1.
Ante la perplejidad de las instituciones judiciales que en el fuero penal calificaban
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modificaciones al Código Penal y reformas a la salud, para permitir a las mujeres
3.
En el caso del Código Penal se buscaba
4.
incluida en el Código Penal de 1875, Art
5.
Esta ley incluiría la modificación del Código Penal, para
6.
Artículo 149 del Código Penal: Actos de Odio e Incitación al Odio y la Violencia (2003 9 julio)
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legislación penal, que evacuaría su puesto eldía que fuera
8.
Así se explicarán ustedes lasresistencias que la administración opone siempre á toda demanda derevisión en el orden penal
9.
—Está usted haciendo un estudio comparativo del régimen penal de lasnaciones europeas… ¡Ingrato
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había recibido por la mañana unacarta suya; estaba en Valencia, en el penal de San
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infierno loque se tiene en perspectiva, sino el Código Penal
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negras prisiones yen perpetua lucha con el Código penal y los agentes de su eficacia
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Triste caminó Pepita hacia la puerta del penal
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Y exigió además una ayudante con experiencia, cuando La Zapatones le informó de que las funcionarias que había encontrado jugando a las cartas no poseían ningún conocimiento de enfermería, simplemente trabajaban allí porque les habían asignado ese puesto, y permanecerían en él durante un mes, cumpliendo un turno rotatorio que obligaba a todas las funcionarias del penal
15.
Hasta que se cumpla la amenaza, todo lo que ocurra en el penal tendrá un solo nombre: La espera
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Y lo hará con pasión, en el penal de Burgos
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Un hombre estaba sentado en el patio inmaculado, ante la puerta de la casa del gobernador del penal de Dartmoor
18.
Le habían trasladado al penal de Dartmoor, después de pasar tres meses en Wormwood Scrubbs
19.
Juan echó a andar delante del armado funcionario, salió por las grandes y lúgubres puertas del penal, volvió bruscamente a la derecha y se encaminó hacia los marjales, atravesando la aldea de Princetown
20.
En el camino de Tavistock había dos o tres casas recientemente alquiladas por funcionarios del penal, y era para la decoración de una de éstas para lo que se había mandado buscar al penado número cuarenta y tres
21.
Muy difuso en la lejanía, vio el edificio del penal de Dartmoor
22.
Esperaba despertarse de un momento a otro, y se preguntaba si el penal no formaría también parte de su sueño
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El automóvil llegó a la puerta del penal, y T
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Bajo la firma del jefe de plaza, coronel Oscar Haag Blascke, y con fecha 17 de octubre, el comunicado señaló que "en atención a la poca seguridad y sobrepoblación penal que tiene actualmente la cárcel de Copiapó, solamente algunos de los detenidos estaban en la cárcel; el grueso estaba en el Regimiento (primera mentira) y la Fiscalía Militar
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Lo que llegué a decirle también fue que si la causa penal era sobreseída resultaba muy probable que el sumario interno quedara trunco y la Cámara de Apelaciones le levantara la suspensión laboral que le habían impuesto de oficio
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Parece ser que dentro del penal armaron un pequeño centro de inteligencia, dependiente del gobierno
27.
–¡Sí, hombre! Nos conocimos en el penal del Dueso, cuando lo encerraron por degollar a la Miguelita, la comadrona de Villarrobledo, ¿no recuerda?
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Tal vez Suárez no había leído a Maquiavelo, pero siguió a rajatabla su consejo, y en cuanto fue nombrado presidente del gobierno empezó a correr un sprint de golpes de efecto con tal rapidez y seguridad en sí mismo que nadie encontró razones, recursos o ánimos con que frenarlo: al día siguiente de su toma de posesión leyó un mensaje televisado en que, con un lenguaje, un tono y unas formas de político incompatible con el andrajoso almidón del franquismo, prometía concordia y reconciliación a través de una democracia en la que los gobiernos fueran «el resultado de la voluntad de la mayoría de los españoles», y al otro día formó con la ayuda de su vicepresidente Alfonso Osorio un gabinete jovencísimo compuesto por falangistas y por democristianos bien relacionados con la oposición democrática y con los poderes económicos; un día presentaba una declaración programática casi rupturista en la que el gobierno se comprometía a «la devolución de la soberanía al pueblo español» y anunciaba elecciones generales antes del3ü de junio del año próximo, al día siguiente reformaba por decreto el Código Penal que impedía la legalización de los partidos y al día siguiente decretaba una amnistía para los delitos políticos; un día declaraba la cooficialidad de la lengua catalana proscrita hasta entonces y al día siguiente declaraba legal la proscrita bandera vasca; un día anunciaba una ley que autorizaba a derogar las Leyes Fundamentales del franquismo y al día siguiente conseguía que la aceptasen las Cortes franquistas y al día siguiente convocaba un referéndum para aprobarla y al día siguiente lo ganaba; un día suprimía por decreto el Movimiento Nacional y al día siguiente ordenaba retirar de noche y a escondidas los símbolos falangistas de las fachadas de todos los edificios del Movimiento y al día siguiente legalizaba por sorpresa el partido comunista y al día siguiente convocaba las primeras elecciones libres en cuarenta años
29.
–¡Digo! Más guapas y baratas que las del Penal…
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A algunos los enviaron a «Casas de Acogida» o «Colonias Infantiles» en el campo, que no eran en realidad más que reformatorios que nada tenían que envidiar a un penal de asesinos, y en los que la «virginidad» duraba el tiempo justo de tener que levantarse del asiento
31.
A las Cortes se dejaba el resolver sobre los mayorazgos y el fundamento de un nuevo Derecho penal y civil
32.
Números de código penal y fechas de nacimiento destacaban en los teletipos
33.
El 15 de noviembre de 2005, el ministro de Defensa socialista, José Bono, todavía declara en el Congreso: «No tenemos ninguna prueba, ni siquiera un indicio, de que se hayan producido actividades ilícitas o, mucho más, típicas desde el punto de vista penal
34.
Nunca mencionaba a su familia y sería años después, en los tiempos del penal de Santa María, cuando la Señora pudo averiguar sus orígenes
35.
Creado en la dictadura del Benefactor y modernizado con nuevas rejas y celdas en la del General, el Penal tenía capacidad para trescientos internos, pero allí se hacinaban más de mil quinientos
36.
Como resultado, nueve guerrilleros recluidos en el Fuerte El Tucán fueron trasladados al Penal de Santa María, medida no menos atroz para ellos pero que sirvió para cerrar el caso e impedir que creciera el escándalo, empantanado en la indiferencia colectiva
37.
Dos muchachos de la aldea remaron en una curiara hasta el Penal y entregaron una bolsa a los indios de la cocina
38.
No podía apartar mi mente de lo que ocurriría a las cinco de la tarde en el Penal de Santa María
39.
Sudoroso y acorralado, el director del Penal manifestó que un grupo terrorista había realizado el asalto con helicópteros, armados con bazookas y metralletas, mientras en el interior del recinto los delincuentes redujeron a los visitantes con bombas
40.
En él, Concepción Arenal abogaba por la reforma de algunos artículos del Código Penal
41.
En el aspecto penal, este caso hace ya bastantes años que ha prescrito, así que el señor Vis no sería procesado, pero tarde o temprano deberá renunciar a la colección
42.
Aunque el gobierno del Puntland, sitio de donde provenía la condena, enfatizaba el carácter islámico del Estado, imponiendo una mezcla de ley islámica shari'ah y de derecho penal somalí, había terminado cediendo a la presión internacional, que los había puesto en el punto de mira debido a la fuerte prensa que acompañaba las acciones denunciadas por Nairu Hatak
43.
¡Hombres incorruptibles! ¡Pléyade ilustre! Tenemos Código penal, alcaides, tesoreros, secretarios
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270 y siguientes del Código Penal)
45.
A la sazón trabajaba en el edificio del tribunal de lo penal, con fiscales y abogados defensores veinte años más jóvenes que él
46.
Cuando se dedicaba a la defensa penal habíamos compartido en cierta ocasión la contracubierta de las Páginas Amarillas, con mi anuncio en la mitad superior y el suyo en la inferior
47.
Hay una escuela de pensamiento en derecho penal que dice que todos los juicios se ganan o se pierden en la elección del jurado
48.
Él, en tanto, logró con su buena conducta que el jefe del presidio le consintiera montar un reducido taller en las estancias altas del penal, con lo que alivió la pesadumbre del ocio y la tristeza, granjeándose algunos dineros para mejorar las condiciones materiales de su vida
49.
Pero mientras esa gracia viene, yo me pongo en salvo, amigo mío, que si se rinde Cartagena, lo primero que harán los vencedores será meter en chirona a toda la población penal
50.
Tuve que dejarlo todo y correr hasta el edificio del tribunal penal para estar allí con él
51.
Sus tareas la llevaron a cualquier parte, desde las salas de póquer en el sur del condado, donde aprendió a leer las caras de gente que trataba de no revelar nada, a los tribunales del edificio del tribunal penal, donde siempre había montones de caras y delatores que leer
52.
Pensaba que sería aún más bonito ir al edificio del tribunal penal y ver cómo se llevaban a la juez Holder esposada
53.
Sabía que en la central siempre había ejemplares del código penal porque los agentes llamaban con frecuencia para conseguir las citas adecuadas cuando estaban en las calles
54.
Cualquiera que pasa tiempo en las trincheras del sistema de justicia penal (en cualquier lado) termina con esa mirada al cabo de un tiempo
55.
–Sí -contestó un hombre mientras la identificación de quien hacía la llamada indicaba el Departamento de Justicia Penal de Tejas-: Buenas tardes
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–Antes de haber estado en el Penal de Readaptación, sí
57.
–¿En qué cambió su estancia en el penal su manera de pensar?
58.
Cada quince de agosto se iba a Santa María a la misa de ocho -porque en esa fecha la basílica está a rebosar, y la única misa que no está hasta los topes de fieles es la primera- y le ofrecía a la Virgen un rosario, con el pañuelo bien sujeto en la cabeza, un traje con las mangas por debajo del codo y la falda por debajo de la rodilla y hasta ¡medias!, haciendo como hace en Elche en agosto un sol de castigo, porque entonces los curas exigían que las mujeres entrasen en el templo bien tapadas para «no despertar la lascivia masculina» y le decían a los hombres que les hacían responsables de que sus mujeres y sus hijas fueran decentemente vestidas (porque correspondía al varón, según no sólo la Iglesia sino el Código Penal, corregir a «su» mujer), y también se obligaba a que unos y otros entrasen y saliesen al templo por diferentes puertas, para evitar la fatídica tentación
59.
Companys y los suyos habían vuelto del penal aquella mañana
60.
–Es para un curso de derecho penal que estoy dictando en la escuela universitaria
61.
Cualquier representante de la ley que mate a una persona durante una acción policial debe ser sometido a juicio penal
62.
Era una pequeña amabilidad que se le había ocurrido, porque no era bueno para la población del penal ver las luces brillar con más intensidad, apagarse y volver a encenderse enseguida
63.
Allí estaba gimiendo y quejándose y murmurando, y el profesor de Derecho Penal trató de consolarlo y tranquilizarlo y explicarle que ahora era sólo cuestión de un par de horas y saldría en libertad
64.
Incuestionablemente, éste era también el caso del escritor, y su agonía era la de él, ¿qué otra cosa lo habla traído a Boston en este día? Aunque nunca hubiera visto al hombre que ahora buscaba, el profesor de Derecho Penal intuía que él conocía muy bien al escritor
65.
Como el profesor de Derecho Penal, el escritor era un hombre de temperamento emotivo
66.
Podía ser a la vez cáustico y sentimental, y las dos cosas llevadas al máximo; y la conciencia de su similitud temperamental hacia al profesor de Derecho Penal un poco aprehensivo con respecto a su inminente encuentro
67.
Siendo escritor, estaba condenado a observarse a sí mismo con una cierta dosis de objetividad; y mientras entraba con el profesor de Derecho Penal en la casa de gobierno, componía en su mente la secuencia de gente y sucesos en los que se había visto envuelto desde su llegada a Boston pocas horas antes
68.
No era una habitación en la que pudiera sentirse incómodo un hombre de más de cuarenta millones de dólares; pero el profesor de Derecho Penal y el escritor de la ciudad de Nueva York estaban parados allí incómodamente, como si los dos fueran culpables a los ojos de la ley y fueran un par de acusados presentándose ante un tribunal
69.
El profesor de Derecho Penal llegó con menos rapidez a esa conclusión, pero el escritor comprendió casi inmediatamente que el gobernador era un estúpido; y que tenía que ser incongruente o increíble, y en cierto modo más horrible que cualquier otra cosa en este día maldito, que un hombre tan estúpido y tan fuera del alcance de la emoción y la lógica, estuviera sentado ese día en la casa de gobierno del estado de Massachusetts, esgrimiendo el rápido y definitivo poder de la muerte
70.
Mientras tanto, el profesor de Derecho Penal había empezado a hablar, y estaba afanando con fuerza -y con humildad- que no querían desperdiciar el precioso tiempo del señor gobernador
71.
Había venido porque todo el mundo reconocía el hecho de que él, el profesor de Derecho Penal, estaba un poco más familiarizado que el común de la gente con el caso de Sacco y Vanzetti, porque se había interesado profundamente en ese caso y lo había estudiado a lo largo de varios años, y porque los hechos que él conocía del caso reclamaban la revisión del proceso
72.
La intención de la gente era si no el pan, por lo menos la manteca en la vida del escritor, y tenía una gran curiosidad por saber qué terrible necesidad acuciaba al profesor de Derecho Penal, así como quería saber qué sombríos motivos llevaban al gobernador a cobrarse esas dos vidas
73.
Completando su análisis de las pruebas dijo el profesor de Derecho Penal:
74.
Ahora el escritor de Nueva York compartía el horror del profesor de Derecho Penal
75.
Ahora el gobernador se volvió hacia el escritor y el profesor de Derecho Penal y muy amablemente se disculpó ante ellos
76.
El profesor de Derecho Penal se hubiera ido de buena gana, pero el escritor contestó por los dos y dijo que si al gobernador no le era molesto, preferían quedarse
77.
Ahora era un dueño de casa atento y cordial, pero el profesor de Derecho Penal comprendió que esta frase suya, como la de recitarles su propia declaración, era una coreografía aprendida y practicada, un ritual que no guardaba absolutamente ninguna relación con lo que verdaderamente pensaba en el momento
78.
Le había pedido al profesor de Derecho Penal que fuera con él a la Casa de la Muerte en la prisión del estado
79.
Podría decirles que toda la población del penal muere un poquito con los condenados, y esto no es tan literario como podría parecer
80.
Pasaron por las tres celdas, y a cada puerta que pasaban, el profesor de Derecho Penal miraba con curiosidad Porque para un hombre la curiosidad es algo tan vital como el respirar y el dormir
81.
Las palabras del profesor de Derecho Penal habían excitado los recuerdos del abogado, y éste empezó a pensar en voz alta:
82.
Casi se puede decir que la más benévola de las religiones, al menos en la práctica, es el Código Penal
83.
Desde la puerta abierta del salón, César y yo fuimos testigos, la respiración contenida, el orgullo henchido, del magistral examen oral que rindió usted ante un exigente jurado de tres ancianos que se caían de sueño y temblaban, no sé si por frío o Parkinson avanzado o una aciaga combinación de ambos factores: el hecho es que usted hablaba con voz engolada, absolviendo con dominio y holgura las preguntas que le eran formuladas a duras penas por ese jurado balbuceante, y los tres respetables ancianos se encorvaban, bostezaban civilizadamente cubriéndose la boca, se venían abajo de fatiga y aburrimiento, pensando seguramente: qué diantres importan el código civil y el penal, si en pocos años vendrá otro mandón y nos cambiará todas las leyes y se hará una Constitución a su medida
84.
La Sección 295-C del Código Penal de Pakistán prescribe la pena de muerte para este “crimen”
85.
Cuando el talmîd o alumno había llegado a dominar la materia tradicional y el me todo de la halaja (determinadas secciones de la literatura rabínica de argumento legal), hasta el punto de ser considerado como persona capacitada para tomar decisiones personales en las cuestiones de legislación religiosa y de derecho penal, entonces, y sólo entonces, era designado como «doctor no ordenado» o talmîd hakam
86.
La mayoría se manifiesta conforme con el misterioso y difícilmente comprobable suceso de la resurrección de Jesús (siempre desde un punto de vista histórico-científico) y, sin embargo, corren ríos de tinta a favor y en contra de la jurisdicción penal del Sanedrín
87.
Le habían puesto una mesa en el salón destinado a esos efectos e incluso Budd podía preparar, en la cocina del penal, comidas no muy complicadas para sus invitados
88.
Con los periodistas, el penal se reservó un derecho que fue muy discutido por la prensa: se cobraban las entrevistas
89.
Era la fuga más importante que se había producido en una institución penal de esas características, y todo el mundo se comportaba como si no fuera nada grave
90.
¿Y estás aquí sentado tan tranquilo mientras tienes un proceso penal al cuello? gritó el tío, que iba elevando cada vez más el tono de voz
91.
En octubre de 2007, los líderes del ejército serbiobosnio, Radovan Karadízi y Ratko Mladi, siguen en libertad, pese a haber sido acusados de cometer crímenes contra la humanidad por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia de La Haya
92.
Que contra el juez 93 de Instrucción Penal Militar, doctor Diego Rafael de Jesús Coley Nieto, y su secretaria, se abriera formal investigación disciplinaria por irregularidades de tipo sustancial y procedimental, así como contra los peritos del DAS en Bogotá
93.
Dejaba claro que no aspiraba al indulto ni pedía sanción penal sino disciplinaria contra los policías que asolaban las comunas, pero no renunciaba a su determinación de responder con represalias drásticas
94.
El periódico, que la juez había leído aquella mañana ante una taza de café con sacarina, lo destacaba en portada y a tres columnas: el gobierno ponía en marcha una nueva reforma del Código Penal, la tercera en dos legislaturas
95.
Así pues, fallamos que debemos condenar y condenamos a ambos procesados como autores responsables de un delito de robo agravado, previsto y sancionado en el artículo 460 del Código Penal, en concordancia con el artículo 83, ejusdem, a cumplir la pena de 8 años de prisión así como al pago de las costas procesales
96.
Ni siquiera en su nuevo puesto en la Sala Penal de la Audiencia Nacional podría resolverlo
97.
Pero como lo habitual es realizar los trámites de secretaria a secretaria, se había hecho pasar por su propia auxiliar y, tras superar varios filtros, había contado a su homónima del Banco que una significada magistrada de la Sala Penal del Tribunal Supremo español (empleó ese título porque estimó que si aludía a la Audiencia Nacional le prestarían menos atención) necesitaba con urgencia hablar con el presidente Woolite
98.
—En la caja de seguridad del hotel; el recibo, oculto en mi Código Penal, sección extorsión
99.
[4] Población del estado de Nueva York que alberga el penal de Sing Sing
100.
En la plaza principal estaba ubicado el Palacio de Justicia, milagrosamente intacto a lo largo de la guerra y ahora sede de los juzgados de lo penal