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en la redondez del amor
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sobretoda la redondez de la tierra
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estotro, el de la Muerte; y por estos nombres einsignias eran conocidos por toda la redondez de la
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uno de los más famosos caballerosandantes que ha habido, ni aun habrá, en toda la redondez de
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nombreestendido por toda la redondez de la tierra, pues mereció ser amada de tanvaliente y tan
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oval,antes bien tirando a una redondez algo voluptuosa!
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sus labios hasta labarbilla de graciosa redondez, endulzando su piel
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Maltrana sentía la dura redondez del hemisferio
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redondez ambarina, semejantes a los de lasmujeres de Tiziano,
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redondez de intestino sumida en la obscuridad y undébil
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puesto en los ojos de redondez buhesca
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daba la vuelta á su redondez, saltandovictorioso de nación en
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redondez de su maternidad, quehabía llegado á los mayores
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rostro como la cumplida proporción del tronco ymiembros, la amplitud y redondez de la cadera,
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tiposevillano, ofreciendo la graciosa redondez del tipo itálico
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aclarado el enigma, que hay antípodas y que esevidente la redondez de la tierra
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vivimos, cuya redondez resolvieron todos que era innegable
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18 Mas digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido lafama de ellos, Y hasta los cabos de la redondez de la tierra las palabras deellos
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grande hambre en toda la redondez de las tierras; lacual tambien hubo en tiempo de Claudio
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de la redondez de la tierra las palabras deellos
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grande hambre en toda la redondez de las tierras, lacual tambien fué en tiempo de Claudio César
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18 Mas digo [yo:] ¿No han oido? Antes cierto por toda la tierra ha salido lafama de ellos, y hasta los cabos de la redondez de la tierra las palabras deellos
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6 Y otra vez, metiendo al Primogénito en la redondez de la tierra, dice: Y
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¡En toda la redondez del mundo óyese la voz de Nuestro Señor!
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redondez delCuzco, que se intitulaban reyes y Señores en las
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en toda la redondez del globo
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redondez, de un brillo incomparables
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Me repetía a mí mismo que nada de esto tenía que ver con el siempre posible acoplamiento de un cuerpo de hombre y un cuerpo de mujer, y, no obstante, reconocía que toda una cultura, con sus deformaciones y exigencias, me separaba de esa frente detrás de la cual no debía haber siquiera una noción muy clara de la redondez de la tierra, ni de la disposición de los países sobre el mapa
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Con su carga de toros bramantes, gallinas enjauladas, cochinos sueltos en cubierta, que corrían bajo la hamaca del capuchino, enredándose en su rosario de semillas; con el canto de las cocineras negras, la risa del griego de los diamantes, la prostituta de camisón de luto que se bañaba en la proa, el alboroto de los punteadores que hacían bailar a los marineros, este barco nuestro me hacía pensar en la Nave de los Locos del Bosco: nave de locos que se desprendía, ahora, de una ribera que no podía situar en parte alguna, pues aunque las raíces de lo visto se hincaran en estilos, razones, mitos, que me eran fácilmente identificables, el resultado de todo ello, el árbol crecido en este suelo, me resultaba desconcertante y nuevo como los árboles enormes que comenzaban a cerrar las orillas, y que, reunidos por grupos en las entradas de los caños, se pintaban sobre el poniente -con redondez de lomo en las frondas y algo de hocico perruno en las copas- como concilios de gigantescos cinocéfalos
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Son como gramíneas membranosas, cuyas ramas tienen una mórbida redondez de brazo y de tentáculo
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Cada tarde camino hasta los raudales y me acuesto en las piedras estremecidas por el hervor del agua metida en pasos, tragantes y socavones, hallando una suerte de alivio a mi irritación cuando me encuentro solo en ese fragor de trueno, aislado de todo por las esculturas de una espuma que bulle conservando su forma -forma que se hincha y adelgaza, según las intermitencias del empuje de la corriente, sin perder un dibujo, un volumen y una consistencia que transforma su mutación perenne y vertiginosa en objeto fresco y vivo, acariciable como el lomo de un perro, con redondez de manzana para los labios que en él se posaran
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Vi pescuezos regordetes con sartas de coral, orejas negruzcas con pendientes de filigrana; mucho pañuelo rojo de indiana tapando mal la redondez de la mercancía; refajos de paño negro redondos, huecos, inflados como si ocultaran un bombo de lotería; medias negras,
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Empleó tres años para darle la redondez adecuada
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Qué extraño resulta pensar que estoy viendo el resplandor de todas las puestas de sol - y de todos los amaneceres - que tienen lugar en toda la redondez de la Tierra en este preciso momento
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Sharazad se encon traba delante del largo espejo de su cuarto de baño, desnuda, exami_ nando el perfil de su estómago, comprobando si ya tenía una mayor redondez
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Pues ¿y qué diré de aquellas elegantísimas y suntuosas fiestas de Rosa la Naranjera, tan célebres en toda la redondez de Madrid, que hay historiadores muy concienzudos que aseguran haber visto a más de un príncipe traspasar los umbrales de su bodegón, calle de las Maldonadas? Y si esta última atrevida afirmación no fuera cierta, eslo en lo tocante a duques, marqueses, condes y vizcondes, de lo cual certifico, por haberlos visto
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-No existe otro en toda la redondez de Cádiz -respondí- con especialidad para lo tocante al confesonario
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Peter hizo girar la varita entre los dedos, apreciando su lisura y redondez, alzándola y mirándola de punta para asegurarse de que era bien recta
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Diciendo esto, dirigió una mirada orgullosa y magistral a los innumerables chirimbolos que en toda la redondez del cuarto se veían
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Soy la redondez del mundo,
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«¡Tierno en ese sentido, no!» -gritó en silencio y miró con espanto la firme redondez de los muslos de Aiden
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Throckmorton era bajo, regordete más que obeso, y la redondez de su cuerpo se repetía en su rostro y en las gafas
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Su cuello tenía una perfecta redondez
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Yo contemplo desde lo alto el globo en su redondez
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Al principio intentó dominar la traicionera redondez con bandas, pero a la larga eso resultó inaguantable
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Unos coquetos arbolitos de color verde primaveral flanqueaban una recepción arqueada, sobre cuya redondez —y en equivalencia con el sistema solar—, unos planetas animados con técnicas holográficas giraban en torno a un astro rey muy iluminado del que brotaban unas protuberancias
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Sobrepuesto de la desagradable impresión de aquella mirada siniestra, la forma que tenían los huesos me desconcertó: en lugar de la redondez habitual que parte de la frente y llega hasta la nuca, aquella calavera se prolongaba hacia arriba como el capirote de un nazareno, con una forma cónica de proporciones desmesuradas
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Daeman ocupó más espacio en su lado del banco de cuero rojo de lo que le correspondía dada su agradable redondez, y fue recompensado con el contacto del muslo de Ada contra el suyo durante todo el viaje
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Una cierta redondez de las letras, la puntuación de las íes con forma circular en lugar de pequeños puntos discretos confería una nota muy femenina a la escritura
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Atormentará a los demás trepando sobre sus lomos y los hará entrar en la redondez del reino
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Una isla con la forma de una gota de agua sobre una bota encerada, de suave redondez en medio pero deslizándose en pendiente hacia el agua
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Con ella recostada en mí, yo percibía la redondez de su pecho en mi brazo
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Porque desde que había visto estas cosas en las acuarelas de Elstir me gustaba encontrar en la realidad, apreciándolo como elemento poético, aquel ademán interrumpido de los cuchillos atravesados en las mesas, la bombeada redondez de una servilleta desdoblada donde el sol intercala un retazo de amarillo terciopelo, la copa medio vacía que así delata mejor la noble amplitud de sus formas, y el fondo de su cristal translúcido, parecido a una condensación del día, un poco de vino obscuro, pero todo chispeante; el cambio de volúmenes y la transmutación de los líquidos por obra de la luz, esa alteración de las ciruelas que pasan del verde al azul y del azul al oro en el frutero casi vacío, el paseo de aquellas sillas, viejecitas que van dos veces al día a instalarse alrededor del mantel puesto en la mesa como en un altar en el que se celebran los ritos de la gula, y en el que hay unas ostras con unas gotas de agua lustral en el fondo como pilillas de agua bendita, y buscaba yo la belleza en donde menos me figuré que pudiese estar, en las cosas más usuales, en la vida profunda de los “bodegones”
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Acunaron solamente sobre la redondez incómoda; henchida de sus velas, el sol glorioso y lleno de esperanza de la madrugada
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Por la redondez de la tripa que estalla bajo la túnica tercermundista, Carvalho deduce que la flautista es la presunta nuera de Teresa Marsé
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ahora tenía la redondez deforme de un balón de cuero sin aire, abandonado en el rincón de un húmedo vestuario
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Uruá se agachó junto a la redondez de una vasija llena de huesos, y ante sus ojos apareció la imagen de la locura: hombres pintados con franjas rojas, coloreados de rabia de los pies a la cabeza, dispuestos a matar y a gozar haciéndolo
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Las piernas algo pesadas del potrillo se alargaron; la mejilla perdió su delicada redondez infantil, ahondándose un poco bajo el pómulo saliente; el tórax henchido de aire del joven corredor asumió las curvas lisas y pulidas de una garganta de bacante
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la de Mulvey fue la primera cuando yo estaba en la cama aquella mañana y la trajo la señora Rubio con el café se quedó allí plantada cuando le pedí que me la diera y yo señalándole a esas cosas no podía encontrar la palabra para abrirla con una ah horquilla vieja antipática y yo mirándola a la cara con su mechón de pelo falso encima y presumida de su aspecto fea como era cerca de los 80 o los 100 la cara un montón de arrugas con toda su religión dominadora porque nunca había podido tragar lo de la flota del Atlántico viniendo la mitad de los barcos del mundo y la bandera británica ondeando con todos sus carabineros porque 4 marineros ingleses borrachos les quitaron a ellos todo el peñón y porque yo no iba bastante a menudo a misa en Santa María para su gusto con su chal por encima excepto cuando había una boda con todos sus milagros de los santos y su Santísima Virgen negra con el traje de plata y el sol bailando 3 veces el domingo de Pascua por la mañana y cuando pasaba el cura con la campanilla a llevarles el vaticano a los agonizantes santiguándose por su Majestad un admirador lo firmaba yo no cabía en el pellejo me habían dado ganas de cogerle del brazo cuando vi que me seguía por la Calle Real en el escaparate luego me tocó un poco al pasar nunca creí que escribiría dándome una cita la tenía dentro del canesú de la enagua todo el día leyéndola en todos los rincones y agujeros mientras papá estaba haciendo la instrucción para averiguar por la letra o el lenguaje de los sellos cantando recuerdo me pondré una rosa blanca y quería adelantar el estúpido reloj viejo cerca de la hora él fue el primer hombre que me besó debajo de la muralla mora mi novio de muchacho nunca se me había ocurrido lo que quería decir besar hasta que me metió la lengua en la boca su boca era dulce joven yo levanté la rodilla contra él varias veces para aprender la manera qué le dije en broma que estaba comprometida con el hijo de un noble español llamado Don Miguel de la Flora y él creyó que me iba a casar con él dentro de 3 años muchas veces se dice la verdad hablando en broma hay una flor que florece unas pocas cosas le dije de verdad sobre mí sólo para que él se hiciera ilusiones no le gustaban las chicas españolas imagino que una de ellas no le había querido yo le excitaba me aplastó en el pecho todas las flores que me trajo no sabía contar las pesetas y las perras gordas hasta que le enseñé decía que era de Cappoquin junto al Blackwater pero fue demasiado corto luego el día antes de marcharse en mayo sí era mayo cuando nació el rey niño de España siempre estoy así en primavera me gustaría un hombre nuevo cada año arriba en la cumbre bajo los cañones del peñón cerca de la torre O’Hara le dije que le había caído un rayo y todo lo de los monos de Berbería que mandaron a Clapham sin cola echando carreras cada uno subido encima del otro decía la señora Rubio ella era un verdadero escorpión de las rocas robando los pollos en la granja de Inces y tirándole piedras a una si se acercaba él me miraba yo llevaba esa blusa blanca abierta por delante para animarle todo lo que pudiera sin demasiado abiertamente empezaban a ponérseme redondos dije que estaba cansada nos tumbamos cerca del barranco de los abetos un sitio salvaje imagino que debe ser el peñón más alto que exista las galerías y casamatas y esas rocas terribles y la cueva de San Miguel con los carámbanos o como se llamen colgando para abajo y escalerillas todo el barro manchándome los zapatos estoy segura de que ése es el pasadizo subterráneo por donde bajan los monos a África cuando se mueren los barcos allá lejos como astillitas ése era el barco a Malta que pasaba sí el mar y el cielo se podía hacer lo que se quisiera tumbarse allí para siempre él me los acarició por fuera a ellos les gusta hacer eso es la redondez ahí yo estaba apoyada en él con mi sombrero blanco de paja de arroz para que se le quitara lo nuevo mi lado izquierdo de la cara es el mejor mi blusa abierta para su último día una especie de camisa transparente que él llevaba yo le veía el pecho rosa él quiso tocar el mío con el suyo un momento pero yo no le dejé él al principio se quedó muy fastidiado por miedo nunca se sabe tuberculosis o dejarme con un niño embarazada aquella criada vieja Inés me dijo que una sola gota incluso si se te metía dentro probé después con el plátano pero tenía miedo de que se rompiera y se me perdiera por dentro por algún sitio sí porque una vez le sacaron de dentro a una mujer algo que tenía hacía años cubierto de sales de cal todos están locos por meterse ahí de donde salen parece que nunca pueden llegar bastante alto y luego acaban con una así hasta la próxima vez sí porque hay una sensación estupenda ahí todo el tiempo tan tierno cómo lo terminamos sí ah sí yo se lo hice verter en mi pañuelo haciendo como si no estuviera emocionada pero abrí las piernas no le dejé que me tocara dentro de la enagua yo llevaba una falda con abertura por un lado le atormenté de muerte primero haciéndole cosquillas me gustaba excitar a ese perro del hotel rrssst auokuocauoc él cerró los ojos y un pájaro volaba por debajo de nosotros él estaba avergonzado sin embargo me gustaba como esa mañana que le hice ponerse un poco colorado cuando me eché encima de él de ese modo cuando le desabroché y se la saqué y le eché atrás la piel tenía una especie de ojo en medio los hombres son todos botones hasta abajo por en medio puestos al revés Molly guapa me llamaba cómo se llamaba Jack Joe Harry Mulvey era sí me parece teniente era más bien rubio tenía una voz como riendo entonces fui ahí por el comosellame todo era comosellame bigote tenía decía que volvería Señor parece que fue ayer para mí y si estuviera casada me lo habría hecho a mí y yo le prometí sí fielmente que le dejaría entrar ahora volando quizá ha muerto o le han matado o es capitán o almirante hace casi 20 años si yo dijera barranco de los abetos él comprendería si apareciera detrás de mí y me pusiera las manos en los ojos para adivinar quién yo le podría reconocer todavía es joven alrededor de los 40 quizá se ha casado con alguna chica del Blackwater y ha cambiado mucho todos cambian ellos no tienen ni la mitad de carácter que una mujer bien poco sabe ella lo que yo hice con su amado esposo antes de que él ni soñara con ella también a plena luz del día a la vista del mundo entero podría decirse podrían haber hecho un artículo sobre eso en la Chronicle yo estaba luego un poco loca cuando inflé la vieja bolsa donde habían estado las galletas de Benady Bros, y la hice estallar Señor qué explosión todas las perdices y palomas chillando volviendo por el mismo camino por donde vinimos por mitad de la cuesta dando la vuelta al viejo puesto de guardia y el cementerio de los judíos fingiendo que entendía el hebreo encima quise disparar su pistola él dijo que no la tenía él no sabía qué pensar de mí con su gorra de visera que siempre llevaba ladeada por más que yo se la enderezaba H
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Aún tenía la cintura de avispa, pero sus pechos y caderas habían crecido en redondez
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Le aseguré que había que dar tres vueltas por lo menos a toda la redondez del mundo para que uno de nuestros yahoos hembras escogidos pudiese tomar el desayuno o tener una taza en que verterlo
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Pero la redondez de las gotas de lluvia denotan un cambio constante en el ángulo de incidencia entre cero y noventa grados; eso es lo que extiende los diferentes rayos hasta un observador que se encuentre aquí, y que siempre debe estar colocado en un ángulo de entre cuarenta y cuarenta y dos grados respecto de la luz del sol entrante
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No contestó, y siguió devorándola con los ojos, conmocionado por la gracia y firme redondez de su silueta