspedes, trajinantes y labradores, después de bien comidos y aún no bastante bebidos, jugaban al mus, mientras otros, entre jarros de vino, charloteaban con tanta viveza, que la conversación parecía disputa, y la disputa encarnizada riña
59.
Me alojé con mis amigos de Saboya y Ciudad Rodrigo en el mesón de La Jarra, plaza del Ayuntamiento
60.
Esa solución no resultó del todo satisfactoria, pues no parecía posible distinguir entre el mesón theta y el mesón tau, fuera del número de mesones pi en que se descomponía
61.
Entonces ya no sería necesario distinguir entre el mesón theta y el mesón tau
62.
Allá es nada que un moreno francés de la Camarga compartiera tablas, en el retrete de un inmundo mesón palestino, con un rubio serbio, entendiéndose los dos en un latín chapurreado que era la lingua franca de la cristiandad
63.
Por encima del mesón está el «barión» (de la voz griega que significa «pesado»)
64.
Como ejemplo de semejante interacción podemos citar la designación de un mesón K o un hiperón
65.
Ésta se produce más o menos en diez mil millonésimas de segundo, lo cual, aunque puede parecernos una brevedad inconcebible, es un intervalo muy largo comparado con el tiempo que necesitan un mesón pi y un protón para actuar entre sí
66.
Las complicaciones empezaron cuando se descubrió que el mesón K se desintegraba, a veces, en dos mesones pi (cuyo resultado era la paridad par, puesto que el mesón pi tiene paridad impar), mientras que otras veces daba origen a tres mesones pi (de lo cual resultaba una paridad impar)
67.
Algunos de estos establecimientos gozan de merecido crédito, entre ellos el mesón de Paredes de Madrid, cuyos pasteles de carne (es decir, empanadas de carne picada, almendra y especias) son famosos, y el figón de Lepre, del que es cliente Quevedo
68.
Los leptones más masivos conocidos tienen masas que llegan hasta el ámbito del mesón y, posiblemente, incluso hasta el del barión, pero semejantes leptones con grandes masas son muy inestables
69.
Tenía el mesón cabe el padrón de amarrar la barca
70.
En su camino de regreso al mesón, lo paró una patrulla, que lo dejó seguir casi al instante
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y al patio viejo del mesón delpueblo
72.
Podía vérsele con su hijo primogénito a la hora del almuerzo en el Mesón del Segoviano, como un cliente más, y se dejaba caer, con amigos, por el colmado flamenco Los Gabrieles
73.
Por ejemplo, el mesón pi, que es eléctricamente neutro y no tiene «spin», explota en una diezmillonésima de billonésima de segundo en dos fotones que se desplazan en direcciones opuestas, uno de los cuales rota en el sentido de las agujas del reloj a lo largo de su trayectoria, mientras el otro lo hace al revés
74.
Hipólito, el mozo del mesón, fue a tomar por las riendas los caballos del cochero, y cojeando con su pie zopo, los llevó bajo el porche del «Lion d'Or», donde muchos campesinos se amontonaron para ver el coche
75.
En aquel momento el coche del consejero salió del mesón
76.
»Entre la vivienda y el mesón, don Jaime había excavado una bodega donde almacenaba salazones de carne, barriles de aceitunas y pescado seco
77.
Y al término de las sesiones, regresaban al mesón y celebraban allí un animado ágape, invitados por el dueño del establo»
78.
Joaquín, Néstor y Arcadio cruzaron el comedor del mesón, pero no llegaron hasta donde se encontraba el mesonero
79.
Sólo cuando llegué al mesón y me refugié en mi cuarto, tuve conciencia de que había estado a un paso de morir
80.
ayer estuve en el club, deberías ir un día por allí, no tengo tiempo, Hiram, ando muy ocupado, acércate una tarde, Néstor, sólo por curiosidad, ¿sabías que ya no se llama Hermandad del Gorro Frigio?, no, no lo sabía, ahora se llama Asociación Anticlerical La Antorcha, por la luz que imparte, supongo, no, por lo incendiaria que es, ¡ah, la gran!, dicen cada cosa, ¿aún sigue en el mismo sitio?, no, el club está ahora en un mesón cerca del Calvario, ¿y quién lo gobierna? ¿Juliano, Lucio, Basilio?, de la vieja guardia quedan pocos, salvo Saint-Just, ha sido él quien ha hecho de la antigua sociedad de ideas un club de jacobinos, qué pena, ¿y cómo está nuestro amigo?, se ha vuelto más amargo que la quina, ¡los escépticos que no tengan fe, tronaba la otra noche, los que dudan y los estreñidos deben dar paso a los audaces!, se refería a García Granados, ¿tú qué crees?, nunca pensé que llegara a ese extremo, pues ya ves, no es una mala persona, pero siempre fue un comecuras, yo mismo salí asustado de allí, porque ve, una cosa es quitarle las tierras a los frailes y otra cortarles el agua, ¡no hay revolución sin terror!, despotricaba, ¡hay que meterles el miedo en el cuerpo! ¡ni una sotana en las calles!, ¡fuera los curas de los cargos públicos! ¡exigimos la abolición del estado confesional y la expulsión de los jesuítas!, ¿eso dijo?, deberías hablarle a tu hermano, no quiere verme, está muy dolido conmigo, sólo sabe decir que, si mi madre se levantara de la tumba, volvería a morirse del disgusto, pues deberías insistir, esto de las órdenes religiosas huele a chucho muerto, exageras, Hiram, no lo creo, Rufino ha detenido a los jesuítas de Quetzaltenango y se los ha enviado al general esta madrugada, no sabía eso, pues ahora lo sabes, ¿y para qué quiere traerlos aquí?, ¿cómo que para qué?, para que García Granados los expulse, eso, Hiram, no lo va a hacer el general, pues Rufino le ha endosado ya la pacaya, ¿cómo puedes estar tan seguro?, me lo contaron en La Antorcha, todos saben allí que Saint-Just es el hombre de Rufino aquí, en la capital, el que agita y hace propaganda en su nombre, es inteligente, tiene la chola y la verba, una cosa es ser inteligente y otra tener razón, sabio raciocinio, tu hermano tiene que cuidarse, el otro día Saint-Just se mandó decir que el arzobispo Piñol y Aycinena conspira contra la revolución y que hay que sacarlo del país con la cola entre las patas, si no con los pies por delante, peligroso, deberías insistirle a García Granados, lo haré, Hiram, pero el general tiene las manos atadas, pues que se las desaten pronto, pues de lo contrario esto va a acabar muy mal, ¿quieres otra cerveza?, ¿sí?, ¡Don Bertholin, otras dos cervezas y unas tortillas con frijol!
81.
Me pareció que era la única austríaca en el largo mesón de madera, por el castellano primario que hablaba sin respirar con un acento de quincallería
82.
La trastienda donde dormía Florentino Ariza la dejaron como estuvo siempre, con la hamaca colgada y el mesón de escribir atiborrado de libros en desorden, pero él se fue al cuarto previsto como alcoba matrimonial en la planta alta
83.
La llegada coincidió con la hora del almuerzo, que se sirvió en un galpón abierto al fondo del patio, con carteles de artistas de cine en las paredes, un equipo profesional de cultura física y un mesón de comer para doce personas
84.
Almorzaron en Casa Tejada, un mesón sin pretensiones, situado en la plaza de Santa María, con vistas a la esplendorosa fachada occidental de la catedral, que ahora recogía el sol de octubre tamizado de oro
85.
–¡En efecto, en un apestoso mesón servido por encantadoras damas! – rugió Gundisalvo fuera de tiempo, y acompañó su gracia con una sonora carcajada
86.
El mesón del Cobre de Juan Vélez ofrecía la discreción necesaria para proteger las reuniones que mantenían todos los lunes por la noche aquellos dos hombres
87.
Hace ya diez años de la muerte de Mesón, pero la gente aún la recuerda cada domingo en la plaza —respondió Águila
88.
En estas razones y pláticas se les pasó todo aquel día, y aun otros cuatro, sin sucederles cosa que estorbase a su camino; y al quinto día, a la entrada de un lugar, hallaron a la puerta de un mesón mucha gente, que, por ser fiesta, se estaban allí solazando
89.
Todo aquel día, esperando la noche, estuvieron en aquel lugar y mesón don Quijote y Sancho; el uno, para acabar en la campaña rasa la tanda de su disciplina, y el otro, para ver el fin della, en el cual consistía el de su deseo
90.
Entró acaso el alcalde del pueblo en el mesón, con un escribano, ante el cual alcalde pidió don Quijote, por una petición, de que a su derecho convenía de que don Álvaro Tarfe, aquel caballero que allí estaba presente, declarase ante su merced cómo no conocía a don Quijote de la Mancha, que asimismo estaba allí presente, y que no era aquel que andaba impreso en una historia intitulada: Segunda parte de don Quijote de la Mancha, compuesta por un tal de Avellaneda, natural de Tordesillas
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Anduvo dos días merodeando el mesón con los tres volúmenes amarrados a la parrilla de la bicicleta, y un cuaderno marca Torre que adquirió en San Antonio, donde se propuso anotar las eventuales imágenes que su trato con la torrencial lírica del maestro le ayudara a concebir
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demasiado en la limosna, esto será el mesón del tío Alegría, y nos volverán locas
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Terminado el acto, el Presidente, ya un poco mareado, se dejó conducir hasta el Mesón de la Dolores, sito en la hospitalaria localidad de Calatayud, cuyo comedor se hallaba rebosante de los más altos cargos del Partido Socialista de la Pilarica, todos ellos impacientes por darle cariñosos papirotazos al mandamás nacional de la coalición y sacarse numerosos retratos «con flas» que inmortalizaran el evento
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—Y luego la muerte, los Cuatro Jinetes del Apocalipsis —sentenció el párroco de San Esteban, quien había acudido a toda prisa al mesón a la llegada del carro de viajeros
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Diego Alatriste aguardaba recostado en la pared, a la sombra de un zaguán de la calle del Mesón del Moro, entre macetas de geranios y albahaca
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Así que, buscando el reparo de las sombras, fue con suma cautela hasta la plaza de la Cebada, y de allí, por las vías más angostas y apresurándose al cruzar las calles de Embajadores y del Mesón de Paredes, anduvo hacia la fuente de Lavapiés, donde estaban las posadas, tabernas y mancebías de peor fama de Madrid
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Orientándose en la oscuridad dejó atrás la calle de la Comadre y llegó a la esquina de la del Mesón de Paredes con la fuente de Cabestreros