1.
Del ocaso anaranjado de la tarde, me envía un puñado de luces
2.
La tormenta que se agitaba en su agobiado espíritu, tradujo en frases angustiadas un sentimiento de reproche hacia los que lo habían abandonado en el ocaso de su vida, y una súplica desesperada para salvar la patria, construida con el filo de su espada y el idealismo de su corazón, brotó de sus labios
3.
Cuando se ponga el Maar la danza de los escarabajos y las sanguijuelas entrará en escena y el ocaso del planeta Rhod se aproximará
4.
El ocaso del mundo antiguo y de las culturas
5.
¿Cómo decirte que en un ocaso
6.
El ocaso de la década de 1840 fue testigo privilegiado de un segundo clímax
7.
ocaso de la vida,aparece con su misterio y su terrible silencio
8.
ocaso el sol de suexistencia y empiezan a asaltarla tristes
9.
Orión descendía hacia el ocaso, y el Carroiba ocultando sus
10.
apagosedesapareciendo en el ocaso
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deamanecer; el puesto de la tarde, cuando el solse hunde en el ocaso
12.
orto, su máximum de elevación y su ocaso
13.
á disminuir en seguida hasta la hora del ocaso
14.
ocultadoen el ocaso, las sombras van cubriendo la tierra,descúbrese en el firmamento el
15.
el ocaso de su madurez y le hacíasoñar y sentir á los cincuenta
16.
Erauna pasión que alegraba el ocaso de su vida, que
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novela de amor,desarrollada en el ocaso de la madurez, había de
18.
Aresti pensaba en el ocaso de los dioses, en el último
19.
vuestrabelleza está en el ocaso!
20.
Algunas estrellas empezaban á titilar sobre la púrpura de un cieloensangrentado por el ocaso
21.
Ya tocaba en el ocaso del sol el fúlgido disco, y sobre el campo cayendo leves gotas de
22.
Una estrella de la política francesa, que alboreabajustamente en el ocaso de ésta española,trazó
23.
Ciñele el mar Egeo por la parte del ocaso y medio dia, y porel Setentrion el mar del Propontide,
24.
Ya muy lejos del ocaso
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nosseparaban de Ormessón, y ya llegaba el sol al ocaso cuando
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formaron sobre el ocaso hacia el lado en donde se alzaban por
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El sol descendía rápidamente hacia el ocaso
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decadenciamanifiesta, un gigante en el ocaso de su existencia;
29.
Empezaba el ocaso, cuando un suboficial—el mismo de
30.
poesía del ocaso entraba porella: susurros del ramaje, cantos
31.
caminando siempre hacia el ocaso, a los portugueses en elextremo Oriente victorioso
32.
en cuyas aguas el sol del ocaso poníairisados reflejos;
33.
La luna creciente aparecía yasobre el ocaso á
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ocaso, cuando un grito se escapóde todos los labios y una fuerte palpitación se experimentó en todoslos pechos
35.
El ocaso había llegado a su fin, anunciando una noche gélida y despejada, con las formaciones de las estrellas claramente visibles
36.
El sol del ocaso ha entrado en la sala del café
37.
Recuerdo ahora también el comienzo de otro, surgido entre dos luces, en un ocaso de primavera:
38.
Otro ocaso se estaba formando sobre la amplia extensión del océano, y buscaba en su paleta un dorado más brillante
39.
Dejó al muñeco en la playa, y fue a ver cómo iba el ocaso
40.
Probablemente hay que incluir en esta categoría Las aventuras de Wen-Amón, un relato de las desgracias ocurridas a un sacerdote de Amón que marchó al Líbano en los años del ocaso del Imperio Nuevo para comprar madera de cedro para la barca de Amón
41.
La victoria del dios solar se manifiesta cada amanecer a pesar de que su muerte se producirá en el ocaso
42.
El sol descendía hacia su ocaso y su luz tomaba suaves tonalidades y les envolvía en su manto dorado
43.
Arya se lo quedó mirando con expresión solemne y, a la luz del ocaso, sus ojos adoptaron un brillo feroz, como esmeraldas talladas con un patrón radial
44.
Y aquí se planteaba otro misterio: a pesar de que Lucifer era cincuenta veces más brillante que el distante Sol, y que era un elemento permanente en el cielo, los europanos todavía parecían estar sujetos a un antiguo ritmo de noche y día: regresaban al océano con el ocaso, y salían a la superficie cuando salía el Sol
45.
Tres soldados surgieron del ocaso
46.
A la hora del ocaso
47.
Era roja esa voz en el ocaso;
48.
El ocaso se iba acercando
49.
Hashemi Fazir se encontraba en pie junto a la ventana de su amplia oficina, contemplando los tejados de la ciudad y los minaretes, las cúpulas de la gran mezquita entre los modernos y altos edificios y hoteles, extinguiéndose la última llamada de los almuédanos a la oración del ocaso
50.
Víspera de luna nueva, el disco de la luna había precedido al sol en el ocaso
51.
EL OCASO DE LAS PUYAS
52.
Mi vida marcha hacia su ocaso"
53.
El ocaso de los dioses
54.
Y sólo durante la mejor hora del ocaso es posible contemplar desde allí la zona de los calabozos y se alcanzan a adivinar las sombras de los demonios en medio de las nubes que se van oscureciendo en el horizonte
55.
No había nubes y la tonalidad violeta se iba intensificando con el envejecimiento del ocaso
56.
El cielo comenzaba a virar hacia el rojo y violeta del ocaso
57.
Declinaba la tarde y la temperatura era tibia, aunque luego, tras el ocaso, haría frío
58.
Cuando los centinelas dieron la alarma por segunda vez antes del ocaso, el Príncipe Negro ordenó a todos que se adentraran en lo más hondo de las galerías, en cuyos estrechos corredores rezumaba el agua y uno creía oír la respiración de la tierra
59.
Los grandes banquetes se convirtieron en el acontecimiento social por excelencia y el más evidente símbolo de estatus (como en el ocaso de la Edad Media y el del mundo barroco)
60.
En el ocaso, cuando la luz atraviesa un mayor espesor de la atmósfera, con un contenido de polvo particularmente elevado debido a la actividad del día, se dispersa suficiente cantidad de luz como para permitir sólo la aparición de los colores rojo y naranja, dando lugar así a la maravillosa tonalidad rubí de las puestas de sol
61.
El día era despejado, así que el halfling podía ver el punto de destino del grupo, los picos del Ocaso, hacia el noroeste
62.
La misión de Radnor era conseguir que la patrulla no fuese descubierta a su paso por la llanura de Tun, que se extendía desde los Picos del Ocaso hasta las montañas del Diente de Dragón
63.
ni las nubes de agosto en el ocaso,
64.
contemplé el sol, que estaba ya en su ocaso
65.
En la tenue luz del ocaso, Rivest miró más allá del hombro de Sean hacia la mansión
66.
Miró el ocaso a lo largo de la blanca superficie de la pista
67.
Al ocaso el último grupo se reunió ante el túnel
68.
Poco antes del ocaso llegaron al pueblo comunista, sobre el río, a tres kilómetros al sur de Lunghua
69.
Esperaba que todo cambiara, como el propio día, que había sido sombrío y lluvioso y sobre el que habíamos visto nubes panzudas mientras nos encaminábamos a la sala de cine en lo que había sido la tarde y ahora era un ocaso de sol rojizo y sombras inclinadas, plantas de cola caballo goteando gemas y un velero rojo en la bahía virando y poniendo rumbo hacia las lejanías de un azul ya crepuscular del horizonte
70.
Imagino a Maupassant, que se desintegra lentamente, víctima de la misma enfermedad, y es transportado en camisa de fuerza al sanatorio de Passy, en donde el doctor Blanche recoge noticias con las que luego distraerá a los salones de París, que quieren saber cómo se encuentra su famoso paciente; y Baudelaire muriendo de forma igualmente inexorable, sin habla ya, tratando de discutir con Nadar acerca de la existencia de Dios, señalando con un mudo ademán al ocaso; y Rimbaud, con la pierna derecha amputada, perdiendo poco a poco toda la sensibilidad de los miembros que le quedaban, y repudiando, amputando su propia genialidad: «Merde pour la poésie»; y Daudet, que de un salto había pasado de los cuarenta y cinco a los sesenta y cinco años debido a las cinco inyecciones seguidas de morfina que él mismo se administró, tentado por el suicidio: «Pero no tenemos derecho
71.
Tú contienes en tu mirada el ocaso y la aurora;
72.
–Los soles en el ocaso
73.
Cuando el sol iniciaba su ocaso, descendió del esker y entró en Port Radium, y una vez allí gimoteó y lloriqueó, porque la transformación había llegado muy pronto
74.
»Fue durante aquellos reinados cuando alcancé el ocaso de mi existencia, llegando a la madura y anciana edad de cincuenta años
75.
El cielo, de un color añil por el este, temblaba de forma tenue por el oeste con las vibraciones iridiscentes de un ocaso anaranjado y verde
76.
Media hora antes del ocaso -hacia las seis-, Jude y su hermana Ruth se pusieron en camino, acompañando a su madre hacia la residencia de Lázaro, en Betania
77.
El ocaso de los anasazi y de otras sociedades del sudoeste de Estados Unidos nos brinda no solo una historia apasionante sino también instructiva para los fines de este libro, e ilustra a la perfección cómo interaccionan el impacto ambiental humano y el cambio climático, cómo los problemas medioambientales y demográficos agudos desembocan en la guerra, cuáles son los riesgos que asumen las sociedades complejas no autosuficientes que dependen de las importaciones y exportaciones, y cómo las sociedades desaparecen súbitamente poco después de haber alcanzado su cumbre de poderío y de cifras de población
78.
En nuestro marco de cinco elementos para comprender el desmoronamiento de sociedades, cuatro de estos factores intervinieron en el ocaso de los anasazi
79.
• Guerras y sequías • Ocaso en las
80.
Estas impresiones son las que los turistas atraídos por las ruinas mayas reciben todavía hoy día, y es la razón por la que el ocaso de los mayas nos resulta tan fascinante
81.
El esbozo general de la historia maya que acabo de referir, y el ejemplo de la historia de Copán en particular, ilustran por qué hablamos del “ocaso de los mayas”
82.
De hecho, los climatólogos han señalado que algunos otros colapsos famosos de civilizaciones prehistóricas, alejadas del territorio maya, parecen coincidir con los picos de estos ciclos de sequía, como el ocaso del primer imperio del mundo (el Imperio acadio de Mesopotamia) en torno al año 2170 a
83.
Telamón, paralizado por el miedo, permaneció sentado en su caballo mientras, una vez más, en el frío aire del ocaso resonaban el estrépito del combate y los espantosos ayes de los hombres que morían
84.
poeta, en el ocaso?
85.
A quienes se hunden en su ocaso los amo con todo mi amor: pues pasan al otro lado
86.
Aquí se ha adoptado como terminus technicus castellano para traducir Untergehen el de «hundirse en su ocaso», que parece conservar los tres sentidos
87.
El hombre, dirá Zaratustra, es «un tránsito y un ocaso»
88.
Esto es, al hundirse en su ocaso, como el sol, pasa al otro lado (de la tierra, se entiende, según la vieja creencia)
89.
—Se había plantado en la Puerta del Ocaso antes de que alguien le hiciera preguntas
90.
Cuando las cuatro hermanas llegaron al rastrillo, el ocaso invadía el cielo con un resplandor púrpura
91.
Los cielos humeantes convertían el ocaso en antorchas
92.
Recorrieron prados y bosques de abedules y campos en barbecho, hasta que el ocaso les sorprendió al final del camino en las riberas del Coiné, una ancha y tranquila vía de agua que cruzaba las tierras y las apartadas aldeas de la campiña de Essex
93.
Mucho después del ocaso, con la creciente oscuridad, él detuvo por fin el auto ante la casa de Edith
94.
EL OCASO DE DOS MUNDOS
95.
De modo que el ocaso estaba ya al caer cuando llegaron al calvero
96.
El ocaso abrió el camino a la penumbra y ésta a la noche
97.
no juntes el ocaso y el oriente
98.
que juntos el oriente y el ocaso,