1.
Tiene allí el Príncipe dosaños y esta representado en pie sobre un peldaño en segundo término:ante él se ve un paje enano
2.
»El joven, el paje, a quien todos despreciaban en la casa, poseíaperfectamente
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indio, rodeado de criados y seguido de un paje que le llevabala falda del traje talar
4.
El paje asió de la
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en pagar el almidonar un cuello se consumía la mitaddella; y sería tenido a milagro que un paje
6.
estudiante echó la bendición, y un paje puso un babador randadoa Sancho; otro que hacía el
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En esto entró un paje, y dijo:
8.
A lo que el paje
9.
Estando en la mitad destas pláticas, saltó Sanchica con un halda de güevos,y preguntó al paje:
10.
Rehusólo el paje; pero, en efecto, lo hubo de conceder por su mejora, y elcura le llevó consigo de
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entró por la sala el paje que llevó las cartas ypresentes a Teresa Panza, mujer del gobernador
12.
lehabía sucedido en su viaje; y, preguntándoselo, respondió el paje que no lopodía decir tan en
13.
Retiróse la duquesa, para saber del paje lo que le había sucedido en ellugar de Sancho, el cual se
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haciendo el paje de los Hugonotes, y algo más que las piernasen
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Volvióse el joven, y vió un paje que traía ropa de mesa,terciada en un brazo, en la
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Y el paje salió y entró repetidas veces, y acabó de cubrirla mesa en silencio y con
17.
—Aquí está la declaración de un paje de vuecencia llamadoGonzalo Pereda, por la
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Alejáronse por la galería, y Aldaba dijo al paje:
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Y el paje se volvió á la antecámara, y el galopín á las cocinas
20.
El paje había desaparecido
21.
El paje, en efecto, empezaba á ponerse pálido
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Pero al llegar á las escaleras, el paje dió un grito, avanzó,cayó rodando por las
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Muy pronto corrió la voz de que se había encontradomuerto un paje de la reina en
24.
Los médicos declararon que, según los vestigios quequedaban en el cadáver, el paje
25.
De la servidumbre de la reina, el paje Cristóbal Cuero
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Que el paje Cristóbal Cuero era el amante de la InésMartínez
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Y en cuanto á lo del paje, creyóse en lo de la muerte casualy violenta y se le
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—Sí, un paje que se ha comido las pechugas que habíanquedado en los platos de la
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—Porque ha muerto un paje que se comió lo que habíaquedado en los platos de la
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paje á quien se le apeteciólo que había quedado sobrante en los platos de la reinay del
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laentregó para que la sirviera el paje Cristóbal Cuero, y elpaje, preso y sujeto al
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abandonado; que su hija había desaparecidocon el paje Cristóbal Cuero; que vivía de
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habiéndoleavisado un paje de Su Excelencia, llamado Calveti,que los soldados hablaban con los
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Más de unocomía del mendrugo que hurtaba su paje, y
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las entrañas; mientras el paje, en pie, junto a la silla,relataba su reciente aventura:
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Cuando hubo llegado a la Puerta de San Vicente, díjole al paje queesperara en aquel
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Anda un paje
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yanquiparece una niña con ese casquete gracioso de paje
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paje de la corte, cuando losreyes estaban en Sevilla, apoyaba un
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Un paje que
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siempre que el paje encargado de la gavetadel vino pasase con
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Sentado estaba al par de su madrileña esposa, embebidoen la música y el canto, mientras le guardaba las espaldas, de pie juntoa la puerta, el paje mulato, de rigurosa librea cubierta de castillos yleones bordados de oro
43.
el testimonio de su padre,que había sido paje en el jabeque
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figura de paje, lo cual yacomprenderás que es una patraña, se llama el doctor Juan Fausto; y
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–¡Es imposible cargarlo desde la cama, sir! – le dijo el joven al avergonzado caballero, mientras él y el paje se encargaban de ello
46.
El paje no aceptó el convite de las ancas, aunque sí el de cenar con él en la venta; y, a esta sazón, dicen que dijo Sancho entre sí:
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Contó la duquesa al duque lo que le había pasado, de lo que se holgó mucho, y la duquesa, prosiguiendo con su intención de burlarse y recibir pasatiempo con don Quijote, despachó al paje que había hecho la figura de Dulcinea en el concierto de su desencanto -que tenía bien olvidado Sancho Panza con la ocupación de su gobierno- a Teresa Panza, su mujer, con la carta de su marido, y con otra suya, y con una gran sarta de corales ricos presentados
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Estando en la mitad destas pláticas, saltó Sanchica con un halda de güevos, y preguntó al paje:
49.
Rehusólo el paje; pero, en efecto, lo hubo de conceder por su mejora, y el cura le llevó consigo de buena gana, por tener lugar de preguntarle de espacio por don Quijote y sus hazañas
50.
Un paje tendía los manteles sobre el césped, y en las manos de otro resplandecía un puñado de tenedores de plata, que a estar en la diestra del febeo Pluma, le hubieran asemejado al dios Apolo esgrimiendo los rayos del sol
51.
Cuando Susana estaba en su tocador, el paje se cansaba menos de estar en pie y con los brazos cruzados, porque entretenía sus ojos fijándolos en el espejo, donde aparecían reflejados el rostro y el cuello de la hermosa tirana
52.
más cuando vio que detrás bajaba el mayor y más antipático de los muchachos, sus rivales, vestido con la historiada librea, desempeñando el papel de paje con más gravedad que él
53.
Pyanfar le ofreció los documentos al paje, el cual los aceptó y empezó a leerlos
54.
Donna tenía unos ojos grandes y llevaba un peinado de paje
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Nasuada frunció el ceño y continuó hablando con el paje:
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Que Blasillo les haga de paje y les atienda en todo lo que demanden, y que el mozo de cuadra se haga cargo de las cabalgaduras
57.
Diego y don Suero, acompañados por cuatro criados y un paje, componían el grupo que habiendo salido de Benavente tres días antes pretendía llegar a Carrizo la tarde anterior al festejo con la finalidad de echar el ojo a los toros que habrían de lancear, pernoctar en la casa de su anfitrión y deudo de su padre, conocer al hijo de éste, que iba a ser su compañero de lidia, y pasear a la postre por la afamada feria de Carrizo de la Ribera
58.
El grupo se acomodó en la mejor posada de Astorga; los criados y las caballerías, que eran nueve, en las cuadras, y don Diego, don Suero y el paje a su servicio en las mejores habitaciones que podía ofrecer la posada
59.
Diego y don Suero montaban sus cabalgaduras de siempre, los criados y el paje tres buenos y resistentes animales para el camino, y el equipaje iba cargado a lomos de dos poderosas mulas de buen tranco y carácter tranquilo, pero lo que realmente llamaba la atención eran cuatro finas jacas árabes nerviosas y de preciosa estampa preparadas especialmente para la lidia de toros y que, sujetas por el bocado al arnés de los caballos de los servidores, braceaban y piafaban orgullosas, sabedoras de la admiración que despertaban en gentes poco acostumbradas a ver cabalgaduras de tan soberbia estampa
60.
Alonso, el paje, había entrado en su círculo y desde el primer día se había sentido responsable de él
61.
Después vino lo del baño: el día que su ayuda de cámara se puso enfermo y el paje lo suplió, se dio la inoportuna circunstancia de que, al necesitar un masaje, notara sus manos sobre la piel; una desazón especial invadió su espíritu y desde aquel día buscó la ocasión de que aquello se repitiera más veces
62.
Don Suero, que tan bien conocía a Diego, no dejó de advertir el cambio de expresión de su rostro y pensó que tal vez a su pupilo le molestara la soberbia destreza del paje que, con la espada y principalmente con la zurda, en más de una ocasión lo había puesto en evidencia
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En un pequeño cofre tenía las monedas que había ido guardando desde el primer día, de los sueldos que como paje le habían asignado y que, en previsión de posibles incidentes y al no tener gasto alguno, había ahorrado en su totalidad; las extrajo de su arquilla y las desparramó sobre su cama
64.
Su corazón ansiaba que algún día él la pudiera ver en su condición de mujer, y esperaba que pasado el tiempo, con su pelo crecido y vestida de tal guisa, no la asociara ni a la criatura por la que rompió una lanza en el convento ni al mozalbete al que salvó la vida, ni al paje que había tenido posteriormente en la casa de su padre
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Luego, acompañado por su paje y amigo Lorenzo iban a caballo a la rúa de la calle Mayor o a la del Buen Retiro, donde los coches y enganches enjaezados rivalizaban en lujo y esplendor
66.
la libidinosa persecución del padre Rivadeneira, la historia de Blas el sordomudo, Blasillo, Casilda, Fuencisla, la muerte de su protectora provocada por los dos conspiradores y cargada sobre sus jóvenes hombros, su huida vestida de muchacho, su vida de paje en Benavente, su gran pasión por Diego, y el aprendizaje del arte de la esgrima, su nueva escapada ante el temor a ser descubierta por la priora y el fraile, los titiriteros, su llegada a Madrid en busca de su enamorado y su alojamiento en casa de la Cordero, su aparición en el Corral del Príncipe auspiciada por don Pedro de la Rosa, sus horas en la sala de armas de don Pedro Pacheco, la muerte del esbirro que quiso apresarla y sobre todo su gran amor perdido recién descubierto, el día del duelo y la muerte de los que a traición la quisieron matar, y finalmente su prendimiento y la sarta de mentiras urdidas sobre ella y que habían dado con su persona en el patíbulo; y, presidiendo todas estas imágenes, la tétrica figura de aquel familiar de la Suprema que se había constituido en su mortal enemigo y cuyo rostro cruzado de arriba abajo por un inmenso costurón se le aparecía, en sus pesadillas, todas las noches
67.
Lorenzo, el encomendado de la casa de Cárdenas que había sido paje de Diego asintió, prosiguiendo:
68.
Bajó del estrado del trono el canciller y con un discreto gesto de su mano llamó a un paje que se acercó al punto, deslizó en su oído unas palabras y el doncel partió retrocediendo hacia la puerta
69.
Sus físicos eran francamente dispares: Ramón era alto, atlético y proporcionado, lucía una melena rubia, heredada sin duda de la familia de su madre procedente de allende los Pirineos, cortada a lo paje, ojos claros, mirada franca, y una simpatía natural que encandilaba a propios y extraños, sobre todo a las damas
70.
Geralt se levantó, permitió que el paje le echara encima una tina de agua, se secó, salió de la bañera, dejando en el pavimento las huellas de humedad de sus pasos
71.
-Pues es claro: ¿eso qué duda tiene? -respondí [214] procurando calmar su agitación, la cual era tan grande, que no le dejaba ver la inconveniencia de consultar con un mísero paje cuestión tan grave
72.
-¡Cuántos hombres insignes ves tú por ahí que empezaron su carrera de simples pajes!, paje fue el marqués Caballero, hoy ministro de Gracia y Justicia, y pajes fueron otros muchos
73.
Un paje puede escurrirse tras una cortina para oír lo que se dice en una sala, un paje puede traer y llevar recados de gran importancia, un paje puede recibir de una doncella secretos de Estado; pero un guardia puede aún mucho más, porque su posición es más interior
74.
Si tiene las cualidades que adornaron al paje, su poder es extraordinario; puede bienquistarse con damas de la corte, que siempre son charlatanas, puede hacerse un sin número de amigos en estas regiones, diciendo aquí lo que oyó más allá, adornando las noticias a su modo y pintando los hechos como le convenga
75.
-Este es el que en el Escorial sirvió de paje a la señora condesa -dijo uno de los criados empujándome con tal fuerza que me hizo caer al suelo
76.
Y así lo hicimos, mientras el negro mudo y el paje permanecían allí de pie
77.
Yo musité algo y mientras bebía del vaso, el mudo y el paje desaparecieron a través de la puerta secreta
78.
Accedieron aquellas pobres gentes a lo que el prócer disponía, y Urdaneta, mientras su paje le desnudaba, ya preparado el lecho con buen abrigo, bromeó con D
79.
Alatriste miró al paje que le transmitía la orden, sin comprender al principio
80.
Tal vez su condición de viejo soldado —había peleado en Flandes y el Mediterráneo tras escapar de la escuela para alistarse como paje y tambor a los trece años— dejó impresa en él aquella manera tan suya de encajar el riesgo, los malos tragos, las incertidumbres y sinsabores de una vida bronca, difícil, con el estoicismo de quien se acostumbra a no esperar otra cosa
81.
Mientras estaban charIando distendidamente, apareció un paje sosteniendo una Lanza blanca y resplandeciente por la mitad del astil […] Una gota de sangre perlaba la punta de la Lanza y se deslizaba hasta la mano del portador […] aparecieron entonces, otros dos pajes, robustos y bien parecidos, cada uno de los cuales portaba un candelabro de oro con incrustaciones: en cada candelabro brillaban no menos de diez cirios
82.
Ojos un poco juntos, observó Alma, barbilla demasiado ancha y un pelo a lo paje que no le favorecía en nada
83.
Dado que Talen era todavía un poco joven para recibir entrenamiento militar, le ordenaron servir como paje en el palacio donde Sparhawk pudiera mantenerlo vigilado
84.
Más de un paje enamorado del azar,
85.
Un paje dormía con el pulgar en la boca y un melocotón en la mano
86.
Entró un paje con la arrogancia de un general victorioso
87.
El paje se levantó en el acto y salió disparado
88.
El rodio, en cambio, vestía una sencilla túnica y una coraza de cuero; un paje cargaba con el yelmo y el escudo
89.
Cada caballero y cada dama de la mesa presidencial era servido por un siervo o paje propio
90.
—Haced caso al paje, chicos
91.
Lo ha traído del castillo un joven paje
92.
Un paje corrió hasta el príncipe Linsee, quien se inclinó para escuchar el mensaje
93.
Es el paje más joven de la corte de capullos que escolta a la hija de Trujillo bajo el sol triunfal, entre esa muchedumbre que aplaude al poeta y secretario de Estado de la Presidencia, don Joaquín Balaguer, cuando hace el elogio de Su Majestad Angelita I y pone a los pies de su gracia y belleza al pueblo dominicano
94.
Luce la faldita amarilla con grandes bolsillos verdes y la blusa sin mangas de color azafrán estampada con espigas y amapolas desvaídas, el bolso de plexiglás rojo y larga correa colgado del hombro, los cabellos de paje recogidos en la nuca con una goma, las gafotas de sol de montura blanca, el rebelde flequillo cabalgando su frente y la boina roja ladeada sobre la oreja
95.
Y no puedo tener un paje con cabello hasta la cintura -añadió, razonable-
96.
Que regresara con un nuevo paje, no era de interés para ellos
97.
–Ten cuidado, mi paje -le dijo después
98.
Casi tiene ya la fuerza de un hombre, y pronto será soldado, por eso no lo hice paje mío, lo perdería pronto
99.
Tavio le recordaba demasiado a Enzo, el paje que había intentado forzarla