Usa "escobar" in una frase
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escobar
1. Manolo Escobar había dejado de cantar
2. El agua bendita que no llegaba fue sustituida por nuestras lágrimas y a partir de ese día Rosa Escobar Santero se perdió para el mundo
3. Ahora los Escobar habían cruzado las líneas del amor y gozaban de la protección del de lo alto
4. Concretamente, para Moser “los recursos que los individuos, las familias y las comunidades movilizan para enfrentar los problemas son los medios de resistencia y adaptación” (Moser en Escobar y González de la Rocha, 2002)
5. ¡Qué contraste Escobar y Serapio! El carnicero,tan rollizo y colorado que parecía una res desollada, era laincorporación más corpórea del cuerpo humano en lo que tiene de másmaterial
6. tanto la de Escobar
7. El vocabulario recogido por Escobar lleva las siguientes líneaspreliminares:
8. Salgar yTrujillo, Esguerra y Escobar
9. Tales escenas u otras muy parecidas a éstas se repitieron a la vista delos viajeros, a su paso por los ingenios de Jabaco, Tibotibo, ElMariel o antiguo de Escobar, Ríohondo y Valvanera
10. Se ha hablado con frecuencia de Pablo Escobar, el difunto Rodríguez Gacha, los Ochoa o Carlos Lehder, pero si quiere que le diga la verdad, yo más bien soy de la opinión de que había alguien más; alguien de otra clase social o de otra esfera, y que fue con ese «alguien» con quien mantuvo aquel día tan larga e inquietante entrevista
11. El alguacil Juan Gómez hizo a un lado a los verdugos y él mismo quitó el lazo del cuello a Escobar, le cortó las amarras de las muñecas y los tobillos y le ayudó a ponerse de pie
12. Creo que para entonces la mayoría de los soldados me había perdonado el trágico episodio de Escobar y me tenía respeto, porque había curado a muchos de sus heridas y fiebres, les había alimentado en la mesa común y ayudado a acomodar sus viviendas
13. Entretanto, yo intentaba quitarle una flecha del cuello a otro soldado, uno de apellido López, que siempre me había tratado con desdén apenas disimulado, en especial después de la tragedia de Escobar
14. El escándalo fue conocido como el caso de la parapolítica o la paranarcopolítica y llegó a salpicar al primo de Álvaro Uribe, el congresista Mario Uribe Escobar, y al vicepresidente del país, Francisco Santos, indultado posteriormente por falta de pruebas
15. Y de esta forma Venezuela, por expreso deseo del gobierno español, acogió a los primeros once activistas de ETA que llegarían al país: Enrique Pagoaga Gallastegui, Gabriel Segura Burgos, José Arturo Cubillas, Víctor Zuloaga Balzisketa, María Asunción Arana, Begoña Trasvías, José Luis Zurimendi Oribe, Juan Miguel Barbesi Torres, Kepa Viles Escobar, Ayerbe Múgica y Portu Espina
16. En cuanto entró en la tienda, Escobar apareció presuroso desde la trastienda
17. Componían dicha Comisión el Marqués de Molins, los Condes de Valmaseda y Heredia Spínola, y don Ignacio Escobar, director de La Época, todos hombres muy serios y de encopetada representación para el caso
18. Por la tarde avisaron en el taller de Rafael que la viuda había denunciado a los Fernández y a Celestino Escobar como autores del crimen
19. En el despacho del consejo de Gobernación están reunidos los jefes de la Guardia Civil: general Aranguren, tenientes coroneles Escobar y Brotóns
20. O sea, ¿Bobby Z tiene un puto hijo? O sea, ¿por qué Escobar no lo incluyó en el manual, junto con sus deportes favoritos y su cerveza predilecta?
21. De modo que la indiscreción de Tim le proporciona a Luis Escobar una descripción del vehículo, un puto número de matrícula y un «Se fue por ahí», y mientras Tim se lo está pasando en grande en la playa, Luis Escobar está enviando tropas en busca del coche
22. Escobar está de pie sobre una loma con DFN Cruz, que está comprobando todos los ángulos de tiro posibles; el francotirador está extasiado
23. Escobar mira el puerto
24. Sin embargo, no le dice eso a Escobar
25. Escobar es un hombre inteligente, pero en ese momento está un poco tenso
26. Y a Escobar y DFN Cruz en lo alto de la loma, y a los Angeles del Infierno en el puente; todos miran lo mismo
27. Cofundador (junto a Pablo Escobar, actualmente fallecido) del Escape Complex que lleva su nombre, el escritor psicodélico Carlos Castañeda (alrededor de 61 años) se zampa su peyote en compañía de Jean Eustache (63 años) mientras consulta las fluctuaciones bursátiles del capital de Ghost Island
28. La mayoría de las personas coincidían en que la acción había sido para capturar a Escobar o a un capo importante, pero que aun dentro de esa lógica fue una estupidez y un fracaso irreparable
29. La versión de Pablo Escobar era muy distinta y coincidía en sus puntos esenciales con la que Nydia le contó al presidente
30. Este informe debió darle a Escobar las satisfacciones que esperaba en cuanto a sus denuncias de violaciones de derechos humanos por parte de la policía
31. Hernando Santos, consciente de que aquella determinación interrumpía su único canal con Pablo Escobar, trató de convencerlo de que se quedara
32. Lo abrumaba el arrepentimiento de haber creído en la palabra de Escobar
33. Durante la negociación había mantenido al corriente al doctor Turbay y a Hernando Santos, que también se habían quedado sin canales con Escobar
34. Dicho sin más vueltas: lo único que le quedaba por hacer -y tenía que hacerlo sin remedio-era volar a Medellín y buscar a Pablo Escobar donde estuviera para discutir el asunto frente a frente
35. El Cuerpo Elite, encargado de la lucha frontal contra el narcotráfico, estaba señalado por Pablo Escobar como la encarnación de todos los males
36. Políticos, industriales, comerciantes, periodistas, y aun simples lagartos, asistían a la parranda perpetua de la hacienda Nápoles, cerca de Medellín, donde Pablo Escobar mantenía un jardín zoológico con jirafas e hipopótamos de carne yhueso llevados desde el África, y en cuyo portal se exhibía como un monumento nacional la avioneta en que se exportó el primer cargamento de cocaína
37. Con la fortuna y la clandestinidad, Escobar quedó dueño del patio y se convirtió en una leyenda que lo dominaba todo desde la sombra
38. Fue a partir de esa concepción nueva como se le ocurrió cambiar también la perspectiva de la gestión, de modo que no se centrara en la liberación de los rehenes -como había sido hasta entonces-sino en la entrega de Pablo Escobar
39. Es probable que Escobar hubiera tenido la intención de soltarla con Beatriz, pero la tragedia de Diana Turbay debió trastornarle los planes
40. También para Escobar la única tabla de salvación desde entonces fue la mediación de Villamizar, y lo único que podía garantizarla era la retención de Maruja
41. Con ese espíritu le dio a Villamizar una carta para Pablo Escobar en la que expresaba su deseo de que la muerte de Diana pudiera servir para que ningún otro colombiano volviera a sentir el dolor que ella sentía
42. Meses después, desde la cárcel, Escobar hizo público su asombro de que Nydia le hubiera escrito aquella carta sin recriminaciones ni rencores
43. Hizo el relato minucioso de sus negociaciones con Guido Parra y de su ruptura violenta, y terminó con su convicción de que sólo el contacto directo con Pablo Escobar podía salvar a Maruja
44. Su mayor logro fue romper el hielo entre Villamizar y los Ochoa para el propósito común -ya acordado con el gobierno-de que Escobar se entregara a la justicia
45. La respuesta de Escobar, dos semanas después, empezaba con un latigazo: «Distinguido doctor, me da muchísima pena, pero no puedo complacerlo»
46. Escobar lo consideraba inapropiado pues los secuestros no podían considerarse como una presión a los constituyentes porque eran anteriores a su elección
47. Fue una advertencia lateral, pues Escobar no había vuelto a mencionar la extradición como argumento de guerra después del decreto que la dejó sin piso para quien se entregara y se había centrado en el tema de la violación de los derechos humanos por las fuerzas especiales que lo combatían
48. La carta demostraba que Escobar buscaba contactos con funcionarios públicos
49. Le reveló también que había investigado a once agentes acusados por Escobar con nombre propio, y había abierto pliego de cargos contra ellos
50. Es decir: Pablo Escobar
51. El mayor general Miguel Gómez Padilla, director de la Policía Nacional, declaró haber sido informado el 24 de enero en la tarde de que al día siguiente iba a realizarse un operativo de verificación, búsqueda y registro, «y la posible captura de Pablo Escobar y un grupo de narcotraficantes»
52. Publicado ese informe, Villamizar se sintió en un piso más firme para escribirle a Escobar una segunda carta
53. Aprovechó la ocasión para darle a Escobar una explicación escolar de los tres poderes del Estado: ejecutivo, legislativo y jurisdiccional, y hacerle entender qué difícil era para el presidente, dentro de esos mecanismos constitucionales y legales, manejar cuerpos tan numerosos y complejos como las Fuerzas Armadas
54. Sin embargo, le dio la razón a Escobar en sus denuncias sobre las violaciones de los derechos humanos por la fuerza pública, y por su insistencia de pedir garantías para él, su familia y su gente cuando se entregaran
55. Escobar le contestó días después con el orgullo herido por la lección de derecho público
56. Villamizar relacionó aquella frase con una anterior de Escobar, en la que dijo sentirse avergonzado de tener a Maruja en rehenes si la pelea no era con ella sino con el marido
57. Escobar no aceptó
58. Fue un proceso de conocimiento recíproco, de confianza mutua, en el cual dedicaban las mejores horas a desentrañar en cada frase y en cada gesto las segundas intenciones de Escobar
59. Pero Escobar no se inmutó
60. Cuando el clavecinista Rafael Puyana dijo que era capaz de pedirle de rodillas la liberación de los secuestrados, Escobar le contestó: «Pueden venir de rodillas treinta millones de colombianos, y no los suelto»
61. La verdad en febrero parecía ser que Escobar no tenía confianza en los decretos, aun cuando decía que sí
62. Escobar confiaba tanto en el grado de sofisticación de este ingenio, que no le parecía fantástico que alguien llevara el receptor instalado debajo de la piel
63. Por eso Escobar los usaba lo menos posible, y si lo hacía prefería que fuera desde vehículos en marcha
64. Una de las diversiones de Escobar, por cierto, era ir de vez en cuando como conductor
65. Escobar lo sabía v concentró más fuerzas en esa dirección que en el gobierno
66. Escobar debió entender entonces que Gaviria no designaría nunca un delegado oficial para conversar con él -que era su sueño dorado-y se aferró a la esperanza de que la Constituyente lo indultara, ya fuera como traficante arrepentido, o a la sombra de algún grupo armado
67. En medio de todo, los Ochoa persistían en el temor de que Escobar, acorralado por sus propios demonios, decidiera inmolarse en una catástrofe de tamaño apocalíptico
68. Habían recibido una carta de Pablo Escobar con la amenaza de reventar cincuenta toneladas de dinamita en el recinto histórico de Cartagena de Indias si no eran sancionados los policías que asolaban las comunas de Medellín: cien kilos por cada muchacho muerto fuera de combate
69. Así que Villamizar viajó a Medellín una vez más, y con la ayuda de los Ochoa logró disuadir a Escobar
70. Días antes del plazo, Escobar garantizó en un papel apresurado que a los periodistas cautivos no les pasaría nada por el momento, y aplazó la detonación de bombas en ciudades grandes
71. El día siguiente, el padre Alfonso Llanos Escobar publicó en El Tiempo su columna semanal, dirigida a Pacho Santos, en la cual le ordenaba en el nombre de Dios que no se le ocurriera suicidarse
72. Al dorso del mismo papel, Pablo Escobar había escrito una nota de su puño y letra: «Yo sé que esto ha sido terrible para usted y para su familía, pero mi famílía y yo también hemos sufrido muchísimo
73. Seguro de que sería leída antes de entregarla, Villamizar había terminado con una frase que en ese caso era más para Escobar que para Maruja: «Ofrece tu sacrificio por la paz de Colombia»
74. El Doctor no lo sabía a ciencia cierta, pero le constaba que Escobar escribía él mismo sus cartas, repensando y repitiendo borradores hasta que lograba decir lo que quería sin equívocos ni contradicciones
75. Maruja se dio cuenta de que estaba más interesado de lo que pareció al principio y que no sólo pensaba en la suerte de Escobar sino también en la propia
76. –Si Escobar no piensa quedarse por lo menos catorce años en la cárcel -dijo-no creo que el gobierno vaya aceptarle la entrega
77. En términos sencillos le dio las gracias a Escobar por la seguridad que le habían infundido sus palabras
78. Esperaba que Escobar pudiera acogerse a los decretos del gobierno para que lograra un buen futuro para él y para sus hijos en su país
79. Tuvo razón: la carta fue distribuida a la prensa por Pablo Escobar, que en ese momento la tenía a su alcance por el interés de la rendición
80. Esa noche, bajo los efectos del somnífero arrasador, soñó que Escobar bajaba de un helicóptero protegiéndose con ella de una ráfaga de balas como en una versión futurista de las películas de vaqueros
81. Aquella noche le llamó la atención porque todo lo que tuviera que ver con Pablo Escobar tenía que ver también con ella
82. A Alberto Villamizar le pareció un milagro, pues en aquellos días había estado repasando nombres de posibles mediadores que fueran más confiables para Escobar por su imagen y sus antecedentes
83. De todos modos, tanto a él como a Villamizar les pareció que el padre García Herreros podía ser el mediador apropiado para la entrega de Escobar
84. Peor: era evidente que Escobar estaba usando a Villamizar como instrumento para mandar recados al gobierno sin dar nada a cambio
85. » Así estaban las cosas a principios de abril, cuando Villamizar volvió a La Loma y le hizo a don Fabio un relato pormenorizado de sus desencuentros con Escobar
86. Lo mejor es que usted mismo se entreviste con Escobar y pacten las condiciones que quieran
87. Le hizo saber a Escobar que Villamizar estaba dispuesto a dejarse llevar con todos los riesgos dentro del baúl de un automóvil
88. Pero Escobar no aceptó
89. Esta acusación, y la de haber matado a Luis Carlos Galán, eran dos obsesiones encarnizadas de Escobar contra el general Maza Márquez
90. Escobar, por su parte, había escrito en una carta a Villamizar, sin que viniera a cuento: «Dígale a doña Gloria que a su marido lo mató Maza, de eso no le quepa la menor duda»
91. Ante la reiteración constante de esa acusación, la respuesta de Maza fue siempre la misma: «El que más sabe que no es cierto es el mismo Escobar»
92. Ella le pidió al general una tregua de un mes para intentar un contacto personal con Escobar
93. Fue todo lo que consiguieron ante el hermetismo de la policía para impedir las filtraciones inexplicables que le habían permitido a Escobar burlar los cercos mejor tendidos
94. Las especulaciones de prensa sobre las condiciones de la entrega de Escobar habían alcanzado por aquellos días proporciones de escándalo internacional
95. Más aún: estuvo siempre convencido -y se lo dijo a todo el que quiso oírlo- que su destitución sería una de las condiciones capitales de Escobar para su entrega
96. El único funcionario autorizado para mantener contactos con los abogados de Pablo Escobar -y siempre con constancia escrita-era el director de Instrucción Criminal, Carlos Alberto Mejía
97. Le había interesado el pabellón de alta seguridad de Itagüí desde que se entregó Fabio Ochoa, en noviembre del año anterior, pero los abogados de Escobar lo objetaron por ser un blanco fácil para carrobombas
98. También le pareció aceptable la idea de convertir en cárcel blindada un convento del Poblado -cerca del edificio residencial donde Escobar había escapado a la explosión de doscientos kilos de dinamita que atribuyó al cartel de Cali-pero las monjas propietarias no quisieron venderlo
99. Alberto Villamizar, temeroso de que la entrega se frustrara por falta de cárcel, intercedió con razones de peso en favor de la propuesta que Escobar había hecho en octubre del año anterior: el Centro Municipal para Drogadictos El Claret, a doce kilómetros del parque principal de Envigado, en una finca conocida como La Catedral del Valle, que estaba inscrita a nombre de un testaferro de Escobar
100. El gobierno estudiaba la posibilidad de tomar el centro en arriendo y acondicionarlo como cárcel, consciente como era de que Escobar no se entregaría si no solucionaba el problema de su propia seguridad