1.
El Puerto Deseado es muy angosto en elespacio de media legua, la velocidad de la corriente en el flujo yreflujo es de siete á ocho millas por hora, y una gran parte del fondoestá sembrada de bancos y piedras: sus campañas están cubiertas dearena, de modo que no se encuentra en ellas un arbusto: no hay en todoaquel terreno, manantial de agua dulce, ni los pozos ó cazimbas que sehan abierto en la playa, pueden dar la cantidad suficiente para el gastodiario de las embarcaciones, y para llenar la vasijeria de la bodega
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La bodega está repleta de
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¿Te acuerdas? Pues ahí, en la bodega, en uncajón, están guardadas las
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»Non es para él bueno posar en la bodega
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embarcaciones, y para llenar la vasijeria de la bodega
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que antes; pero entratándose del vino de Rueda legítimo y con diez años en la bodega,
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la bodega, que se había aseado antescon el mayor esmero; y preguntado á don Silvestre, supo que
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El resto de la bodega lo llenaban las muestras de todas las
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Fuera de la bodega detúvose don Pablo, quedando los dos
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de cereales,obreros de bodega sin colocación, gañanes enjutos y
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al cobrar lasemana los trabajadores de la bodega, el encargado
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encargados de la bodega recogían a cadaobrero la papeleta en la
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respetasen y hacíaprosperar los negocios de la bodega, que se
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Los negocios de la bodega crecían y se desarrollaban con la
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cuadras que tenía adosadasa la bodega; y con ellos, los brillantes
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combinado del calor y lahumedad de la bodega, aunque resistía
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cámaras para la marinería, en el sollado ycastillo de proa, eran muy capaces; la bodega, muy
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el portalón y desapareciendopor la escotilla de la bodega
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abiertola escotilla de la bodega a los coolies, y que salían todossublevados
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El capitán bajó a la bodega y habló a los chinos
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Salían de la bodega en grupos de treinta, con su hatillo, entraban en laballenera y los
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bodega; lonecesario para emborrachar a todo un pueblo
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Su bodega se iba vaciando
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bodega, leñera y huerto
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se alzaba y blandía, descubriendo abajo la negraprofundidad de la bodega, con sus cubas
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bodega quedó vacía,desaparecieron los últimos marineros
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—La disposición que tienen sus pisos (el bajo, bodega y
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la bodega de la casona
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Manuel de la Bodega, los que se
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Lo enterraremos en la bodega
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la bodega sehabían colocado, escalonados en los entrepuentes, algunos marineros, yde este modo
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menos que en el mismo fondo de la bodega, y otros decierto delirante arrojo en que me
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despensa y vaciaron su bien provista bodega, de cuyas
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Además del puente y el camarote del capitán, el Castor cuenta con una cocina pequeña en la que se guardan las provisiones de comida y agua fresca, castillos en proa y popa, cubierta inferior, con su sección de remos, alojamiento para la tripulación (que utilizan por turnos) y bodega para carga
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Pero supo de ella un mes después, cuando Jaime se reunió con Jesús Monzón en una bodega de Ave María para preparar la ofensiva del Valle de Arán
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Carnes frías, cuya calidad ofrecía un singular contraste con el vino de la bodega
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En la bodega de Luis Valles hay más vino del que pueda beberse una compañía de sedientos en una vida entera y bien cumplida
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Disponía de un horno, de una bodega, de armarios empotrados y de una bañera calcárea para el baño, además de una letrina, y conectaba con las tuberías del acueducto
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La metí en la bodega debajo de un montón de bocetos a tinta china que hizo Jimmy el Enano antes de morir
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La bodega estaba al fondo de la calleja, a la izquierda
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mientras Duke estaba a la puerta de una bodega entre Hollywood y Normandie, cavilando: demonios demonios demonios
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—¡So puta! Hiciste subir la cuenta en la bodega a trece setenta y cinco, ¿eh?
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—Conduzcan a los prisioneros a la bodega y vigílenlos atentamente
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El perro, de tanto en tanto lanzaba un lúgubre aullido que repercutía en la bodega cuyas bocas de tormenta estaban abiertas
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Se puede notar antes que hay un cuerpo en descomposición en la bodega que en el desván
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El sargento Bharata descendía los escalones de cuatro en cuatro, y se precipitó en la bodega gritando:
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Una gran plancha de vidrio, ennegrecida por el tiempo, el polvo y la humedad, quedó destrozada por el choque y un enorme chorro de agua irrumpió mugiendo en la bodega
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Mientras por encima de sus cabezas resonaban los golpes propinados por los cipayos a la puerta, el agua invadía rápidamente la bodega subiendo su nivel a ojos vistas; el viejo se alzó sobre la columna y se adentró por el corredor
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El faquir, que era presa de una viva inquietud, temiendo la aparición repentina de los cipayos, quiso aprovecharse de ellos para hacer una rápida exploración en la galería que comunicaba con su bodega
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-Manda diez hombres a la bodega y que suban a cubierta el mortero que hice embarcar
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Cuando volvió en sí, semiaturdido todavía por el fiero golpe recibido en el cráneo, ya no se encontró libre sobre el puente enemigo, sino encadenado en la bodega de la corbeta
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Allí se encontraban las máquinas del agua caliente, los cuartos del lavado y planchado, la bodega de los licores y la despensa
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Cuando Roran cruzó la plancha para montar en la Edeline y pasó un saco de harina al marinero que lo esperaba en la bodega, Clovis comentó:
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Los marineros se encargaron de la jarcia y las velas, mientras Roran y los de Carvahall se encargaban de vaciar la bodega de provisiones superfluas, como algunas balas de lana cruda
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En pocos minutos, los distintos niveles del barco estaban atestados hasta el límite, desde la bodega de carga hasta la cabina del capitán
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En la bodega de las herramientas juntaba sus tesoros dentro de un saco: cantimploras, botones, gorras y hasta un par de enormes botas que se llevó escondidas en el bolsón de la escuela, sin sospechar que el dueño de la tienda lo tenía en la mira
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En esos años, cuando se escondía en la bodega de su casa preso de un miedo irracional, imaginaba que un día despertaría liberado para siempre de ese dolor sordo al centro de su cuerpo, todo era cuestión de ajustarse a los principios y reglamentos de la decencia
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Por orden de Juan Gómez, alguacil de nuestra diminuta ciudad, yo disponía de dos soldados armados de día y de noche para evitar que se robaran lo poco que teníamos en la bodega y la cocina, pero igual desaparecían puñados de maíz o unas papas
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En eso aparecieron en la playa Valdivia y otros capitanes, acompañados por numerosos criados, a ofrecerles una comida de despedida, deliciosos pescados y mariscos recién sacados del mar, regados con vinos de la bodega personal del gobernador
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Eran los carabineros, los periodistas y los campesinos que estaban dando el bajo a las últimas botellas de la bodega del senador
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Por la mente de Catalina pasó la imagen de la brutal escena vivida en la bodega del palacio, pero nada dijo al ama y cambió de conversación
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—Raquel volvió en sí muy despacio mientras se repetía que no, que no, que no podía ser, que el mundo estaba lleno de Julios, y de Carriones, que había hasta una bodega con ese nombre, y que era una coincidencia, tenía que ser una coincidencia—
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—Ignoráis que las aves se cuelgan del cuello, en la bodega con una guita y que cuando se pudre el cordel y se caen, es cuando están en su punto
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Mientras Rachel murmuraba frases tranquilizadoras, afuera, el viento, que había soplado toda la tarde con fuerza, empezó a producir sus antiguos ruidos portentosos, a silbar por las rendijas de la puerta de la bodega, y hacer temblar los cristales de las ventanas
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Los contenedores desaparecían en interminable corriente dentro de su insaciable bodega, vigilados por los hombres y mujeres de uniformes negros a los que se llamaba respetuosamente «conductores del túnel»
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En la enorme bodega de la nave, iluminada de rojo, había otras innumerables cajas y todo el cargamento que era posible encontrar en un crucero del espacio o en un crucero marítimo
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Quitó dos tablones de madera que cerraban el paso a la bodega e introdujo el proyector a través del agujero
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Unos antiguos utensilios de pesca cubrían un costado de la bodega, el resto estaba vacío
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Mollstedt le lanzó una mirada antes de meterse en la bodega y luego empezó a retirar los utensilios de pesca
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Deja los cañones en la cubierta del barco y las telas en la bodega
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Mas luego bajaron a la bodega sedientos de vino: no contentos con echar fuera las cubas pequeñas, bebían en las llaves de las pipas grandes, y dejándolas luego abiertas, corría el Montilla de setenta y cinco años inundando las cuevas
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En poco tiempo, Tourlourou, Molichard y Jean-Jean, regalaron sus venerandos cuerpos con lo mejor que había en la bodega, y helos aquí que por grados perdían la serenidad, si bien el cabo de dragones parecía tener más resistencia alcohólica que sus ilustres compañeros de armas y de vino
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Las monjas añadieron bollos y limoncillos, y el canónigo trajo lo mejor de su bodega
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En esta confusión, mi desgraciado padre saltó por la ventana de la bodega; uniéronsele (2) dos de su anterior partida, el tal José Díaz y otro muy pendenciero a quien llaman Puche, escaparon a la sierra los tres solitos, a caballo, y de allí se fueron al Cuartel General de Córdova
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Salvo a la hora en que le era forzoso escribir, recorría todo el local, desde la pieza grande, que daba a la calle, a la más interior, fin de una serie tortuosa de aposentos en que el olor del alquitrán y la obscuridad y falta de aire remedaban el ahogado recinto de la bodega de un barco
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Aníbal, en la bodega de mi alojamiento
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Como en Monçáo, como en Esposende, como en la Beira, como en cualquier otro punto de este País en el que todo se inclina hacia el mar, en el que se siente la presencia de las olas en las hebras de las espigas, y entonces me pregunto cómo es posible habitar en un sitio que no es otra cosa que la resaca de la bajamar, las olas se retiran y abandonan un manojo de calles, un monolito y una plaza, las olas se retiran y abandonan un hotel, una prisión, un barrio, una misa de campaña, un velatorio, las olas se retiran y nos abandonan a nosotros, a la mesa, mientras comemos los grelos y la merluza de la cena, las olas se retiran y me abandonan a mí, en busca de Johannesburgo en la vivienda desierta, en busca de la cantina de los domingos y de la cerveza que me recuerda la infancia, que me recuerda las jaras, los sauces y los bueyes de cerámica del Miño, las olas se retiran y abandonan a un hombre con grabadora en bandolera, incapaz de volar, mientras me pide hacerme preguntas y mira desde el felpudo, desconfiado, el casco y el pico, y yo, cansado de no tener a nadie a quien contarle todo esto, cansado del sol y tan ansioso por desahogarme que finalmente, estimado señor, regresaba en barco, escondido en la bodega como la primera vez, a Johannesburgo y a Solange y a la mina, regresaba a las vagonetas que cargan pedregullo a trescientos metros bajo tierra, lo hice pasar Entre, entre, lo conduje a la sala, le ofrecí el sillón, me acomodé en el sofá, creí ver por la ventana al dueño de la cantina que me extendía una botella, pero no, era una morera que agitaba sus hojas, y dije, golpeando con la punta de la herramienta en la alfombra, ¿No le parece que hay demasiado mar, no le parece Portugal un desperdicio de agua?
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Le pregunté cuánto tiempo me quedaba y él creció de súbito hasta su edad actual, dejó de reír bajo la manguera, se arrimó a la ventana de espaldas a mí, mirando el mercado, dijo Cerca de dos o tres semanas, no lo sé, Julieta, que era ahijada de la dueña de la pensión corría en Ericeira detrás de los pollos, mi sobrino continuaba mirando el mercado, y yo me acordé de un año distante en el que prolongué el verano hasta los últimos días de octubre, me acordé de las palanganas en el hotel desierto, del mecánico albino que rondaba en el temporal, de los albatros en la bodega de la caldera y en los vanos del tejado de los chalés entre los cabrahigos, de los tres caballeros de negro encerrados en un cuartito del primer piso, y del cuervo que arrastraba las alas en la cocina soltando palabrotas de marinero
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Me entretuve en suponer a la muchacha rubia hermana de mis vecinos de la Calçada do Tojal, la mudé a casa del empleado de la Vacuum y del oficial preso, y cuando mi sobrino volvió a enderezar cuadros y a cambiar los cacharros de sitio dejé de reparar en él porque la encargada de la pensión cayó presa de un ataque, el cuervo graznaba tirando de su delantal con las patas, la lluvia le empapaba la falda y el pelo, mi sobrino me informó sonriendo La tía ha de durar eternamente, y yo asentí para no perturbarlo, le encajé un sombrero tirolés en la coronilla, lo puse en la Quinta do Jacinto, en Alcántara, casado con la hija de la modista de mis padres, una diabética nacida en Mozambique o en Guinea o en Ciudad del Cabo, pudriéndose por dentro, como yo, de un mal sin remedio que la devoraba, y entonces volví a oír el mar de octubre y los albatros que piaban en la bodega de las calderas, me dormí frente al televisor apagado y desperté paseando por mi habitación como por los castaños de Mortágua, donde el padre de mi cuñada, con chaqueta de lino, resolvía los crucigramas del periódico en el mirador hacia la sierra, rodeado de avispas, de grillos y del silencio de sol de los olivos
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en que haya en la bodega otras señoras
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–Y una vez cerrada la bodega, saca los cuerpos y sujétalos a los asientos con los cinturones de seguridad
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Una vez que Connor hubo dejado las dos maletas en la bodega y comprobado que los tres pasajeros estaban con vida y no habían sufrido daño alguno, abandonó el avión y subió a la parte trasera de un BMW cuyo motor todavía estaba en marcha
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El día que su esposa recibió, con los brazos abiertos, al nuevo doctor, el marido hizo las clásicas bromas de que si no le voy a dar nunca trabajo, que si no voy a permitir que entren en esta casa más frascos que los que se guardan abajo en la bodega… Al señor Orridge le había parecido un hombre divertido, y ella una mujer muy agradable, por lo que pensó que, antes de darse por vencido, sería una buena idea pedirle consejo a la señora Norbury acerca de dónde podía encontrar una enfermera adecuada, pues no en vano se hallaba ante una de las vecinas más antiguas de West Winston
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A la mañana siguiente le encontré en la misma disposición de espíritu; a Bodega tan pronto le llenaba de improperios como le llamaba hijo
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Ramón el resorte o clavija para concertar la voluntad con la inteligencia; pero le ha concedido a Bodega, que viene a ser como clavija suplente, que hace las veces de la que falta
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Me parece a mí que España estaría gobernada con perfección si el Duque fuera ejecutor de lo que pensara y dispusiese el Bodega
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–La pintura está en la bodega de un avión procedente de Bucarest que aterrizará delante de la puerta de su casa alrededor de las cuatro de la tarde
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Entró en la bodega que había en la esquina
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Zarpó la goleta al anochecer, y a las pocas horas se inició en su bodega un incendio
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Todo el comistraje iba pasando al pie del ascensor, por donde las copiosas bandejas subían al piso principal, como en los buques de guerra suben los proyectiles desde la bodega hasta la batería donde están emplazados los cañones
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Pero volviendo al inglés de la bodega, el caso era que, como pueden imaginar vuestras mercedes, yo no estaba de humor para letuarios de almíbar; así que fuile a envasar la espada en el gaznate, y santas pascuas
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Abrieron una pesada puerta de roble con enormes goznes de hierro forjado y bajaron por una escalera de granito hasta la bodega
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Kim se amonestó por su imaginación hiperactiva, bajó y se adentró en las profundidades de la bodega
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En ese instante oyó que la puerta de la bodega se abría con un crujido
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¿Qué estabas haciendo en la bodega?
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Cuando llegaron al castillo, Kim sugirió que probaran en el desván, en lugar de la bodega
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Cambió de dirección, entró en el comedor y abrió la pesada puerta de roble que daba acceso a la bodega
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El tacto del libro se parecía al de la Biblia que había encontrado en la bodega
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De las dos noches, una la ha pasado Bertoldi en una bodega y otra en un burdel: el que hay abierto para oficiales en la plaza del Embarcadero
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Antes de bajar a la bodega, Kim fue a comprobar el estado de las entradas a las alas