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acodado frases de exemplo
acodado
1. entrada principal sentado en una cómoda silla y acodado en la
2. Acodado en el mantel, con lágrimas en losojos, escuché la historia del
3. Una mañana, acodado en la barandilla exterior de su vivienda, creyóhaber descubierto el medio de vencer á su rival
4. Acodado el Gallego en el mostrador escuchaba á los parroquianos másviejos, jinetes del país que habían
5. Fernando permaneció solo algunos minutos, acodado en la
6. Para él esos relatos formaban parte de la poderosa poesía de la escuela, alimentada también por el olor del barniz de las reglas y los lapiceros, por el sabor delicioso de la correa de su cartera que mordisqueaba interminablemente, aplicándose con ahínco a sus deberes, por el olor amargo y áspero de la tinta violeta, sobre todo cuando le tocaba el turno de llenar los tinteros con una enorme botella oscura en cuyo tapón se hundía un tubo acodado de vidrio y Jacques husmeaba con felicidad el orificio del tubo, por el suave contacto de las páginas lisas y lustrosas de ciertos libros que despedían también un buen olor de imprenta y cola, y finalmente, los días de lluvia, por ese olor de lana mojada que despedían los chaquetones en el fondo de la sala y que era como la prefiguración de ese universo edénico donde los niños con zuecos y gorro de lana corrían por la nieve hacia la casa caldeada
7. Eric observaba el paisaje acodado en la ventanilla de su compartimiento
8. —Era mi bisabuela, treinta y nueve generaciones atrás —comentó César, acodado en la balaustrada de mármol que marcaba en la orilla el lugar del nacimiento de la diosa
9. Acodado en el mostrador, semiabierta la boca, dirigiendo alternativamente la vista a las dos mujeres, estaba Malcolm
10. –¡Ésta es media vida! – decía un viejo acodado a una mesa, con los ojos bailarines, los pies inquietos y en la frente un haz de venas que le saltaban enardecidas
11. Benicio estaba acodado sobre la mesa con la cara entre las manos
12. –Era mi bisabuela, treinta y nueve generaciones atrás -comentó César, acodado en la balaustrada de mármol que marcaba en la orilla el lugar del nacimiento de la diosa
13. Por muy de paisano que estuvieran, era evidente, al menos para mí, que aquellos tres sólidos y rústicos muchachos de la esquina, con un sonotone cada uno en la oreja, no eran parroquianos casuales, lo mismo que el hombre de bigote de la puerta que leía eternamente la misma página del periódico, por no hablar del inspector José García, que permanecía acodado en el viejo mostrador de bronce y madera con un aire tan desinteresado e inocente como el de un buitre junto a un moribundo
14. En el camino de vuelta, me detuve en medio del Puente Viejo y, acodado en la barandilla, mientras contemplaba el río, reflexioné sobre lo que me había dicho el guardián
15. —Odio decirlo —declaró Justin, acodado en la puerta de la terraza—, pero hay que reconocer que sabes montar una fiesta
16. Allí, acodado, dejó pasar los minutos, comprobando con cierta delectación cómo su mente se relajaba hasta el punto de aislarse del estruendo y del ruido que le rodeaba; pero al cabo de unos instantes la música de la partitura volvió a golpearle como una dolorosa punzada
17. Se había acodado ahora frente al jardín, al lado del embajador de Alemania, en la rampa de la escalera grande que conducía a la casa, de manera que los invitados, a pesar de las tres o cuatro admiradoras que se agruparan alrededor del barón ocultándolo casi, se veían obligados a saludarlo
18. Con el rabillo del ojo vio que los recepcionistas se habían acodado en el mostrador y contemplaban la escena
19. Su señoría el alcalde estaba acodado en la barra, mirando un partido de baloncesto en la tele y bebiendo cerveza de barril
20. A continuación, acodado en las rodillas y con la cabeza apoyada en la mano, clavó los ojos en la estatuilla del hombre con la esfera
21. Se apea y, acodado a la puerta, espera que llegue hasta él
22. Acodado día tras día en el balcón, con galantería de navegante se abandonaba al ancho y perezoso río del atardecer, y apenas intentaba recordar el inicio de la farsa -tan llena de detalles desconocidos hasta entonces, tan nítida en la presunción de un pasado ajeno a la existencia pero ligado a ella por voluntad de una memoria errática y emancipada que tendía a corregir el olvido y a poblarlo de hechos que aunque ilusorios en apariencia venían a ser autentificados por la nostalgia de su pérdida-, se iniciaba en la sospecha de que toda vida es al menos dos vidas: una, la real e inapelable, otra la que pudo ser y sigue viviendo en nosotros en calidad de ánima en pena, vagando por la memoria y creciendo en ella hasta adquirir indicios de independencia y realidad, disputando a la otra, a la primogénita, despojos del pasado, reemplazándola a veces en la posesión de ese vasto territorio que es el olvido e instalándose en él como señor feudal: desolado, feroz, bufo y levantisco
23. Acodado en los coyes recogidos en el empalletado, Brice Coquelle contemplaba aquella serenidad
24. Acodado sobre la barandilla, al anochecer, observando las costas de Argelia, llegó incluso a preguntarse si todos aquellos esfuerzos valían la pena