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    Usa "merienda" in una frase

    merienda frasi di esempio

    merienda


    1. Una tarde, terminada la merienda con ese toque risueño que aportan los


    2. Además, en algún sitio de abajo le estaba esperando un puto bicho para convertirle en su puta merienda


    3. más delicioso del día, que era la merienda de pan y fruta, quese


    4. Además, Rafael y Roberto se encargaban de dar a la merienda el tono dedistinción que tanto


    5. La merienda se animaba


    6. La merienda fue un triunfo culinario


    7. Merienda de los segadores


    8. de Bringas, y por las tardes se lasveía, muñeca en mano y merienda en boca, jugando


    9. Los niños entraron del colegio, y Rosalía fue a darles la merienda


    10. merienda de negros, a laaldea entera que los encubre, era preciso cogerlos así (y agarraba

    11. Durante la merienda y en ocasión en que el


    12. habíaconocido una tarde de merienda en los Viveros


    13. Zubia, de merienda á los cármenes y avellaneras del Sacro


    14. Entonces me quedaba mirando la expresión vacía de sus ojos antes de que se convirtiera nuevamente en ama de casa y en madre y se apresurara a prepararme la merienda


    15. Ricardo fue a su habitación una vez concluida la merienda


    16. Llegaba del colegio arrastrando el pesado bolsón de sus útiles y anticipándose al encuentro con su madre en la cocina, donde lo aguardaba con la merienda y su tranquila sonrisa de bienvenida


    17. A los dos les gustaba salir a media mañana a caballo, con la merienda en un canasto y varios maletines de lona y cuero con el equipo de Jean


    18. Precedido por su madre, que no paraba de gritar, apareció Ntonio, el niño que Montalbano había visto en Villaseta, el que había sido agredido por haberse negado a soltar la merienda


    19. Los muchachos se encontraron en el embarcadero a las tres menos cuarto, cargados con las bolsas de la merienda


    20. Fue una merienda deliciosa, con abundancia de comida y una buena ración de gaseosa preparada por Kitty

    21. La merienda de negros estaba servida


    22. Pero tampoco tenía tiempo para preocuparse por ella: estaba organizando una merienda en la casona roja con las señoras más distinguidas para consolidar su nueva posición social


    23. Compró en el almacén unas tarjetitas azul celeste con aroma a imprenta y exigió a Olvido que escribiera la invitación a la merienda; luego las guardó en unos sobres del mismo color y las echó en los buzones de las invitadas con la ilusión de una niña ante su primera fiesta de cumpleaños


    24. La merienda, compuesta por las especialidades de la casa —café de puchero y bollos de canela—, se serviría en bandejas de plata y tazas de porcelana fina


    25. La mañana del sábado en que iba a celebrarse la merienda lo extendió sobre la mesa del salón, colocó las bandejas de plata rebosantes de bollos y el juego de café de porcelana fina, y se dispuso a hacer un ensayo general


    26. Olvido le había contado que, tras el fracaso de la merienda, aunque alardeaba de haber olvidado la afrenta, asesinaba más gallos que nunca para aplacar el rencor


    27. Nos ponemos de pie y nos quitamos la merienda de las aves de la ropa y el pelo


    28. Los hijos deberán asumir responsabilidades: a partir de una edad muy temprana pueden prepararse el desayuno solos, y posiblemente también la merienda


    29. Pedían la merienda en la cocina y, muy sigilosos, se escapaban hasta la estación


    30. ¡Ay!, seguro que ha estado hurgando en la cesta de la merienda

    31. Llegaron al camping hacia la hora de la merienda y Ana preparó un té delicioso


    32. Había pasado mucho tiempo desde la merienda


    33. Guardarían los bocadillos que les quedaban para la hora de la merienda


    34. Después de su abundante merienda, no se sentían preparados para consumir una comida que oliera tan bien como la que había en la olla


    35. Después de la merienda volvieron a tumbarse al sol en el prado


    36. A las tres todos estaban preparados para partir, con la merienda empaquetada


    37. Jenny les había preparado una merienda suculenta


    38. Y los gritos de los niños que van al colegio, con la cartera al hombro y la tierna, olorosa merienda en el bolsillo


    39. Dejaron sus capas de nieve, gorros y guantes en un sendero empapado, mientras se abrían paso hacia el Gran Comedor en busca de cacao y la merienda de la tarde


    40. Hortensia se esponja al observar que, una vez recobrado el mando, el viejo campesino habla al camarero sin cohibirse, con señorío, para encargarle una excelente merienda

    41. Después de trabajar unas cuantas horas, los dueños del manzanal, en señal de amistad y agradecimiento, ofrecieron a sus vecinos una copiosa merienda


    42. Sacudió la túnica que se había puesto el día anterior por la tarde, y deshizo el nudo del puño para rescatar el mendrugo de pan que le había pedido Betriz que escondiera en su holgada manga cuando la merienda real junto al río se vio interrumpida abruptamente por un chaparrón vespertino, habitual dentro de la estación, pero inoportuno


    43. Pasé revista acelerada a sus respectivos historiales: Abdul-al-Cañiz, faquir, cantante de jotas, domicilio actual Hogares Mundet, llamar entre 3 y 5 tardes; Profesor Mariposa, hipnotizador, precios especiales, dejar recados mercería La Esperanza; Tomín el rey de la alegría y el buen humor, temporalmente Departamento Urología Hospital San Pablo; Pulguita y sus cachorros amaestrados, prisión menor, fecha salida 1984; Óscar y Aníbal equilibristas, ahora Óscar equilibrista, Aníbal falleció 1975; Carmen Cueros, humor para adultos, sólo fines de semana, costurera días laborables; Leonor Cabrera, ópera, habla francés, dispuesta a desnudarse precio extra; Monsieur Tonerre, telépata, descuento con merienda, y así hasta llegar al final


    44. De modo que la cesta de la merienda preparada por Flor y que estaba destinada a ser consumida a la sombra del estadio, compartida con las primeras familias del estado, fue cargada en el «Beechcraft» y, a las diez, los recién casados se hallaban en el aire, volando en dirección oeste, hacia las altas Rocosas


    45. Estaba en pie y contemplaba la cesta de la merienda


    46. Otros dos guardias se sumaron a los dos que se hallaban frente a nuestra celda, y compartieron con ellos la merienda


    47. El primo Feramor no era más que un figurón, una inteligencia secundaria, petrificada en las fórmulas del positivismo, y barnizada con la cortesía inglesa; Consuelo y María Ignacia dos fantochonas, en las cuales se encontraba la comadre vulgarísima, a poco que se rascara la delgada costra aristocrática que las cubría; mujeres sin fe, sin calor moral, ignorantes de todo lo grave y serio, instruidas tan sólo en frivolidades que las conducirían al desorden, al vicio mismo, si no las atara el miedo social, y las posiciones de sus respectivos maridos; la Marquesa de San Salomó una cursi por [213] todo lo alto, queriendo hacer grandes papeles con mediana fortuna, echándoselas de mujer superior porque merodeaba frases en novelas francesas, y tenía en su tertulia media docena de señores entre políticos y literarios que poseían cierto gracejo para hablar mal del prójimo; Zárate un sabio cargante, que coleccionaba nombres de autores extranjeros y títulos de obras científicas, como los chicos coleccionan sellos o cajas de fósforos; Jacinto Villalonga un político corrompido, de esos que envenenan cuanto tocan, y hacen de la Administración una merienda de blancos y negros; Severiano Rodríguez otro que tal, mal revestido de una dignidad hipócrita; el general Morla un Diógenes cuyo tonel era el casino; el Marqués de Casa-Muñoz un ganso, digno de morar en los estanques del Retiro; y por este estilo todos cuantos en otro tiempo le movían a envidia o a estimación, se degradaban a sus ojos hasta el punto de que él, José Antonio de Urrea, mirado con menosprecio y lástima, se conceptuaba ya superior a todos ellos


    48. ¡Bien extendida era la mejor merienda!


    49. —Sí, bueno, ¿y si por ejemplo uno de los vampiros decide que lo importante es que se ha saltado la merienda? —gruñó Igor, guardando el garrote


    50. —Conservo un agradable recuerdo de nuestra merienda en su casa, doctor, el año pasado, en otoño, gracias a una casualidad




























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