1.
En su mirada brilla la mirada vivacaracterística de sus imágenes ulteriores, y en su postura, impropia deun niño, puede descubrirse la intención del pintor de hacer que resalteel rango del modelo: apoya la mano izquierda en la empuñadura de laespada y la diestra en el bastón de mando
2.
Diferénciase, sin embargo, la nuestra de lasdemás composiciones semejantes, en que no se alude á la fragilidad de lavida humana, mirada bajo un punto de vista fantástico, con rasgosgroseros y burlescos, sino al contrario, usando generalmente de unestilo religioso tan grave como solemne; va precedida de un cortoprólogo en prosa, que reasume en pocas palabras el contenido de lacomposición
3.
despreocupadamente mi mirada en otra dirección, hacia lo alto, hacia esos bloques de lujosos
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mirada y era un estrabismo bastante pronunciado
5.
café, se lo tragó de un sorbo mientras lanzaba una mirada subrepticia por encima de la taza
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podía mirar sin sentir una turbación profunda que hacía apartar la mirada
7.
Desde nuestra aparición en el hall, imantamos la mirada de los vigilantes y
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Luego, su mirada, aguda y fría como un estilete, acabó por
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me parecía, daba dos palazos en el suelo y el dinero surgía a borbotones, ante la mirada ávida
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mirada nostálgica que lanzaba Nicolai hacia las aguas oscuras y los malecones del Moscova,
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Ambos me lanzaron una mirada recelosa
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A Dunia le bastó una mirada para comprender el tropel de sentimientos y reflexiones que
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burbuja de calor suave y supe, sin necesidad de alzar la vista, que era el efecto de la mirada de
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Torcí el vector de mi mirada hacia la puerta del fondo porque sabía, lo había sabido desde
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ojos lanzaran una enfebrecida mirada sobre aquellos cuernos de nácar, hasta el punto de que,
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mirada cargada de interrogantes
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escamotear ante mi mirada la presencia de esa bella muchacha y tú me hablas de ella en esos
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Le lancé al interfecto una mirada que se quería distraída, pero que en
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mirada enternecedora de la primera vez
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Recibido el informe por su ejército, exclama: "Ella sabe que este jeep, el remanente de la guerra, allí fue robado?" -"No"-digo-"no lo sabía, lo juro!" Estoy seguro cree y entonces podría no ser de otra manera dada mi mirada ceñuda y mal
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Solo dale una mirada al mundo, y veras la situación en la que se encuentra
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tenían un brillo ilusionado en la mirada, mientras que la madre,
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mirándome con especial brillo en la mirada
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desaprobación, la mirada de Eloísa era fría
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Cuando su mirada
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relampaguea en la mirada del zorro, que pegando un salto feroz se aleja,
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movimientos, mientras su mirada queda fija en la mía
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Mi mirada lo intercepta
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¡No! Es él quien intercepta mi mirada, mientras
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la mirada de los transeúntes
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silencio en el sonido, del sonido en las cosas detenidas, la mirada escrutadora detrás de
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Estuvieron a punto de exteriorizar una demostración, pero la mirada de tremenda
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luchador debía mantener su guardia en alto, el golpe inminente, la mirada vacía
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Don José Manuel Groot fue testigo de que, cuando el sentenciado pasaba frente a la casa de Gobierno, el General Santander que se hallaba ubicado detrás de las vidrieras de su gabinete, lo vio, y al observar que Infante podía darse cuenta de ello, dio un paso atrás en momentos en que este dirigía la mirada hacia el balcón
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La mirada de Crogg se clavó en el cuerpo muerto de su asistente y en seguida, le anegaron varios sentimientos a la vez
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atraje la mirada de alguien, de un
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quieto durante la hora de clase, con su mirada al frente y la atención
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Una mirada somera a las relacio-
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Una mirada de profundaantipatía era lo único que a veces dejaba entrever el pugilatoespiritual de aquellos dos atletas del pensamiento
40.
Su mirada vagaba alrededor de la luz, cazando una idea
41.
La mirada del joven revoloteó por laestrecha cavidad del cuarto, como si siguiera las curvas del vuelo deuna mosca, y fue de la mesa a la percha en que pendían aquellos moldesde sí mismo, su ropa, el chaqué que reproducía su cuerpo y lospantalones que eran sus propias piernas colgadas como para que seestiraran
42.
Los ojos de ella le envolvían en una mirada suave y cariñosa
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Mientras esto decía, doña Lupe, acechándola desde un rincón del pasillo,fijaba en ella una mirada astuta
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Esta mirada le aumentó a ella el miedo, ycomprendiendo que era forzoso disimularlo, acariciándole la manía paraevitar cualquier barbaridad, le dijo:
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Volvió a echarse, y se entretuvo contemplando con errante mirada lasparedes de la habitación
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blanca, por los bares humeantes, escoge una mirada, una timidez, abre la puerta de
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Esto de«inolvidables» se lo espetó a Verónica en un memorial de mirada triste,con el correspondiente tirón de patilla; el cual memorial fue contestadocon una sonrisa
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»Viéndome así Pepe Guzmán, tomó una de mis manos entre las suyas; yenvolviéndome en una mirada, que fue para mí lo que el rayo de sol paraun cuerpo aterido, díjome con expresión y acento de cariñosa ironía,disimulo evidente de otras impresiones muy distintas:
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—Parece que duele ahí—repuso la Esfinge, bajando otra vez la mirada asu calceta—, y sólo con el supuesto
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Podía llegar a sentirse allí hasta el miedo, porquela soledad es imponente, por hermosa que sea; y aunque no se llegue almiedo, las impresiones recibidas en la contemplación de lo bello no secompletan si no son comunicadas con alguien; y hasta se daba el casoentonces de que aquel mancebo, por la expresión de su mirada intensa, ladulzura de su sonrisa y lo varonil de su persona, parecía laencarnación del sentimiento, de la bondad y de la fortaleza; como quemetida ya Luz de plano en estas fantasías hasta se le antojó (salvandola irreverencia que creía cometer en la comparación) que el tal mancebopodía pasar, donde estaba, por algo así como arcángel guardador delmisterioso paraíso
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Luz (que se excusaba de bailar siempre que podía) estaba sentadaentonces, y desde su asiento seguía con la mirada a los novios,asociando, sin poderlo remediar, a algunos pormenores de aquel sucesootros detalles semejantes de sus imaginaciones paradisiacas
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Allí, a aquellos campos, en silencio, que recogieron suúltima mirada y su último suspiro y que supieron también del primergrito de desolación y de angustia que arrancó a los suyos su caída; allídebieran ir en legiones los cubanos vivos, a purificarse y a lavarse desus culpas y pecados
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Lucía, como una flor que el sol encorva sobre su tallo débil cuandoesplende en todo su fuego el mediodía; que como toda naturalezasubyugadora necesitaba ser subyugada; que de un modo confuso eimpaciente, y sin aquel orden y humildad que revelan la fuerzaverdadera, amaba lo extraordinario y poderoso, y gustaba de los caballosdesalados, de los ascensos por la montaña, de las noches de tempestad yde los troncos abatidos; Lucía, que, niña aun, cuando parecía que lasobremesa de personas mayores en los gratos almuerzos de domingo debíafatigarle, olvidaba los juegos de su edad, y el coger las flores deljardín, y el ver andar en parejas por el agua clara de la fuente lospececillos de plata y de oro, y el peinar las plumas blandas de suúltimo sombrero, por escuchar, hundida en su silla, con los ojosbrillantes y abiertos, aquellas aladas palabras, grandes como águilas,que Juan reprimía siempre delante de gente extraña o común, pero dejabasalir a caudales de sus labios, como lanzas adornadas de cintas y deflores, apenas se sentía, cual pájaro perseguido en su nido caliente,entre almas buenas que le escuchaban con amor; Lucía, en quien un deseose clavaba como en los peces se clavan los anzuelos, y de tener querenunciar a algún deseo, quedaba rota y sangrando, como cuando elanzuelo se le retira queda la carne del pez; Lucía que, con suencarnizado pensamiento, había poblado el cielo que miraba, y losflorales cuyas hojas gustaba de quebrar, y las paredes de la casa en quelo escribía con lápices de colores, y el pavimento a que con los brazoscaídos sobre los de su mecedora solía quedarse mirando largamente; deaquel nombre adorado de Juan Jerez, que en todas partes por donde mirabale resplandecía, porque ella lo fijaba en todas partes con su voluntad ysu mirada como los obreros de la fábrica de Eibar, en España, embutenlos hilos de plata y de oro sobre la lámina negra del hierro esmerilado;Lucía, que cuando veía entrar a Juan, sentía resonar en su pecho unascomo arpas que tuviesen alas, y abrirse en el aire, grandes como soles,unas rosas azules, ribeteadas de negro, y cada vez que lo veía salir, letendía con desdén la mano fría, colérica de que se fuese, y no podíahablarle, porque se le llenaban de lágrimas los ojos; Lucía, en quienlas flores de la edad escondían la lava candente que como las vetas demetales preciosos en las minas le culebreaban en el pecho; Lucía, quepadecía de amarle, y le amaba irrevocablemente, y era bella a los ojosde Juan Jerez, puesto que era pura, sintió una noche, una noche de susanto, en que antes de salir para el teatro se abandonaba a suspensamientos con una mano puesta sobre el mármol del espejo, que JuanJerez, lisonjeado por aquella magnífica tristeza, daba un beso, largo yblando, en su otra mano
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Por eso sonríe con su aire bondadoso yclava su mirada en el fondo de su sombrero
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Despues y para formar contraste, la pintura delladron: miedo, locura, azoramiento, torva mirada, faccionesdesencajadas y ¡fuerza de la superioridad moral de la raza!¡su respeto religioso al ver allí congregados á tanaugustos personajes! Y venía entonces de perilla una largaimprecacion, una arenga, una declamacion contra la perversion de lasbuenas costumbres, de ahí la necesidad de erigir un tribunalmilitar permanente, «la declaracion del estado de sitio dentrodel estado de sitio ya declarado, una legislacion especial, represiva,enérgica, porque es de todo punto necesario, ¡es deimperiosa urgencia hacer ver á los malvados y criminales que siel corazon es generoso y paternal para los sumisos y obedientes[264]á la ley, la mano es fuerte, firme,inexorable, severa y dura para los que contra toda razon faltaná ella é insultan las sagradas instituciones de lapatria! Sí, señores, esto lo exige no solo el bien deestas islas, no solo el bien de la humanidad entera, sino tambien elnombre de España, la honra del nombre español, elprestigio del pueblo ibero, porque ante todas las cosasespañoles somos y la bandera de España»,etc
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Pedro fijó una mirada estúpida en la corriente del río
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Reyes, Vladimir (2010 11 enero) Una mirada a la diversidad sexual en Nicaragua
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Si entendemos el bienestar como una capacidad para el manejo de los riesgos sociales, ¿cómo se produce esta capacidad? Ya el análisis de la estratificación nos hizo volver la mirada hacia los sistemas de dominación, que tienen implicaciones directas en la distribución de las capacidades en la sociedad
59.
2 La división sexual del trabajo en los hogares La mirada feminista cuestiona toda consideración de las familias o de los hogares como unidades indi-ferenciadas, al margen de las relaciones de poder, en particular, de la división sexual del trabajo, en torno a la cual están organizadas
60.
Así, la mirada de las variables se complementa con la mirada de los casos
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Por un largo e interminable momento, posó su mirada sobre la congregación al frente de ella, pareciera una artista observando y admirando su más reciente creación, reparando críticamente en cada detalle
62.
Francisca, es por primera vez en cinco generaciones —continuó mientras volteaba a fijar una mirada de inmensa ternura en mí—, la primera mujer que encabeza una generación Díaz
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de lanzarse riendo en medio de la sala, bajo la mirada detodos,
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En el rostro de Julio la mirada tranquila
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extrañada,volviendo en seguida la mirada hacia la imagen, como
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era la persistencia muda deaquella mirada de los ojos verdes en
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mirada serena, en la gracia de una actitud o en la ligera
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diversión, bien mirada! Pues ¿y el fiscalillo ese, con sulengua de
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que la cubría los hombros;Y con una mirada angustiosa
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traduciéndoseleen la voz y en la mirada la compasión y el
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mirada dos rendijas hacia el sillón
72.
Echéme a reír al ver la indignación que había en su mirada por
73.
Mi corazón flaqueó y no pude soportar el desafío de su mirada
74.
Mientras su mirada recorría las líneas impresas, suespíritu
75.
vio entoncesque estaba solo, y paseando la mirada en torno suyo
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El padre de Magdalena las examinó con rápida mirada, y
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ociosidad no conocía, habíadotado su mirada de una expresión
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afirmaba en suresolución, dirigiendo una larga mirada hacia el
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Y en los ojos, la mirada inteligente y serena
80.
todo encogimiento: quedabasiempre en ella la mirada lúcida,
81.
la mirada en lo más hondo de la conciencia ajena
82.
óvalo del rostro, y lasonrisa, y la mirada, y los labios dulcemente expresivos
83.
del Partenón que halagan ala mirada con proporciones
84.
a la mirada del observador y le proporcionan un punto de
85.
el rayo hacía pensar en una larga mirada que elgenio, prisionero
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alegría del campo, alverse libres de la mirada interrogante y severa de las mamas,convertíalas en
87.
la mesa y sus comensales en una mirada infinitade benevolencia y cariño
88.
enardecidos por el tiroteo,seguían con mirada ansiosa al pájaro que lograba escapar;
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su mirada con ciertaexpresión de sorpresa y disgusto
90.
Y Tónica le escuchaba con la mirada fija, el entrecejo fruncido, loslabios apretados, como si
91.
depobres diablos plumeaban encorvados, levantando la cabeza para lanzar aTónica una mirada
92.
El dependiente estaba ruborizado y se expresaba con dificultad,impresionado por la mirada
93.
comprendía las palabras de don Eugenio, su sonrisatriste, la mirada de conmiseración con que
94.
Su mirada vagabaerrante por entre los puntos de luz, que le parecían impenetrablesjeroglíficos
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Intentó cogerlo por los brazos; pero el pobre muchacho se estremeció,lanzando una mirada a
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Había llegado frente a San Juan, y su mirada, cada vez más indecisa yobscura, se fijó en la
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primeros ojos del mundo, es decir, los Bonapartes de la mirada humana, conquistaban al punto
98.
—Visión de unidad, abarcar con la mirada