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    candilejas frases de exemplo

    candilejas


    1. Bajo la luz de las candilejas, su cabellera aparecía más


    2. Los faroles y candilejas que las hermandades solían poner en retablos ycruces que


    3. árbolde la vida candilejas en tal abundancia, que, según la relación de unconvidado de


    4. arte; decía él que los tenores y tiples no debían cantar delantede las candilejas, entre árboles de


    5. árbol de la vida candilejas en tal abundancia, que, según la relación de un convidado de cuatro


    6. Tengo la impresión, al salir del Ayuntamiento, que sólo falta bajar el telón y apagar las candilejas


    7. Y sacando del bolsillo un trozo de yeso, de esos con que se apuntan los tantos del billar, trazó una raya en mitad del suelo, entre la escalera y la puerta, para marcar el sitio de las candilejas


    8. Su personalidad, llegada a él a través del fulgor de las luces de las candilejas, había sido siempre atrayente y simpática


    9. Al momento siguiente, un objeto sale volando del público, una masa oscura emerge de las candilejas escénicas, pata-paf, impacta en los tablones escénicos y se desliza hasta llegar junto a los pies de este agente


    10. Al mismo tiempo y mientras se empavesaban los balcones, mil candilejas, puestas en los antepechos y goteando su aleve aceite sobre los transeúntes, [187] amenazaban con una iluminación general en la próxima noche

    11. Cuando se levantó el telón, Florentina no miró ni una sola vez más allá de las candilejas


    12. Y, sin embargo, el uranio, al cabo de muy poco tiempo de estar bajo la luz de las candilejas, se hundió en un olvido comparativo una vez más


    13. El chico poseía casi todos los ingredientes para interpretar el papel: estaba armado de una belleza imposible, padecía un historial de huérfano con fortuna —según había relatado al vigilante—, trabajaba en el bohemio mundo de las candilejas, y resquebrajaba como pipas corazones de mujeres castañas y de ojos cuanto más oscuros mejor —según había presenciado Isidro un día memorable de junio que comenzó con la contemplación del cuerpo incorrupto de san Isidro, gracias a un favor que le debía su primo hermano, continuó con un ayuno sentados en la plaza de Oriente, pues necesitaban posar en el estómago la gracia de semejante reliquia, y finalizó en una noche de tascas céntricas con brindis a los milagros, y una borrachera de tunas acompañados por unas turistas andaluzas


    14. De todo aquello -de las candilejas y de las diablas, de los trajes de pacotilla, de las lentejuelas,del hálito del escenario, del misterio de la representación; del castañeo de las postizas, el airoso ir y volver de las bailarinas, el lento levantarse de sus rodillas, el fugaz alanceo de los aires por la fina punta del pie por todo lo alto; del revoleo de las faralás; de la gaitería de las pasamanerías; del polvo del taconeo, el jacarandeo de un pasodoble, el oscuro rasguear de una voz ajada; del tañido de un fandango, el aire de una seguidilla, el compás de un bolero, la copla de moda por calles y deslunados, las tonadilleras derrotadas, los cuplés amargos en su picaresca intención desbastada por la indiferencia de los espectadores o la impotencia de la voz, las canciones apaches de faldillas negras, las doncellas con cofia y delantal de encaje; de los volantes de lunares, los flecos, los mantones, los pañuelos de Manila- no se sabe por qué surgía de las tablas, por aire de magia, un hálito que daba valor a lo cascado, a lo sucio, remozo a lo triste, plenitud a lo harapiento, dureza a lo sobado, volviendo deseable lo ruín


    15. Unos faroles eléctricos flanqueaban el camino hacia la puerta principal y proyectaban su luz en dirección ascendente entre árboles y arbustos; daba la sensación de que lo iluminaban todo desde abajo como las candilejas de un teatro


    16. El visitante recorrió el escenario hasta donde, en una época pasada, debían haber estado las candilejas, y se quedó mirando hacia el auditorio


    17. -Una extraña petición, ya me doy cuenta, pero ella se siente mucho más a gusto con las candilejas


    18. Las candilejas estaban apagadas y sólo unas cuantas antorchas fantasmales ardían cerca de los puestos de guardia


    19. Cuando el director de la orquesta consiguió que los músicos se callasen, el vate Leoncio se acercó a las candilejas, se puso una mano en el corazón y rompió a declamar:


    20. Ya estabas parado junto a las candilejas

    21. «Averigua primero lo de toda esa gente», dijo, cosa rara en alguien que trabaja tras las candilejas


    22. Los músicos estaban colocándose cerca de las candilejas, pues no había foso de orquesta


    23. Calypso balanceando mi sombrero ese viejo obispo que habló desde el altar su sermón largo sobre las más altas funciones de la mujer sobre las más altas funciones de la mujer sobre las chicas que ahora montaban en bicicleta y llevaban gorras de visera y los nuevos pantalones de mujer bloomers Dios le conceda cabeza y a mí más dinero supongo que los llaman así por él nunca pensé que mi apellido sería Bloom cuando lo escribía en letras de molde para ver qué tal hacía en una tarjeta de visita o entrenándome para el carnicero y saludos M Bloom estás blooming floreciente decía Josie después que me casé con él bueno está mejor que Breen o Briggs de abrigo o esos horribles nombres que acaban en bottom señora Ramsbottom o alguna otra especie de bottom Mulvey no me volvería loca tampoco o imagina que me divorciara de él señora Boylan mi madre quienquiera que fuera me podía haber dado un nombre más bonito bien sabe Dios con el que tenía tan precioso Lunita Laredo lo que nos divertimos corriendo por Willis Road hasta Punta Europa dando vueltas a un lado y a otro del Jersey se me agitaban y bailaban en la blusa como los de Milly pequeños ahora cuando sube corriendo las escaleras me gustaba mirármelos subía de un salto a los árboles de la pimienta y los chopos blancos arrancando las hojas y tirándoselas a él se fue a la India iba a escribir los viajes que esos hombres tienen que hacer al fin del mundo y vuelta lo menos que pueden hacer es dar algún que otro apretón a una mujer mientras puedan yendo a ahogarse o a saltar por el aire en cualquier sitio yo subí por la cuesta del molino de viento hasta el llano ese domingo por la mañana con el catalejo del capitán Rubio que había muerto como el que tenía el centinela él dijo que tendría uno o dos de a bordo yo llevaba ese traje del B Marche Paris y el collar de coral el estrecho brillaba yo veía hasta Marruecos casi la bahía de Tánger blanca y las montañas del Atlas con nieve encima y el estrecho como un río tan claro Harry Molly guapa yo pensaba en él navegando todo el tiempo después en misa cuando se me empezó a resbalar la enagua en la elevación semanas y semanas guardé el pañuelo debajo de la almohada por el olor que tenía no se podía encontrar un perfume decente en ese Gibraltar sólo ese peau d’Espagne barato que se pasaba y dejaba un hedor encima más que otra cosa yo quería darle un recuerdo él me dio ese feo anillo Claddagh de buena suerte que le di a Gardner cuando se fue a Sudáfrica donde le mataron esos bóers con su guerra y su fiebre pero les vencieron de todos modos como si eso hubiera llevado su mala suerte encima como un ópalo o una perla debía ser oro puro de 18 quilates porque era muy pesado todavía veo su cara bien afeitada frsiiiiiiiiiiiiiíííííífrong ese tren otra vez tono de llorar cuando en los días pasaaados que no volverán cerrar los ojos respirar mis labios adelante besar triste mirada ojos abiertos piano antes que sobre el mundo caigan las nieblas me fastidia ese lasn viene dulce canción de amooooor eso lo soltaré con todo el aliento cuando me ponga delante de las candilejas otra vez Kathleen Kearney y su pandilla de maullantes señoritas Esto señorita Aquello señorita Lootro pandilla de peditos de gorrión revoloteando por ahí hablando de política que entienden de eso tanto como mi trasero cualquier cosa en el mundo con tal de echárselas de interesantes como sea bellezas caseras irlandesas hija de soldado soy yo sí y de quién sois vosotras zapateros y taberneros perdone carreta creí que era una carretilla se caerían muertas de gusto si tuvieran jamás una ocasión de pasear por la Alameda del brazo de un oficial como yo en la noche de la banda los ojos me chispean el busto mío que no tienen ellas pasión Dios las ampare pobrecitas yo sabía de los hombres y la vida a mis 15 años más de lo que ellas sepan a los 50 no saben cantar una canción así Gardner dijo que ningún hombre podía mirarme a la boca y los dientes sonriendo así sin pensar en ello yo tenía miedo de que no le gustara mi acento en primer lugar él es tan inglés todo lo que me dejó papá a pesar de sus sellos tengo los ojos de mi madre y la figura en todo caso él decía siempre que los hay tan sucios entre esos paletos él no era nada así se moría por mis labios que se encuentren primero un marido y que sea de buen ver y una hija como la mía y a ver si pueden si pueden excitar a un fulano con dinero que puede buscar y elegir donde se le antoja como Boylan para que lo haga 4 ó 5 veces bien abrazados o la voz también yo podía haber sido una prima donna sólo que me casé con él viene de amoooor la vieja voz profunda abajo la barbilla atrás no demasiado hacerlo doble La Glorieta de mi Dama es demasiado largo para un bis en la vieja granja en el crepúsculo y los salones en bóveda sí cantaré Vientos que soplan del sur que él me dio después del asunto de las escaleras del coro le cambiaré ese encaje a mi traje negro para lucir mis pechos y sí ya lo creo haré arreglar ese abanico grande para hacerlas reventar de envidia me pica el agujero siempre cuando pienso en él necesito noto que tengo aire dentro mejor con cuidado no despertarle y que empiece otra vez a babearme después de que me lavé toda entera espalda y tripa y costados si tuviéramos un baño o mi cuarto sólo para mí de todas maneras me gustaría que él durmiera en una cama solo con sus pies fríos encima de mí nos daría sitio siquiera para soltar un pedo Dios mío o hacer la menor cosa mejor sí aguantarlo así un poco de costado piano duuuul ceahí está ese tren lejos pianissimo iiiiiiii una canción más


    24. Luego Clarissa se acercó a las candilejas:


    25. Los políticos estaban ansiosos y luchaban por las candilejas


    26. Afectado un momento por el miedo, Neil miró el negro vacío de la sala, las luces de las candilejas que no le dejaban ver las innumerables caras


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