1.
Escuchar la voz que me persuasivo dice: "Bravo, usted ha elegido la mejor ruta, pasa a través de esta puerta y no temáis"
2.
Y en la patria cautiva, piensa el bravo:
3.
Se reflejó en la caída de los salarios: durante 19 años, entre 1970 y 1989, los salarios tuvieron un crecimiento casi nulo a partir de los ajustes unilateralmente definidos (Bravo, 2003), dado que solo de manera muy lenta se fue per-mitiendo la organización colectiva y sindical
4.
Gonzalez Bravo y el citado Ríos Rosas
5.
cacique Bravo, (quien letenia dado el grado de capitan) comprendia aquellas palabras de indiosque
6.
ygente del cacique Bravo, que estaba situado en el parage que llaman elZanjon, en donde fué bien recibido, y aquella noche mataron el caballode Hilario y fué la cena que tuvieron: y no dejó de estrañarlo, pues
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Juan García, llamado también El Bravo de las Galeras, era un mozofiero y atrevido,
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furor del Bravo de lasGaleras, cuyo recuerdo duró largo tiempo entre la gente de su
9.
Las mas principales de estas lagunas, son las del Bravo, el Palantelen,Lobos,
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¡Bravo, midigno matador, bravo! recoge la flor de almendro que tu amada te haechado mientras juntaba las manos para aplaudirte
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dónde parten, y que hielan deterror el corazón del más bravo
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Cuando el toro es bravo y el hombre hábil yvaleroso, las
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afilada, seinsinúa con frecuencia en el anca escuálida del bravo
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pensado decir al discutirse el presupuesto en tiempos deGonzález Bravo, y acababan
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bravo y patriota, y lo sacrifica todo, enfavorables momentos, al bien de la Patria: tiene el arrojo y
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Era hábil en elmanejo de la, espada, y aunque bravo por
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El bravo laberinto en que me meto,
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Grajo, situado en la carretera,cerca del cortijo; un bravo que de
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sino el toro bravo que había de lidiarseen los circos y cuya
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bravo, el pueblo que se levantó en defensa delos hombres, el
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El más bravo le vino a un cazador encima, a
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bravo, y venía feroz
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—¡Bravo, bravo! Aquí está el reo en capilla
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creyente, dulce de maneras porlo general, y bastante bravo por lo particular cuando el
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misma hora; trabajaban en una fábrica de gorras de la callede Bravo Murillo
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con el impudor de un bravo: dos postas en la cabeza, incrustadasen los huesos del
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El potro andaluz, instigado por la querencia de la cuadra, dejódeshacerse en el viento, con un bravo
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Bravo, que en boca dePez, por especial disposición de su ánimo, tomaba un tinte
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vérselas luego con Pere, el bravo glorioso,quitándolo de en
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dignidad de bravo, la certeza del encierro en elSeminario;
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todos los del Duque; un bravo y hermoso animal
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Era un bravo soldado el de Irañeta ypodía ocupar lugar excelso en esos extraños
33.
El bravo en su pundonor:
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Maldonado, elcélebre comunero, el compañero de Bravo y
35.
Este es el león del desiertocuyos rugidos espantan al más bravo de los cazadores
36.
–Bravo, bravo -lo felicitó Ferrara con una chispa de diversión en la mirada-
37.
Y tú, Elisa, entre lavanderos chinos, en cada recuerdo pareciéndote más a Faustine; les dijiste que me llevaran a Colombia y atravesamos el páramo cuando estaba bravo; los chinos me cubrieron con hojas ardientes y peludas de frailejón, para que no muriera de frío; mientras mire a Faustine, no te olvidaré, ¡y yo creí que no te quería! Y la Declaración de la Independencia que nos leía todos los 5 de julio, en la sala elíptica del Capitolio, el imperioso Valentín Gómez, mientras nosotros —Orduño y los discípulos— para desairarlo, reverenciábamos el arte en el cuadro de Tito Salas "El general Bolívar atraviesa la frontera de Colombia"; sin embargo confieso que después, cuando la banda tocaba Gloria al bravo pueblo / (que el yugo lanzó / la ley respetando / la virtud y honor), no podíamos reprimir la emoción patriótica, la emoción que ahora no reprimo
38.
Una dehesa se distingue de un corral en muchas cosas, por ejemplo en el temple de las bestias que cobijan, que puede ser bravo o manso
39.
Suárez conocía las cábalas del Rey y Fernández Miranda, las seguridades de Fernández Miranda y las dudas del Rey, sabía que el Rey apreciaba su fidelidad, su encanto personal y la eficacia que había demostrado en el gobierno, pero no estaba seguro de que a última hora la prudencia o el temor o el conformismo no le aconsejaran olvidar el atrevimiento de nombrar a un segundón de la política y un casi desconocido para la opinión pública como él y optar por la veteranía de Federico Silva Muñoz o Gregario López Bravo, los otros dos integrantes de la terna
40.
Luego el Rey se despidió y Suárez colgó el teléfono con la certeza de que el monarca se había acobardado y había nombrado a Silva o a López Bravo y no había tenido valor para darle la noticia
41.
Si no, díganme: ¿quién más honesto y más valiente que el famoso Amadís de Gaula?; ¿quién más discreto que Palmerín de Inglaterra?; ¿quién más acomodado y manual que Tirante el Blanco?; ¿quién más galán que Lisuarte de Grecia?; ¿quién más acuchillado ni acuchillador que don Belianís?; ¿quién más intrépido que Perión de Gaula, o quién más acometedor de peligros que Felixmarte de Hircania, o quién más sincero que Esplandián?; ¿quién mas arrojado que don Cirongilio de Tracia?; ¿quién más bravo que Rodamonte?; ¿quién más prudente que el rey Sobrino?; ¿quién más atrevido que Reinaldos?; ¿quién más invencible que Roldán?; y ¿quién más gallardo y más cortés que Rugero, de quien decienden hoy los duques de Ferrara, según Turpín en su Cosmografía? Todos estos caballeros, y otros muchos que pudiera decir, señor cura, fueron caballeros andantes, luz y gloria de la caballería
42.
Bien parece un gallardo caballero, a los ojos de su rey, en la mitad de una gran plaza, dar una lanzada con felice suceso a un bravo toro; bien parece un caballero, armado de resplandecientes armas, pasar la tela en alegres justas delante de las damas, y bien parecen todos aquellos caballeros que en ejercicios militares, o que lo parezcan, entretienen y alegran, y, si se puede decir, honran las cortes de sus príncipes; pero sobre todos éstos parece mejor un caballero andante, que por los desiertos, por las soledades, por las encrucijadas, por las selvas y por los montes anda buscando peligrosas aventuras, con intención de darles dichosa y bien afortunada cima, sólo por alcanzar gloriosa fama y duradera
43.
—¡Bravo, bravo! —exclamó Morcef, aplaudiendo el final de un dúo
44.
En el espacio que se extiende de oriente a occidente entre los mares Caspio y del Aral y linda con Persia, Afganistán, el Tíbet y Siberia vive un pueblo bravo y belicoso
45.
- ¡Es el capitán Tormenta! ¡Un bravo que ha hecho muy bien en evitar las cimitarras turcas!
46.
– ¡Eres un bravo! –repuso el polaco
47.
Diciendo esto, el bravo cazador se estremeció
48.
Nombró para el puesto al oficial que le seguía en jerarquía, un bravo dinamarqués que había dado muchas pruebas de valor y de experiencia marinera, y se retiró dejando a la tripulación entregada al comentario de los dos hechos inexplicables: la desaparición de Walker y la persistencia de la voz misteriosa: Los más supersticiosos sostenían que el velero estaba embrujado y los corajudos, que había que tomar medidas para dar con los autores de esas pesadas bromas
49.
–Y bien, mi bravo cazador –dijo el capitán con una sonrisa bondadosa: – ¿ha desaparecido ese infame?
50.
Sandokán abrazó al bravo portugués, mientras la tripulación seguía gritando:
51.
En menos de lo que tarda en decirse, el bravo portugués se encontró en el puente del vapor
52.
Contiene un veneno poderoso para el cual no hay antídoto, aun en cantidad mínima paraliza de inmediato el corazón más bravo y vacía los pulmones del menor soplo, causando la muerte
53.
El bravo filibustero, con fulmíneo movimiento, había cubierto a la joven, y recibió la bala en el pecho
54.
Tenían razón, porque el lujurio-so espectáculo de un potro bravo montando a una yegua, que vi por ca-sualidad en el fundo de mis primos, todavía me enardece la sangre
55.
Al día siguiente de la batalla, los tres capitanes comuneros, Padilla, Bravo y Maldonado fueron ajusticiados en Villalar
56.
En el bar, el Capitán soltó triunfalmente la noticia: el "coronel" Altino Brandáo, el dueño de Río do Bravo, hombre que arrastraba más de mil votos, se había puesto del lado de Mundinho
57.
Bravo por las comunicaciones, pensó Hood cínicamente mientras levantaba el tubo
58.
—¿Veis a los que han llegado a la corte con el bravo Gere enviados por mi hermano Gunter desde las orillas del Rhin?
59.
Yo hablaba así, echándomela de bravo; pero en realidad sentía profunda pena al caer en la cuenta de que era un prisionero de guerra, de cuya libertad y residencia los franceses [204] disponían a su antojo
60.
Luque y caen en bravo combate los Cap
61.
El bravo cura se irguió de repente alzándose sobre los estribos, y gritó con ansiedad:
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Pero sus pesquisas no les dieron la satisfacción de prender a nadie, y cuando el bravo don Patricio salía iba diciendo:
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Subió después a un árbol, desde donde podía explorar la huerta, y vio a la señora Badoreta tendiendo ropa en el jardinillo delantero; Valentín, el más bravo de los dos veteranos, limpiaba el caballo y Suárez estaba regando las judías y poniéndoles tutores
64.
¡Caed sobre el enemigo! ¡Para el más bravo será Hozeilah las Lunas!
65.
Se inició entonces una espera de varios minutos, en los que una sintonía musical me hizo compañía, al otro lado del auricular telefónico, mientras el recepcionista buscaba en el registro por el nombre real del Viejo Bravo
66.
Douglas Bravo, el legendario guerrillero venezolano, cuenta con el respeto y admiración de casi todos los grupos armados en América Latina
67.
Ilich me contó tiempo después que: «A Douglas Bravo yo solo me acuerdo de haberlo visto en Venezuela en el año 1958
68.
Mientras compartíamos unas arepas, Bravo me confesó que había participado en el golpe de Estado —versus alzamiento popular— del 4 de febrero
69.
Según Bravo, durante los combates en que los insurgentes de Chávez intentaban llegar a Miraflores, su unidad se encontró con un soldado leal al gobierno de Carlos Andrés Pérez, que con los nervios se había pegado un tiro a sí mismo en una pierna
70.
No tuvo al fin Santiago más remedio que resignarse, ayudándole en su conformidad la bonísima doña Jacinta, que le prometió escribir a La Guardia para informarse de la intriga o cábala [91] matrimonial que hacía de un bravo coronel de ejército un desairado personaje de comedia sentimental
71.
De muy distinto género era la amistad de González Bravo, el periodista impetuoso del Guirigay, el que se puso a la vanguardia del motín de Septiembre, penetrando a la cabeza de los primeros grupos en el Ayuntamiento
72.
En casa de González jugaba sus [146] tresillos con Sartorius y con la señora de Seoane, o con Beltrán de Lis y el brigadier Latre; de allí solía irse al café Nuevo, donde encontraba a Espronceda, a veces a González Bravo y a los Escosuras
73.
Dos palabras dijo al oficial, mientras el bravo Montes de Oca, con acento firme y sonora voz, dirigía la breve alocución a los granaderos y daba los vivas a Isabel y a Cristina
74.
Cayeron el bravo Quiroga y mi compañero en Palacio el señor conde de Requena, los heroicos tenientes Boria y Gobernado, el coronel Fulgosio; y por último, y esto es lo más sensible, víctima también de su sordera, fue sorprendido y hubo de entregarse en Colmenar Viejo el rayo de la guerra, el valiente entre los valientes, ante quien mudo se postró Marte; el héroe que hacía temblar el suelo de España con su pujanza, siendo temido hasta de la misma muerte; el que llevó siempre la victoria en la punta de su lanza, y con ella agujereaba los ejércitos enemigos como si fueran un pliego de papel
75.
-Dijéronme que González Bravo quería verme, y que allí estaban ellos para llevarme al despacho de Su Excelencia en aquel mismísimo instante
76.
Y continuando con pasmosa fecundidad el desarrollo de la Historia grande, como un hilo de vida sin solución, el primer hecho de alta trascendencia que se nos ofrece después de la caída de González Bravo es la del buen D
77.
Bravo hasta la insolencia, su corazón atesoraba, junto al arrojo indomable, la jactancia andaluza de que ningún otro mortal podría medirse con él
78.
La pintura que hizo Bravo Murillo de los espléndidos chorros de agua que su proyecto realizado habría de verter sobre Madrid, cautivó de tal modo al auditorio, que no sólo se nos refrescaban las imaginaciones, sino también los cuerpos
79.
Minutos después, la Reina Madre me preguntaba si conocía yo Nápoles, y Bravo Murillo se condolió de que yo hubiera desistido de escribir la Historia de toditos los Papas, obra que sería, sin duda, de las más edificantes
80.
Juan Bravo se le indigestaron los chorizos
81.
Juan Bravo Murillo fue quien más abrió la mano en las concesiones de vías férreas, de explotación de minas, de obras para nuevos caminos y para puertos y canales
82.
[111] a González Bravo, a Llorente, a Alcalá Galiano, al general Córdova y a otros de menos fuste
83.
González Bravo fue siempre un demagogo, y ni él ni Narváez tenían idea de las funciones augustas del Profesorado
84.
Dijo esto el bravo patriota echándose atrás como asustado y mirando a los ojos del imperturbable Ibero
85.
Si hubiera dicho que un toro bravo había arribado sería dar una clara impresión de lo que ocurrió
86.
Viene mi amigo Enrique Bravo, exaltado patriota, escritor agresivo, tribuno vibrante, que cultiva en su propio ardimiento y en fogosas lecturas el arte de las insurrecciones
87.
Con este amigo y con Enrique Bravo, solía pasar Vicente algunos ratos en el club federal de la calle de la Yedra, local destartalado, sombrío y sucio, donde tarde y noche se congregaba un pueblo bullicioso, entusiasta de ideales antes adorados que comprendidos
88.
Acompañábale Enrique Bravo en esta devoción de amor viudo, y del cementerio se corrían a Carabanchel, entreverando, en sus pláticas de paseantes, el Federalismo con la literatura, y las ideas permanentes [53] con la transitoria y voluble actualidad
89.
Empezaban el Carbonerín y Bravo a defender a Santamaría, ponderando su valor, su honradez republicana, cuando entró el aludido, tomando asiento en medio de la pandilla
90.
«¿Sabes lo que me ofrecen por mi resellamiento? -añadió Bravo casi con lágrimas en los ojos-
91.
Entre el cuarto de prima y el cuarto de media, aprovechando el filo de la luna y dos marineros muy buenos nadadores que teníamos a bordo —uno de ellos cierto Ramiro Feijoo, bravo buzo de galera, luego famoso por dar barreno a un bajel turco en el asedio de La Mámora—, se había hecho con el bote pequeño un reconocimiento de la cala grande o puerto, situado al mediodía de la isla
92.
Una sonrisa de aliento del tipo bravo campeón, sé que puedes hacerlo
93.
El bravo soltó dos blasfemias y una carcajada y se puso en pie sacudiéndose los calzones
94.
Desolado, el bravo hizo un gesto de impotencia
95.
El bravo se rascaba las patillas
96.
—Bien hace uced de encarar el trago con las mismas asaduras con que encaró la vida —opinó un cariacuchillado de guedejas tan grasientas como el cuello de su valona, al que llamaban el Bravo de los Galeones y era fino bellaco, tinto en lana, y de Chipiona
97.
Aparte de los mentados, y según conocí por sus buenos o malos nombres de allí a poco, estaban presentes el murciano Pencho Bullas, los soldados viejos Enríquez el Zurdo y Andresito el de los Cincuenta, el cariacuchillado y grasiento Bravo de los Galeones, un marinero de Triana llamado Suárez, otro tal Mascarúa, un fulano con aire de hidalgo tronado, ojeroso y pálido al que llamaban el Caballero de Illescas, y un jienense rubicundo, barbudo y sonriente, de cráneo afeitado y fuertes brazos, que tenía por nombre Juan Eslava, y era notorio rufián de cantoneras sevillanas —vivía de cuatro o cinco, y las cuidaba como a hijas, o casi—, lo que justificaba su apodo, ganado en buena lid: el Galán de la Alameda
98.
Tampoco el Bravo de los Galeones, pues captó el mensaje, apartó la vista, y no dijo más
99.
El Bravo de los Galeones se acariciaba reflexivo el pelo grasiento, recogido en una coleta
100.
El Bravo de los Galeones y el marinero Suárez estaban en la escalera, mirando el tesoro con las caras desencajadas