1.
RECONOCER la envidia como la mamá de los pollitos, la envidia es la gallina y los pollitos con sus alitas y paticas, son la misma envidia, y hacen parte de un solo cuerpo y una sola entidad llamada envidia
2.
—¡Respeto á los menores, respeto á lasvíctimas! gritó en voz hueca Pecson levantando en el aireun hueso de gallina
3.
convencerá la gallina y al cerdo de que les convenía vivir cerca del hombre, paraque éste pudiera
4.
ambiciones, para librar deimpuestos la Metrópoli, apurando la gallina de los huevos deoro y
5.
gallina, limón y hojas de espinacas; cuando todoestá cocido se salteará con mantequilla; en una cocotera se
6.
Comen carne dos veces al día, desprecian la gallina del
7.
se estuvo quieta,devorando su rabia y una pierna de gallina en
8.
gallina de oro y le dió el trigo
9.
El coronel Oswal comparó en una ocasión la mueca de un dragón a la del zorro un segundo antes de saltar sobre la gallina
10.
–Uno se siente como una gallina enfrente de su mujer, y en el dormitorio siente que tiene las alas rotas -se rió-
11.
Jacques esperaba para hincharse de justo orgullo a que la abuela cogiera con mano firme las patas de la gallina, repentinamente en calma, como si hubiera entendido que ya estaba en manos inexorables
12.
La abuela, feliz de tener un nieto viril, para recompensarlo lo invitaba a presenciar en la cocina el degüello de la gallina
13.
Sobre este estiércol hay una gallina, come estos intestinos, cae enferma a su vez y muere al día siguiente
14.
Un frío hormigueo le recorrió el costado izquierdo, y mientras miraba a Sloan sintió que se le ponía la piel de gallina en piernas y brazos
15.
Sólo contaba con lo aprendido al observar los animales en la hacienda, sabía que el agua fría es buena para separar a los perros que se quedan pegados durante el coito y que el gallo esponja las plumas y cacarea cuando quiere pisar a la gallina, pero no encontró uso adecuado para esos datos
16.
Después de un mes en cama, alimentándose con caldo de gallina y dos litros de leche diarios, se levantó más fuerte y lúcida de lo que nunca estuvo en su vida
17.
En el ejercicio de sus funciones ignoraba las razones del buen sentimiento, castigando con igual firmeza el robo de una gallina que el homicidio calificado
18.
Para dos personas enamoradas se requieren cinco huevos recién puestos por una gallina virgen, media taza de caviar beluga, si es posible traído del mar Báltico, cuatro lonjas finas, pero suculentas, de salmón ahumado de Noruega, mantequilla fresca de campo, cebollines picados, sal, pimienta, dos cucharaditas de crema ácida y, por supuesto, pan tostado
19.
Le quedó para siempre la afición por las suculentas sopas de verdura, los pasteles de maíz, los hervidos de gallina, las cazuelas de mariscos y sobre todo los dulces caseros
20.
-Como los de la gallina -repuso el negro
21.
-¿Son como los de gallina?
22.
Entre las cañas cubiertas de hojas había huevos en gran número, unos pequeños y otros del tamaño de los de gallina
23.
La habitación estaba helada, y se le puso la carne de gallina en los brazos y en los hombros
24.
gallina, y consiguió prestadas las botas amarillas de Olga
25.
Me convertí en madre de nuestro pequeño poblado, debía velar por el bienestar de cada uno de sus habitantes, desde Pedro de Valdivia hasta la última gallina del corral
26.
Incluso entonces, con las manos hundidas en la masa o el delantal ensangrentado por la gallina del almuerzo, le parecía un espejismo en la reverberación del día
27.
Para disimular, echaron la culpa a los indios de la reservación, a pesar de que todo el mundo sabía que eran pacíficos y que si tenían miedo de matar una gallina, con mayor razón lo tenían de matar a un hombre
28.
Día tras día Diego, por orden del galeno, le suministró primeramente caldos, y luego sopas bien condimentadas con zanahoria, puerro, apio, nabo, cebolla, hueso de tuétano, gallina y yemas de huevo
29.
Los vio partir más pobres de lo que nunca fueron, en una larga y triste procesión, llevándose a sus niños, sus viejos, los pocos perros que sobrevivieron al tiroteo, alguna gallina salvada del infierno, arrastrando los pies por el camino de polvo que los alejaba de la tierra donde habían vivido por generaciones
30.
Al lado de Domingo se veía en el suelo una cesta llena de verduras del huerto y una gallina con el cuello roto
31.
Y, si alguna duda restaba en el espíritu, no era el pago más elevado del registro y del certificado, el corte de género para su esposa, la gallina o el pavo para su hogar, lo que dejaba en paz su conciencia
32.
En la pantalla apareció la cara de culo de gallina de Pippo Ragonese, el presentador
33.
Ofendido, Mimì frunció los labios como un culo de gallina
34.
A continuación inundó la pantalla la cara de culo de gallina del comentarista estrella de la emisora, Pippo Ragonese, quien comenzó diciendo que era de todos conocida la escasez de medios del geólogo Mistretta, cuya esposa —ahora gravemente enferma y a quien enviaba sus mejores deseos— había sido muy rica en otros tiempos, pero que lo había perdido todo en un revés de la fortuna
35.
Sobre unas imágenes del chalet se oyó la misma grabación que los secuestradores habían facilitado a Retelibera, y después enfocaron la cara de culo de gallina de Pippo Ragonese
36.
Llevaba tal revuelto de talismanes que un día iba a caer fulminada por tantas fuerzas ocultas; entre las patas de conejo, los colmillos de iguanas, los huesos horquetados de gallina rubia, los pelos de elefante, los cuarzos y las piedras, Ilusión empezaba a andar gibosa y cansada; claro que ella lo atribuía al peso de sus infortunios, pues si algo llevaba a sus espaldas era sus toneladas de dolores inventados, muchos de los cuales empezaban a ser realidades palpables, ya que nada llega a atraer más al fracaso que el sentirse fracasado
37.
Lo que recordaba del frío no era el entumecimiento de los dedos, el vaho del aliento o la piel de gallina en los brazos, sino la fuerza pura y simple
38.
¿llevasteis a vuestra abuela a los Desamparados? Dime, hijo de la Canela, ¿está el oficialillo en el cuarto de tu madre? ¿Con que se os murió la gallina?
39.
-Ayer pedían cinco duros por una gallina en la Tripería -dijo uno que era criado antiguo de la casa
40.
De vuelta a la casa del ayuntamiento, comimos con mayor regalo del que esperábamos: verdad es que los soldados de la división de Trijueque no habían dejado en las casas del pueblo ni un mendrugo de pan, ni una gallina, ni un chorizo, ni una fruta seca de las muchas y excelentes con cuya conservación se envanecía Calcena
41.
-Incomparable está esta gallina -repuse, más atento a la reparación de mis fuerzas que a la suerte de los conspiradores
42.
Al pasar por el zoco de los orfebres y de los joyeros, se encontró con un judío conocido suyo, que le preguntó: "¿Qué llevas ahí?" El hombre contestó: "¡Una gallina con su huevo!"
43.
Y al día siguiente dijo a su esposa: "¡Oh hija del tío! guárdate de degollar a la gallina negra que hay en la cocina
44.
Tras de lo cual resolvió ir en peregrinación al Hedjaz, y dijo a su esposa: "¡Ten cuidado de que el judío no se burle de ti y no te coja la gallina!"
45.
Entonces el padre congregó a los médicos más hábiles, los que habían extraído del pecho del mozuelo la curcusilla de gallina
46.
Se le puso la piel de gallina, mientras esperaba sentir en el cuerpo el roce consabido
47.
Siéntese donde pueda, y busque un plato, que quiero obsequiarle con un alón de gallina
48.
Con los Fonsagradas se les permitía salir alguna vez de paseo, bien vigiladitos, no pudiendo campar libremente ni a la ida ni a la vuelta, ni extraviarse en las arboledas de la Florida, ni jugar a la gallina ciega
49.
La provincia romana de Asia, pensó el rey del Ponto, era una gallina gorda que los romanos desplumaban sin ninguna consideración
50.
Llega un pobre hombre con la cara amarrada con un pañuelo, debajo del cual puede vérsele el cachete hinchado y engrasado con unto de gallina
51.
Y en octavo y último lugar, al recuperar el aliento lo suficiente para poder gritar (o chillar), Betsey de hecho gritó (o chilló) con todas sus fuerzas y volvió a la cocina tan deprisa como sus pies pudieron llevarla, con todos los pelos «de punta» y toda la carne «de gallina» desde la coronilla de la cabeza hasta la planta de los pies
52.
Sintió que se le ponía la piel de gallina cuando advirtió de cerca esa pelusilla que la recorría por entero, quiso rozar más que tocar o agarrar, tenía que rozar, como si además de los largos años en el cielo sin el sentido del tacto le hubiesen afectado creándole una obsesión más -pensó que tendría a su regreso que consultar una vez más al pobre psicoanalista celeste agobiado de trabajo en los último tiempos-, acaso no la despierto, sí, sería mejor si soy invisible, intocable e intocador, pobres fantasmas, pensó, su suplicio eterno de ver y no tocar, doloroso, frustrante, quiso probar, bien podía hacerlo primero con alguno de los objetos dentro de la habitación, con la cortina que se movía a merced del viento suave y cálido de la buena estación, con la silla veneciana adosada a la pared, con los batientes de la ventanilla levemente abiertos, con el reboso del velo caído a los pies de la doncella, no, hubiese sido un golpe monstruoso, era mejor, sí, intentar tocarla a ella, era mejor llevarse la decepción ya en el momento oportuno para disfrutar el acercamiento prometedor, qué tal si funcionaba, si por estar en el mundo de la tierra -así fuese a través de los sueños- pudiera acercársele y ser carne estremecida una vez más, viejo deseo, viejo y desolador, y dirigió con estudiada lentitud su mano hacia el pecho diciéndose qué más da si pasa de través, sumergiría sus manos hasta el fondo mismo de su vientre y las refregaría imaginariamente en esquinas inexploradas por los más audaces descubridores, cerraría los ojos e inventaría sus límites y adivinaría entonces con la mayor tranquilidad sus formas y la recorrería y la aprendería de memoria, que bien valía la pena así fuera por guardar la conciencia de artista enamorado de las formas, perdería el miedo, sí, eso era, se sentiría en otro mundo, apartado de ella, convertiría su frustración en alegría, sería un espectro propio para la sabiduría, tendría por unos instantes el secreto de la fabricación del oro y no lo compartiría con nadie
53.
Al cabo de un rato, cansados de jugar, salieron de la piscina, con la suave brisa que entraba por el lado abierto de la sala, Suzanne notó que se le ponía piel de gallina
54.
Una marta en la harina y una gallina muerta no nos harán muy apreciados aquí
55.
Se me puso la piel de gallina cuando aquellos iris dieron la impresión de girar como un remolino, de absorberme, mientras las pacientes pasaban junto a nosotras a empellones
56.
Era la gallina de los huevos de oro
57.
Por lo pronto, endulzaban casi todos los platos de carne y se pirraban por los potajes y las sopas dulces a base de caldo de carne (gallina, carnero, capones), canela y azúcar
58.
Le gustaba mucho sentir el miedo instalado en todo su cuerpo, la piel de gallina, los pelos erizados, la voz ahogada
59.
Norman vio que Ted tiritaba, y él mismo tenía piel de gallina en las piernas
60.
Si tiene usted una gallina se la puedo preparar encebollada
61.
Entre misas, cuentos, guisos de gallina, hechizos y palizas, creció Olvido Laguna
62.
Las lágrimas salpicaban los platos de gallina
63.
Sintió que la brisa le ponía la carne de gallina y se estremeció, pero no sólo a causa del frío
64.
Peter quedó atado como una gallina y completamente indefenso
65.
Puede que usted sea la gallina, pero los huevos están en otra parte
66.
Bien guardaditos en el maletero de su coche, ¿recuerda? Aunque matase a la gallina, seguiría teniendo todos los huevos que necesito
67.
Y claro, cuando la gallina de los huevos de oro muere, el consistorio queda estrangulado
68.
Imaginaba que el zorro, la gallina y los conejos bien podrían alimentar a seis o siete de los de las capas azules
69.
A Isserley se le puso la piel de gallina nada más verlo
70.
Con ese chaleco amarillo vivo que lleva, siempre con el botón de abajo puntillosamente desabrochado, y las puntas abiertas sobre su pequeña barriga, se le ve tan concentrado y circunspecto como esas estrafalarias y emplumadas aves macho, los pavos reales o los faisanes, que se pavonean con chulería a distancia, ansiosos porque les miren pero aparentando indiferencia, mientras la gallina de sosos colores picotea desinteresada la gravilla en busca de comida
71.
Tenía la piel de gallina, helada, pero pude sentir el ímpetu de la sangre bullendo bajo la superficie
72.
"No es conveniente -dijo- al gobernar a un pueblo para su propio bien y para el de sus conquistadores, esquilmarlo completamente" Su consejo fue desoído, y la gallina continuó poniendo sus huevos de oro
73.
Mientras Galois, a la edad de 16 años, había iniciado su carrera de descubrimientos fundamentales, su maestro matemático Vernier, gravitaba sobre él como una gallina que ha empollado un aguilucho y no sabe como lograr que la inquieta criatura se contente con el fango del corral
74.
El 27 de junio, según el mariscal de campo Brooke, una reunión del gabinete de guerra terminó «con el patético lamento de Herbert Morrison [ministro de Interior] que, por lo visto, ¡es todo un gallina! Estaba completamente confundido con lo de las bombas voladoras y sus efectos en la población
75.
Una especie de relámpago me puso la piel de gallina en los brazos
76.
Recuerdo los alaridos feroces que pegaban esos salvajes; se me puso la piel de gallina y, aunque me tapaba los oídos, el sonido me alcanzaba
77.
–Es la eterna cuestión del huevo y la gallina: ¿qué fue primero, el huevo o la gallina? Lo cierto es que las mujeres enseñan a sus hijos a ser machistas
78.
«¡Ea!, basta de jugar a la gallina ciega con nuestras intenciones, Sr
79.
Con la irrupción de los grillos la Columba, la del Justito, solía avisar al Nini para separar la gallina y confiar los polluelos al pollo capón
80.
De vez en cuando, la ligera brisa procedente del oceáno les pone la piel de gallina; incluso desde lejos podemos deleitarnos contemplando con qué delicadeza se estremecen sus brazos
81.
El perro volvió a meter la cabeza en la caja y aulló y aulló, un sonido salvaje que les puso la piel de gallina, o eso decían; sin embargo, yo no lo entendí hasta que pasaron años y Bill, el cachorro, se «volvió loco» y lo vi un día encima de un hormiguero aullando el dolor de su anhelo a quien lo escuchara en un mundo vacío
82.
Sentía que se le ponía la carne de gallina, como le ocurría siempre que un caso se destapaba
83.
Se le puso la carne de gallina
84.
De modo que observaba a las mujeres del barrio bajo el casco plateado de la peluquería, y al verse con los pelos mojados, como una gallina triste, sonreía y dejaba a las otras cacarear
85.
Y los tres camaradas, pertrechados con su botellón de sotol y su instrumento músico, se alejaron con rumbo al paraje en que un cabo les hervía en una gigantesca olla negra la gallina
86.
Sin embargo, la oposición no es sencilla, porque una gallina blanca significa vida y fertilidad, en oposición al gallo rojo, que significa muerte y brujería
87.
Indignado, el muchacho recogió la gallina y se alejó de allí
88.
Cuando Basta alargó las manos para cogerla, Meggie intentó apartarlas de un empujón, pero él la agarró por el cuello igual que a una gallina a la que quisiera retorcer el pescuezo
89.
Esto quiere decir que Aristóteles está en desacuerdo con Platón en que la Idea de «gallina» sea anterior a la gallina
90.
Lo que Aristóteles llama «forma de gallina», está presente en cada gallina, como las cualidades específicas de la gallina; por ejemplo, el hecho de que ponga huevos
91.
De ese modo la propia gallina y la «forma» de gallina son tan inseparables como el cuerpo y el alma
92.
Se la llama «frío que penetra el cuerpo», «enfermedad del enfriamiento», «los escalofríos», «pescar carne de gallina», «enfermedad de los cinco diablos», «el mal verdadero», «el venerable anciano», «el mal cotidiano», «una vez cada tres días», «los días fluctuantes», «la que siempre vuelve», «calor que entra en el cuerpo», «pecado sobre la piel», «picazón en las puntas de los dedos», «enfermedad del diablo», «frío febril», «malestar irresistible», «budín en la barriga», «enfermedad de los tres días», «enfermedad de los cien días», «tres fiebres en dos días
93.
Trajeron una gallina vieja para enrazarla con el gallo
94.
Me congratuló sobremanera comprobar que la ciudad de Cantón seguía oliendo a gallina hervida aromatizada con los efluvios de betel que emanaban del suelo
95.
Pero no: entran y descubren al plantón que acompañó a Pin a la prisión, encogido como una gallina, quién sabe por qué
96.
La gallina de la sección
97.
Todos los días, a cierta hora, entraba en la sección una gallina
98.
El gesto de Pietro con la gallina era el de quien busca o espera algo entre las plumas del ave
99.
Y un día, Giovannino la Peste, cuando Pietro dejó la gallina, la siguió
100.
La gallina atravesó el patio, se subió a un montón de vigas de hierro -y Giovannino la siguió tratando de conservar el equilibrio-, se escondió en un pedazo de tubería -y Giovannino la siguió a cuatro patas-, recorrió otra parte del patio y entró en la sección de control