Usar "pituso" en una oración
pituso oraciones de ejemplo
pituso
1. El Pituso dijo que sí con la cabeza
2. No se hacía de rogar el Pituso
3. —¡Hostia, con la tía bruja esta!—dijo para sí Platón, revolviendolas palabras con mugidos; y luego en voz alta—: Pues como dije a laseñora, si la señora quiere al Pituso, que se aboque con Castelar
4. Izquierdo y el Pituso estaban también; elprimero fingiéndose muy apenado de la separación del chico
5. —gruñó el Pituso frotándose con mal humor losojos
6. Jacinta se había olvidado de todo, hasta de marcharse a su casa, y nosupo apreciar el tiempo mientras duró la operación de lavar y vestir al Pituso
7. Al caer en la cuenta de lo tarde que era, púsoseprecipitadamente el manto, y se despidió del Pituso, a quien diomuchos besos
8. Escondía el Pituso la cara muy avergonzado, y se metía el dedo en la nariz
9. Recordaba, sí, que la muerta había sido su mayorenemiga; pero las últimas etapas de la enemistad y el caso increíble dela herencia del Pituso, envolvían, sin que la inteligencia pudieradesentrañar este enigma, una reconciliación
10. «¿En dónde está el Pituso?» preguntó Jacinta a mitad del camino
11. «¡Pobrecito! -exclamó con vivo dolor Jacinta, observando que el mísero traje del Pituso era todo agujeros
12. -¡Hostia, con la tía bruja esta! -dijo para sí Platón, revolviendo las palabras con mugidos; y luego en voz alta-: Pues como dije a la señora, si la señora quiere al Pituso, que se aboque con Castelar
13. Izquierdo y el Pituso estaban también; el primero fingiéndose muy apenado de la separación del chico
14. -replicó el Pituso con brío, y se echó a reír, alabando su propia gracia
15. -gruñó el Pituso frotándose con mal humor los ojos
16. Jacinta se había olvidado de todo, hasta de marcharse a su casa, y no supo apreciar el tiempo mientras duró la operación de lavar y vestir al Pituso
17. Al caer en la cuenta de lo tarde que era, púsose precipitadamente el manto, y se despidió del Pituso, a quien dio muchos besos
18. ¡Y si el Pituso no hubiera sido una falsificación de Izquierdo; si en aquel instante, en vez de mirar allí a la niña de Mauricia, viera a su pobre Juanín
19. Recordaba, sí, que la muerta había sido su mayor enemiga; pero las últimas etapas de la enemistad y el caso increíble de la herencia del Pituso, envolvían, sin que la inteligencia pudiera desentrañar este enigma, una reconciliación