1.
“podrá Dios poner mesa en el desierto” exclamaban con
2.
DIOS No quiere, ese tipo de enseñanza y aprendizaje tipo loro, que esta en las memorias de almacenamiento de datos, ni en los programas universitarios, diseñados con patrones pre-establecidos por intereses, con supremos intereses diseñados para producir utilidades sectarias, y no bienestar para la mesa de todos, programas académicos basados en las ambiciones personales de todos sus diseñadores, programas con desprecio por lo humano y colocando el valor supremo a la mercancía y al comercio, la enseñanza, el aprendizaje educativo, la preparación de la humanidad en las aulas universitarias, NO puede estar sujeta a los modelos económicos basados en la comercialización del mundo consumista, porque el hombre quedará atrapado dentro de una cárcel de subsistencia y supervivencia, donde pierde el valor, por el sentido de la vida, el valor humano, que debe estar por encima de todo y No en la utilidad monetaria
3.
En esto, volvían los criados del canónigo con el avío que habían ido a traer de la venta, y haciendo mesa con una alfombra sobre el verde prado, a la sombra de un palo de mango que allí estaba, se sentaron a mecatear
4.
propósito, entré en un establecimiento lujoso y elegí una mesa junto a la ventana
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toldo, mesa y sillas de madera donde les invité a sentarse
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El sigiloso Mefiboshet estaba rodeando ya la mesa con una
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El frescor de la mañana, la mesa y
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se sentó en la mesa libre que había justo al lado de la que yo ocupaba
9.
En cuanto aterrizó el café sobre su mesa, pagó el importe de la consumición hurgando en un
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alrededor de la mesa y una nebulosa de luces terminada en cuerno, más allá del cual se
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elevado tapizadas en rojo, enfrentadas, y en medio de ellas, una mesa más bien pequeña,
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Guardé cuidadosamente todos los papeles que se demoraban sobre mi mesa y
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añadió, preferiría hablar en un lugar más confortable, ante una buena mesa, por ejemplo, pero
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durante un buen rato, como en una antesala de la mesa, en el espacioso congelador con que
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estaba mi alto estado mayor al completo, de pie, alrededor de una mesa sobre la que habían
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miembros conscriptos, sentados alrededor de la mesa
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En un extremo de la mesa,
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pues ésta se puso en pie y se dirigió hacia la mesa donde se quedó apoyada
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en el despacho, alrededor de la gran mesa que había mandado poner en el centro
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que aterrizaban en la mesa de la atalaya eran siempre esperados y recibidos con reverencia
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Lo encontré de nuevo tomando el desayuno en la misma mesa
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transformando la sólida mesa de trabajo en un lingote macizo y descomunal
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Cuando la mesa se hubo poblado del todo, defendí, pues, dicha opción
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Justo en la última mesa, descubrimos a un sujeto retaco y adiposo que, en cuanto le echamos
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Dos parejas entraron precedidas del cillero y, por indicación de éste, ocuparon una mesa
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Sin embargo, uno de ellos se levantó y se dirigió a nuestra mesa
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mesa le desarrugó el entrecejo y lo obligó a regresar al puesto que ocupaba
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mesa del ministro, una estantería cargada de volúmenes lujosamente encuadernados cubría el
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las baldosas, desplacé la mesa en las cuatro direcciones, examiné el zócalo, las paredes, los
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había recubierto la formidable mesa que ocupaba el centro de la pieza, los dos largos bancos
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dormitaba una mesa semejante, en su solidez y proporciones, a la del comedor, junto con otra
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Pisándole los talones a su capitán vino el soldado encargado del servicio de nuestra mesa con
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para cuando Leviatán da dos puñetazos sobre el tablero y rompe la mesa
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un punto en el que se concentraban todos los haces de luz, aparecía una mesa baja
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tiempo que empleamos en instalarnos ante la mesa y comenzar a aguardar en silencio la
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volúmenes y los lancé sin miramientos sobre la mesa
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pieza, probablemente alrededor de la mesa
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para la mesa, conferencié pues con Miranda durante nuestro paseo por el casco antiguo
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Poco antes de sentarnos a la mesa, sonó el móvil de Milos
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En el otro extremo, bajo una frondosa higuera, una mesa de cemento, recubierta con azulejos
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una corpulenta mesa de madera que se hallaba más al fondo, junto al lateral de la edificación
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Puse el mapa sobre la mesa
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ser la ocasión de una excursión a las afueras de Toledo y, una vez instalados ante la mesa, se
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No he tocado o limpiar cualquier cosa: Me encanta el olor de la vieja! Sólo traje una pequeña mesa, una lámpara de gas, una pequeña cocina y un sofá para mis meditaciones
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Luz pequeña en la mesa,
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mesa con las sobras
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está en la mesa!"
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Echó un vistazo a la mesa con cajones que
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mesa, mientras despotricaba contra los conductores de "jeeps",
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silencio, golpeando con el mazo en la mesa recién estrenada
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sobre la mesa condiciones muy estrictas, como expulsar -o
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una mesa (¡la única que había en su
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los pies encima de una mesa bajita que
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Cuántas horas perdidas en los estudios con los codos sobre la mesa
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encima de la mesa, el bolso cayó al suelo, pero primero había sacado de su interior un
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La mesa estaba servida con frutas, torta de miel y licores
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Entre el lavatorio y la mesa servida para el almuerzo, el suspiro se
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En el comedor de su casa un corrillo de hijos y nueras rodea la mesa de
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Un acto de audacia, por ejemplo, sería cambiarse de mesa
60.
– Con las piernas inquietas hacía temblar las patas de la mesa
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El hombre de la correspondencia tomó los papeles que tenía sobre la mesa y
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Sentado en su silla, todavía tuvo tiempo de acercarse el vaso casi al borde de la mesa,
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“¡Poned la caja en esa mesa y abridla!“ les ordenó uno de ellos
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Mix y Broky abrieron la caja, sacaron el feto y lo pusieron en la mesa
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No le interesaba en absoluto su significado y por eso giró la cabeza y miró hacia la mesa de al lado del aparato
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“¿Bueno, pero eso es sólo una teoría no? ¡Así que empezad con la fase 2, YA!” para acentuar sus palabras enrolló los dedos de su mano derecha y golpeó con el puño la mesa
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Sentado el servicio y acabada la danza, se quitó el manto yla ropa que llamaban cota, que era de paño de oro con armiños y perlas,y se la dió á uno de los músicos que allí había que llamaban juglares, yen las diez veces que se sirvió la mesa hizo otro tanto
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Mirando por encima del hombro a los papeles manchados de sangre se extendía a través de la mesa, Grailem puede ver que la mayoría de la información es borrada por la sangre espesa ennegrecimiento
69.
día, cuando estaba en la mesa directamente al frente de la mía, no pude abstenerme de mirarlo más
70.
Llegó a la mesa y tomó asiento a mi lado
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—Yo puse toda mi atención en Castelar, y le vi llevarse la mano a losojos y decir: ¡qué ignominia! En la mesa se armó un barullo espantoso
72.
—El almuerzo está en la mesa
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La mirada del joven revoloteó por laestrecha cavidad del cuarto, como si siguiera las curvas del vuelo deuna mosca, y fue de la mesa a la percha en que pendían aquellos moldesde sí mismo, su ropa, el chaqué que reproducía su cuerpo y lospantalones que eran sus propias piernas colgadas como para que seestiraran
74.
Fortunatasalió para traer lo que en la mesa faltaba, y al entrar le dijo:
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Y recobrando su serenidad, revolvió en la mesa y cogió El Imparcial que, en efecto, traía la noticia: «Mira
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Unas veces el impulso partía de algunosamigos inconstantes, tocados de la manía de la variedad; otras laemigración era motivada por una cuestión muy desagradable con aquelseñor de la mesa próxima
77.
El mozo le saludaba en el momento de dar un restregón con elpaño a la mesa, y él, contestando con cierta dignidad, frotábase lasmanos, se acomodaba bien en el asiento, conservando la capa sobre loshombros; después acercaba el vaso, poniendo a la derecha, a la discretadistancia a que se pone el tintero para escribir, el platillo delazúcar, y luego atendía a la operación de verter en el vaso la leche yel café, poniendo mucho cuidado en que las proporciones de amboslíquidos fueran convenientes y en que el vaso se llenara sin rebosar
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En la mesa próximahabía empleados de Hacienda, Gobernación y Ultramar, y una tanda decesantes
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Tenía pintada en su carala ansiedad más terrible; su piel era como la cáscara de un limónpodrido, sus ojos de espectro, y cuando se acercaba a la mesa de losespiritistas, parecía uno de aquellos seres muertos hace miles de años,que vienen ahora por estos barrios, llamados por el toque de la pata deun velador
80.
Volvieron dos noches después a la misma mesa, y Rubín trabó conversacióncon ellos
81.
Ya se apoyaba en la mesa sobre elcodo izquierdo, ya el sobaco derecho montaba sobre el respaldo de lasilla, como si esta fuera una muleta, ya en fin, las piernas seextendían sobre la mesa cual si fueran brazos
82.
Recogió todos sus paquetes y el cuchillo, y trasladándose a la silla queestaba junto a la cama, lo puso todo sobre la mesa de noche
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Estuvo un rato ocupada en hacermentalmente la colocación de sus muebles, la cama, la cómoda, una mesa ydos sillas
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Agregábansele a Refugio algunas personas con quienes tenía amistad fácily adventicia, de esas que se contraen por vecindad de casa o de mesa decafé
85.
Una noche estabael pobre chico tomándose su café, muy callado, en la misma mesa deRefugio, cuando se fijó en dos hombres que en la próxima estaban, uno delos cuales no le era desconocido
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—Pues verá usted (continuando en la mesa en que había hecho las cuentasy con el papel de ellas entre las manos)
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En fin, por callarse cosas importantes los cronistas de la solemnidad,ni siquiera mencionaron al general Ponce de Lerma, hombre grosero, que,en menos de dos horas, riñó tres veces con el ministro de la Guerra, ydio de puntapiés a un lacayo en un vestíbulo, porque al pasar, cargadode despojos de la mesa, le manchó el frac con una salsa amarilla,mientras su mujer (la del general) departía, en animado e interesantediálogo, con el subsecretario de Gobernación, gran mozo, candidato aministro para la primera crisis, soltero y de gran prestigio entre lasdamas elegantes
88.
Y fue que hallándose departiendo el marqués y elgeneral, momentos antes de sentarse a la mesa, y paseándose a lo largodel salón contiguo al comedor, y estando la porfía en lo más candente,es decir, sosteniendo el segundo que todas las desventuras de Españaprocedían de la incapacidad y de los desaciertos del ministro de laGuerra y de todos sus antecesores, y templando el primero sus crudezascon reposadas y campanudas reflexiones sobre el necesario
89.
También me encerré en mitocador en cuanto me levanté de la mesa: igual que el día antes; peroesta vez no fue para estudiar en el espejo afeites ni aliños que meembellecieran, sino para afirmarme en mis ya bien firmes propósitos,dando un repaso mental a lo que me tocaba hacer y decir paracumplimiento de la más delicada e interesante cláusula de mis planes
90.
Ballesteros hablaba con los dosantebrazos sobre la mesa, y con los ojos clavados en el medio perfil dela cara de su amigo
91.
Ellala visitaba casi todos los días, y eran muy contados los en que lasacaba para comer en casa, pero solas las dos a la mesa
92.
Estabondadosa disposición de las ayudantes subió de punto cuando ladirectora, que no tenía hijos, y era aun una muy bella mujer, diomuestras de aficionarse tan especialmente a Leonor, que algunas tardesla dejaba a comer a su mesa, enviándola luego a doña Andrea con unafectuoso recado; y un domingo la sacó a pasear en su carruaje,complaciéndose visiblemente aquel día en responder con su mejor sonrisaa todos los saludos
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Simoun dispuso sobre la mesa las dos maletas que traía: launa era algo más grande que la otra
94.
Ben Zayb miraba y miraba, palpaba la mesa, levantaba el [132]paño, y se llevaba de cuando en cuando lamano á la frente como para recordar algo
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Un elevado entarimado levantaba la mesa sobre el nivel de lasotras en que iban á comer los simples mortales, y unabóveda, decorada por los mejores artistas, protegería losaugustos cráneos de las miradas envidiosas de las estrellas
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Irene de meterse debajo de la mesa, por «arranque de valorinnato,que el hábito de un Dios de paz y mansedumbre, llevado toda lavida, no había podido amortiguar»; el P
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final es un cuadro en el que el hijo y su novio están sentados a la mesa, con su padre,
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«En un santiamén se sienta la gente marina en el suelo á la mesa, dandola cabecera al Contramaestre
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oírlevociferar,—pegando un puñetazo en la mesa: "¡Esa no es la
100.
Los sirvientes han levantado la mesa, se han