1.
Ni corto ni perezoso, se presentó un buen día en el Ayuntamiento
2.
cuando volvió a erguirse lento y perezoso, caminando hacia las máquinas envanecidas
3.
Las palabras desnudaban el aire, humedeciéndolo, haciéndolo perezoso y
4.
deobscuras ovejas, que al compás perezoso de las esquilas iban en buscadel corral, mientras que
5.
paso perezoso en lacalma y obscuridad de la noche silenciosa
6.
Milk, el padre del cachorro, cruzó a su vez el patio y se sentó allado de aquél, con perezoso quejido de bienestar
7.
inspiracion no desciende sobreel perezoso; no existe cuando no hierven en elespíritu ideas y
8.
El perezoso goza en su inaccion,[Pg 268]pero bien pronto
9.
Y se alejó riendo, con paso perezoso, hacia la casa, que estaba
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mala ventura han sufrido;cuando aún el perezoso sueño en el
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tienen el intelecto perezoso y acostumbrado ya a su
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Al subir al puente con paso tardo y perezoso, muertos los brazos por susesfuerzos
13.
—¡Arriba, perezoso, que ya es hora!—oí gritar entre garrotazossacudidos sobre los muebles, y taconazos y
14.
cuando se trata de llamar laatención a un animal perezoso
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perezoso en las estancias, y entraron conél en la casa los rumores soberbios del río y el garganteo melódico delos malvises
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movimiento blando y perezoso, que agradó en un principio alos pasajeros
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que los jesuitas, conociendo el genio perezoso de los indios,y
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incompatiblecon el bien singular suyo; pero del perezoso, del
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todoslos capitanes y soldados, tanto como él era perezoso, y
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Sólo se oía el perezoso chasquido del mar al besar lánguidamente las ardientes arenas de la playa, y, a lo lejos, demasiado distantes para que molestaran, las risas de varios niños que jugaban, entre los que se hallaban los de ella misma
21.
Han estado esperando los dos toda la tarde, pero el funcionario que reparte la correspondencia estaba hoy perezoso y retrasó más de dos horas la entrega
22.
No sé si fue una cuestión de percepción de las fluctuaciones asimétricas, del ímpetu de la imaginación o de las feromonas, pero el hecho es que, ni corto ni perezoso, sin dudarlo un instante, mi amigo se levantó para decirles a los padres: «Me voy a casar con ella»
23.
–Ponte en pie y recita eso de "Es la voz del perezoso…"
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Algunos terráqueos se habían acercado y los contemplaban desde lejos en actitud tranquila, con cierto perezoso interés
25.
Qué era, después de todo, sino un simple megaterio, un perezoso grande como un elefante, cuya especie, extinta durante millones de años, había sido reconstruida por el hombre durante los experimentos venusianos
26.
Puede que en algunos aspectos de la enseñanza el ideal egipcio fuese el aprender sin esfuerzo, pero también tenían una confianza prusiana en la eficacia del castigo corporal, y al alumno se le hacía saber que si era perezoso se le apalearía públicamente
27.
Él sabe ceder al hombre de mundo, al frívolo, al perezoso de espíritu las riquezas superficiales y transitorias, y se queda en posesión de lo eterno y profundo
28.
Fuera que su genio precoz se adelantara a su época en la adopción de este hermoso mal, fuera que se sintiese atacada de los vapores, que eran el recurso de su tiempo, lo cierto es que ella tenía cierto decaimiento perezoso, como si sus nervios, fatigados después de larga excitación, juguetearan por todo el cuerpo produciéndole en su incesante cosquilleo a la vez dolor y placer
29.
Martín pudo entonces mejor que antes observar la bella actitud de aquel cuerpo perezoso que se extendía sobre el sofá, sofocado por el calor y libre ya del abrigo que le cubría
30.
Todo esto lo hacía y decía Rotondo con tal precipitación y viveza, que el perezoso entendimiento de su amigo tardaba [233] en comprenderlo
31.
Salió de la habitación con su andar perezoso
32.
Es muy perezoso, por lo visto
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Giles y Gwenda estaban lo suficientemente cerca de Kennedy como para oír la voz de un hombre, con el acento blando y perezoso de la gente de Woodleigh Bolton
34.
Hasta un perezoso podía ir más rápido que un europano, así que resultaba difícil considerarlos como potencialmente peligrosos
35.
En el perezoso movimiento retardado que representaba, en realidad, una velocidad de miles de kilómetros por hora, los dos segmentos de la torre quebrada comenzaron a enroscarse, separándose; uno se doblaba hacia la tierra; el otro saltó hacia el espacio
36.
Y allí, un perezoso Ganímedes, semicubierto de musgo, indicaba un sendero cubierto de maleza
37.
Ni corto ni perezoso, Robles, aunque sabía perfectamente donde se encontraban las baterías alemanas, en vez de mandar en esa dirección a los estonios "requisó" aquellos soldados y los hizo entrar en posición en Podolovo
38.
-¡Yo perezoso! -exclamó incorporando el anguloso busto y extendiendo los brazos-
39.
Sobre el yeso veíanse las correderas que de noche salían de las infinitas grietas de la casa para hacer sus excursiones, y el gato corría cazando y trepaba por las vigas y desaparecía por ignorados agujeros para reaparecer en la habitación más lejana, o bien se estiraba perezoso en el rincón de los muebles viejos, donde sus ojos brillaban como dos gotas de oro encendido
40.
Siempre fuí religioso, creyente ciego de cuanto su Iglesia nos enseña, aunque muy perezoso y descuidado en cumplir los preceptos que se nos dieron para conservar y enaltecer el nombre de cristianos
41.
Miráronle con asombro las niñas, pues más le creían perezoso que impaciente, y una de las dos (no consta cuál) le preguntó si había de distribuir en el propio Durango más partijas del donativo de su señor
42.
«Querida Leandra, en cuanto mejoren esas piernas, nos vamos usted y yo solitas a visitar a una amiga mía, monja de gran virtud y saber, que a más de consolar a usted con su palabra, más divina que humana, la curará de ese maleficio del músculo perezoso
43.
Signo de cultura son las ricas alfombras, las tapicerías, los sillones de muelles en que se hunde el cuerpo perezoso
44.
Era un seductor nato, básicamente perezoso, y a mí no se me escapaba el hecho de que no bien él entró a participar en estos casos comenzaron a producirse filtraciones a la prensa
45.
La Marina Real reacciona despacio, es como un oso perezoso marítimo, pero una vez puesta en movimiento, como bien sabe Crozier, tiende a exagerar en todo lo que hace
46.
Aquel marinero siempre había sido insolente y perezoso, y mientras duró el ron, se emborrachaba siempre que le era posible
47.
Es el peor de todos los Estados y el más perezoso
48.
Es perezoso y defeca con frecuencia, particularmente en las esquinas de la casa
49.
En vez de mejorar los cultivos, siguen obstinados en los pastizales, por depreciados que estén, y el pueblo perezoso, apartándose de la llanura, ha continuado su expansión natural hacia el río
50.
Las callejas de los alrededores del mercado estaban atestadas y la Oruga se movía con el mismo ánimo perezoso de su dueño
51.
Añadía en otro lugar: «Hacer voto de pobreza es comprometerse mediante juramento a ser perezoso y ladrón; hacer voto de castidad equivale a prometer a Dios la infracción constante de la más sabia y más importante de sus leyes; hacer voto de obediencia es renunciar a la prerrogativa inalienable del hombre: la libertad
52.
Pero el Camaleón es un animal perezoso
53.
Mucho tiempo: le llevó más de un año de sentarse bajo aquel árbol a pensar y pensar mientras la gente del pueblo se reía y lo llamaba perezoso
54.
Su animalidad, acicateada por el deseo refrenado, por la creciente intimidad que los ligaba, veíanse en los hoteles mal reputados, después de que algún anónimo dueño de Santa salía del cuarto, dejando encima de un mueble, visiblemente, el importe de la convencional tarifa (un puñado de monedas que cabrilleaban en la media luz de la habitación cerrada), y en el aire enrarecido de la misma, un olor vagabundo y perezoso, a tabaco, bebida y sudor masculino; olor que se parecía, aunque en escala menor y muy desvanecido, al de los establos desaseados que albergaron muchas reses, cuando ya el ganado marchó a las dehesas y el sol revuelve con sus rayos los detritus y miasmas
55.
Este veía que su tío se tornaba indiferente y perezoso con la edad y que él no se hubiera tomado la molestia de protestar, pero su hijo y su mujer le pinchaban y un día que Wang Lung estaba junto a la puerta de entrada oyó que los dos instaban al viejo diciéndole:
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Se incorporó en el oscilante diván y se desperezó generosamente, sus miembros desnudos y cuerpo ágil moteados por la luz del sol que se filtraba entre el follaje combinado con el gesto perezoso le daban un aspecto parecido al del leopardo
57.
Siguió girando en la cuerda, lento y perezoso, y su sombra se recortaba contra la luna y las estrellas
58.
Uno de los muchachos, no recuerdo quién era, descubrió el acto solitario y ni corto ni perezoso, no siendo egoísta con su descubrimiento, inmediatamente nos mostró ese arte a todos los demás
59.
Es el hombre más perezoso que jamás haya entrado en las bandas: tiene espaldas de estibador, pero en las marchas siempre encuentra una excusa para no llevar carga
60.
—LEO, apodado LEO EL PEREZOSO, hijo de Moryn, novicio en la Ciudadela de Antigua;
61.
Pasaron un perezoso día a la sombra a orillas del río
62.
–Leo, apodado Leo el Perezoso, hijo de Moryn, novicio en la Ciudadela de Antigua;
63.
Por un ventanal, al fondo, entre sus pesados cortinones, un rayo de sol se filtraba perezoso invitando a descorrerlos
64.
Su remedio tuvo que haber sido efectivo, pues el perezoso, fuera quien fuera, había desaparecido rápidamente
65.
En esa ocasión, ni corto ni perezoso, se había acurrucado para pasar una agradable noche a solas con su Old Grand-Dad
66.
Quizás Hernández se había vuelto perezoso y había decidido no poner el contenido del maletín en la caja fuerte
67.
Pasaron por delante de un gigantesco perezoso que olfateaba el aire estival, medio enterado de la presencia en las cercanías de los lobos merodeadores en busca de presa
68.
Con sus poderosas zarpas delanteras y su pesada corpulencia, un perezoso podía plantar cara a un lobo y derrotarlo, pero si le atacaba una partida de ellos, sus posibilidades de triunfo eran escasas, de modo que había que evitar el enfrentamiento
69.
Desde la lejanía del noroeste, desde un distante origen, a través de extraños puentes y a lo largo de pasillos verdes, el bípedo había viajado hasta la zona de las muelas, donde hasta entonces sólo vivieron el caballo, el camello y el mamut, el perezoso, el castor y la serpiente
70.
La imagen de la pantalla ofrecía un despliegue de movimiento orgánico: el líquido fluía suavemente por cámaras curvadas, la expansión y la contracción se alternaban en un ritmo perfecto y perezoso
71.
–No tiempo ni ocasiones favorables, lo que en el fondo es un consuelo para un perezoso como yo
72.
La miré sorprendido mientras el tren cremallera descendía perezoso por la vía dentada, con Hunter escrutando el precipicio por la ventana
73.
Mientras en otro tiempo parecía perezoso e indolente, ahora era ágil como un gato, con la continua tensión de quien tiene los nervios siempre tirantes como cuerda de violin
74.
Corre, se cae, se levanta, corre perezoso, el contable no sabe correr, pero no han logrado matarle, reposa sobre la hierba del bosque, en silencio, y no piensa en el cielo que se alza sobre su cabeza, ni en Zlata, Zlátochka, a la que asesinaron cuando estaba en el sexto mes de gestación, está tendido en la hierba y calcula lo que no tuvo tiempo de calcular junto a la fosa: veinte Brenner, treinta y siete días, el total de días por Brenner
75.
No era un movimiento agresivo ni subrepticio, sino el gesto perezoso y torpe de alguien que quiere juguetear con el objeto
76.
Había en el aire un zumbido de moscas, el perezoso susurro de la tarde
77.
En una palabra, un perezoso
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–Espera que me suba los pantalones y te enseñaré quién es un bastardo perezoso -pero no hizo el menor movimiento
79.
Nick se preguntaba perezoso qué habría hecho Tom si lo hubiera estado
80.
Eddie reanudó su perezoso paseo hacia el centro, con los letreros de las calles flotando ante sus ojos
81.
Bajé lentamente la cuesta y después me encontré marchando con el mismo ritmo perezoso en dirección opuesta a Parkington
82.
El dormitorio era luminoso, soleado, y poseía un perezoso ambiente que agradó a
83.
un momento para contemplar el perezoso Arno, y se permitió las últimas reexiones sosegadas
84.
Y, ni corto ni perezoso, colocó un pie a cada lado del riachuelo, se bajó los pantalones y se puso a orinar
85.
«Pero claro -pensó Loki-, hay mucho trecho hasta allí desde el valle del perezoso Strond
86.
El invierno significaba la llegada del viento perezoso, que no se tomaba la molestia de soplar alrededor de las personas, sino que soplaba a través de ellas
87.
Tom Pullings mantiene el barco en perfecto orden y me alivia de casi todas las tareas, así que me estoy volviendo gordo y perezoso
88.
Un torero hábil, con algunos pases muy ligados y hechos a la vez con suavidad, sin hacer que el toro se doble demasiado sobre sí mismo, y sin retorcerle las patas, puede persuadir al toro perezoso de que la muleta no es un castigo, de que no será herido, si embiste y, entonces, el animal perezoso se convierte en una especie de toro bravo al darle confianza
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Hay quienes la llaman lémur, y otros la conocen por perezoso, pero erróneamente, porque no tienen nada en común aparte de su comportamiento recatado y su inofensiva existencia
90.
¿Reaccionario, el dictado? Inoperante, en cualquier caso, si lo practica un espíritu perezoso que se limita a descontar puntos con el único objetivo de decretar un nivel
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En clase, tú eras el trabajador, yo era el perezoso
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Perezoso tiene miedo
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El café de la mañana en el dormitorio común o el reposo en los petates a la hora de la siesta parecían mejores cuando algún veterano servía al pelotón, regalón y perezoso, algún sabroso detalle sobré un quepis que tenía Saint-Loup
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Conan se echó a reír y extendió sus brazos como un tigre perezoso
95.
Más tarde, cuando hubo llegado a serme indiferente, conocí muchas particularidades de la duquesa, y especialmente (para atenerme de momento a aquella cuyo hechizo sufría yo ya entonces sin saber distinguirla), sus ojos, en que estaba cautivo corno en un cuadro el cielo azul de una tarde de Francia, ampliamente despejado, bañado en luz hasta cuando ésta no brillaba; y una voz que se hubiera creído, por los primeros sonidos roncos, canallesca casi, en la que se arrastraba, como en las gradas de la iglesia de Combray o en la pastelería de la plaza, el oro perezoso y craso de un sol de provincias
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Pero la señora de Verdurin creía que Ski tenía más temperamento que Elstir porque no había arte para el que no tuviese facilidad y estaba convencida de que esa facilidad lo hubiera llevado hasta el talento, de haber sido menos perezoso
97.
Otras, a las primeras campanadas de un convento vecino, raras como las devotas matinales, vislumbraba uno de esos días tempestuosos, desordenados y agradables, blanqueando apenas el cielo con sus nubes indecisas que el viento tibio fundía y dispersaba, uno de esos días en que los tejados mojados por una ráfaga intermitente que seca un soplo o un rayo de sol dejan caer en un arroyo una gota de lluvia y, a la espera de que gire de nuevo el viento, alisan al momentáneo sol que les irisa sus tejas cuello de pichón; uno de esos días con tantos cambios de tiempo, tantos incidentes aéreos, tantas tormentas, que el perezoso no cree haberlos perdido porque se ha interesado en la actividad que ha desplegado, a falta de él, la atmósfera, actuando de cierta manera en su lugar; días parecidos a esos tiempos de disturbios o de guerra que al escolar que falta a la escuela no le parecen vacíos, porque en los alrededores del Palacio de justicia o leyendo los periódicos se hace la ilusión de sacar de los acontecimientos producidos, a falta del trabajo no cumplido, un provecho para su inteligencia y una justificación para su ociosidad; días, en fin, comparables a esos en que ocurre en nuestra vida alguna crisis excepcional y de la que el que no ha hecho nunca nada cree que, si termina bien, va a sacar hábitos de trabajo: por ejemplo, la mañana en que sale para un duelo que va a tener lugar en condiciones particularmente peligrosas; entonces, en el momento en que acaso va a perderla, ve de pronto el valor de una vida que hubiera podido aprovechar para comenzar una obra o simplemente para divertirse, y de la que no ha sabido sacar ningún fruto
98.
Remontando perezosamente cada día como en una barca, y viendo aparecer ante mí siempre nuevos recuerdos encantados, que yo no escogía, que un momento antes me eran invisibles y que mi memoria me presentaba uno tras otro sin que pudiese elegirlos, proseguía perezoso mi paseo al sol por aquellos espacios lisos