1.
si, si,,así fue, queridos lectores, así fue que el Dios Padre Todopoderoso me dejo parado en ese sencillo y simple lugar, me puso a caminar, detrás de la espalda de un humilde hombre del común que solo caminaba, podía sentir su sudor, su cansancio, caminaba todo el tiempo mirando la espalda y la tela de su túnica
2.
En esto intervino el canónigo, diciendo que en materia de condados había mucha tela para cortar, y que la cosa no era tan fácil como decía Güicho Panza, pues un condado se podía hasta empeñar, pero que allí, quién impartiera justicia con habilidad y buen juicio, se necesitaba
3.
la tapa y extrajo una tela en la que aparecían pintados unos jinetes y soldados árabes, bien
4.
una herida en la pierna derecha, cubierta por una tela delicada
5.
El señor de Santana hizo colocar la tela en sitio adecuado en su capilla pajiza, para la veneración de la familia y de las gentes de la región
6.
Aunque pudiera ponerse en tela de juicio la solidez y extensión de susconocimientos literarios, bien puedo asegurar sin rebozo que nadieaventajaba a D
7.
Jacinta veía las piezas de tela desenvueltas en ondas a lolargo de todas las paredes, percales azules, rojos y verdes, tendidos depuerta en puerta, y su mareada vista le exageraba las curvas de aquellasrúbricas de trapo
8.
En la calle de Barrionuevo, se detiene enla puerta de una tienda donde hay piezas de tela desenvueltas y colgadashaciendo ondas
9.
»¡Que Dios le libre a un hombre de bien de que se ponga en tela dejuicio su derecho a la camisa que lleve puesta; porque con eso solo,está en muy grave apuro de perderla!
10.
El caso es que mi tío sale de allí con la tela despuésde conseguir que le rebajen un duro en cada vara; ycuando está hecho el gabán, pregunta á los amigos:
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¿Quémanda hacer de la tela? 14
12.
Puestosasí en tela de juicio en Peleches, don Claudio
13.
Ya está cortada la tela del vestido
14.
Durante tres años ella ha ilusionado a los Pretendientes con el engaño del tejido de la tela por la muerte de Laertes:
15.
que me pusiese a tejer en el palacio una gran tela sutil e interminable,… …pasábame el día labrando la gran tela,
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Después de haberlos seducido los engaña con la historia de la tela que teje de día y desteje de noche y mientras tanto se crea la coartada de una mujer fiel que no traiciona a su marido
17.
que es la prenda que da majestad a la persona y pregona suclase, es de la misma tela que los
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inscripciones que puso de manifiesto, que la tela con queestaban
19.
Al punto dos mozos y dos criadas del meson, vestidos de tela de oro,y los cabellos prendidos con lazos de
20.
[42] En 1497 consta que todo el gran grupo de personas de la«roca» destacábanse sobre una tela de 34 varas de largo que imitaba elfondo del cielo
21.
bien parece un caballero, armado deresplandecientes armas, pasar la tela en alegres justas delante
22.
Parecida á una tela sedosa que se despliega, el lienzo líquidose desprende de la arista de la roca y se curva por encima de un
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oculta en losbolsillos, marcándose en la tela el rígido contorno
24.
En el vasto declive comprendido entre el edificio y el cordón de tropasacampado abajo fueron desplegando dichas piezas de tela, que susayudantes cosieron rápidamente gracias á unas máquinas portátiles
25.
escribir quien la escribe, quedandosiempre campo abierto y tela cortada para
26.
Libre de golpear en la cadena sin hacer daño al preso, Tragomer rompiólas dos anillas y se las metió en el bolsillo, mientras Jacobo, echandofuera, el inmundo sayal de tela de sacos, se ponía el traje de
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fuerte y limpia que, atravesando la tela, se confundía conla virginal respiración del
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La ancha tela multicolor
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Tengo yo una pieza de tela de seda, flexible y rica, por elestilo de la de estos
30.
Tiempo hay todavía de hacer con esta tela un precioso vestido de mujer
31.
iban en pos de la tela
32.
Y el Diablo que tambien su tela ha
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buhonero, vendiendo a las mujeres cintas, hilosy retazos de tela,
34.
de qué tela se vestían las apariciones
35.
había dado a la tela de los mueblestonos decadentes
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agitaríamos en una cárcel de tela, ¡ay!, en los bolsillos de
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se veía la cara con más suavidad que en elcristal; de una tela de
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y otro lado, con sedas multicolores, sobre el terciopeloturquí, y, en toda la tela, el
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tienes tela cortada pararato
40.
de damasco carmesí puestoen asta de lanza, pintado en la tela un
41.
aunque en su presencia no se atrevían las malas lenguas a poneren tela de juicio el honor de los
42.
gran Constantino nadie osaría poner en tela de juicio lasantidad del Crisóstomo vetustense
43.
En unextremo del asiento había un muelle algo flojo, la tela estaba
44.
tela y darcon el pie a los figurines, diciendo: ¡Brrr
45.
cuando sienten la tela quese mueve, salen en seguida a devorar la presa
46.
los prendimos y se les cogió elescrito de asociación y un trozo cuadrado de tela negra
47.
tela, siempre con un libro en la mano
48.
El conde oía en la popa á un hombre vestido de tela
49.
ligero y coloreado, y estos rayos se cruzaban y tejían en elespacio formando una tela
50.
momentocon diminutos y elegantísimos zapatos de la misma tela, mientras otracosía
51.
La fabricación del encaje denominado ñandutí en guaraní, o tela dearaña, elaborado por las
52.
(porquepuesto en tela de juicio el
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8 y le ha sido dado que se vista de tela de lino finísimo, limpio, yresplandeciente: porque el lino finísimo son las justificaciones de lossantos
54.
que fabricárselo todo en una isla desierta, cortó uncapote de lidia en la tela húmeda y
55.
Llovían sobre la tela roja las monedas decobre según el gusto que habían dado a los
56.
detenerle, olfateaba la tela con elbufido de siempre y se alejaba en distinta dirección
57.
Van de gorra a los teatros, recogen los pedazos de tela quetiran en
58.
Ya Refugio se había puesto la falda y se estaba poniendo el cuerpo,estirando la tela
59.
¿Cuál es? Tela comunicaré
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una linda corona con flores de tela, escogiendo las más bonitas y las que más se parecían á
61.
Subieron, precedidas por el doctor, una escalerilla y en un bonito cuarto, tapizado de tela persa,
62.
una tela en el suelo y arreglar las sillas
63.
prendas componían sutraje eran ricas en su género; inglés el paño, holanda la tela de lacamisa,
64.
El movimiento de sus dedos perturbó el polvo vítreo, que se desprendió con la tela y brilló en sus pliegues
65.
Le arrancaron la tela para llevarse los valiosos amuletos que escondía el vendaje
66.
No rechazo en modo alguno su ayuda ni pongo en tela de juicio sus excelentes intenciones
67.
Las aventuras en países exóticos y los encuentros con sociedades extrañas pusieron en tela de juicio la satisfacción propia, retaron a los pensadores a reconsiderar la sabiduría convencional y demostraron que ideas aceptadas durante milenios en geografía, por ejemplo eran fundamentalmente erróneas
68.
El microscopio de Leeuwenhoek se desarrolló a partir de la lupa utilizada por los lenceros para examinar la calidad de la tela
69.
Ella tiraba de la cuerda y reía pensando en Hortensia, con el corte de tela para su vestido en una mano y arrastrando con la otra el destino del pavo
70.
Pepita recoge las cartas y la sentencia, besa el trocito de tela antes de guardarlo todo en la lata, y contesta que es un recuerdo
71.
Siempre había espectadores junto a las vallas de tela metálica, siguiendo detenidamente uno u otro de los partidos que se jugaban
72.
—Sí; antes vi una —repuso Tanar, que cruzando la habitación regresó con una amplia tela de las que se solían usar para cubrir las mercancías
73.
La escasa preparación de la tela ha producido un cuarteado increíble en la pintura, que sólo se mantiene adherida en determinados puntos, como si el mundo que Hugo Araya, precursor y maestro, enfocó desde su cámara y plasmó con su pincel, continuara sincronizado con el universo en expansión
74.
¿Por qué se interesó el prestigioso científico por una chiquilla de Granollers, hija de un telegrafista diminuto y de una mujer a quien se tragó la tierra? ¿Cómo es posible que en la casa de la hija de la desaparecida, de sus nietos, nadie preguntara nunca cómo se llamaba la abuela? ¿Era creíble que, en medio del cuestionamiento permanente y airado del establishment en el que crecieron los nietos, a ningún miembro de la familia se le ocurriera poner en tela de juicio la desaparición de la abuela? De-saparición, porque morir, morir, como se descubrió más tarde, no había muerto
75.
La araña ha tejido su tela en el palacio imperial
76.
Al cabo de un momento estaba de vuelta con una bolsa de tela cuyo contenido esparció encima de la mesa
77.
El superintendente retiró la tela
78.
Se agachó y dio vuelta a un retrato que estaba apoyado en la pared, con el reverso de la tela hacia fuera
79.
Bien parece un gallardo caballero, a los ojos de su rey, en la mitad de una gran plaza, dar una lanzada con felice suceso a un bravo toro; bien parece un caballero, armado de resplandecientes armas, pasar la tela en alegres justas delante de las damas, y bien parecen todos aquellos caballeros que en ejercicios militares, o que lo parezcan, entretienen y alegran, y, si se puede decir, honran las cortes de sus príncipes; pero sobre todos éstos parece mejor un caballero andante, que por los desiertos, por las soledades, por las encrucijadas, por las selvas y por los montes anda buscando peligrosas aventuras, con intención de darles dichosa y bien afortunada cima, sólo por alcanzar gloriosa fama y duradera
80.
En la noche que empezaba a clarear y en la que flotaba el olor todavía nuevo de los ficus, partían apresuradamente rumbo a la estación del Agh, y el perro los precedía a toda velocidad en una gran carrera zigzagueante que terminaba a veces en resbalones sobre las aceras mojadas por la humedad de la noche, después volvía no menos rápido, visiblemente enloquecido por el temor de haberlos perdido, Étienne con la escopeta invertida en su funda de gruesa tela, además de un morral y un zurrón, Jacques con las manos en los bolsillos de su pantalón corto y una gran mochila en bandolera
81.
Detrás de ella, en pie, junto a una silla con los brazos revestidos de gastada tela, aguardaba, vestido de civil, Metronio Estabiano
82.
Y ese movimiento ciego que nunca había cesado, que experimentaba aún ahora, fuego negro enterrado en él como uno de esos fuegos apagados en la superficie pero que en el interior siguen ardiendo, desplazando las fisuras y las torpes agitaciones vegetales, de suerte que la superficie fangosa tiene los mismos movimientos que la turba de los pantanos, y de esas ondulaciones espesas e insensibles seguían naciendo en él, día tras día, los más violentos y terribles de sus deseos, así como sus angustias desérticas, sus nostalgias más fecundas, sus bruscas exigencias de desnudez y sobriedad, su aspiración a no ser nada, sí, ese movimiento oscuro a lo largo de todos estos años estaba de acuerdo con aquel inmenso país que lo rodeaba, cuyo peso, siendo niño, había sentido, con el inmenso mar delante, y detrás ese espacio interminable de montañas, mesetas y desierto que llamaban el interior, y, entre ambos, el peligro permanente del que nadie hablaba porque parecía natural, pero que Jacques percibía cuando, en la pequeña finca de Birmandreis, con sus habitaciones abovedadas y sus paredes encaladas, la tía recorría los cuartos en el momento de acostarse para ver si estaban bien corridos los cerrojos de los postigos de gruesa madera maciza, país donde se sentía como si allí lo hubieran arrojado, como si fuera el primer habitante o el primer conquistador, desembarcando allí donde todavía reinaba la ley de la fuerza y la justicia estaba hecha para castigar implacablemente lo que las costumbres no habían podido evitar, y alrededor aquellos hombres atrayentes e inquietantes, cercanos y alejados, con los que uno se codeaba a lo largo del día, y a veces nacía la amistad o la camaradería, pero al caer la noche se retiraban a sus casas desconocidas, donde no se entraba nunca, parapetados con sus mujeres, a las que jamás se veía, o si se las veía en la calle, no se sabía quiénes eran, con el velo cubriendo la mitad del rostro y los hermosos ojos sensuales y dulces por encima de la tela blanca, y eran tan numerosos en los barrios donde estaban concentrados, tan numerosos, que simplemente por su cantidad, aunque resignados y cansados, hacían planear una amenaza invisible que se husmeaba en el aire de las calles ciertas noches en que estallaba una pelea entre un francés y un árabe, de la misma manera que hubiera estallado entre dos franceses o entre dos árabes, pero no era recibida de la misma manera, y los árabes del barrio, con sus monos de un azul desteñido o sus chilabas miserables, se acercaban lentamente, desde todas partes, con un movimiento continuo, hasta que la masa poco a poco aglutinada expulsaba de su espesor, sin violencia, por el movimiento mismo que lo reunía, a los pocos franceses atraídos por algunos testigos de la pelea, y el francés que luchaba, retrocediendo, se encontraba de pronto frente a su adversario y a una multitud de rostros sombríos y cerrados que le hubieran despojado de todo su coraje si justamente no se hubiese criado en ese país y no supiera que sólo el coraje permitía vivir en él, y entonces hacía frente a esa multitud amenazadora y que, no obstante, no amenazaba a nadie salvo con su presencia, y el movimiento que no podía evitar, y la mayor parte del tiempo eran ellos los que sujetaban al árabe que luchaba con furia y embriaguez, para que se marchase antes de que llegaran los guardias, que se presentaban al poco de llamarlos, y se llevaban sin discusión a los adversarios, que pasaban maltrechos bajo las ventanas de Jacques, rumbo a la comisaría
83.
Llegó a suceder que los féretros fueron escasos, faltó tela para las mortajas y lugar en el cementerio
84.
Un día, cuando regresaba a casa desde el domicilio de su tutor, vio un camión estacionado junto a la carretera: junto a él se veían unos cuantos soldados rusos que ofrecían hatillos hechos con tela
85.
A pesar de la contrariedad que le había producido descubrir que no funcionaba, los soldados rusos se mostraron encantados y le entregaron a cambio una pieza de tela blanca estampada con un delicado dibujo de flores rosadas
86.
Sentía que aquellos que se suponía eran sus camaradas en un nuevo y glorioso movimiento de liberación se dedicaban a poner en tela de juicio su carácter y su dedicación, una dedicación por la que había arriesgado la vida
87.
—La única arma que quiero usar de ahora en adelante es ésta; el arma del diálogo y la persuasión, porque he descubierto que Estados Unidos es un gigante que tiene los pies de barro ya que durante años se ha esforzado por controlar las comunicaciones del planeta, sin darse cuenta de que esa tupida tela de araña que ha ido tejiendo día tras día podía acabar volviéndose en su contra
88.
Y puesto que el Tiempo era escurridizo y tortuoso, características que la ortodoxia científica pretendía ignorar, también la realidad estaba en tela de juicio, ya que el Tiempo era término principal de la ecuación
89.
Casi todas las mujeres se habían cubierto con trozos de tela para no pasar frío
90.
Cuando el dios Sol desplegó su tela de aurora sobre el mundo, todos los hijos de Harmon habían muerto
91.
Esto fue lo que se dijo, mientras recogía fragmentos de meditación en la tela de su mente:
92.
Hasheth se acercó los pasos que lo separaban del primer muerto y, tras recuperar la daga, la limpió con la ropa que llevaba el cadáver, aunque poco tenía de limpia aquella tela inmunda, y se la guardó en el cinto
93.
Vestía con toda la excentricidad inglesa; es decir, que llevaba un frac azul con botones de oro y un cuello sumamente alto, un chaleco de casimir blanco y un pantalón de nankin, cuatro pulgadas más corto de lo regular, pero al que unas trabillas de la misma tela impedían que llegase a la rodilla
94.
El conserje le entregó las tiras de tela en donde el abate Faria había depositado todos los tesoros de su ciencia
95.
Era más alto que los otros kif y su capa era de una tela más fina
96.
Khym apareció de nuevo en el corredor a espaldas del kif sosteniendo en sus manos una masa de cuero y tela negra
97.
Mientras trabajaba, Isabelle se acordaba de la suavidad de la tela azul, y se hacía la ilusión de que era lo que tenía entre las manos, en lugar de la fibra basta que le raspaba la piel y le llenaba los dedos de cortes diminutos