1.
De-Hinchú ingresó en laescuela de un misionero
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y concentrando en ella los misionero todos sus tesoros y susgrandezas, San-Pedro llegó á rivalizar, por sus
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El misionero protestante,el católico,
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Un misionero inglés intentaba su exploración para que su patria seapoderase de este paso, lo que la
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Sintiendo quizá remordimientos en su corazón endurecido, llamó a supresencia a un misionero
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penetrando en la vastanave a escuchar la palabra del misionero que en aquel momento
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Ni el comisionista, ni el misionero, gustaron de la nueva empresa queMorsamor quería
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este punto, sinoque se oiga á un misionero que escribiendo los
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Esta es la carta de aquel misionero y esta es V
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que había decausar á su partido el celoso Misionero
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Pero más por extenso habla el Padre Misionero de la
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de oracionesy decoran de memoria lo que el Misionero les ha
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El Misionero de aquella Reducción, que con sus sudores había
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Valiéndose de este caso, exhortó el Misionero á aquellos
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del Misionero, habíapersuadido á los Manacicas pusiesen
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y Dios le puso en el corazón talafecto para con el Misionero y
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muchos remiendosque tenía, decía con gracia un Misionero, que
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Misionero con decirle que había
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Padre Misionero; masdándoles palabra de que cuanto antes los
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Eraun misionero, que había ido a cristianizar
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E Padre Crespo es el prototipo acabadodel misionero de la fe y el patriotismo:
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estarían en circulación; hasta que la conciencia nosalga de la persuasión del misionero español; hasta que al Gobernadorsuperior se le den facultades propias, creando una verdadera situaciónde confianza
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célebrelibro de un misionero, cuidadosamente encuadernado, en cuyo lomo seleía:
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Muy interesado por el relato del misionero, estaba pensando en ciudades arruinadas por guerras de Barones, asoladas por la peste, cuando los punteadores, invitados por Rosario a distraernos con alguna música de su antojo, preludiaron en las bandolas
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Pero el hombre sonríe bajo sus cejas enmarañadas, y pregunta socarronamente al misionero por qué relumbran tanto el oro y la pedrería en las custodias de Roma
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Las noches en que se emborracha ritualmente con un polvo sorbido por huesos de pájaros, el Capitán de los Indios se hace bardo, y de su boca recoge el misionero jirones del cantar de gesta, de la saga, del poema épico, que vive oscuramente -anterior a su expresión escrita- en la memoria de los Notables de la Selva… Pero no debo pensar demasiado
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El profesor Openshaw dejó la pluma y miró fijamente al misionero, a través de la mesa, concentrando en una sola mirada su larga experiencia de conocedor de aquellos tipos de embaucadores, enteramente distintos entre sí, y entre los que solía haber aún algunos excéntricos y otros extraordinaria-mente honestos
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Pero aun cuando mucho, después de que los pasos vigorosos y pesados del misionero se hubiesen perdido en el fondo de la calle, el profesor permanecía sentado en la misma posición, mirando al vacío como en éxtasis
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Entonces entró el misionero
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La niña Beddingfeld estaba absorta en su conversación con el misionero Chichester
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¡Linda cosa que encontrar en poder de un misionero! ¿Quién será ese Chichester? Parece más inocuo que la leche
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–Eso sería muy mala suerte -dijo ella, pensando en lo que le había oído al misionero sobre el loco que reinaba en la región
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El misionero los previno contra las chinches, que ponían huevos entre uña y carne, las heridas se infectaban y después había que levantar las uñas con un cuchillo para arrancar las larvas, procedimiento parecido a la tortura china
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–¿Piensa quedarse en esta playa para siempre? – preguntó el misionero
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–Porque en este caso no se aplica la democracia, joven -sentenció el misionero
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–Está bien, cuatro días y ni un minuto menos -aprobó a regañadientes el misionero
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Yo me quedaré para reemplazar a los hermanos que fueron asesinados -replicó el misionero
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El truco consiste en cansar a la bestia -indicó el misionero
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Andaba apareciendo en las sesiones de espiritismo, se había vuelto misionero después de desencarnar, daba consejos a la gente de la región, pregonaba la bondad, el perdón, la paciencia
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—Ah, ¿es que se ha hecho misionero? —replicó el agente, dándoselas de gracioso y soltando una carcajada solitaria
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Aprendió tanto, que se convirtió en un misionero encargado de reunir en asambleas a los Hijos de las Tinieblas que vagaban perdidos y de conducir a otros en la celebración del aquelarre y en la realización del Rito Oscuro cuando el mundo, el demonio y la carne llamaban a hacerlo
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Era Chaperón que salía para seguir desempeñando su papel de misionero realista en la extirpación de liberales
43.
¿No dices que todo esto es pura comedia? Pues luego se te darán satisfacciones: resultará que te han preso por equivocación, que eres un sacerdote ejemplar, un santo misionero que ibas a las logias a predicar el amor al despotismo y la mansedumbre de los carneros de Dios
44.
Unos se reían de esto, y otros no; pero entre burlas y veras, Binondo hacía el apóstol o el misionero laico, no sin cierto desdén y escama del venerable capellán don José Moirón
45.
Las dificultades presentes del misionero serían minúscula~ en comparación con las persecuciones que se desatarían si su intervención fracasaba
46.
Trataré de los peligros y dificultades en el campo misionero, de la labor misional entre las inundaciones y la peste… Esta mañana he tomado una magnífica vista de las ruinas de la iglesia
47.
El misionero era a la sazón un encorvado hombrecillo de cuarenta y tres años, ya en vías de calvicie y empezando a sentir dolores reumáticos en las articulaciones
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Buenas noches, misionero -añadió al retroceder en la oscuridad
49.
En parte es por instinto misionero por lo que anhelo conseguir que mis lectores vean y entiendan el Universo, como yo lo veo y entiendo, para que puedan gozarlo como yo
50.
Los hombres han dado entrada a un misionero de la Fundación
51.
Las manos del misionero se unieron en repentina súplica:
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–¡Usted! ¡Reverendo Parma! ¿Sabía usted que, por convención, ningún misionero de la Fundación puede entrar en el territorio korelliano?
53.
El misionero estaba temblando
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La voz del misionero se dejó oír mientras se debatía en los brazos que lo aprisionaban
55.
–Me disgusta describir lo que sentí cuando me dijeron que teníamos un misionero refugiado a bordo
56.
El misionero, confuso y derrotado, estaba en pie entre el teniente y el sargento
57.
El sargento fue disciplinado y el misionero interrogado
58.
Mallow sacó su pistola, y el misionero, mientras le sacaban a rastras, levantó los brazos en un enloquecido juramento final y apareció una diminuta luz que se desvaneció enseguida
59.
Un misionero en Korell, arriesgando la vida en desafío tanto de las leyes korellianas como de las leyes de la Fundación, se pasea con un hábito sacerdotal muy nuevo y totalmente inconfundible
60.
Entonces, supuse que el misionero era el cómplice inconsciente del comodoro, que le utilizaba para tratar de lanzarnos a un acto de agresión claramente ilegal, que justificara, por la ley, su consiguiente destrucción de nuestra nave y de nosotros
61.
Y en la mano del misionero había aquel pequeño destello que en el pase anterior había relampagueado y desaparecido
62.
»¿Dónde está ahora el caso de acusación? Ya han hecho y repetido la monstruosa sugerencia de que yo debería haber luchado a favor del misionero en desafío de la ley, y sacrificado mi misión, mi nave, y yo mismo por el “honor” de la Fundación
63.
«Hoy día se ve gran parte de él en la magnífica iglesia que el celoso misionero Alfonso María de Ratisbona levantó en Jerusalén para las monjas de Sión, tras su conversión desde el judaismo por gracia de Nuestra Señora
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Ziryab, como un misionero del buen gusto, contribuyó poderosamente a divulgar la música, la poesía y la etiqueta social de Oriente
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Bonnie incluso apareció en una reunión de jóvenes cristianos que se celebró en casa de Mike Firkin, que más tarde se haría misionero y moriría de malaria en Thailandia
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Por el consejo de un amigo, precisamente uno de aquellos que se vieron perjudicados hacía 20 años por el ascenso de Jacobi, el ingenuo matemático salió a la arena de la política, con la misma inocencia con que un virtuoso misionero pone pie en una isla de caníbales
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No las tenía todas consigo el misionero, y tanto él como Donoso sospechaban que la aproximación no era sustancial, sino más bien aparente, y que los corazones de ambos permanecían distantes uno de otro, lo que se confirmó en la práctica, a los pocos días de establecido el modus vivendi, pues tales cosas pidió y quiso ejecutar D
68.
La soledad, la tristeza, la edad misma que ya rebasaba de los ocho lustros, la incitaban a ello; y si algo faltara para acelerar la evolución, diéraselo la compañía constante del gran misionero, el ejemplo de su virtud, y el oírle pre-conizar la purificación del alma y los goces de la inmortalidad
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creerlo con los ojos cerrados? (El misionero afir-maba con la cabeza
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Francisco con una conformidad, que al misionero le pareció de bonísimo augurio-
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A lo que el misionero le decía aproxi-mando mucho su rostro, respondía Torquemada con estremecimientos de la mano, que bien podían ser un lenguaje
72.
Finalmente, en 1721 el misionero luterano noruego Hans Egede navegó hasta Groenlandia convencido de que los inuit raptados eran realmente católicos noruegos que habían sido abandonados por Europa antes de la Reforma, se habían vuelto a convertir al paganismo y ahora debían de estar impacientes por que un misionero cristiano los convirtiera al luteranismo
73.
Corrieron los días, y ni un espíritu sereno llevó la luz, ni un maestro ilustró, ni un misionero de la religión predicó a los ilusos y a los obcecados, mientras que las autoridades políticas también se ausentaban
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No sólo como misionero tuvo Pablo una importancia crucial para el cristianismo
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Era yugoslavo, pero había sido misionero en Bolivia, y hablaba un castellano difícil y expresivo
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–Ah, ¿es que se ha hecho misionero? – replicó el agente, dándoselas de gracioso y soltando una carcajada solitaria
77.
La infancia en Senegal, el mar, el polvo, las cabritas, los pájaros, la miseria, los nueve hermanos, el misionero blanco que se quitaba el ojo de cristal para hacerles reír, su llegada a Francia en el 72 con su hermano Léopold, su trabajo de barrendera, el fracaso de su matrimonio, su marido, que con todo era un buen hombre, sus hijos, su cuñada, que se pasaba las tardes por ahí de tiendas mientras ella tenía que apechugar con todo el trabajo, el vecino que se había vuelto a cagar de nuevo, pero esta vez en la escalera, las fiestas que solían montar en casa, los problemas, su prima hermana, Germaine, que se ahorcó el año anterior, dejando huérfanas a dos gemelitas preciosas, los domingos por la tarde en la cabina telefónica, los trajes típicos africanos, las recetas de cocina y mil imágenes más de las que Camille nunca se cansaba
78.
Las hijas de doña Visi y de don Roque, como ya saben los lectores de "El querubín misionero", son tres: las tres jóvenes, las tres bien parecidas, las tres un poco frescas, un poco ligeras de cascos
79.
En sus fantasías sobre aquel momento (fantasías que había intentado apartar de su mente cada vez que se producían), siempre los había imaginado haciéndolo en la postura del misionero, su boca cubriendo la suya mientras se introducía en ella, pero…
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Pero se llamaba la postura del misionero por un motivo; no era la postura sexual que más gustaba a todo el mundo en esta Tierra
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El coche se acercó, y Sansón, poniéndose en medio del camino, con los brazos abiertos como un misionero que va a exhortar a la buena vida, gritó:
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Marcilla se había unido en la ciudad de Soria al carruaje del misionero, y desde allí ambos compartieron unas horas, que les valieron tanto para acordar buena parte del cuestionario al que pensaban someter a la religiosa, como para establecer los límites de sus respectivas competencias
83.
Fue precisamente allí donde el misionero, con la vysión de futuro que le caracterizaba, entabló una estrecha relación con Benjamin Harrison, el influyente senador de Indiana, nieto del noveno presidente
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–Eso es ridículo -refunfuñó el misionero que había engendrado la ley
85.
Un día, cuando Jackson estaba trabajando en Sitka, se adentró en el estrecho el nuevo guardacostas Bear; antes de que pudiera anclar, el misionero había tomado una decisión que resultó de gran importancia para la historia de Alaska: «Me gustaría navegar en un barco como ése»
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El misionero entró por primera vez en el camarote del capitán Mike Healy, que había empezado a emborracharse tan pronto como el Bear había llegado a Sitka, y que en aquel momento estaba sentado, con el loro encima de un hombro
87.
Si la embestida hubiera acobardado al pequeño misionero, se habría terminado cualquier posibilidad de relación entre los dos hombres; pero Jackson era muy osado: se irguió, adoptó una postura digna y exclamó en tono grandilocuente:
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Jackson no conocía el significado de esta horrenda palabra, pero los jóvenes oficiales sí; en cuanto Healy la pronunció, uno de ellos se acercó al misionero y murmuró:
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Al aumentar la población de Alaska, había crecido en la misma proporción el número de mineros, comerciantes y taberneros: estos grupos siempre se habían mostrado como violentos adversarios de Jackson, pero ahora sus portavoces eran más instruidos y supieron presentar al misionero como un siniestro dictador:
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Por supuesto, el final del proceso sólo tenía efecto en Alaska: cuando Jackson regresó a Washington, algunos correligionarios conspiraron contra él y le acusaron de malversación de fondos, incumplimiento de órdenes y despotismo en el ejercicio de sus funciones de misionero
91.
–Ese misionero estuvo en Seattle un año y nos dio una conferencia sobre el reno, que iba a resolver todos los problemas de Alaska
92.
–Voy a aceptar el puesto de misionero presbiteriano en Barrow
93.
Más lejos, el misionero salía de un estanco y también saludaba al mayor
94.
Allí estaba todo el mundo, y los que aún no estaban no tardaron en llegar, excepto el señor Frère, retenido por la austeridad de sus funciones oficiales en los salones del gobernador, y el misionero de la segunda clase
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Había vivido en Maryland demasiado tiempo para conservar el celo misionero de su juventud, y en los últimos años había visto demasiado de la trágica lucha entre católicos y protestantes como para creer que fueran a volver los viejos tiempos de dominación católica
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Después de golpearse la frente, como de costumbre, contra la mampara de plástico blindado, Lorencito le pagó rápidamente al taxista, un joven de cabeza rapada que mascaba chicle con la boca abierta y conducía como si manejara el volante no de un coche, sino de un videojuego, y sin detenerse a recoger el cambio, que era cuantioso, bajó del taxi y procuró perderse entre la pintoresca multitud de buhoneros y mirones que inundaba las calles adyacentes a la Ribera de Curtidores, arteria principal del populoso Rastro de Madrid, que tiene principio en la castiza plazuela de Cascorro y desciende con anchuras y turbiones de gran río tropical hasta su desembocadura en la Ronda de Toledo, arrastrando en sus rápidos todas las variedades posibles de artículos, compraventas y trueques, como una inundación que se lo llevara todo por delante, lo más opulento y lo más ínfimo, los aparadores de caoba, las bibliotecas ingentes, las grandiosas lámparas de araña y los retratos al óleo de las familias tronadas, los uniformes militares, las condecoraciones heroicas, los nobles aperos de labranza de los cortijos saqueados o subastados, los trajes de comunión de niños que murieron tísicos a principios de siglo, las planchas de hierro que usaron en su juventud nuestras madres, sus recordatorios de boda, los sillones de mimbre y metal pintado de blanco que había antes en las barberías, las brochas, incluso las hojas de afeitar herrumbrosas, las primeras maquinillas eléctricas, los discos de pizarra, las vírgenes de yeso, de celuloide o de plástico, los cassettes piratas de Plácido Domingo o de Matías Antequera, los palilleros de dientes, con y sin palillos, los prospectos de jarabes, las cajas de herramientas, las camisetas estampadas con la efigie del beato Escrivá de Balaguer, las rejas y los portones de casas solariegas, los somieres, las aguamaniles, los orinales de loza con un ojo pintado en el fondo, las máscaras antigás de la guerra del Golfo, los escapularios milagrosos de los requetés, los vídeos pornográficos, los ejemplares atrasados de El adalid seráfico y El querubín misionero, revistas en las que alguna vez ha colaborado Lorencito Quesada, las bocinas en forma de loto de los gramófonos, los primeros pick-ups, los radiocassettes recién robados, los almanaques de la Unión Española de Explosivos, los de Café-Bar El Rábano, comidas económicas, y los Transportes Marcelino, las máquinas con manubrio para embutir chorizos, las latas de especias marca Carmelita, los aislantes cerámicos, los conmutadores de pera, las cucharillas descabaladas de una cubertería con las iniciales JM, los cromos sueltos, en color, de Ben-Hur, de Molokai, de Mazinger-Z…
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–El hermano Desmond me estaba diciendo que el trabajo misionero estará casi completado en los próximos cincuenta años
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—Demuestra un inesperado conocimiento sobre esas cosas tratándose de un sacerdote misionero
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Llevan a Amy al poblado misionero y el doctor trabaja en su pierna, pero no la pueden llevar al hospital en Manila porque Wing les ha bloqueado
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Decía el Bello Paul con la misma devoción de un misionero que hablara de Jesús a una pandilla de beodos, en una taberna