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    Usa "dimisión" in una frase

    dimisión frasi di esempio

    dimisión


    1. cosas tienes!, te verías en la obligación de presentar la dimisión, el decoro es el decoro y más


    2. ES Libertador, con voz cavernosa y fatigada, pronunció las esperadas palabras de la dimisión como Presidente


    3. dimisión para vivir a sulado


    4. ¿Por qué le has hecho presentar la dimisión?


    5. Desamparada, reivindicaba tranquilamente el derecho al trabajo y a la jubilación; pedía la dimisión del gobierno


    6. Las elecciones generales de octubre de 1982, las primeras tras el golpe de estado, dieron la mayoría absoluta al partido socialista y permitieron la formación del primer gobierno de izquierdas desde la guerra, pero fueron la sentencia de muerte política de Santiago Carrillo: el PCE perdió la mitad de sus votos, y a su secretario general no le quedó más remedio que presentar su dimisión ante el Comité Ejecutivo


    7. Allí, con sus cuatro misérrimos diputados, ni siquiera alcanzó a formar grupo parlamentario propio y se vio obligado a integrarse en el llamado grupo mixto, un grupo de aluvión donde convivían partidos con una mínima representación en el Congreso; y allí volvió a encontrarse con Adolfo Suárez, que intentaba resucitar a la política tras su dimisión como presidente del gobierno y acababa de fundar el CDS, un partido con el que había arañado la mitad de la misérrima representación parlamentaria obtenida por Carrillo


    8. La diferencia era obvia, aunque lo más probable es que Armada no quisiera percibirla, no al menos todavía: lo más probable es que se dijese a sí mismo que su entrevista con Milans había sido sólo su forma de cumplir el encargo informativo del Rey enfriando de paso la vehemencia golpista del capitán general; además, como si buscara contribuir a su ceguera voluntaria, los meses de noviembre y diciembre se poblaron de acontecimientos que Armada tal vez leyó como presagios de un triunfo sin violencia de la operación solamente política: mientras el malestar del ejército se manifestaba con nuevos escándalos -el 5 de diciembre varios cientos de generales, jefes y oficiales boicotearon un acto en la Escuela de Estado Mayor en protesta por una decisión gubernamental- y mientras circulaba por Madrid el runrún de que un grupo de capitanes generales había pedido al Rey la dimisión de Adolfo Suárez y de que se preparaba una nueva moción de censura contra el presidente, algunos líderes de partidos políticos acudían a la Zarzuela para expresar su alarma por el deterioro de la situación y para proclamar la necesidad de un gobierno fuerte que terminara con la insoportable debilidad del gobierno de Suárez


    9. El 29 de enero Adolfo Suárez anunció en un mensaje televisado su dimisión como presidente del gobierno


    10. Pese a que hacía muchos meses que la clase dirigente la pedía a gritos, la noticia sorprendió a todo el mundo, y cabe imaginar que en el primer momento Armada pensara con razón que Suárez había dimitido para abortar las operaciones políticas dirigidas contra él, entre ellas la Operación Armada; pero igualmente cabe imaginar que en el segundo momento el general intentase convencerse de que, lejos de complicarle las cosas, la dimisión de Suárez se las simplificaba, puesto que le ahorraba el trámite incierto de la moción de censura y dejaba su futuro político en manos del Rey, a quien la Constitución otorgaba la potestad de proponer el nuevo presidente del gobierno previa consulta con los líderes parlamentarios

    11. Lo hizo en una cena a solas con el monarca, una semana después de la dimisión de Suárez


    12. Para aquel entonces Armada sentía que todo conspiraba a su favor, y la prueba es que, sin duda aconsejado por él, días atrás Milans había vuelto a reunir a su gente o a parte de su gente en General Cabrera para asegurarle que el golpe quedaba congelado hasta nuevo aviso porque la caída del presidente del gobierno y el traslado inmediato de Armada a Madrid significaban que el golpe era innecesario y que la Operación Armada había arrancado: a la mañana siguiente de la dimisión de Suárez los periódicos se llenaron de hipótesis de gobiernos de coalición o de concentración o de unidad, los partidos políticos se ofrecían a participar en ellos o buscaban apoyos para ellos y el nombre de Armada corría de boca en boca en el pequeño Madrid del poder, promocionado por personas de su entorno como el periodista Emilio Romero, que el 31 de enero proponía al general en su columna de ABC como nuevo presidente del gobierno; tres días más tarde el Rey llamó por teléfono a Armada y le dijo que acababa de firmar el decreto de su nombramiento como segundo jefe de Estado Mayor del ejército y que preparara las maletas porque volvía a Madrid


    13. Bien es verdad que las circunstancias de aquel mes no le pusieron difícil la victoria, porque en las tres semanas previas al 23 de febrero los conjurados acaso sintieron que la realidad les exigía perentoriamente el golpe, esgrimiendo un último arsenal de argumentos para terminar de persuadirles de que sólo un levantamiento del ejército podía impedir la extinción de la patria: el 4 de febrero, el mismo día en que se publicaba un durísimo documento de la Conferencia Episcopal contra la ley del divorcio, un grupo de diputados proetarras interrumpió con un alboroto de gritos y cánticos patrióticos el primer discurso del Rey ante el Parlamento vasco; el 6 apareció el cadáver de un ingeniero de la central nuclear de Lemóniz secuestrado por ETA; el 13 murió en el hospital penitenciario de Carabanchel el etarra Joseba Arregui, y en los días siguientes la tensión política se desbocó: durante una bronca sesión parlamentaria la oposición acusó al gobierno de tolerar la tortura, hubo enfrentamientos públicos entre el Ministerio del interior y el Ministerio de Justicia, hubo destituciones de funcionarios y acto seguido un plante policial que incluyó la dimisión de su directiva al completo; el 21, en fin, ETA secuestró al cónsul de Uruguay en Pamplona y a los de Austria y El Salvador en Bilbao


    14. En todo caso, Suárez no ignoraba cómo usar su mano izquierda, pero no siempre consideraba que debiera usarla con los militares, y desde el mismo día en que se convirtió en presidente y sobre todo a medida que fue afianzándose en el cargo tendió a recordarles sin más sus obligaciones con órdenes o desplantes: por eso le gustaba bajarles los humos a los generales haciéndoles esperar a la puerta de su despacho y no vacilaba en encararse con cualquier militar que pusiera en entredicho su autoridad o le faltara al respeto (o le amenazara: en septiembre de 1976, durante una violentísima discusión en el despacho de Suárez, que acababa de aceptar o de exigir su dimisión como vicepresidente del gobierno, el general De Santiago le dijo: «Te recuerdo, presidente, que en este país ha habido más de un golpe de estado»


    15. Resuelto a convertir a Suárez en el presidente del gobierno que llevara a cabo la reforma, el 1 de julio de 1976 el Rey obtuvo la dimisión de Arias Navarro; no tenía las manos libres, sin embargo, para nombrar a su sustituto: de acuerdo con la legislación franquista, debía elegir entre la terna de candidatos que le presentase el Consejo del Reino, un organismo consultivo donde se sentaban algunos de los miembros más conspicuos del franquismo ortodoxo


    16. Por las fechas en que presentó su dimisión como presidente del gobierno el Rey prometió concederle un ducado en premio a los servicios prestados al país; poca gente en el entorno de la Zarzuela era partidaria de ennoblecer a aquel advenedizo que para muchos se había rebelado contra el Rey y había puesto en peligro la Corona, así que la concesión se retrasó y, en un gesto más conmovedor que embarazoso -porque delata al plebeyo arribista de provincias peleando todavía por legitimarse y expiar su pasado-, Suárez reclamó lo prometido y apenas dos días después del 23 de febrero el monarca lo nombró por fin duque de Suárez a condición de que permaneciera una temporada alejado de la política


    17. De regreso de sus vacaciones, Suárez montó un despacho de abogados con un manojo de fieles procedentes de su gabinete presidencial, y durante algún tiempo se esforzó por permanecer alejado de la política; el pequeño Madrid del poder facilitó su esfuerzo: la calamidad de sus últimos meses de gobierno y el trauma de su dimisión y del 23 de febrero lo habían convertido en poco menos que un indeseable, y todo el que albergaba alguna ambición -y casi todo el que no la albergaba- procuraba mantenerlo a distancia


    18. » Estas palabras fueron acogidas por la sonora indiferencia o el desprecio silencioso de un hemiciclo casi vacío, pero contenían una declaración de principios y una lección de ética política que durante los cuatro años siguientes no se cansaría de impartir: no estaba dispuesto a hacer con los demás lo que los demás habían hecho con él al precio de provocar una crisis de estado como la que había conducido a su dimisión y al 23 de febrero


    19. El espejismo, en cualquier caso, apenas duró un par de años: al tercero ya había empezado a invadir el Congreso y la opinión pública la certeza de que lo que Suárez llamaba una política de estado era en realidad una política ambigua, tramposa y populista, que buscaba en Madrid los votos de la izquierda y en Ávila los de la derecha, y que le permitía pactar con la izquierda en el Congreso y con la derecha en los ayuntamientos; al cuarto, tras cosechar resultados decepcionantes en las elecciones generales y europeas, surgieron los problemas en el partido, las divisiones internas y los expedientes a los militantes díscolos, y la derecha y la izquierda vieron la ocasión esperada de ultimar a un adversario común y se arrojaron a la vez sobre él en busca de sus votantes de izquierda y de derecha; al quinto año sobrevino el derrumbe: en las elecciones autonómicas del 26 de mayo del 91 el CDS perdió más de la mitad de sus votos y quedó fuera de casi todos los parlamentos regionales, y aquella misma noche Suárez anunció su dimisión como presidente del partido y su renuncia a su escaño en el Congreso


    20. En sus Confesiones,17 Juan Alberto Perote relata así la dimisión de Suárez:

    21. En un momento determinado, Don Juan Carlos se ausentó y los dos militares pusieron sus pistolas sobre la mesa exigiéndole su dimisión


    22. Y por tanto, el agente-yo ofrece aquí su dimisión


    23. Señora: Vuestra Majestad, en virtud de la Constitución, es ya la encargada de regir los destinos de España, y estoy obligado a cesar en mis funciones, presentándole la dimisión de todo el Gobierno


    24. Ahora, sentado a la mesa de trabajo, escribiendo lo que será la notificación de su dimisión, intenta a conciencia hacer las letras más grandes, los bucles más anchos y transmitir más confianza


    25. –He decidido presentar la dimisión


    26. Un día y otro mandaba a Madrid quejas del abandono del Gobierno; hacía responsables a ciertos y determinados ministros de las privaciones del ejército; amenazó con su dimisión si no dejaban sus puestos Mon y Castro, y al fin, con este modo de señalar, dio cuenta del Ministerio [146] del Conde de Ofalia


    27. Así, el fenómeno del mirlo en el templo y el vaticinio de Culéolo fueron difundidos desde la tribuna de los rostra y los que lo escucharon se estremecieron de espanto, sobre todo después de que Merula diera su interpretación y Octavio anunciase que procuraría la dimisión de Cinna y los seis tribunos de la plebe


    28. Baldomero se atufaba y anunciaba la dimisión de todos sus cargos; la Reina no sabía de qué lado volverse, pues los hombres civiles de valía no eran la fruta más abundante en el país


    29. Debí haber hablado con el coronel Gomes, en privado, Es duro para mí decepcionarlo pero su amigo de la infancia es un conspirador, mi coronel, hace tiempo, en Alfeite, ha ocurrido esto lo otro y lo de más allá, y el coronel Gomes habría prevenido a los demás, habría preparado una carta jurando su lealtad al Régimen y sugiriendo la dimisión del Ejército, sin citar nombres, de los enemigos del Corporativismo, al mismo tiempo que nosotros habríamos insinuado por los cuarteles la existencia de oficiales que defendían la idea de la democracia en meriendas clandestinas en la Costa de Caparica, pero el entusiasmo del comodoro contagiaba, pero las piernas de la muchacha eran bonitas y todo parece siempre fácil en verano, Nada de ceremonias, aquí somos todos cadetes, proclamaba el viejo, con un vaso de vino blanco en la mano, atacando la langosta, y yo fui lo suficientemente imbécil para creer en eso, creer en la sonrisa de su esposa, creer en la hija, y ahora el soldado destrozaba la escribanía de mi abuelo a culatazos y revolvía facturas, revolvía cuadernos, recordaciones muertas, pálidas saudades, polvo del pasado, y mi hermano al de paisano ¿Qué mal le han hecho los difuntos, señor, para ponerse a romperlo todo?, y el otro, empujándole el vientre con una pistola, Arrímese a la pared y no fastidie, si tuviese una tripa como la suya no abriría la boca delante de un arma


    30. Siempre he sido muy precavido y procurado no hablar mal de mi dimisión pero la verdad es que, en el caso de Helen Dexter, me alegra poder hacer una excepción

    31. Acepto su dimisión


    32. Dexter se detuvo en seco una segunda vez, cuando la tinta todavía no se había secado en la firma que había estampado sobre su dimisión


    33. Quería, pues, presentar la dimisión de su cargo, y habiendo conocido ya la vanidad y poca pringue de todos estos empleíllos, era su anhelo buscarse la vida con independiente trabajo, en un comercio de cosa que él entendiera


    34. Richard sabía que en el mundo de los negocios se interpretaría de la peor manera posible una dimisión tan súbita, no acompañada de ninguna explicación ni de un comentario sobre un mal estado de salud


    35. Como yo no cesaba en mis investigaciones, allegando datos para los anales de Mariclío, fui a ver a David Montero, y éste me dijo que Ceballos, apretado por el Gobierno para rendir la Plaza en pocos días y no teniendo bajo su mando fuerzas suficientes para consumar empresa tan difícil, había presentado la dimisión


    36. Derrotado por 120 votos contra 100, Castelar entregó a la Mesa la dimisión de todo el Gobierno


    37. y después de la conversación presentó la dimisión y eso fue todo


    38. Cuando se acusa a un funcionario del Estado de conflicto de intereses o de cualquier otra clase de comportamiento contrario a la ética, sólo hay dos defensas: la revelación plena o la dimisión


    39. Así es como el escándalo Recruit provocó la dimisión del primer ministro Takeshita


    40. --Ha dimitido ya -repitió tranquilamente el robot-, pero su dimisión no ha sido tenida en cuenta todavía

    41. Con un robot capaz de leer el pensamiento no hay secretos que valgan, de manera que sé ya cuanto hace referencia a su dimisión


    42. Reitero mi dimisión


    43. Dos de los directores presentaron la dimisión; y lo mismo el vicepresidente del Departamento de Operaciones, que quedó substituido por un amigo de James Taggart


    44. Y todo ello en momentos en que le era urgente iniciar pesquisas para encontrar un sucesor al superintendente de sus fundiciones en cadena, que acababa de presentar la dimisión sin explicar los motivos


    45. Y el superintendente de la división de Colorado presentó la dimisión


    46. Era febrero de 2009 y pocos días antes su compañero, el ministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo, presentó su dimisión por motivos personales


    47. Se pidió la dimisión del gobernador, los fiscales y el juez asignado al caso


    48. Había mandado su dimisión al presidente de la Cámara de los Diputados y también había dimitido su cargo de juez del Tribunal de Comercio


    49. Muchos de los soldados eclesiásticos presentaron su dimisión al enterarse de que eran transferidos bajo el mando de los caballeros de la Iglesia


    50. Esa misma mañana The Times había calificado de «intolerables» las relaciones de los aliados con el Gobierno Provisional,* Pero para Churchill, las relaciones con «ese anglófobo obstinado, ambicioso y detestable» se habían convertido en un asunto que podía obligarlo a presentar su dimisión













































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    dimisión in English

    resignation

    Sinonimi per "dimisión"

    abdicación cesión abandono cese resignación dejación desistimiento