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    moza frases de exemplo

    moza


    1. Esta moza, que muestra desnuda la espalda, ambos pies, elbrazo y parte de la pierna izquierda, es quizás la más gallarda figurade mujer que pintó Velázquez


    2. Mientras el cura decía esto, estaba la disfrazada moza embelesadísima mirándolos de pies a cabeza a todos, hasta que hubo acabado el cura, con lo cual, y después de un espacio de tiempo, rompió ella el silencio diciendo:


    3. Decidí que el carácter de la moza, así como el peso de cuanto estaba en juego, bien


    4. Que se busque una buena moza


    5. Había deconocerse hasta en los menores detalles, que la visitada era una moza decáscara amarga, con recomendables pretensiones de decencia, y lavisitante una señora, y no una señora cualquiera, sino la señora deJáuregui, el hombre más honrado y de más sanas costumbres que habíaexistido en todo tiempo en Madrid o por lo menos en Puerta Cerrada


    6. —¡Qué moza, qué moza! repetía; ytiene por novio á mi estudiante, ¡el de los empujones! [128]


    7. reposado, y el paso sereno; la moza, queera muy linda, iba cantando, y miraba con enamorados ojos á


    8. mayores: la moza, que preparala comida de los hombres y compone las


    9. De esto vino la perdición de la ilusa, pues un pariente de cierta moza áquien habían


    10. moza labradora de muy buenparecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se

    11. ventero, pero con intención diferente, porque fue a castigara la moza, creyendo sin duda que ella


    12. moza alzó la cabeza, y, apartándose los cabellosde delante de los ojos con entrambas manos,


    13. En tanto que el cura decía estas razones, estaba la disfrazada moza comoembelesada, mirándolos


    14. moza parecía bien a todos, y ninguno la conoció de cuantosla vieron, y los naturales del lugar


    15. en hábito de mujer; de la moza se enamoró mi maestresala, yla escogió en su imaginación para


    16. cuando él no estaba, y la mujer erauna moza garrida, y un día amaneció muerto el


    17. La moza que iba


    18. una muy apuesta y gentil moza, que en vanocon todos aquellos


    19. más de loregular con una moza á quien él galanteaba, era el que había gritado conla intención de


    20. casta, y no faltaba en el pueblo quienatribuyera esta circunstancia á los ojazos negros de una moza de

    21. moza eslimpia y honrada, si se tercia también la meterá en casa y los mantendráá


    22. la moza, hacía memoria delos tiempos de la niñez


    23. sofocado por elpeso de la moza


    24. dijo—porvuestra excelencia y por la real moza que tiene al


    25. Siempre encontraba la moza algún pretexto para subir: que


    26. algún mueble, y vio a la moza recostada en la cama,despidiendo lastimeros ayes y hondos


    27. que no, y la moza sedistraerá con los de su clase cuanto quiera, dígalo el bailoteo en lagaita de


    28. La moza es alegre como unas castañuelas; todo


    29. ¡Eres una real moza!


    30. —En el pueblo, para ti, que eres una real moza, ¿cómo había

    31. mejor moza entre lasmuchísimas y muy buenas que había en el


    32. El DemonioMayor anda por las ferias y las vendimias, y las procesiones, con laapariencia de una moza garrida, tentando a los hombres


    33. Esto lo decía Bonis con los ojos estúpidos clavados en el rostro risueñoy soez de la moza; lo


    34. moza, los parientes delnovel la tomen y lleven por delante, é


    35. Una moza muy considerada


    36. Y ahí tenéis a la tonta esta cogiendo el coche y yendo allí, todo para terminar de moza de mantenimiento y pegar las conexiones con esparadrapo para que aguantaran la noche entera


    37. Otra vez sucedió en su casa; fue con una moza pizpireta y juguetona, hija de uno de los jardineros, que de noche y por la puerta de la galería que daba al jardín se introdujo en su alcoba conociendo perfectamente lo que buscaba y a lo que iba


    38. En esta ocasión practicó las enseñanzas recibidas de la cortesana y la moza quedó satisfecha; pero no él, que entendió que aquello no era amor, sino un simple desahogo de la carne, y que aunque satisfactorio nada tenía que ver con lo que esperaba de la vida


    39. Apenas la garrida moza colocó ante ellos sus respectivos cuartillos cuando repararon en un joven que parecía tener problemas con tres coimas{234} que discutían con él la propiedad de unos maravedíes que había depositado sobre el mostrador en pago de su consumición


    40. Al cabo de muy poco tiempo, los malasines{235} abandonaron rápidamente el tugurio, cosa que no pasó desapercibida a Simón, que sin saber bien el porqué, dejó sobre el mostrador dineros sobrados y, ante el guiño cómplice de la desenvuelta moza que se insinuó complaciente ante la gallarda presencia del muchacho, se fue abriendo paso hasta la salida

    41. Por otro lado, a nuestro futuro socio le interesa sobremanera la protección del heredero: ya sabéis la dificultad que entraña ese comercio… Siempre hay algún prójimo que, azuzado por la verde envidia, pues para su solaz tiene únicamente la entrepierna de una parienta impresentable, se dedica a acudir a la iglesia más cercana a denunciar que en su vecindad se mercadea con el virgo de alguna que otra moza


    42. La espera le pareció interminable, pero el caso es que al poco apareció la moza blandiendo alegremente en su diestra un pequeño rollo de vitela


    43. —Tú eres ya una buena moza y tienes edad para comprender esas cosas


    44. Una moza descolorida, que corre por las casas al alba, ¡y los críos se mueren!


    45. Delgaducha, cierto, pero veo que es moza fuerte y con aguante


    46. Lo que observó Calpena, en ocasión que los farolillos movibles alumbraban el rostro de la [231] pobre señora, fue que a esta le cuadraba más bien la denominación de moza o señorita


    47. A este punto llegaba la moza de su relación, cuando oyeron gran tiroteo y vieron aumentada [50] la humareda que envolvía la iglesia


    48. Pronto se corrió entre los individuos de aquel jovial grupo que la tal moza era casada, y que iba a la guerra con su marido, sargento recientemente ascendido a alférez, el cual se alojaba también allí, y había salido a ocupaciones del servicio


    49. Hay momentos en los que pienso que si mi padre no me hubiese traído a Lisboa yo sería feliz, y por ser feliz quiero decir no encontrarme tan sola con mi enfermedad como aquí, donde la adivino, la mido en el interior del cuerpo, calculo sus progresos en el hígado, en el corazón, en los riñones, me inyecto dos veces al día, si me siento mareada, en el retrete del Liceo, de modo que mis compañeras no desconfíen de nada, porque aquellas a quienes se lo conté imaginan que llevo una muerte contagiosa conmigo y tampoco a mi tía le digo nada, vuelvo del médico y ella, fingiendo que no sabe adonde he ido, Buenas noches, mi tía a la que nunca le gustó que mi padre se casase en África con una desconocida, con una mulata tal vez, sin prevenir a la familia, sin traerla primero a Portugal para someterla en Esposende a la aprobación de mis abuelos, y la única vez que vinieron se apearon sin avisar en Oporto, hicieron el resto del viaje en autobús, con mi madre en busca de Mozambique en las ventanillas, y aparecieron en casa de mis abuelos, a la hora de comer, con una maleta llena de estatuillas y de máscaras de madera, y mi abuelo, que vendía telas en un establecimiento llamado Perla del Tergal, ¿Qué es esto?, y mi abuela mientras se santiguaba Sácame de ahí la carantamaula del Demonio, Domingos, que siento la peste del infierno en casa, y era el olor de la diabetes, y mi madre a mi padre, sin hacerles caso, sin conversar con ellos, apoyada en el alféizar en busca de las traineras de la isla, mi madre, intrigada con los petreles, ¿Qué aves son ésas, Domingos?, y mi abuelo, cogiendo una jirafa de marfil, Fíjate en el bicho, Orquídea, ¿en el sitio donde vivís hay elefantes?, y mi padre Son petreles, devoran barcos hasta no dejar ninguna espuma detrás de las hélices, y mi abuela, agarrada al rosario, Huele a infierno, ya os he dicho que huele a infierno, que huele a las flores de los muertos, pásame el chal que voy a buscar al párroco, y mi abuelo, sirviéndose aguardiente, Daría diez metros de franela por toparme con elefantes al galope en el bosque, y mi tía ¿E hipopótamos, Domingos, qué es lo que hacen con los hipopótamos?, y mi padre A los petreles no les escapan ni la niebla ni el viento, devoran lo que pueden, hasta un cine ambulante que anduvo por allí se les sumió en el estómago, ¿no es verdad, Orquídea, no es verdad que no se volvió a saber nada del que manejaba el proyector?, y mi tía El cine se fue a Póvoa, Domingos, ¿dónde se han visto petreles que se lancen a picotear películas?, y mi abuelo, repitiendo el aguardiente, Sólo vi uno en el calendario de la taberna, y mi padre No picotean películas pero picotearon a tu amigo el que vendía las entradas, el que no volvió a tirarte los tejos, y mi abuelo ¿Qué?, y mi padre Que responda Orquídea, que Orquídea te hable de los sauces llorones, y mi tía Mentiroso, ojalá se te paralicen las piernas, mentiroso, y mi abuelo ¿De los sauces llorones, grosera?, y mi madre Petreles, dices tú, ¿es petreles como los llaman, Domingos?, y mi tía Yo qué sé, padre, es invención de Domingos, los aires de Mozambique le han secado la mollera, y mi padre a mi abuelo ¿No quiere venir a volar conmigo bajo la tierra?, y el párroco, atareado en bendecir el baúl y los rincones de la tienda, y cubriendo a mi madre con un crucifijo enorme, Realmente huele a infierno y a las flores de Satanás, pero no es de las estatuas sino de esa pecadora, y mi abuelo a mi padre ¿Tú vuelas bajo la tierra, muchacho?, y mi abuela a mi padre Ay has traído al demonio contigo, Domingos, y el cura, echándole agua bendita a mi madre, En nombre de Jesucristo vade retro, emperador de las tinieblas, te ordeno que liberes a tu sierva y regreses a tu reino, y mi abuela ¿Y si ella pare un hombre lobo?, ¿eh?, y mi padre a mi abuelo He volado en la mina de Johannesburgo, padre, si usted tiene un pico y quiere probar yo le enseño, abrimos un hoyo en el suelo y listo, y el cura Vade retro, y mi madre Devoran barcos pero ahora andan por encima de nosotros piando, en una de ésas nos meten en el buche, y mi abuela, lanzando cocodrilos y guacamayos de madera por la ventana, Un bebé oscuro, lleno de pelos, qué horror, un bebé que salta de la cuna para galopar por la casa, hace años, venía yo en el tren de Lamego, descubrí dos a lo lejos, a carcajadas en un pinar, el cura sujetó a mi madre por el brazo, Vade retro, y mi padre Alto ahí, no sea fresco, suéltele la mano a mi mujer, y mi abuelo Pico no tengo, ¿no sirve un rastrillo, hijo?, y mi tía Yo no me acosté con ningún hombre sobre la lona después de los espectáculos, yo no quise perder lo que sólo se sabe que se tiene cuando se pierde, lo que sólo es importante cuando deja de ser, porque cuando se tenía no existía y lo que yo tenía quedó en la arena de Esposende y es parte de las mareas y de los arbustos de la playa, y mi madre Yo no pretendo acabar a gritos, como las aves, por encima de esta casa, y mi padre al cura Si vuelve a tocarla le rompo la cara, vaya a echar su agua a otra parte, y mi abuela ¿Y el incienso, señor párroco?, si ha traído el botafumeiro échele unos humos a ella y listo, y mi abuelo Quien dice rastrillo dice cualquier cosa que agujeree, una pala, una hoz, unas tijeras, ¿lo que hay que hacer es cavar un foso, no?, y mi tía Nunca lo he visto con la cabeza descubierta, nunca lo he visto desnudo, pero me falta su aliento en los oídos, me faltan sus dedos, me falta la paz de después y el mar que bate en mis huesos en los peñascos y yo no quería, padre, yo no quería, yo quería y no quería, yo quería, yo no quería querer y quería, yo fui a Póvoa a visitarlo y el acomodador Hay aquí una moza que te busca, Claudino, y él al empleado Yo a ésa no la he visto en mi vida, dile que es un error, hombre, y el acomodador a mí Él no la ha visto en su vida, y yo sin el valor de hablar, yo sujetándome las horquillas del pelo sin darme cuenta de que me sujetaba las horquillas del pelo, y el cura, salpicando con agua bendita a mi padre, Yo no he tocado a su esposa, señor, he venido a exorcizar al Príncipe del Mal, y mi abuelo, a martillazos en la tarima, ¿Es necesario ir muy abajo para volar, Domingos?, y mi tía Pero me quedé hasta el final de la película, y cuando las personas salieron y el acomodador apagó las luces allí dentro, cerró la puerta con candado, puso cerrojo a la taquilla y desapareció por las calles de la ciudad, cuando el dueño del cine bajó los escalones desde la cabina allí estaba yo, a que era un error, a que él no me vio nunca en su vida, mirándolo, sin reproches, sin pegarle, sin llorar, mirándolo, y él ¿Qué pasa?, y yo, Sólo quería que me devolvieses lo que me quitaste en Esposende para poder irme, y mi madre, acostumbrada a los cocoteros de la playa, Los petreles se comieron las traineras, qué pena, y mi padre a mi abuelo, Con unos diez o quince metros alcanza que después cogemos el ascensor de la mina, y el viejo a mí, en la cervecería de los camioneros que recobraban fuerzas para el Alentejo, pedía, sonándose, otra infusión de limón, posaba su palma sobre la mía, la retiraba, la posaba otra vez, el viejo componiéndose sus pocos pelos con la mano libre, La señorita aún no ha respondido a mi pregunta, al fin y al cabo ¿se casa conmigo o qué?


    50. Cuando terminada la requisa, y expulsado yo por el sacristán, me reuní en la plazuela con mi amigo, este me comunicó que por su puerta no había salido la moza, podía jurarlo











































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