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    beato frasi di esempio

    beato


    1. los sucesores del Beato Ignacio tal amor á la Compañía, quejuzgándola mas útil para


    2. dicho beato Ignacio y contra la intencion de aquellos que leshan dejado las rentas para


    3. una tranquila eternidad,entre cuatro paredes, en el adormecimiento beato de la silenciosacámara


    4. » Y comienza a contarme de gente para mí desconocida; de padres despedazados por los indios del Marañón; de un beato Diego bárbaramente torturado por el último Inca; de un Juan de Lizardi, traspasado por las saetas paraguayas, y de cuarenta frailes degollados por un pirata hereje, a quien la Doctora de Avila, en estática visión, viera llegar al cielo, a paso de carga, asustando a los ángeles con sus terribles caras de santos


    5. que han llegado hasta nosotros exhortan a tal o cual santo o beato a ayudar al mago


    6. Aquel viejo con respuesta para todo era el mismo que le había organizado la oposición a mi padre cuando la implantación del servicio de abastecimiento de agua; el mismo que se había enriquecido con el negocio de saneamiento; el mismo que me había incrementado, administrándolo correctamente, mi propio capital familiar y el que resultó de mi profesión de músico; el mismo falso beato que escudriñaba, desde detrás del cristal de su escaparate, las piernas de las sirvientas que recogían el agua de la fuente del Toural


    7. aquel beato espejo, y yo en las mías,


    8. Las conversaciones con el Banco de España se llevaban a tres niveles: primero, los responsables de control de gestión y auditoría externa de Banesto con la Inspección del Banco de España; segundo, el consejero delegado del banco, señor Lasarte, con la colaboración de la consejera de Banesto Paulina Beato


    9. La presencia de Paulina Beato estaba justificada no solo en su condición de consejera de Banesto, sino que, además de mantener una relación especialmente directa conmigo, era, sin duda, persona de toda confianza tanto de Luis Ángel Rojo como del señor Pérez


    10. Paulina Beato no sabía qué decir

    11. Un dato que puede parecer una anécdota pero que indudablemente no lo es: Paulina Beato, consejera de Banesto, fue invitada a participar en la copa de Navidad que tradicionalmente da el Banco de España en esas fechas navideñas en un momento en el que ya conocíamos la nueva posición del gobernador acerca del plan de Banesto


    12. Primero, a nivel de secretario de Estado de Economía, señor Pastor, cuyas relaciones con Paulina Beato eran excelentes


    13. Ante esta situación de desconcierto, no quedaba otra alternativa que forzar una nueva conversación de Paulina Beato con el gobernador, tratando de aclarar en qué consisten esas medidas de emergencia


    14. La conversación se celebra y Paulina Beato, después de haberlo acordado conmigo, ofrece un planteamiento muy claro: estamos dispuestos a que un banco español pueda estar detrás de nuestro plan para que, si por alguna razón fracasa, el Banco de España tenga «seguridad»


    15. La respuesta del gobernador fue pedirle a Paulina Beato que yo personalmente acudiera al día siguiente a exponerle el asunto


    16. Cuando Paulina Beato me traslada el resultado de la conversación, que parecía abrir una cierta luz de esperanza, yo ya estoy absolutamente convencido de que la decisión está tomada


    17. Por su fama de beato y sus excelentes relaciones con los curas, le encargó diseñar la política del régimen con la Iglesia católica


    18. Y allá oraba y estudiaba el presbítero Beato, varón docto y santo tanto de nombre como de vida, tal y como decían de él todos cuantos le conocían


    19. —Hermano Beato —nos anunció un novicio a las puertas del scriptorium—, estas personas traen cartas de presentación de la reina Adosinda y de Elipando


    20. Otras creaciones de Beato, por ejemplo ese Tratado del Apocalipsis que estaban transcribiendo e iluminando en el monasterio de San Martín durante nuestra estancia allí, pasaron por mis manos años atrás, pero se perdieron con las guerras y sus violencias

    21. Quisiera poseer una milésima parte de la fuerza que Beato y Heterio insuflaron a sus párrafos de fuego, mas no cuento más que con la mía propia, que ya decae, además, a medida que pasa el tiempo


    22. Un duque de esta estirpe, Amadeo IX, proclamado beato por la Iglesia, hizo construir para el Sudario la Sainte Chapelle de Chambéry


    23. Hay quien ha propuesto elevarlo a los altares y proclamarlo beato


    24. Entre éstos destacó, por ejemplo, Papasogli, quien, con su enjundiosa monografía de más de trescientas páginas sobre el beato Inocencio XI, contribuyó, en los años cincuenta del pasado siglo, a hacer tabla rasa de todas las mentiras


    25. Pero ningún historiador moderno, serio y documentado, había tomado en consideración la escandalosa idea de que el beato Inocencio hubiese prestado dinero al príncipe de Orange para derribar en Inglaterra la religión católica


    26. Después de golpearse la frente, como de costumbre, contra la mampara de plástico blindado, Lorencito le pagó rápidamente al taxista, un joven de cabeza rapada que mascaba chicle con la boca abierta y conducía como si manejara el volante no de un coche, sino de un videojuego, y sin detenerse a recoger el cambio, que era cuantioso, bajó del taxi y procuró perderse entre la pintoresca multitud de buhoneros y mirones que inundaba las calles adyacentes a la Ribera de Curtidores, arteria principal del populoso Rastro de Madrid, que tiene principio en la castiza plazuela de Cascorro y desciende con anchuras y turbiones de gran río tropical hasta su desembocadura en la Ronda de Toledo, arrastrando en sus rápidos todas las variedades posibles de artículos, compraventas y trueques, como una inundación que se lo llevara todo por delante, lo más opulento y lo más ínfimo, los aparadores de caoba, las bibliotecas ingentes, las grandiosas lámparas de araña y los retratos al óleo de las familias tronadas, los uniformes militares, las condecoraciones heroicas, los nobles aperos de labranza de los cortijos saqueados o subastados, los trajes de comunión de niños que murieron tísicos a principios de siglo, las planchas de hierro que usaron en su juventud nuestras madres, sus recordatorios de boda, los sillones de mimbre y metal pintado de blanco que había antes en las barberías, las brochas, incluso las hojas de afeitar herrumbrosas, las primeras maquinillas eléctricas, los discos de pizarra, las vírgenes de yeso, de celuloide o de plástico, los cassettes piratas de Plácido Domingo o de Matías Antequera, los palilleros de dientes, con y sin palillos, los prospectos de jarabes, las cajas de herramientas, las camisetas estampadas con la efigie del beato Escrivá de Balaguer, las rejas y los portones de casas solariegas, los somieres, las aguamaniles, los orinales de loza con un ojo pintado en el fondo, las máscaras antigás de la guerra del Golfo, los escapularios milagrosos de los requetés, los vídeos pornográficos, los ejemplares atrasados de El adalid seráfico y El querubín misionero, revistas en las que alguna vez ha colaborado Lorencito Quesada, las bocinas en forma de loto de los gramófonos, los primeros pick-ups, los radiocassettes recién robados, los almanaques de la Unión Española de Explosivos, los de Café-Bar El Rábano, comidas económicas, y los Transportes Marcelino, las máquinas con manubrio para embutir chorizos, las latas de especias marca Carmelita, los aislantes cerámicos, los conmutadores de pera, las cucharillas descabaladas de una cubertería con las iniciales JM, los cromos sueltos, en color, de Ben-Hur, de Molokai, de Mazinger-Z…


    27. Para tocarlos se puso unos guantes blancos de seda: vieron la pluma del arcángel San Gabriel y el fragmento de la roca donde se sentó la Virgen María durante la huida hacia Egipto que se veneraron en la Capilla Real de Granada hasta que desaparecieron tras un robo nunca esclarecido; se les permitió rozar con las puntas de los dedos las tres piedras que expulsó del riñón San Alfonso María Ligorio después de un cólico nefrítico; vieron las últimas gafas graduadas del Papa Pío XII, un trozo de siete centímetros del Lignum crucis, la cuchara con la que Santa Lucía se sacó los ojos, un alzacuellos usado de San Juan Bosco, una de las treinta monedas que recibió Judas, que era un denario con la efigie del emperador Augusto, la caña de una escoba de San Martín de Porres, la reja de hierro con la que fueron torturados los mártires San Bonoso y San Maximiano, así como una urna con los huesos de ambos, un peine de carey, con algunos cabellos, del beato José María Escrivá de Balaguer, una bolsita con serrín de la carpintería de San José, un paño de la Santa Faz que al parecer es el verdadero, a diferencia del que se venera en la catedral de Jaén, una cosa seca y negruzca que a la luz de las más modernas técnicas de investigación resultaba ser el auténtico Santo Prepucio, el único, entre los muchos que se disputan la adoración de la Cristiandad, que resistía satisfactoriamente la prueba incontrovertible del carbono 14…


    28. —Los exploradores dicen que ese Kronos es un beato


    29. Léanse las indicaciones del Beato de Liébana al respecto


    30. En particular Darío, ese autócrata cínico y beato, había proclamado tener no sólo el derecho sino también la obligación sagrada de someter a la Mentira allí donde se encontrase, incluso si se trataba de los límites del mundo

    31. Por otra parte, esa clase de gente busca habitualmente a los príncipes de la ciencia”, agregaba con una sonrisa de beato amor propio que traía hasta sus labios la satisfacción orgullosa, y no precisamente porque la expresión antaño reservada a los Potain y los Charcot se le aplicase ahora, sino porque sabía usar como conviene todas las que el uso autoriza y que, después de haberlas practicado largo rato, poseía a fondo


    32. No me sea beato, padre


    33. Pues el Beato Gregorio, en su Primer diálogo, habla de cierta mujer que, contra su conciencia, cedió a las persuasiones de su esposo, de participar en las ceremonias de vigilia de la dedicación de la iglesia de San Sebastián


    34. De la misma -opinión son el Beato Alberto, en su comentario de San Lucas, ix, y Nicolás de Lira y Pablo de Burgos, sobre I Samuel, xvi


    35. También he visto que en la biblioteca han aumentado los códices y he solicitado a vuestro abad que nos envíe el ejemplar del Beato de Liébana que se está copiando, para la biblioteca de nuestra iglesia de Narbona


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