Usar "senda" en una oración
senda oraciones de ejemplo
senda
1. En el interior creció el poder de la monarquía á costa delos grandes, y en el exterior se abrió al deseo de dominación y al celoreligioso una senda, que no habían podido pisar ni recorrer los dosestados, los cuales, al contrario, se estorbaron antes uno á otro con surivalidad política
2. De la misma manera que nos agrada observar los primerostrabajosos ensayos del ingenio para crear formas, que expresenexactamente su pensamiento; de la misma manera que gustan más alaficionado á las artes las sencillas imágenes de las escuelas antiguastoscanas y de Colonia, á pesar de sus formas inflexibles y angulosas, yaprende más examinándolas, que si lo hace con algunos trabajos másacabados y perfectos de los maestros posteriores, así también nosinteresan más Encina y sus sucesores inmediatos, que otros poetas, quedespués recorrieron la senda trazada por ellos
3. La misma senda siguió después FernánPérez de Oliva, natural de Córdoba, maestro de filosofía y teología enSalamanca, vertiendo en prosa castellana, con la misma libertad,diversos dramas antiguos
4. Juan de la Cueva viene á decir, que el haberse mudado las leyes de lacomedia, no proviene de que falte en España instrucción ni talentosuficiente para seguir tan antigua senda; sino que, al contrario, losespañoles intentaron ajustar esas reglas á las distintas necesidades desu época, y sacudieron la traba de encerrar tantos sucesos diversos enel espacio de un día, pues sin rebajar á los antiguos poetas, y á losgriegos y romanos, sus imitadores, sin despreciar lo mucho bueno, quehicieron, se debe confesar sin embargo, que sus comedias son cansadas, yno tan interesantes é ingeniosas como debieran; y de aquí, que cuando seaumentaron los talentos, mejoraron las artes, y se imprimió en todo másvasta forma, se abandonó también el antiguo estilo, prefiriéndole otronuevo y más adecuado á su época, como hizo Juan de Malara en sustragedias, separándose algo del rigorismo de las antiguas reglas, aunqueno falten quienes sostengan que el mismo La Cueva traspasó los límitesde la comedia, ofreciendo juntos en el teatro reyes, dioses y vilespersonajes, suprimiendo un acto de los cinco, y convirtiéndolos enjornadas
5. Sucumbre es buena para potrero, por ser llana y sin salidas: en elreconocimiento que hicimos, en las demas que toman su mismo nombre,hallamos las entradas y salidas con sus distancias: en todo loregistrado no hemos hallado senda ni camino de indios
6. zaron por la empinada senda del dominio de sí, entendiendo el
7. Llegaron el viernes por la noche, bajaron por la senda del puesto de
8. Por el extremo de allá baja una senda que conduce
9. escondiendo en el rojizoterreno sus pies, guarnecían la senda
10. pais en la senda del progreso, almismo tiempo que el celo ardiente, por el bien general, que anima á
11. que una sociedad en su infancia debe imponerse á símisma, si desea entrar en la senda del progreso; por eso
12. Y no hubieron andado un cuarto delegua, cuando, al cruzar de una senda, vieron venir
13. que se alcanzan con ella; y séque la senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio,
14. más puros atractivos, de la senda algo extraviadaque antes seguía, de darle la jubilación en su
15. de la población, tomaron la senda quellaman
16. incesantescon la pillería de los arrabales tantas veceshabía caminado por la senda de
17. —Cuando estimulaba a los mozos aseguir la senda
18. deseos, hasta elpunto de hacerme vacilar en la senda del deber
19. quiero decir, que pueda ponerme en la senda de la solucióndel secreto
20. nuestro camino a lo largo de una senda estrecha y tortuosa,que se extendía hasta el
21. firmeza para reconocer lasolidez de la senda
22. de doctrinas: en su afición era ciego y testarudo, y estaba tanencarrilado en la senda del periódico, que
23. El día que usted ponga el pie en la senda de lavida, pero la
24. »que del vicio en la senda siempre impura,
25. inclinacióna ir por esa senda, a andar ese camino, y sabe Dios si lo hubiera andadosin estos
26. a rondar lahuerta, esperando un enemigo en cada senda
27. Dejando atrás al mutilado arquero, siguieron la senda que se estrechabaal penetrar
28. Marchó, como en peregrinación, por la senda que aquella tarde precursorade su
29. En medio de la senda, bajo la luz lívida del atardecer, Salvador,desorientado, inconsolable, murmuraba:
30. senda de la vida, y recordó una elocuenteoración de su libro que rezaba:
31. desvíe de la senda que tienen trazadadesde la eternidad, en el tiempo y en el espacio, en la tierra
32. Dentrode esta ley, dentro de la amplia senda que siguen los sucesos, se muevecon
33. despejado,extenso horizonte; y que, delante de ellos, o descendía la senda, coninclinación que la
34. día; y cuidadoque los hubo tan tremendos y de senda tan
35. que seperdían la senda y la respiración; rocas tajadas sobre
36. abierta una senda en el campizo que tapizaba por allílos raigones
37. todas las tiras y ruedos quese encontraron para formar una senda
38. han cesado los esfuerzos ante elconvencimiento de no poder avanzar más en esta senda de
39. Liverpool, que en muy pocos años ha aumentado su poblacion de un modo fabuloso, y que en la senda de
40. El sistema de comunicaciones, desde que el Piamonte ha entrado de buena fe en la senda de un pueblo
41. Portugal ha entrado de buena fe en la senda del gobierno constitucional: el ilustrado y jóven monarca que
42. Zalacaín y Briones bajaron de sus caballos y tomaron por una senda, ydurante un par de horas fueron
43. Los tres hombres ascendieron un poco más, hasta llegar a una bifurcación de la que salía una senda transitada solo por las cabras
44. Después de haber recorrido casi un kilómetro senda abajo, los tres amigos llegaron a una bifurcación del camino
45. El encantador, aunque con la mirada fija en la senda, hizo ademán de detenerse
46. El hombre-toro, el tercero del cortejo, se precipitó contra la espalda del encantador, y Huma, ladeándose para eludir la pila viviente, perdió pie en un lugar distinto y fue a parar fuera de la senda
47. La senda se había borrado
48. Con el perro pisándole los talones, se agarró a las negruzcas rocas que sobresalían de las paredes de la oquedad y empezó a bajar por la pétrea senda
49. La senda torció hacia arriba, muy empinada, y los tres -el juglar y su perro y la joven dama- emprendieron la subida que, al cabo de menos de un kilómetro, había de conducirlos a la superficie y a toda la seguridad que podían esperar en los límites de la apurada Solamnia
50. Con su mano todavía en la de el, comenzó a caminar por la senda que rodea el lago