1.
comer en mi mano, con mucho mayor apetito que con el alcalde, puesto que mi discreción
2.
excesivo me había quitado el apetito
3.
Las emociones de la mañana nos habían abierto el apetito, así que comimos con gusto ese
4.
Ahora vamos a comer, pues con tanto ejercicio se me ha abierto el apetito
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existe un apetito sexual excesivo e insatisfecho que no se llena en la relación sexual,
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del ego se transfieren al nivel físico, de tal manera que se convierte en un apetito insaciable
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parar en su búsqueda de la expansión y tiene un apetito voraz por más
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Fuera de los paseos que daba en el comedor o en laalcoba, no hacía ejercicio alguno, y después de la inapetencia de losprimeros días, le entró un apetito voraz, que las dos mujeres tuvieronpor buen síntoma
9.
Sentíase muy bien aquella mañana, el espíritu confortado, la palpitaciónmuy adormecida, el apetito despierto
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bición del apetito (POMC/CArT) en el hipotálamo
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y de inhibición del apetito, además de aumentar
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se albergasen la ambición, lacodicia, el apetito de deleites y regalos y otras mundanas
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Amparo comía con apetito y sin encogimiento
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Todos tenían excitado el apetito por el paseo y el baile, y miraban conel rabillo del ojo la
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hablar de los negocios devorando elclásico puchero con el buen apetito que da la actividad!
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característico; en el mostrador no se exhibían los dulcespara excitar el apetito: antes
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»Sucedió, pues, que, como el amor en los mozos, por la mayor parte, no loes, sino apetito, el
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más fuerza la razón que el apetito
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Cenaron loscuatro en amistosa compañía, y con buen apetito,
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los cuidados no quitan el apetito
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apetito, y cuandose han hablado y cantado amores y se está enamorado
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Y, en efecto, por medio de estas coqueterías, el apetito del
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sus aguas abren el apetito y facilitan la digestión
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su apetito era caprichoso y rechazaba los platos con disgustodesde el momento que
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Germana comía siempre con buen apetito cuando el capitán estaba allí
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rebaja lafiebre, abre el apetito, facilita el sueño, restablece las carnes y noperjudica el
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buen apetito; pero en cambio el pobre Gastón nocomía más que con los ojos
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El duque comió con el apetito voraz de un loco
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abrasándolas enel infernal apetito de poseerlo y de gozarlo
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lágrimas pudo más el apetito
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timidez su apetito de charlar, rompió elsilencio de esta
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Lasimprovisaciones estimulan el apetito
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desordenado apetito de compras, antesmencionado
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El afán de goces, el apetito y sed ardiente de
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que los encomenderos teníansin comer, para que con el apetito
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tanto que los cornacs le conocen el apetito, ycuando quieren que
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Ofrecíalo como un ideal inaccesible para meterle en apetito
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La oración dequietud, aquellas horas de unión contemplativa con la Divinidad, leshabía abierto de par en par el apetito
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caldero del fuego éhicieron plato á los restantes y todos atacaron con apetito el
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apetito el alegre exnovicio,á cuya derecha quedaban tres rudos mozos de labranza
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con el buen apetito de lajuventud, con esa excitación que proporciona la novedad de
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Cuando hubieron pasado algunos minutos, viendoque el apetito de
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os quita el apetito, y que oshacen repugnantes los manjares que
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Fermín se lometió en la boca y mordió con apetito extraño, con una voluptuosidadrefinada de
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decuentos y chismes; la soledad del campo les había abierto el apetito dela murmuración; por
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Los dos tenían muy buen apetito
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¡Qué alegría, qué salud, qué apetito! Seacabaron las cavilaciones, la
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Recobró el apetito que había
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habían sentado las aguas, con buen color, mejor apetito y ánimospara todo
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amén de un apetito excelente
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Con las emociones y el cansancio se nos había abierto el apetito
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Todoscomían con apetito, celebrando la
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apetito de la alegría, elmuchacho anduvo por la habitación,
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puro le abría el apetito: no sentía ya lasefusiones de devoción que al principio, y sí una especie
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En el comedor encontró Julián al marqués cenando con apetito formidable,como hombre a
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Comieron con el apetito nervioso que proporciona la alegría
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enfermedades,conservaba su buen apetito y el gusto de los
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diciendo queaquel día comió la señora con buen apetito, y
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les había despertado el apetito
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la cara con su manecitamientras saciaba ávidamente el apetito,
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mi tío; comía con excelente apetito, y loscondumios de la mujer
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hombre que tenía su apetito? Quedandosolo en el comedor,
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había estado en la calle casi todo el día y hecho muchoejercicio, tenía buen apetito
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un poco seca a estilo castellano, sumirar expresivo y su apetito reproducían los
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Para estimular el apetito de sus compañeros, Melchor comía
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irregularidaddel apetito y de la sed; y para los casos crónicos, palidez
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presente el predominio del apetito aun cuandoel estómago esté lleno
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exaltacion del apetito venéreo,sensibilidad grande de todo el cuerpo, punzadas y
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Si bien hay exaltacion del apetito venéreo y de los órganos, el cóitofatiga siempre
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Llegaron así al almuerzo, que les reunió otra vez en el comedor, tristes y sin apetito
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mejores causas, entregándose ala ferocidad que le inspiran su cobardía y su apetito!
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nuevo para ella, de una cena en la estación, abría a untiempo apetito y curiosidad
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Al cabo de varios minutos, durante los cuales todos comieron con apetito, Tajanubes retomó la palabra
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A veces se los traga la vida; entonces quieren devorarla con su apetito insaciable y voraz como la muerte, pues intentan deshacerse de su terrible angustia y llenar el mundo con su sublime miedo y con los objetos creados por su inquieto espíritu para tranquilizarles
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¿Por qué pretender que esto no forma parte del coste? En razón de nuestro apetito de crudo, seguimos soportando vertidos petrolíferos ecológicamente desastrosos (como el del Exxon Valdez)
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Su decisión estaba tomada y su buen humor y su apetito volvieron de pronto
77.
Si hay algo como una serie de huelgas en los muelles que retrasen la salida, puede uno pasarse un mes o más cruzado de brazos, mientras el apetito de sus animales parece crecer en pro-porción directa a la disminución de sus recursos
78.
La juglaresa y el juglar, para mejor abrir el apetito de quienes tampoco lo muestran demasiado cerrado, cantan la ejemplar historia que llaman Encarnación Toledano o la perdición de los hombres, que es muy celebrada por la circunstancia
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Aunque nunca acabó de llevarse bien con su padre -o tal vez por eso-, puede que en el fondo fuera igual que su padre, salvo por el hecho de que en su caso el ejercicio de esas inclinaciones y rasgos de carácter estaba del todo subordinado a la satisfacción de su único apetito verdadero
80.
Y ¿hay más que ver, después de haber visto esto, que ver salir por la puerta del castillo un buen número de doncellas, cuyos galanos y vistosos trajes, si yo me pusiese ahora a decirlos como las historias nos los cuentan, sería nunca acabar; y tomar luego la que parecía principal de todas por la mano al atrevido caballero que se arrojó en el ferviente lago, y llevarle, sin hablarle palabra, dentro del rico alcázar o castillo, y hacerle desnudar como su madre le parió, y bañarle con templadas aguas, y luego untarle todo con olorosos ungüentos, y vestirle una camisa de cendal delgadísimo, toda olorosa y perfumada, y acudir otra doncella y echarle un mantón sobre los hombros, que, por lo menos menos, dicen que suele valer una ciudad, y aun más? ¿Qué es ver, pues, cuando nos cuentan que, tras todo esto, le llevan a otra sala, donde halla puestas las mesas, con tanto concierto, que queda suspenso y admirado?; ¿qué, el verle echar agua a manos, toda de ámbar y de olorosas flores distilada?; ¿qué, el hacerle sentar sobre una silla de marfil?; ¿qué, verle servir todas las doncellas, guardando un maravilloso silencio?; ¿qué, el traerle tanta diferencia de manjares, tan sabrosamente guisados, que no sabe el apetito a cuál deba de alargar la mano? ¿Cuál será oír la música que en tanto que come suena, sin saberse quién la canta ni adónde suena? ¿Y, después de la comida acabada y las mesas alzadas, quedarse el caballero recostado sobre la silla, y quizá mondándose los dientes, como es costumbre, entrar a deshora por la puerta de la sala otra mucho más hermosa doncella que ninguna de las primeras, y sentarse al lado del caballero, y comenzar a darle cuenta de qué castillo es aquél, y de cómo ella está encantada en él, con otras cosas que suspenden al caballero y admiran a los leyentes que van leyendo su historia? No quiero alargarme más en esto, pues dello se puede colegir que cualquiera parte que se lea, de cualquiera historia de caballero andante, ha de causar gusto y maravilla a cualquiera que la leyere
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Dolcinia procuraba, por lo tanto, no echar más leña al fuego y prefería hacer hablar a los tres muchachos, aprovechándose de su apetito
82.
Oh, sí, era así, la vida de aquel niño había sido así, la vida había sido así en la isla pobre del barrio, unida por la pura necesidad, en medio de una familia inválida e ignorante, con su sangre joven y fragorosa, un apetito de vida devorador, una inteligencia arisca y ávida, y siempre un delirio jubiloso cortado por las bruscas frenadas que le infligía un mundo desconocido, dejándolo desconcertado pero rápidamente repuesto, tratando de comprender, de saber, de asimilar ese mundo que no conocía, y asimilándolo, sí, porque lo abordaba ávidamente, sin tratar de escurrirse en él, con buena voluntad pero sin bajeza y sin perder jamás una certeza tranquila, una seguridad, sí, puesto que era la seguridad de que conseguiría todo lo que quería y que nada, jamás, de este mundo y sólo de este mundo, le sería imposible, preparándose (y preparado también por la desnudez de su infancia) a encontrar su lugar en todas partes, porque no deseaba ningún lugar, sino sólo la alegría, los seres libres, la fuerza y todo lo que de bueno, de misterioso tiene la vida, y que no se compra ni se comprará jamás
83.
Eso le concedía un amplio margen de seguridad, por lo que desmontó, encendió el pequeño fuego en el que asó apenas los últimos restos del antílope, que ya comenzaba a apestar, rezó sus oraciones de la mañana, de cara a La Meca, hacia el Este que era de donde debían llegar sus enemigos, y tras cubrir bien de arena los restos del fuego, comió con apetito, asió el ronzal de su montura y reemprendió la marcha cuando el sol empezaba a calentarle la espalda
84.
¡Qué de comidas en un silencio embarazoso, siempre sintiendo que allí había un cubierto de sobra, que era el mío; un apetito de más, que era el mío; un plato y una silla de más, que eran los míos, y una persona que estorbaba, y que era yo!
85.
La novedad de aquellas operaciones culinarias, su excelencia, la actividad que exigían, la necesidad de levantarse a cada momento para mirar lo que estaba en el fuego y volverse a sentar para devorarlo a medida que salía de la parrilla, caliente a hirviendo; nuestros rostros animados por el ardor interior y el del fuego, todo aquello nos divertía tanto, que en medio de nuestras risas locas y de nuestros éxtasis gastronómicos, pronto no quedó del cordero más que los huesos; mi apetito había reaparecido de una manera maravillosa
86.
Comía y bebía con buen apetito, y al mismo tiempo observaba con curiosidad la casa, como si fuera la primera vez que la viese
87.
La serpiente les ha mordido, inoculando en su sangre pura el virus de un loco apetito
88.
Desde que puso el pie en tierra, desde que se dio cuenta de las disposiciones, si no amistosas, indiferentes de sus huéspedes, desapareció toda su desconfianza, cambiándose en apetito con el olor de la cabra que asaban en la cercana lumbre
89.
Ahora bien, el amor en Alberto no era contrario al apetito
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Eso es suficiente para quitarte el apetito
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Almorzamos con excelente apetito
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Se organizaban reuniones donde se bebía naranjada acompañada de algunos comestibles baratos, y en las que Victoria desempeñaba casi el papel de ama de casa; debía hacer las presentaciones y promover la armonía general entre varios extranjeros, que se sentían inclinados a mirarse con animosidad y que engullían los refrescos con apetito de lobo
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Los consultados asintieron y continuaron saboreando las "garítsas" con gran apetito
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Cuando el ave estuve, lista, la devoraron con gran apetito, y luego se tendieron sobre la fresca hierba a la sombra del árbol
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Comieron con apetito, y después el francés encendió un cigarrillo mientras el indio se metía en la boca una pulgarada de betel
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Una hora después, el doctor y los tres pescadores, sentados cómodamente en la finísima arena de la pequeña bahía, comían con un apetito formidable los manjares confeccionados por el arte culinario del patrón Vicente
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La castellana casi no probó bocado, pero el bajá comió con magnífico apetito y se bebió una jarra completa de agua dulce
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Apetito y sexo son los grandes motores de la historia, preservan y propagan la especie, provocan guerras y canciones, influyen en las religiones, la ley y el arte