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    Use "don" em uma frase

    don frases de exemplo

    don


    1. Doña Justa y don Luis, a quienes le fue forzoso confiarse, anduvieronrelativamente parcos en recriminaciones, pero crueles e inexorables enpunto a la energía necesaria, para ocultar las consecuencias de laseducción


    2. Quedose perplejo don Cándido, y haciendo al fin un esfuerzo por parecerenojado, contestó:


    3. , le dejó pasaruna noche con una ramera, de lo cual se le originó gran debilidad yfiebre: los médicos, ignorantes del origen de la dolencia, le sangraron,acelerando la muerte; y don Pedro, por consentir el exceso o norevelarlo oportunamente, cayó en desgracia, aunque era cuñado delprivado, castigándosele con no volver a la corte y obligándosele a viviren un extremo de la ciudad sin que se le permitiera hacer ni recibirvisitas con ostentación[54]


    4. » Don Juan de Jauregui opinó que «el valersede las manos es accidente que no ofende el ingenio e ingenuidad sumadesta ciencia, sino que habiendo de lograr sus efectos a ojos de todosse sirve de los colores y manos como el orador y filósofo de la tinta ypluma»


    5. Visitole pororden de su Magestad don Alfonso Pérez de Guzmán el Bueno, Arzobispo deTiro, Patriarca de las Indias; hízole una larga platica para su consueloespiritual; y el Viernes 6 de Agosto, año del Nacimiento del Salvador1660 día de la Transfiguración del Señor, habiendo recibido los SantosSacramentos, y otorgado poder para testar a su íntimo amigo Don Gasparde Fuensalida, Grefier de su Magestad, a las dos de la tarde, y a lossesenta y seis años de su edad dio su alma a quien para tanta admiracióndel mundo le había criado, dexando singular sentimiento a todos, y nomenos a su Magestad, que en los extremos de su enfermedad había dado aentender lo mucho que le quería y estimaba


    6. Declaración de don Gaspar de Fuensalida en la misma información


    7. [28] Don Fernando, hermano de Felipe IV: nació en El Escorialen 1609


    8. La única de la época de Don Juan II, que merecemención bajo este aspecto, es la Comedieta de Ponza, del marqués deSantillana[192]


    9. Del chasco que se llevó nuestro valeroso don Quijote con unos molinos de viento, que se le atravesaron en su camino, por ponerse en peloteras con ellos, y del agarrón que tuvo con unos frailes a los que les cayó de sopetón a darles, pensando que eran unos plagiarios


    10. Justo en ese momento se levantó un ventarrón que puso en movimiento las aspas de los molinos, y don Quijote, apenas las vio girar, empezó a gritar:

    11. De lo que, sosegadamente al fin, le pasó a don Quijote en casa de unos cabreros, en donde se lució con el discurso sobre la Edad de Oro que se mandó


    12. Les habló don Quijote a los cabreros, de la religión: Decía que antes estaba el poder de la Iglesia sobre el creyente, mientras que hoy la gente se dice católica pero no está de acuerdo con el Papa, y que con el libertinaje, el movimiento y la fluidez de las creencias la gente mezcla todas sus formas en una especie de coctel y cambia de religión como ahora las mujeres cambian de marido


    13. De lo que contó un cabrero a los que estaban con don Quijote sobre la pelada de bollo del estudiante Grisóstomo por culpa de Marcela, la heredera rica y calienta huevos del lugar


    14. Prosiguió don Quijote contándoles cómo las órdenes de caballería fueron extendiéndose por el mundo, y cómo en ellas fueron famosos y conocidos por sus acciones valientes caballeros, con todos sus hijos y nietos, hasta la quinta generación, hasta terminar diciéndoles:


    15. Luego don Quijote y los que venían con él no aguantaron las ganas de verle la cara al muerto y se pusieron a mirar las andas, y en ellas el cuerpo de Grisóstomo, cubierto de flores, vestido como pastor, de unos treinta años de edad, y, aunque muerto, mostraba que había sido de rostro hermoso y de disposición gallarda


    16. Algunos de los presentes intentaron seguirla, por lo cual a don Quijote le dio la ventolera otra vez y le pareció que era oportuno usar de su caballería socorriendo a las doncellas menesterosas, y poniendo la mano en el puño de su espada, en alta voz dijo:


    17. Resulta que el duro lecho de don Quijote estaba primero en la mitad del soberado, y junto a él hizo el suyo Güicho Panza con una estera de enea y una manta


    18. En esta charla iban don Quijote y su escudero cuando vio don Quijote que venía por el mismo camino una polvareda del carajo y, al verla, se le metió que adentro venía un ejército de hombres armados hasta los dientes, por lo cual le dijo a Güicho Panza:


    19. Ni por esas volvió don Quijote


    20. Así, con mucha prisa, recogieron su ganado y cargaron las reses que mató don Quijote, las cuales pasaban de siete y, sin hacer más averiguaciones, se fueron

    21. Todo este tiempo estuvo Güicho Panza sobre la cuesta, mirando las locuras que don Quijote hacía y maldiciendo la hora en que lo había conocido


    22. —Ah, entonces —dijo don Quijote al romperse la tensión heroica por esto— se me quita un peso de encima, porque las cosas que la justicia divina hace son omnipotentes e invengables


    23. Y quiero que sepas que yo soy un caballero del valle de los Hacaritamas, llamado don Quijote, y mi oficio es andar por el mundo enderezando tuertos y desfaciendo agravios


    24. Con esto se fue el bachiller, y don Quijote quedó medio cabreado con el sobrenombre que le había puesto su escudero, por lo cual le dijo que qué tripa se le había torcido con apodarlo el Caballero de la Triste Figura


    25. —¡Ah, con que forzados! —dijo don Quijote— Pues aquí sí encaja bien mi ejercicio: desfacer fuerzas y socorrer y acudir a los miserables


    26. De lo que le sucedió al famoso don Quijote en Sierra Morena con una múcura que se encontró junto con las pertenencias de un ñero jailoso que estaba remontado por esos lugares


    27. Viéndose tan abatido y desilusionado don Quijote por la literal quijotada tan bochornosa que le había acabado de pasar con los galeotes, dijo a su escudero:


    28. Don Quijote estuvo todo el tiempo embobado con lo que le contaba el cabrero, y con esto dijo que, ahora sí con más veras, movería cielo y tierra hasta encontrarlo


    29. Don Quijote, apenas lo vio, lo miró todo de arriba abajo, y notó que por entre las troneras de los bombachos se le alcanzaba a ver que los calzoncillos eran Arturo Calle, lo que confirmaba la condición del joven desquiciado


    30. Donde siguen los disparates que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena incluida la desempolvada que le hizo a sus mejores dotes de poeta, y del encuentro que Güicho Panza tuvo con el cura y el peluquero de su pueblo en la venta que no quería ver ni en pintura por la manteada que le habían pegado en ella

    31. Los tuvo por un buen rato repitiendo la carta cada vez de una manera diferente, hasta que el cura se cansó y le dijo que más bien lo que deberían hacer era tratar de mirar cómo hacían para sacar a don Quijote de aquella inútil penitencia


    32. Que cuenta el hallazgo que tuvieron los amigos de don Quijote, el cura y el barbero, de una despampanante labriega, también en la misma sierra


    33. Diciendo esto don Quijote, preguntó al cura la causa que lo había traído por esos lares como tan solo


    34. Don Quijote, al reconocerlo, les contó a todos el episodio que le sucedió recién armado caballero con él y el labrador, recalcando la importancia de que hubiera caballeros andantes en el mundo para que desficieran los tuertos y agravios que en él se hacen por los muchos insolentes y malos hombres que lo habitan


    35. Terminó don Quijote diciéndole a Andrés que les contara a todos sobre la veracidad del relato y sobre la obediencia mostrada por el labrador en su dictamen y mandamiento impuesto por él


    36. Donde prosigue la historia de la famosa infanta Micomicona y en donde don Quijote da comienzo al discurso que echó para la posteridad sobre las armas y las letras, en el cual el saber no queda muy bien parado


    37. Que trata del final del curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras sacando a relucir en él su agudo ingenio y sus preferencias guerreristas, como todo un gobernante ultraderechista


    38. En este punto en que el cautivo mencionó a don Pedro de Aguilar, Fernando miró a sus compañeros de viaje y todos tres se sonrieron, y cuando mencionó los sonetos, interrumpió uno de ellos diciendo:


    39. Solamente no dormían la hija del ventero y su criada Maritornes, quienes se habían puesto de acuerdo para formar la pernicia a costillas de don Quijote, sabiendo de sus arrancadas y de que estaba fuera de la venta de centinela, como todo un bizarro, armado caballero, con todos sus trimutiles y montado sobre Rocinante


    40. Acabaron los caminantes en un agarrón de los infiernos con don Quijote, y no queriendo discutir más con el viejo cogieron la puerta a pata de la piedra que tenían, despertando a todo el mundo en la venta, por lo cual salió enseguida el ventero a ver qué era lo que pasaba

    41. Ya para este momento, con lo curiosas que eran estas gentes, todos estaban pateándose del forcejeo de Luís con los criados de su padre, especialmente Cardenio, Fernando y sus camaradas, el oidor, el cura, el barbero y don Quijote, a quien ya le parecía entre otras cosas que no había necesidad de celar más el castillo


    42. La ventera y su hija, al ver la cosa, no vieron a otro más desocupado que a don Quijote para decirle que lo defendiera


    43. Don Quijote, ante esta solicitud, despacio e impasible, sin inmutarse por el afán que mostraban las dos mujeres, le respondió a la hija del ventero:


    44. De esta manera se apaciguó un poco la cosa, pero como lo sucesos en esa venta eran como cosas del enemigo malo, resulta que, como los cuadrilleros habían quedado picados con lo que les había sucedido, y como a uno de ellos, desde que llegó, le estaba como sonando don Quijote, comenzó a buscar entre sus papeles de órdenes de aprensión de delincuentes


    45. Cuando encontró el que le parecía, se puso a leerlo bien despacio, y a cada frase que leía, miraba a don Quijote, y a medida que leía y miraba, más se le parecía al delincuente que describían los papeles


    46. De esa manera confirmó que don Quijote era el tipo que la fiscalía mandaba a meter al pote por la libertad que dio a los galeotes, como Güicho Panza con mucha razón había temido


    47. De la rara forma en que, encantado, fue transportado don Quijote de Güicholandia a su aldea, con el comienzo de los sucesos acaecidos con un canónigo desocupado que se encontraron por el camino


    48. Pero el cura, que con el barbero había llegado al ver la conversación de don Quijote y los caminantes, como vio que le estaban como metiendo política a la cosa y para evitar que fuera descubierto su artificio, metió la cucharada diciéndole al canónigo:


    49. Así que por esto, ahí de paso le echó el cuento de la quema de los libros de don Quijote y de su escrutinio, de lo cual le dio mucho golpe al canónigo, quien continuó diciendo que, con todo, hallaba en ellos algo bueno, y era que daban pie para que el autor pudiera mostrarse lírico, trágico, cómico o épico, lo cual lo podía escribir tanto en verso como en prosa, y que daban espacio para deslizar la pluma sin empachos narrando naufragios, tormentas y batallas en donde se podían enseñar las astucias de Ulises, la piedad de Eneas, la valentía de Aquiles, las desgracias de Héctor, la traición de Sinón al meter el caballo en Troya, la generosidad de Alejandro, el valor de César, la fidelidad mostrada por Zopiro a Darío, rey de Persia y, finalmente, todas aquellas acciones que pueden hacer perfecto a un ilustre varón


    50. De la labia entre Güicho Panza y Don Quijote y del gran error que cometieron con éste al darle su palomita por fuera de la jaula, junto con la cháchara en que se metieron el canónigo y don Quijote con las aventuras de caballerías



































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