1.
laoración, bajo el cielo lívido, un ánima parecía suspirar en
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Y los contrabandistas interrogaban cada roca con desesperación, y elfraile, con la mirada fija y el rostro lívido, hizo un movimiento dehorror pensando en la proposición del maldito
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con la luz de su linterna el semblantede Montiño, que estaba lívido, descompuesto,
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rendido, con la mirada opaca, el rostro lívido por los excesosde
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de la luna sobre elpájaro roto, y el emperador mudo y lívido
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El realista estaba lívido de cólera: apretaba los puños en convulsiónnerviosa, y en sus ojos brillaron
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anteriores, cuando el marera de un tono lívido, el cielo plomizo
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nariz había tomado el lívido afilamiento de losmoribundos
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como si fuese un tajo, el rostro lívido y losojos fijos en el agua, cual si tratasen de
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Pero la palidez de unasmejillas, el lívido
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El lívido oficial ignoró el atinado agravio como habría ignorado la caricia de la brisa en sus pómulos
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Havelock, lívido, se mordía los labios
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Valerio estaba reflexionando sobre todo ello, cuando por fin su barco vislumbró Mogontiacum, sobre el fondo lívido de aquel cielo invernal
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Mientras tanto, el señor de la tierra de Jemet se había puesto lívido ante lo que aparentaba ser una manifestación del poder de los dioses y parecía hipnotizado por la serpiente que reptaba por el suelo
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Detrás de ellos se alzaba lívido, lustroso, amarillo y profanamente pintorreado de sangre el Santo Cristo, que acostumbraban asociar a sus inicuos juicios
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Y el doctor, lívido:
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El joven estaba lívido
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-Alfred estaba lívido de rabia
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Abei se había puesto lívido al oír las palabras del anciano
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- ¿No ha muerto? -preguntó el plantador, lívido
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Muchas horas aguardaron bajo un sol lívido que esfumaba los contornos de las cosas y los colores del mundo, mientras las bolsas iban llenándose
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El enjuto rostro del hechicero se puso lívido
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Cuando hubo terminado, su primo estaba lívido
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El infeliz estaba lívido y la flecha se le había incrustado tanto, que yo no podía sacarla sin agrandar la herida
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Berenguer se puso lívido al recordar el fracaso de su intento para doblegar la voluntad de Marta
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En cambio, Giorgio se movía como un árbol azotado por el viento, oscilaba con lívido semblante y estrujaba incesantemente entre sus manos un pañuelo empapado de lágrimas
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Mariko estaba de rodillas en su habitación, con un lívido verdugón en la mejilla, desgreñada, hecho trizas el quimono y con fuertes equimosis en los muslos y la parte de la espalda
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Y, ante su gran asombro, Hussain entró, lívido de ira, y tras él los Green Bands
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Cuando entró en el aposento de su madre estaba lívido de frío
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Y en ese instante, cual si fuera capaz de leer sus pensamientos, fray Emilio Bocanegra movió una mano sobre la mesa y la dejó inmóvil, apoyada en la madera oscura, con su lívido dedo índice apuntando al capitán
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Estaba lívido y cerraba los ojos con fuerza
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El viejo Seldon pronunciando las benévolas palabras tan equivocadas, la confusión general, Indbur, cuyas ropas de alcalde contrastaban de manera incongruente con su rostro lívido y contraído, el gentío atemorizado que esperaba en silencio la orden inevitable de rendición, y aquel joven, Toran, desapareciendo por una puerta lateral con el bufón del Mulo colgado de su hombro
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Anthor cerró los ojos lentamente, y permaneció silencioso, con el rostro lívido y sin expresión
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El muchacho se quedó lívido
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Parecía viejo, muy viejo, sus ojos cansados miraban a través de un rostro cuyo color había desaparecido, para dejar sólo el tono lívido de la edad
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Varden se puso lívido y Medianoche no pudo reprimir un estremecimiento
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El hombre desfigurado estaba lívido cuando se volvió a los héroes para informarles
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del lívido color de los roquedos
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Durnik sacó la cabeza por una de las puertas con el rostro lívido de cólera
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Recordó aquel otro día, hacía ya seis años, en que el cielo también brilló y el aire se quedó lívido de calor
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Borja se mantenía lívido, poseído de temor junto a la cama de su padre
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Brand se encontraba enfermo, lívido, con un estómago tan ruidoso como un campo de batalla
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-Cuando el traidor se cercioró del valor de la bolsa, lívido y mudo de estupor se lanzó hacia la puerta del Consejo, dispuesto -supongo- a protestar
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Ahora estaba lívido de rabia
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Su rostro se puso lívido de rabia al encontrar que mi guardia era impenetrable mientras su sangre brotaba de una docena de pequeñas heridas que recibió en la cara y el cuerpo
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Se puso lívido
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Las rocas de alrededor, las pálidas paredes del otro lado del valle, el fondo del precipicio, tenían un tinte lívido
48.
Imagínese un cuartucho subterráneo alumbrado con una vela, las paredes rezumando un sudor lívido y el suelo cubierto de limaduras de hueso, crucigramas a medio hacer y pajaritas de papel; un colchón apestoso y toallas, montones de revistas y periódicos, colillas, una navaja y limas
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El presidente, por el contrario, bajo el fulgor de las antorchas, lívido y demacrado, estaba sobrecogido por una intensa emoción
50.
Mateo, con los pulmones a punto de estallar, entró en la gran sala de la taberna, lívido y casi sin respiración, con el aire suficiente para gritar con todas sus escasas fuerzas la palabra mágica
51.
Entró Filisto, lívido a causa del frío y castañeteándole los dientes
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Junto a un gran árbol, de cuyo tronco gris surgían flores de un color pálido, se detuvo una vez más, cerró los ojos e inhaló de nuevo el aire cálido; pero esta vez, entrecortada la respiración y casi lívido, hubo de esperar unos instantes hasta recuperar la animación de la sangre
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El director se levantó, lívido
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El rostro de Metzov, enrojecido por la excitación, se tornó lívido
55.
El Comandante bajó con Franco, los recibió una hermosa morena de ojos aceitunados, Comandante, ¿cómo le fue? Supe que lo internaron en un hospital de Houston para operarle la úlcera, Ya estoy bien, ¿no se me nota?, ¿Cuándo llegó?, Hace tres horas, ¿No debería estar convaleciendo? Está usted lívido, Eso hago, solamente que fui a revisar unos asuntos y no aguanté las ganas de verla, Favor que me hace, comandante, cuídese, no olvide que las recaídas son peligrosas, ¿van a comer?, Mascareño la observó ávido, Comer quisiera, ella sonrió con coquetería y sonó el teléfono, la muchacha levantó el auricular: Es para usted, Comandante; Mascareño tomó el aparato y la mano, Esos ojos me matan Melita: Bueno, era la voz del Cholo: Se la voy a poner fácil Comandante, estaba irritado y nervioso, A ver: soy todo oídos, Vaya al Mercado Buelna, en la esquina de Juárez y Granados está una mujer chaparrita en un Renault blanco, ella le va a entregar trescientos mil dólares para que me suelte al muchacho, Mascareño comenzó a reírse: Nada pescadito, creí que era más listo: o me entrega la casa o su amigo se pudre en el campo militar número uno, Santos tragó saliva, Está bien comandante, usted gana, la casa es suya, ¿Y los papeles?, Vea al licenciado Ugarte, tiene su despacho en La Lonja, ¿qué me dice del muchacho?, Lo dejaré libre en cuanto vea los papeles, colgó y se dirigió a la chica, ¿En qué quedamos?, ella enrojeció: Ya le dije la otra noche, no puedo, Conste que le hice caso, me operé y todo eso que me pidió, Es por su bien, Ojalá y fuera también por el suyo, volvió a sonar el teléfono y Mascareño abandonó el lugar
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Jomard se quedó lívido al comprobar que los egipcios emplearon en su construcción medidas corno el estadio, el codo o el pie, que eran fracciones exactas del tamaño de la Tierra
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La siguiente escala del viaje fue en la desolada Point Hope, donde soplaban sin cesar los vientos del norte, y en la cual el vigía divisó a un grupo de hombres blancos acurrucados entre dunas de arena; se enviaron botes a inspeccionar, pero los marineros descubrieron algo pavoroso y, de nuevo a bordo del Corwin, se lo explicaron al capitán Healy, que se puso lívido
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El joven acusó el golpe; con el rostro lívido, frunció los labios en una mueca vengativa
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» El dueño se queda lívido: «¿Cómo? ¿Pero por qué?» Y ese es el momento de gloria del killer, donde entra en funcionamiento su poder, que es el poder del conocimiento
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Parecía un espectro lívido, con las ropas hechas jirones y ensangrentadas, y la coraza abollada y rascada, pero corría a toda prisa por las serpenteantes callejuelas empedradas hasta llegar por fin ante la esbelta torre de suaves tonos azules y dorados, la torre de D'a'rputna
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Texas, leyó, Hamburgo, palabras rojas y azules, amarillas, violeta lívido, delgados trazos de neón, Asia, Jacarta, Mogambo, Goa, cada uno de los bares y de las mujeres se le ofrecía bajo una advocación corrompida y sagrada, y él caminaba como recorriendo con el dedo índice los mapamundis de su imaginación y su memoria, del antiguo instinto de miedo y perdición que siempre había reconocido en esos nombres
62.
Cuando mi madre, con un lívido vestido húmedo, bajo la bruma que caía (así me la imagino vivamente), corrió jadeando de éxtasis hacia ese puente sobre el Moulinet para ser derribada por un rayo, yo no era sino un niño, y ningún anhelo de la índole aceptada podía haberse injertado en algún momento de mi juventud, por más que los psicoanalistas me preguntaron con salvaje insistencia en mis períodos de depresión posteriores
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El negro fuego de las inflamadas pupilas de su rostro lívido se clavaba en la procesión de los bailarines
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barrotes, lívido, con las venas del cuello a punto de reventar, aullando:
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Benedikt se queda lívido
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Su rostro, no obstante, estaba lívido
67.
Cuando vio la sangre que corría por la barbilla de Richard, se quedó lívido
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El rostro del jefe de los conspiradores estaba lívido de ira cuando identificó a Gaines
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Su rostro estaba lívido, al menos el trozo que yo veía
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Al abrir la puerta, el rumor aumentó considerablemente: Killick, cuyo desagradable rostro estaba lívido de ira, había arrinconado a Mnason, a quien amenazaba con el cuchillo del pescado mientras le espetaba con esa voz suya tan chirriante y desagradable que no era en absoluto una buena persona, observación para la que recurrió a todo lujo de detalles y tal conjunto de obscenidades que Sophie se vio en la obligación de cerrar la puerta al entrar, para evitar que los niños pudieran oírle
71.
Con frecuencia, y siempre lívido de terror, Antonio Carlovitch Ferge volvía a hablar de aquella «porquería» de operación y no dejaba de manifestar recelos ante la posibilidad de que tuviera que repetirse
72.
El curtido semblante del oficial se puso lívido por el insulto, pero mantuvo la expresión impasible
73.
Era Andy Fallon, el rostro lívido e hinchado, los ojos vacuos, la lengua protuberante entre los labios
74.
Cuando el Zar besa la cruz está lívido y sus manos tiemblan; pero en el transcurso de la ceremonia se tranquiliza
75.
El Primer Ministro está lívido (todo el mundo lo ve), pero no acelera el paso
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Lívido de ansiedad y de miedo, sólo Bernard las recordaba; pero los demás le ignoraban
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Bond, que ahora no era más que un mero autómata jadeante y lívido como un cadáver, consiguió mantenerse sobre los esquís a lo largo de los tres kilómetros de suave pendiente que lo separaban de Samaden, el pequeño y tentador paraíso que le brindaba refugio y la compañía de seres humanos
78.
Cuando, un segundo después de haber abierto la puerta de la cuadra con los puños, Urioste dio la noticia (un solo grito ahogado: "¡El Esclavo ha muerto!") y vieron su rostro congestionado por la carrera, una nariz y una boca que temblaban, unas mejillas y una frente empapadas de sudor y, tras él, sobre su hombro, alcanzaron a ver el rostro del poeta, lívido y con las pupilas dilatadas, hubo incluso algunas bromas
79.
Morel había perdido todo color, como la muerte, entre esas mujeres con las cuales parecería que debiera moverse alegremente lívido seguía congelado en una inmovilidad artificial; para beber la copa de champaña que estaba delante de su brazo debilitado, trataba lentamente de estirarse y volvía a caer
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Imágenes de la humillación, instantáneas de la agria e inflamada historia del cosquilleo atormentador: en la estricta, fastuosa formación del Día de la Bandera, ante el Monumento a Francisco Bolognesi, el cadete de último año de la Escuela Militar de Chorrillos, Pantaleón Pantoja, mientras ejecuta con gallardía el paso de ganso, es súbitamente transportado en carne y espíritu al infierno, mediante la conversión en avispero de la boca de su ano y tubo rectal: cien lancetas martirizan la llaga húmeda y secreta mientras él, apretando los dientes hasta quebrárselos, sudando gruesas gotas heladas marcha sin perder el paso; en la alegre, chispeante fiesta ofrecida a la Promoción Alfonso Ugarte por el coronel Marcial Gumucio, director de la Escuela Militar de Chorrillos, el joven alférez recién recibido Pantaleón Pantoja siente que súbitamente se le hielan las uñas de los pies cuando, apenas iniciados los compases del vals, flamante en sus brazos la veterana esposa del coronel Gumucio, recién abierto el baile de la noche por él y su invaporosa pareja, una incandescente comezón, un hormigueo serpentino, una tortura en forma de menudas, simultáneas y aceradas cosquillas anchan, hinchan e irritan la intimidad del recto y el ojal del ano: los ojos cuajados de lágrimas, sin aumentar ni disminuir la presión sobre la cintura y la mano regordetas de la esposa del coronel Gumucio, el alférez de Intendencia Pantoja, sin respirar, sin hablar, sigue bailando; en la tienda de campana del Estado Mayor del Regimiento número 17 de Chiclayo, cercano el estruendo de los obuses, el rataplán de la metralla y los secos eructos de los balazos de las compañías de vanguardia que acaban de iniciar las maniobras de fin de año, el teniente Pantaleón Pantoja, que, parado frente a una pizarra y a un panel de mapas, explica a la oficialidad, con voz firme y metálica, las existencias sistema de distribución y previsiones de parque y abastecimientos, es de pronto invisiblemente elevado del suelo y de la realidad más inmediata por una corriente sobresaltada, ígnea, efervescente, emulsiva y crepitante, que arde, escuece, agiganta, multiplica, suplicia, enloquece el vestíbulo anal y pasillo rectal y se despliega como una araña entre sus nalgas, pero él, bruscamente lívido, súbitamente empapado de sudor, el culo secretamente fruncido con una obstinación de planta, la voz apenas velada por un temblor, sigue emitiendo números, produciendo fórmulas, sumando y restando
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Léandre, lívido bajo el maquillaje, sobrecogido por aquel estallido multitudinario que nunca hubiera podido imaginar, tartajeó una frase de asentimiento
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Los perfilaba, los refinaba, la luz azul amarillento del atardecer; y en las hojas de las plazas cobraba un brillo pálido y lívido: parecían como remojadas en agua marina, las hojas de una ciudad sumergida
83.
Cualidad de lívido
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El militar estaba lívido, con el arma temblando en la mano
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Llevaba un largo camisón gris y parecía lívido
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Ron, lívido y con los labios apretados para no caer en la tentación de pronunciar el conjuro, intentaba embrujar a Harry, quien en ascuas mantenía la varita levantada, preparado para repeler un embrujo que no parecía que fuera a llegar nunca
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Demetrio, el capitán, se incorporó sobre un codo y quedó, de rodillas, en la cubierta, lívido de dolor por el brazo dislocado
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Rand puso buen cuidado en no mirar a Asmodean; lívido, respirando con dificultad, el hombre se había incorporado un poco apoyándose en una mano mientras que con la otra se limpiaba la sangre de la boca y la barbilla
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Lívido, Uri-Techup se dirigió con pesados pasos hacia la puerta de la habitación
90.
Lívido, el patrón de las caravanas empujó la puerta
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Omar tenía los ojos inundados de lágrimas y Hasan estaba lívido