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cercanías frases de exemplo
cercanías
1. mandó construir un hotel en las cercanías de Madrid
2. Fields, en las cercanías de Londres (1970), colocando a Chile a la vanguardia en estas
3. de las cercanías, o los recibía en nuestra casa, dondetenían conferencias secretas
4. transmite una aproximación directa a las cercanías de esa
5. señales de aproximación de naves enemigas a las cercanías de
6. teleportacion rápida pronestelar hasta las cercanías de la
7. operadores de control en las cercanías de Blekner, recibiendo
8. Aryhun sin embargo se encuentra en las cercanías de la
9. lado del disco espiral de la galaxia y en las cercanías del
10. científicas dispuestas en las cercanías del pulsar fasico
11. las estaciones orbitales dispuestas en las cercanías del
12. orbitales en las cercanías de ese pulsar y para ello da las
13. de la unidad de estaciones orbitales entorno a las cercanías
14. En las cercanías de esta constelación se halla la Osa mayor
15. no alcanzan las aguas, sirven de refugioen la predicha estacion á los reptiles de las cercanías, y á todos
16. y parroquias de las cercanías, a las casas decampo de los amigos
17. Inspiraba generalessimpatías en la población y las cercanías
18. Timor y sus cercanías ofrecen un mundo completamente
19. en una fuentesituada en las cercanías del Halicarnaso por la
20. soldados desaparecieron de lapoblación y sus cercanías para
21. toda la población de la ciudad y la desus cercanías; aquella
22. Hecho otro viaje de exploración por las cercanías de la sala y
23. Durante el cursode los siglos trabajaron las aguas, llevando arcilla y leve arena parareconstituir su cauce y formar en las cercanías una capa de tierravegetal; los torrentes han limpiado
24. en las cercanías de la islahabían aparecido ciertas almadías con
25. Luego, en las cercanías del fumadero, nuevadiscusión,
26. cercanías del pueblo para cubrir el movimiento deretroceso
27. Al fijar sus gemelos en las cercanías del pueblo vió las
28. con la división inmediata, pero alverse en las cercanías del
29. gruta de las cercanías de Belén, abrazando con sus tiernos brazosel cuello de la
30. Habitan por las cercanías del seno de Davao, por el Apo, corriéndose al E
31. muy velludas en las cercanías de losoídos; la cabeza, bastante
32. cercanías de la cueva, y unabecerruca extraviada de la cabaña, al
33. compañero, de un olfato admirable, bloqueaba las cercanías de la prisión de Herminia
34. pueblo que se eleva en las cercanías de la laguna llamadapor algunos
35. Desde abajo llegaban voces y ruidos apagados, pero no se oía nada en las cercanías
36. Una vez que hubo interpuesto una distancia prudencial, la fingida aprehensora depositó a su presa suavemente y tomó tierra en las cercanías
37. Bennett y Kaz cabalgaban en las cercanías, siendo el minotauro quien le explicó la situación
38. La apuesta estratégica de la batalla se centraba en dos lugares: el muro occidental y el Museo Rockefeller, en las cercanías de la antigua ciudad árabe, ¡donde se encontraban… los manuscritos del mar Muerto! El 7 de junio, a última hora de la mañana, un destacamento de paracaidistas israelíes avanzó lentamente hacia el muro de la ciudad vieja y, después de un tiroteo con las tropas jordanas, consiguió rodear el Museo
39. Al cabo de un rato, como me sentía algo menos rígido y todavía quedaba algo de luz, decidí darme un pa-seo por el bosque, por las cercanías del campamento
40. La versión del gobierno militar llegó a inventar que los cuerpos fueron encontrados cerca del túnel Lo Prado porque habrían sido conducidos en camioneta hasta las cercanías de un hospital de campaña del Ejército, de donde fueron trasladados al Instituto Médico Legal
41. Tendemos a olvidar que la mayor parte de la existencia transcurre en silencio amoroso: gente que se sacan unos a otros los piojos mientras sonríen; ojos penetrantes que desde un banco de piedra miran al río bajar a la mar; conductores de trenes de cercanías que, cuando les dejan, disfrutan del paisaje que va desvelando la máquina; tímpanos apacibles de médicos escuchando los latidos de un corazón ansioso; los entramados emocionales idénticos de los niños y sus mascotas descubriendo el mundo todavía inexplorado, y el esplendor vegetal
42. La posibilidad de su existencia quedaba nuevamente planteada, ya que su mito vivía en la imaginación de cuantos moraban en las cercanías de la selva -es decir: de lo Desconocido-
43. Mientras a medida que avanzaba la tarde Madrid se convertía en una ciudad fantasmal (una ciudad sin bares ni restaurantes abiertos, sin taxis ni apenas circulación, con calles despobladas por donde bandas de ultraderechistas campaban a sus anchas coreando consignas, destrozando escaparates e intimidando a los escasos transeúntes al tiempo que la gente se encerraba en su casa y se pegaba a aparatos de radio y televisión que a ratos no emitían más que música militar o música clásica, porque desde antes de las ocho de la tarde la radio y la televisión públicas habían sido ocupadas por un destacamento mandado por un capitán de la Brunete), frente a la fachada del Congreso, al otro lado de la Carrera de San Jerónimo, los salones y escalinatas del hotel Palace empezaron a hervir de militares de todas las armas y graduaciones, de periodistas, fotógrafos, locutores de radio, curiosos, borrachos y chiflados, y casi en seguida se instaló en la oficina del gerente del hotel un pequeño gabinete de crisis compuesto entre otros por el general Aramburu Topete, director general de la guardia civil, y por el general Sáenz de Santamaría, jefe de la policía nacional, dos militares leales que llegaron a las cercanías del Congreso poco después del asalto y que apenas comprendieron que el secuestro podía prolongarse durante un tiempo imposible de prever montaron dos cordones de seguridad -uno de la policía nacional, otro de la guardia civil- con el fin de aislar el edificio y dominar la vorágine de sus alrededores
44. Tardaron horas en conseguir ambas cosas, si es que en verdad las consiguieron; de hecho, grupos vociferantes de partidarios de los golpistas acosaron durante toda la noche la Carrera de San Jerónimo y, desde los primeros minutos del secuestro hasta los últimos, militares, policías y guardias civiles vestidos de uniforme o de paisano entraron a placer en el Congreso sin que nadie supiera con certeza si quien entraba lo hacía para unirse a Tejero y sus hombres o para averiguar sus intenciones, para solidarizarse con su causa o para minarles la moral, para llevarles noticias del exterior o para recogerlas del interior e informar a las autoridades, para parlamentar con ellos o para fisgonear; más aún: muchas personas que acudieron a las cercanías del Congreso en los primeros momentos del golpe aseguran que, en medio de aquella barahúnda, nadie parecía tener en absoluto claro si los guardias civiles y policías de Aramburu y Sáenz de Santamaría habían rodeado el edificio para reducir a los asaltantes o para velar por su seguridad, para impedir que nuevos contingentes de militares o civiles los reforzasen o para franquearles la entrada, para rechazar el golpe o para alentarlo
45. Me he mantenido atento a las personas que se movían por las cercanías de mi establecimiento, sin resultado positivo
46. No fue la única vez que Monge narró aquella tarde su intervención en el golpe; lo hizo también unos minutos más tarde, cuando, después de hablar en la Plana Mayor con García-Almenta, éste ordenó al sargento Rando Parra que lo acompañara en coche hasta las cercanías del Congreso, donde el jefe de la SEA debía recoger un coche de la unidad; en el trayecto, Monge le dijo a Rando Parra más o menos lo mismo que le había dicho a Rubio Luengo -había escoltado a Tejero en su asalto, no lo había hecho solo, había obedecido órdenes de García-Almenta- y añadió que, tras cumplir su misión, había abandonado el coche que ahora iban a buscar en la calle Fernanflor, junto al Congreso
47. Según me refirió, había salido de la parte del circo que se encuentra pegada a los montes Palatino y Celi y muy pronto había prendido en las tiendas de alimentos que se hallaban en las cercanías
48. -Sciapal había reconocido en las cercanías, un árbol productor de caucho
49. Muley-el-Kadel se cercioró de que ya no había nadie por las cercanías y siguió al árabe por entre los escombros, siempre acompañado de ambos esclavos y los perros
50. –Posee una en las cercanías del fuerte William